Se tiene entendido que toda historia tiene un inicio para llegar a un final, haciendo el trayecto lo importante en el trayecto, pero en esta historia el final es el origen de no solo una sino dos historias. Y para eso comenzaremos con un momento previo al clímax de todo.
Al adentrarse en la Ciudad de México, siendo esta la más grande metrópolis del país, se pueden ver una gran variedad de secretos y misterio ocultos.
Y uno de esos secretos está dentro de una habitación de un hotel cualquiera, el cual al ver por la ventana entreabierta, se ve aun pareja acostados en una cama. Mientras una mujer, la cual estaba desnuda cubierta por una sabana, su pareja estaba despierto.
Después de un tiempo el hombre se levantó, comenzó a vestirse y se sentó para escribir una nota la cual dejo en la cómoda que estaba al lado de la chica.
—Lo siento Elisa,- en forma determinada. Mientras abría y se paraba en la ventana –pero tengo que hacerlo- volteando a ver otra vez a la chica que seguía dormida. En ese momento se puso una máscara y salto por la ventana. Para caer cerca en un árbol, saltando entre las ramas para bajar, y caer bien a lado de una jardinera, la cual ocultaba una motocicleta. El saco, se puso el casco de seguridad y la encendió para irse de ahí.
Mientras en la habitación, que tenía la ventana abierta, entro un aire el cual toco a la chica haciendo que ella se despertara.
—Querido ¿podrías cerrar la ventana?- adormilada, mientras se cubría con las sabanas –Eduardo ¿me escuchaste?- aun adormecida, lanzando un manotazo. Pero al sentir la almohada despierta, se voltea rápidamente, y no ve a nadie a su lado.
—Eduardo, no- mentalmente preocupada. Y al momento de levantarse, tira la nota que estaba en la cómoda a lado de la cama y Elisa la ve y la toma y que es una hoja doblada la cual decía.
Para: Elisa.
Y ve que la letra es de Eduardo, la abre y la empieza a leer, al leerlo ella se sorprende y comienza a llorar.
—No por favor- preocupada. Se levanta cubriendo se con la sabana, y va hacia la ventana, y se asoma para ver a su alrededor.
—Por favor Eduardo, Regresa- mentalmente. Mientras se paraba frente a la ventana, cubriéndose con la sabana, con una expresión de tristeza, y en su mejilla recorría una lagrima.
Y en ese momento, en el suelo, la nota que había dejado Eduardo se abría levemente por el aire, y al abrirse por completo se podía ver lo que decía.
Elisa, por la alegría que me diste. Gracias.
Atte. Eduardo
Mientras Eduardo seguía en la motocicleta, a toda velocidad. Después es detenido en un semáforo abrió la visera del casco y metió la nano, solo para limpiar una lagrima que recorría su mejilla. Después de quitársela, dejo ver en sus ojos, una mirada de determinación y decidido a todo. Y unos minutos antes de que el semáforo cambiara de color, se colocó la visera, y cuando encendió la luz verde, rápidamente arranco la motocicleta, sin titubear y sin dudar.
—Elisa, lo siento pero tengo que hacer esto- mentalmente serio. Mientras se adentraba en la jungla de concreto y acero.
Pero todo esto había ocurrido hace cerca
de unas semanas atrás. Siendo esta historia formada por varias historias pero
solo dos bastaran por el momento.
Siendo este el momento perfecto para ocasionar mal al mundo, cubre una ciudad llena de males. La cual en uno de sus callejón una joven mujer, vestida formalmente, es amenazada por tres hombres, de apariencia informal y zarrapastrosa, tenían planeado malas intenciones hacia la señorita. Pero antes de que las llevaran a cabo, la luz de la luna comenzó a iluminar el callejón, y muestra una silueta postrada en la cornisa de uno de los edificios como un animal asechando, y al ver eso los delincuentes, se voltean y una gran sorpresa al ver que en la Terrassa del edificio no ven nada pero al volver a su asunto ven a un hombre, de complexión fuerte y atlético vestido todo de blanco de pies a cabeza, que portaba una máscara de hierro que le cubría el rostro, entre ellos y la mujer lo cual sorprendió a los delincuentes.
