En el principio, había dos mundos:
Energeia, el mundo de la materia y la energía;
Entelequia, la mente del universo;
Y luego estaba yo.
Un puente entre ambos mundos.
Carne hecha pensamiento,
pensamientos hechos carne.
Infinito atado en un cuerpo.
Un cuerpo atado en la realidad.
La realidad atada al infinito.
Pero más allá de esos límites,
eran más grandes las cadenas que puse en mi corazón.
Esas cadenas eran falsas.
Para ser feliz, solo necesitaba ser yo mismo.
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