PRÓLOGO
Quiero contarte una historia, una historia de amor tan bella como un baile en un salón. Tan bella como ese amor a primera vista; cuando se cruzan las miradas. Tanto como cuando él se acerca a pedir una pieza de baile y ella le corresponde. Contaré una historia de amor igual que un baile: un baile en un elegantioso salón, en algún jardín o, tal vez, por los pasillos de un gran palacio a media noche.
Contaré una historia que te hará soñar igual que lo hace un baile, un baile a mitad de la noche. Un baile en el que solo están los dos a la luz de la Luna. Un baile en el que, aunque ambos estén en un ruidoso salón lleno de gente, ellos crean que solo están ellos dos y nadie más.
Será igual que un baile, mágico, de otro mundo; uno de esos que te hace desaparecer y ser inexistente. Será uno en el que solo son ellos dos y la música. Tal vez, la Luna los acompaña dando una tenue luz, observando como ambos bailan al compás de la música proveniente de algún salón o de aquella que solo existe en la mente de ambos; solo ellos la escuchan en el gran silencio.
Aquel baile, en donde solo basta un acercamiento, un instante. Sólo se necesita una mirada para que ambos decidan hacerse compañía durante esa pieza musical o, quizá, durante otras más. Es justo como un encuentro sacado de algún cuento, parece tan dulce, tan perfecto, tan bello, tan.... Mágico.
Es una historia que te hará sentir el primer baile de aquel gran salón; esa historia que te hará sentir ese primer encuentro en aquella historia en el gran salón. Esta te hará sentir ese baile en compañía de la Luna. Aquel baile en compañía de la noche y la oscuridad. También como ese último baile, en donde ambos se separan al final de la canción anhelando uno nuevo para volverse a encontrar.
Mi gran amor, si tan sólo pudieras leer esto. Si tan sólo pudieras escuchar mis ruegos ¡Si tan sólo alguien escuchara mis gritos en este silencio muerto que me acompaña! Oh amor mío, no sabes cuanto tiempo llevo esperando.
Todavía recuerdo con claridad nuestro baile. Recuerdo con claridad tu sonrisa al decir “¿bailarías conmigo?”. Recuerdo cada gesto, cada palabra, cada sentimiento, cada nota, cada... Lo recuerdo todo, absolutamente todo sin saltarme nada. Recuerdo desde el principio, desde aquel cruce de miradas hasta el último, el último baile.
Ese último baile lo recuerdo con fervor. Recuerdo con viveza nuestro último baile, cada detalle. Recuerdo todo hasta el momento en el que la música dejó de sonar. Sigue grabado ese momento en donde solté tu mano y nos separamos.
Oh amor mío, si supieras… Recuerdo con anhelo aquel baile. Ese baile a media luna lo recuerdo tanto, tanto, que mi corazón lo guarda como un tesoro. Si supieras, si tan sólo supieras que aún cuento los días desde aquel baile a media Luna. Si supieras que aún espero; aún sigo esperando el momento en el que volvamos a encontrarnos. Sigo anhelando el momento en el que volvamos a tomarnos la mano para bailar y para revivir ese baile a media Luna.
[Palabras escritas por Amira Hippler en la última página de su diario.]
Comments (1)
See all