—¿Qué rayos?- preguntaba uno de los delincuentes sorprendido -¿De dónde salió este…?- Pero antes de terminar la pregunta, el enmascarado le propina un golpe en el estómago dejando inmóvil, al ver esto otro de los sujetos saca una pistola y al momento de sacarla el enmascarado lo alcanza a ver y le da una patada haciendo que pierda el equilibrio y golpeando se en la pared solo para perder el conocimiento mientras el primero saca un cuchillo, pero antes de levantar la mano con el arma, nuestro misterioso hombre pisa la mano del hombre caído haciendo que suelte el cuchillo y dejando la mano del delincuente incapaz de moverla.
— ¡MALDITO!- dijo el hombre caído – ¡ME LAS VAS A PA…!- pero se ve interrumpido por un toque con los dedos que lo deja inconsciente. Al estar de pie ve a la señorita asustada.
— ¿Está bien madame?- en ese momento le da la mano a la señorita.
—Estoy bien, gracias- mientras se incorporaba la damisela. –Y ¿a quién le debo las gra…?- y en ese momento el enmascarado desapareció, no sin antes, dejarle en la mano de la dama una tarjeta que decía:
El cielo te bendice.
A.B.
La señorita al ver esta tarjeta en su mente se preguntaba quién sería ese misterioso hombre. Pero a lo lejos una persona, que a la vista era una mujer vestida con una gabardina negra y oscura como el cielo nocturno que la cobijaba, y ella veía todo por medio de unos binoculares especiales, los cuales contaban con visión nocturna.
—Al fin te encontré maldito- y mientras lo decía mentalmente y sostenía los binoculares con su mano izquierda. Mientras la diestra a uno de los bolsillos del abrigo y de ahí saco algo parecido a un manos libre de celular, lo cual por su diseño delgado y pequeño no parecía un manos libres inalámbrico conocido por alguna persona o empresa. Y colocándose-lo en su oído derecho lo pone a funcionar.
—Señor objetivo confirmado, existencia confirmada- con un tono de seriedad y firmeza lo decía mientras tenía el aparato tapado con los dedos; índice y medio, al estilo militar americano, y después la mujer se levanta y se queda parada a la orilla del edificio.
—Pero señor… entendido señor- al tiempo que lo decía se acercaba más al borde del edificio –estoy en eso- y al terminar de decirlo saltaba del edificio, pero al acercarse a la orilla del mismo la chica, desapareció de la vista de todo y todos en ese lugar.
Y mientras eso ocurría, a nivel de suelo. La jovencita que era atacada y rescatada por el extraño personaje, sube a un auto estacionado, un auto compacto de color negro debido a la luz de los postes de la calle, a unas cuadras cerca de donde se perpetro el incidente, y adentro del auto había una persona sentada en el lugar del conductor, la cual era una mujer vestida en forma casual, con pantalón medio ajustado y una blusa gris oscuro. Y cuando la jovencita se sentó y cerro la puesta del auto la conductora le extiende la mano, como pidiendo que le diera algo, y la chica al ver el movimiento mete la mano en su bolsa y saca la tarjeta que el extraño le dio.
—Gracias, ¿estás bien?- le pregunta la conductora, al mismo tiempo, le tocaba un golpe que tenía cerca de la cara, y la muchacha le quita la mano y asiente con la cabeza en señal de afirmación.
—Estoy bien, vámonos- en tono de nerviosismo, la chica le dice a la conductora. Mientras la chofer encendía el vehículo.
—Espero que sea todo- decía la chica entre respiros de alivio.
—Sí y pronto- mientras lo decía las luces de la calle iluminan a la conductora, la cual es una hermosa mujer de tés clara y de cabello negro, –se sabrá la verdad-. En ese y con una expresión de seriedad y determinación acelero el auto. Mientras el bólido recorría las calles de la gran selva de concreto y acero.
