La selva del Amazonas, una de las zonas más inexploradas del mundo. Poseedora de una extensa vegetación que cubre más de mil kilómetros de hectáreas. Su interior es un lugar de leyendas, peligros y grandes misterios que aun aguardan a ser descubiertos. Entre ellos el de la leyenda de Cross, la guerrera del Amazonas.
De origen nativo, Cross era la hija del líder de la tribu de los J’kienda, una tribu pacifica que rara vez empleaba la violencia hasta que un día una incursión de una tribu rival, conocida como los Yurura, aparecieron con intenciones de eliminarlos a todos. La tribu entera fue brutalmente masacrada por los Yurura, quienes no dejaron sobrevivientes con excepción de la pequeña Cross, que pudo huir a tiempo de aquella masacre. Durante su huida se encontró con un padre franciscano que no dudó en adoptarla como si fuese su hija. Enseñándole a labrar la tierra, a cuidar de los enfermos y también a cultivar. A pesar de ser criada con las enseñanzas cristianas sobre la piedad, el perdón y la compasión, la ira interna junto a una fuerza que ella no podía comprender, la llevaron a practicar en secreto las técnicas de ataque y defensa. Usando su ingenio junto a su imaginación, Cross pudo construir una gran cantidad de armas que servirían como defensa por si los Yurura osaban retornar y quitarle lo único que le quedaba. Como era de esperar, el padre de Cross descubrió lo que ocurría, pero lejos de molestarse, comprendió que el odio de su hija ante lo ocurrido abrumaba su corazón y le pidió que si iba a convertirse en una guerrera, entonces que fuese por los motivos correctos en lugar de la venganza. Que fuese por la señal de la cruz antes que por el odio hacia los enemigos. Cross asintió y le prometió que solo se defendería por la justicia antes que por la venganza. Una noche, los Yurura regresaron y al ver la iglesia franciscana, Decidieron atacarla y quemarla hasta los cimientos.
Cross se encontraba fuera en ese momento, pero al ver el humo, supo que ellos habían regresado. Sosteniendo su lanza, Cross se lanzó al rescate de su padre, solo para descubrir que ya había llegado tarde y al ver su hogar en llamas junto a su padre muerto, se sintió frustrada. Pero no era momento para lamentarse, pintándose una cruz con la sangre de su padre en el rostro y tomando las armas fue tras los Yurura a quienes se encontraban cerca.
Por medio de su ingenio logró matarlos uno por uno, de maneras tan despiadadas como también crueles que los hizo temer por su vida hasta que solo quedó uno al que encerró en un agujero y lo prendió fuego. Oyendo sus gritos, Cross sonrió y fue tras la aldea Yurura a la cual diezmó en una noche pudiendo acabar con la amenaza de aquellos monstruos de una vez por todas. Una vez acabada aquella masacre en donde el hombre que mató a su padre le pidió piedad antes de que ella le abriera el vientre para sustraerles las tripas y ahorcarlo con ellas. Cross juró sobre la tumba de su padre que pelearía por los inocentes y nunca dejaría que lo que le ocurrió volviese a pasar, nunca más.
Perdiéndose en la selva, el final de esta historia sería el inicio de Cross, la guerrera del Amazonas y donde nuestra historia comenzaría.
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