El viento frío de la noche acarició sus cabellos. Era tarde y lo sabía, no debió de haberse quedado tanto tiempo en la feria, pero había sido tan divertida que no pudo evitarlo. Sus amigos se ofrecieron a llevarla pero ella, siendo tan testaruda como siempre, se negó. El crujido de las ramas, de los arboles que la rodeaban, al caminar la ponían muy nerviosa, tanto que miraba constantemente el follaje que se encontraba a su alrededor, las luces de la feria estaban quedando atrás y en su lugar la única iluminación que tenía era la de la pálida luna llena, que brillaba esa noche con gran intensidad. Debía de caminar varios kilómetros hasta la siguiente parada de autobús y esperar a que el suyo llegara. La parada, por fortuna, no estaba lejos, a tan solo uno o dos kilómetros de distancia, podía llegar sin problemas, pero esa quietud junto al silencio que era brevemente roto por el sonido de los grillos, la alteraban bastante y la ponían un poco paranoica, solo un poco.
Aun era temprano, su reloj de pulsera que era iluminado por una luz verde le indicaba que eran las once de la noche, su último bus partiría a eso de las dos o dos y media de la madrugada, podía llegar. Repentinamente escuchó el sonido de un resoplido que la paralizó por completo, pensando que podía tratarse de su imaginación, la joven Jennifer Farson continuó camino, acelerando un poco más su paso.
“Estúpida feria que se encuentra en las afueras de la ciudad” pensó Farson mientras aceleraba su paso. “Si estuviera en el centro de la ciudad ya me habría ido a tomar algo con mis amigos en lugar de estar en medio de la nada mientras creo escuchar cosas”
El sonido de las ramas crujir se hizo más intenso, tanto que tardó en darse cuenta que ella no producía ese sonido. Volviendo a detenerse, sintiendo cómo su respiración se cortaba y un sudor frío recorría su cuerpo al hacerlo, Farson miró a sus alrededores sin notar nada.
- ¿Ho… hola, hay alguien aquí?- preguntó en voz alta, sacando el gas pimienta de su negro bolso, añadió- estoy a nada de llamar a la policía, te recomiendo que dejes de hacer lo que sea que estás haciendo o de lo contrario…
Un leve resplandor de color amarillo se vio entre los arbustos siendo seguido de un gruñido animal, Farson no tardó en darse cuenta que quien la estaba acechando no le importaba si ella llamaba o no a la policía sino cual sería su próximo bocado si no quería morir de hambre.
- ¡Oh Dios!- susurró aquella muchacha de larga y lisa cabellera castaña, ojos azules y que portaba un abrigo castaño que cubría todo su cuerpo, dejando sus delgadas piernas cubiertas por unas medias grises y un zapato de tacón rojo.
Sintiendo un ataque de pánico, dio vuelta y emprendió la huida mientras el animal que la estaba acechando comenzó a perseguirla dispuesto a no perder su cena.
Aquello parecía una pesadilla antes que un hecho real, Farson llegó a pensar por un momento que eso era lo que estaba pasando, que se había quedado dormida en la rueda de la fortuna o que se había desmayado en la montaña rusa y ahora estaba teniendo esa pesadilla donde un horrible monstruo con forma de Lobo la estaba persiguiendo. La idea de encontrarse dormida en el asiento del coche de uno de sus amigos se desvaneció cuando se tropezó con una rama y cayó al suelo dándose un fuerte golpe. Perdiendo todo razonamiento debido al miedo, Farson solo se resignó a su cruel destino al ver a aquella criatura con cuerpo humano y piel de lobo acercarse a ella, su pelaje blanco plateado relucía con la luz de la luna mientras que los gruñidos de esa cosa parecían emitir risas demoniacas junto a gritos humanos. Cerrando sus ojos, Farson se preparó para lo peor al ver cómo aquel demonio levantaba su garra, cuando oyó un chillido y sintió cómo la sangre bañaba su rostro a pesar de que no sintió ningún tipo de dolor. “Eso fue rápido” pensó Farson abriendo sus ojos solo para encontrarse con aquella cosa sosteniéndose su brazo mientras veía cómo su garra ya no estaba y en su lugar se encontraba una fuente de sangre que no paraba de salir.
Largando aullidos mientras se alejaba de su presa, la bestia se dio vuelta para ver quien había osado atacarlo. Farsón también quiso ver quien era su salvador, esperando encontrar un muchacho apuesto tipo Edward Cullen de Twilight, solo para ver una oscura silueta que sostenía una larga espada de plata que también resplandecía a la luz de la luna.
Largando un rugido de ira, el monstruo intentó atacar a aquella silueta que se quedó quieta esperando a que fuese a atacarla solo para dar un rápido salto a tiempo y caer de espaldas al monstruo, clavándole la espada en el pecho.
Los aullidos de dolor del monstruo fueron cambiando de forma gradual y rápida a un fuerte alarido humano mientras que el Lobo iba convirtiéndose en un hombre. Antes de que le sacaran la espada del pecho, solo pudo murmurar:
- Impo…sible- sintiendo el horrible dolor del filo de esa espada al ser sacada de su carne, aquel Hombre Lobo dio unos pasos hacia adelante antes de caer de cara al suelo y morir
A pesar de estar horrorizada, y de haber visto su autobús pasar cerca e irse, Farson estaba agradecida con su salvador. Levantándose del suelo le dijo:
- Oh gracias, muchas gracias- corriendo a donde se encontraba su héroe, añadió- no sé como agradecerte
La silueta camino hacia ella y finalmente pudo verla, era una hermosa mujer de larga cabellera negra junto a unos ojos castaños, portaba una especie de armadura medieval junto a una larga capa roja. Sus brazos estaban cubiertos por unas muñequeras y una falda roja corta. Sus piernas estaban cubiertas por una armadura junto a unos metalicos zapatos de tacón. Sonriendo le dijo:
- Que tal volviendo a donde estaba la feria y llamando a un taxi- dándole dinero, añadió- por si no te alcanza para el vuelto
Dándose la vuelta mientras guardaba su espada en su vaina, la misteriosa guerrera comenzó a partir cuando Farsen exclamó:
- Espera- la muchacha se detuvo y Farson le preguntó- ¿Cómo te llamas?
Sonriendo, la muchacha se dio vuelta y le contestó:
- Me llamo Red Wolf y soy la Cazadora de Hombres Lobo
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