Al día siguiente, los
primeros rayos de luz del día bañan la ciudad marcando el inicio de un nuevo
día el cual marca el inicio de algo interesante.
Y la primer aparada es una casa de clase alta, con una gran variedad de lujos, en la cual os rayos del sol ilumina una de las varias habitaciones del lugar. Haciendo que una persona se despierte.
—Rayos, Que horas son- adormilado, de entre un conjunto de sabanas sale una mano y toma un reloj que estaba a su lado, en un mueble.
— ¡Maldición!- en forma sorpresiva, un joven, de entre 27y 29 años, salió de la cama corriendo y vistiéndose al mismo tiempo.
— ¡Todos, despierten!- gritando fuertemente. Mientras él salía, cayéndose siempre, y tocaba las puertas de las otras habitaciones.
Ya una vez vestido se levantó y dio media vuelta y vio las puertas abriéndose.
— ¿Pero qué carajos te pasa amigo?- molesto, un joven delgado y alto, llamado Dan-te, salía de su habitación.
— ¿Por qué el escandalo?- Adormecida y molesta. Una chica llamada Janet, saliendo semi-desnuda de la habitación.
—Oye- tranquilo, una voz sonando por la espalda del joven, llamado Eduardo, lo toma por sorpresa.
— ¡Toma! Escandaloso- siendo golpeado, en ese momento, por una chica, llamada Raquel. Haciendo que Eduardo perdiera el equilibrio y cayera al suelo.
—Chicos, arréglense son las siete- tranquila, mientras levantaba a Eduardo del suelo –y tenemos un día bastante ajetreado así que muévanse-
— ¡YA!- en forma enojada. Y al oír eso, todos desaparecieron, rápidamente, dejando a Eduardo y a Raquel solos.
—Vaya,- sorprendido, mientras él se sobaba la mejilla, debido a que el golpe fue a puño cerrado. –Recuérdame no hacerte enojar-
— ¿Ese golpe?- en tono de sarcasmo. –eso fue porque estaba algo molesta, yo enojada mando a alguien al hospital- Después de oír esto Eduardo se preocupado.
—Tranquilo estoy bromeando- riendo, mientras agarra a Eduardo por el hombro. Al ver su reacción Eduardo empezó a reír, algo nervioso. –Pero con respecto al hospital, es verdad- lo decía susurrándole al oído y se retiró.
—oh por dios- asustado mientras la veía bajar las escaleras de la casa.
—Suerte que esta de nuestro lado amigo- en tono leve, se escuchaba la voz de alguien más, aunque Eduardo estaba solo.
—Sí, tenemos suerte M., tenemos suerte- lo decía en su mente mientras caminaba y bajaba las escaleras.
Mientras tanto, y al mismo tiempo, en el departamento de policía de la ciudad, todos los oficiales trabajan sin parar.
— ¡Maldita sea!- con tono de molestia, sale una voz de un cubículo.
En su interior se encuentra a una mujer hermosa, de buen porte con 30 años en su haber, cubriéndose el rostro con sus manos
— ¿Quién eres realmente?- lo dice mientras se quita las manos del rostro.
Mientras en su computadora hay una nota que decía que un hombre misterioso ayudaba a la policía otra vez, al ver esto la mujer se aleja de su computadora y ve un muro con recorte s y notas relacionadas a nuestro en mascarado amigo y todas unidas por un hilo rojo todas conectadas entre sí a una hoja con la silueta de alguien. Y cuando ella se concentraba en su muro, una la interrumpe diciéndole.
—Inspectora Martínez,- es un joven de cerca de 28 años -El inspector Gutiérrez quiere verla-
—Enseguida voy- respondían molesta por la intromisión.
Mientras ella iba a la oficina del inspector general pensaba en algo que tal vez la pu-diera ayudar, llega a la puerta del inspector general, pero antes de tocar para pasar se oye una voz diciendo.
—Entra Edith- la voz era algo gruesa y firme. Después de eso Edith entro mostrando firmeza y serenidad.
