“Se dice que el espíritu del viejo conde Biller sigue merodeando su castillo durante las noches de luna llena. Muchos lo han visto vistiendo su antigua armadura de batalla mientras recorre los abandonados pasillos de su ruinoso castillo. Hay quienes aseguran haber oído sus risas maléficas durante las noches y hay muchos que dicen que si te lo encuentras, entonces él no dudará en matarte con su enorme hacha de doble filo.”
Siendo un muchacho de unos quince años de edad, de cabello negro corto con un grueso flequillo cubriendo su frente, de ojos café remarcados por su oscuro delineador y llevando una blusa verde con el símbolo de una calavera en el centro junto a una campera de cuero negro y pantalones vaqueros azules. Crane sentía como el sudo empapaba su frente en aquella fría noche de octubre. Quitándose su pasamontañas de tela negra, Crane se secó el sudor. El sonido del chillido que provocaban los Murciélagos que descansaban boca abajo, en el oscuro techo de aquel gigantesco castillo, puso a Crane más nervioso de lo que ya estaba. Caminando en dirección a donde estaba el pasillo donde se encontraban las armaduras, Crane recordaba lo que le había dicho a sus amigos ese mismo día, más temprano.
“Je, a mí no me preocupa para nada dicho fantasma, si el viejo Biller quiere vérselas conmigo entonces…”sacando una navaja de su bolsillo,finalizó con el típico tono de joven engreído que confunde el valor con arrogancia “Me aseguraré de que sea lo último que haga.” Sin embargo, en aquel oscuro pasillo lleno de enormes armaduras negras y de aspecto aterrador, aquel pseudo valor se veía demasiado lejano, como si fuese un sueño lucido antes que un sentimiento genuino que pudo tener alguna vez. Lo que sentía en ese momento era miedo, vulnerabilidad y un primitivo instinto de supervivencia que nublaba su juicio, gritándole con desesperación que dejara de lado aquella terca actuación y corriera por su vida. Por desgracia su orgullo junto a la idea del que dirían cuando los demás se enteraran, porque se iban a enterar, le obligaba a continuar camino. Él no tenía que pasar la noche en el viejo castillo abandonado, tampoco tenía que hacer una sesión de espiritismo o cazar al fantasma, no. Lo único que Crane tenía que hacer era tomar el hacha que sostenía la oscura armadura del viejo Biller y quitársela para luego ir a donde se encontraban los demás para mostrárselas cómo si de un trofeo se tratara. Una misión simple, tranquila y que no era para nada riesgosa. Y aun así ¿por qué se sentía tan asustado al estar allí? Adentrándose a donde estaba el pasillo de las armaduras, Crane pudo verla. Se encontraba al fondo del pasillo, era enorme, posiblemente de un metro noventa o dos metros, se encontraba parado con los brazos abajo mientras sostenía un hacha que descansaba boca abajo en el suelo. El trayecto era de casi unos nueve o diez pasos pero para Crane era como si caminase un kilometro. La pálida luz de la luna iluminaba aquella enorme armadura cuyo yelmo tenía la forma de un cuervo. Tragando saliva, Crane avanzó de manera lenta hacia su destino. Sentía sus piernas como si fuesen de gelatina y le parecía que de un momento a otro se caería al suelo, posiblemente desvanecido por el cansancio, el miedo o simplemente por una baja de presión.
Baja de presión, aquello era ridículo, si solo tenía quince años ¿Cómo podía un muchacho de quince años tener presión baja? Pero allí estaba, con su cuerpo dormido y dispuesto a caerse al suelo de un momento a otro. Oyendo el retumbar de su corazón, intentó acelerar el paso cuando le pareció oír el sonido de algo caerse a una distancia cercana a donde estaba.
- ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?- preguntó Crane torpemente mientras se daba vuelta para tratar de “Confrontar” al responsable de aquel sonido. Tras un minuto de silencio, dijo en voz alta- debió ser mi imaginación
Se dio vuelta cuando un gato negro saltó en frente de él, mientras largaba un fuerte siseo que lo hizo caer al suelo. Gritando con fuerzas, Crane vio que solo era un condenado gato de pelaje oscuro y ojos verdes que continuaba siseándole mientras se iba hacia otro lado. Largando una risa nerviosa, Crane se relajó y se levantó del suelo, sintiéndose como un tonto por haberse asustado.
- Es solo un gato- se dijo a sí mismo en voz alta- vamos Crane, no te sabía tan asustadizo
Acercándose a la armadura, le dio una pequeña patada a su pierna de metal mientras se mofaba de ella.
- Solo eres un pedazo de hojalata
Tomando su hacha, se dispuso a partir cuando el puño de la armadura repentinamente le sostuvo del brazo con fuerzas y lo atrajo hacia él
- ¡¿Qué?!- exclamó Zack horrorizado al ver a la armadura moverse.
Levantándolo sin problemas, aquella Armadura le quitó con facilidad su hacha y lo lanzó hacia el suelo. Poniéndose en pose de pelea, la Armadura se fue acercando de manera lenta hacia Zack, quien trató de buscar la navaja pero en medio de su desesperación la tiró al suelo.
- ¡Oh dios mío!- gritó Zack al ver como esa enorme armadura se acercaba a él, mientras alzaba su hacha dispuesto a cortarle la cabeza
Cerrando los ojos, sintió cómo sus pantalones se mojaban a causa de su propia orina, Zack se preparó para lo peor. Intentó decir algo antes de que aquella enorme Armadura golpeara su cabeza, pero solo salían fuertes sollozos. Avergonzado, se descubrió a sí mismo llorando y el único consuelo que tenía en ese momento era el saber que nadie, al menos dentro de su grupo, sabría cómo fueron sus últimos momentos. El hacha bajó hacia donde estaba el cuello de Zack cuando, repentinamente, una mano cubierta por un guante negro lo tomó de la campera y lo hizo hacia atrás pudiendo esquivar el golpe. El hacha golpeó el suelo creando un cráter en donde estaba el cuello de Zack quien abrió sus ojos sorprendido solo para ver a una hermosa silueta delante de él.