— ¿Quería verme señor?- en tono firme disimulado, intentando evitar mostrar su preocupación.
—Si Edith, por favor toma asiento- al momento un hombre mayor no más de 35 años sentado detrás de un escritorio le pide que se siente en la silla que él tiene en frente. En ese momento ella toma asiento y se acomoda en la silla, mientras el inspector general estaba acomodando unos papeles en orden.
—Edith- en tono amigable y amable - ¿te encuentras bien?-
—Claro, señor- en forma tranquila y extrañada -¿Por qué?-
—Por favor, puedes llamarme Marcos- en ese momento, con un tono suave y amable, le toma la mano suavemente. Antes de tomarla, ella la quita y le pregunta a su jefe.
— ¿Por qué me llamo?, la verdad- con un tono de molestia y mostrando en su rostro una expresión serie hace hablar al inspector.
—Directa eso me agrada de ti- al momento él se levanta y se dirige hacia la ventana y le dice.
—Sabes el por qué te llame- en tono molesto y serio.
—Bueno, la verdad no señor, pero si me dice…- en tono formal pero es interrumpida por su jefe que se acerca a ella.
—Es por tu maldita obsesión con el tal A.B., por eso- lo dice golpeado el escritorio con la palma de la mano.
—Ese caso te tiene detenida- lo dice mientras rodea la señorita -y tu rendimiento está disminuyendo todo por estar obsesionada por ese maldito caso- después el inspector general toma asiento y se frota las sienes para tranquilizarse.
—Señor, yo- en tono de preocupación.
—Está suspendida- lo dice más tranquilo mientras sigue frotando se las sienes en forma circular, al ori eso Edith primero se sorprende pero después lo acepta con normalidad.
—De acuerdo señor, ¿por cuento?- ella se levanta lentamente de la silla.
Su jefe al ver que lo tomo con calma pensó que si la suspendía le daría la oportunidad para estar investigando acerca de ese “héroe”, pero creyó que no tendría éxito.
—Tres semanas, sin gocé de sueldo- en forma firme y seria.
Al oír eso Edith asintió la cabeza en señal de afirmación y se dirigió hacia la puerta pero antes de abrirla su jefe la detuvo.
—Pero, te lo advierto- con una expresión de amenaza y tono de ultimátum –si interfieres con asuntos policiacos referentes a “él”, y no solo estarás despedida, serás detenida por ayudar a un delincuente entiendes.
—Perfectamente señor- y lo dice sin voltear a ver a su jefe, y sale de la oficina.
Después el Inspector General toma el teléfono y marca un número que estaba en una hoja de papel vieja.
—Bueno, está fuera del caso- cubriendo el auricular y hablando en voz baja. –No hay de que AB.- y al otro lado de la línea sonaba la voz del Inspector Martínez
Y así este “AB” cuelga el teléfono y siguió su camino sin mirar atrás.
Tiempo más tarde, después del desayuno, el cuarteto se dirigía hacia la cochera de la casa y subieron a un auto, sencillo y simple.
—Muy bien todos a bordo- Eduardo alegre, mientras se adentraba en la cochera oscura.
—Al menos enciende las luces- decía Janet algo intrigada, mientras Dante encendía las luces. Pero cuando las luces estaban encendidas los todos vieron a Eduardo en medio de dos autos interesantes.
Los cuales son un Mazda 3 estándar del 2023 en color verde mate con un motor V6 de 5.6 litros y 3,2 cm2 y el otro era un TOYOTA yaris sport del 2020 con un motor v6 de 4.5 cm2
— ¡Guau! que naves más chi…chidas- Dante sorprendido. Siendo interrumpido por Raquel debido a que ella lo amenazó con una mirada de miedo.
—Bien vámonos ya- Eduardo alegre. Mientras él le lanza unas llaves a Dante para que él se lleve uno de los autos.
—Está bien, yo voy con Eduardo- Janet alegre. Corrió para estar al lado de Eduardo.
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