- ¿Te encuentras bien?- le preguntó aquella silueta cuya voz era femenina
- ¡S…si!- asintió Zack mirándola de forma detenida, llevaba un sensual vestido de color violeta que no tenía mangas y cuya falda era corta. Un cinturón de cuero negro sujetaba su vestido mientras que sus manos portaban unos guantes negros y sus piernas unas largas medias negras. Sus zapatos negros con tacones se movieron colocándose en una pose de defensa. Sosteniendo con fuerza dos espadas, aquella hermosa mujer de larga cabellera roja y ojos azules sonrió mientras le decía
- Muy bien, entonces quédate ahí y deja que yo me haga cargo pequeñito
- ¿Quién… quién eres tú?- le preguntó Zack sorprendido y maravillado
- Una amiga- le contestó la mujer preparándose para el combate
La armadura levantó su hacha, dispuesto a continuar con el ataque, cuando la mujer se movió con rapidez hacia un costado y, de un rápido como certero golpe de su espada derecha, decapitó a la Armadura. Repentinamente una gran cantidad de sangre comenzó a correr por su cuello mientras las metálicas manos de aquella Armadura soltaban el hacha y se acercaban a donde estaba su cabeza faltante. Dando vueltas en círculos, la Armadura cayó al suelo cubriendo el suelo en un enorme charco de sangre.
- ¡¿Pero qué…?!- exclamó Zack cuando la mujer le dijo
- No te relajes todavía pequeño, que esto aun no ha terminado
Repentinamente, las cinco armaduras que se encontraban en el pasillo cobraron vida y sostuvieron sus armas que eran: tres espadas con dos escudos, una lanza y una ballesta. Largando un fantasmagórico grito, las dos armaduras con espada trataron de acabar con la mujer quien pudo detener el ataque con su espada. La armadura con una ballesta le apuntó pero ella pudo evadir el ataque. Recibiendo la armadura con una espada el disparo en el pecho, acabando con él mientras largaba un quejido de dolor. Queriendo atacarla por la espalda, las dos armaduras con espada y escudo largaron una potente embestida, pero, repentinamente, ella dio un salto y, con una gran rapidez en sus movimientos, logró decapitarlos a ambos de un solo golpe. Mientras las dos armaduras caían al suelo, dando espasmos, la armadura con una lanza intentó insertar a la mujer en el pecho con la punta de su arma. Sin embargo ella logró sujetar la lanza y, aprovechando la sangre que había en el suelo, comenzó a patinar con la armadura cómo si estuviesen en una pista de hielo. La Armadura con la ballesta terminó de cargar su arma mientras que la armadura con una espada iba a donde estaba Crane, quien largó un fuerte grito al verlo acercarse. Lanzándole su espada, la mujer apuñaló por la espalda a aquella armadura mientras que lanzaba hacia la pared a su compañero de patinaje. Deslizándose sobre el suelo, la mujer se arrodillo y largó aquella lanza hacia donde estaba su adversario de la ballesta, atravesándolo.
- ¿Saben cuál es el problema con las armaduras muchachos?- les preguntó aquella hermosa mujer con una sonrisa victoriosa, levantando la navaja de Crane. El último “fantasma” que quedaba, intentaba incorporarse sin mucho éxito. Lanzándole la navaja a su yelmo, esta atravesó la pequeña hendidura y se incrustó en el ojo de su enemigo, acabando con él mientras largaba un grito de dolor. Sonriendo, le respondió- que al ser tan pesadas te vuelven demasiado lento. Por eso siempre es bueno llevar ropa ligera al combate, no solo te ayudan a combatir mejor sino que te permiten distraer la atención de tu enemigo
El sonido de las sirenas de los coches de la policía se oía a la distancia, Crane seguía confundido cuando aquella hermosa mujer le ofreció su mano para levantarse. Aceptándola, aquel muchacho le preguntó:
- ¡¿Que carajos pasó aquí?!
- Que tus supuestos fantasmas eran famosos traficantes, eso es lo que ocurrió- le contestó la muchacha quitándole el casco a una de las enormes armaduras mostrando el rostro de un hombre mayor al que la policía perseguía por tráfico de órganos- se escondían en este lugar y conseguían a sus víctimas gracias a las viejas leyendas sobre un fantasma que nunca existió
- ¿Eh?- preguntó Zack sorprendido
- Lo siento muchacho, pero el viejo Biller no está muerto sino en prisión por haber querido hacer lavado de dinero hace unos años atrás. Supongo que leer las noticias si sirve de algo ¿No?- sonriendo, la muchacha le dedicó un guiño mientras su lengua salía sobre el costado derecho de su labio, dándole una imagen divertida
- Debo parecerte un tonto- se lamentó Crane haciendo reír a la muchacha
- Para nada pequeño, solo que la próxima trata de venir preparado de verdad y con un plan por si todo lo demás falla- la mujer se estaba alejando cuando Crane exclamó
- ¡Espera!- dándose vuelta para verlo, Crane le preguntó- ¿Quién eres tú?
- Mi nombre es Erdys- se presentó la mujer colocando su espada sobre su hombro, dedicándole otro guiño añadió- y soy la Cazadora de Monstruos
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