-Sí, así es, como dijo...ehm, Joel. Me llamo Ana, mucho gusto chicos-
-Lo dices como si no nos hubieras visto nunca, sabemos que tú eres la chica que nos espió hace un tiempo, cuando llegaste desde el maizal. Te hemos estado buscando, ah por cierto. El celular que dejaste ese día…-Joel interrumpió a su hermano, besándolo en la boca. Me quedé boquiabierta, creo que eso le gustó pues lo vi sonreir, aunque no se notara tanto porque estaba besando a su hermano. Dejó de hacerlo, y comenzó a hablar:
-Julián, hermanito, no necesitas recordarle ese día, sabes que estaba muy asustada. –Y viendo hacia mí dijo: -Recuerdo muy bien tu carita de susto cuando te diste cuenta de que te descubrimos espiándonos, fue un momento demasiado tierno. Pero es cierto, comenzamos a buscarte inmediatamente, y tu celular fue de gran ayuda, aunque no creo que podamos devolvértelo, ya es nuestro –Finalizó con una sonrisa malévola en su cara, mientras sostenía mi viejo celular.
-¡No, por favor! Necesito que me devuelvan mi antiguo celular, ahí tengo cosas que escribí hace tiempo, ¡es muy importante!
-Si con importante, te refieres a lo que escribiste en tu pequeño diario, no te preocupes, ya lo leímos y no necesitas fantasear más, ni soñar más, ni esperar por tu príncipe azul nunca más. Es que sólo míranos, somos dos. ¿Qué más puedes pedir? Jajaja –Joel rio por un buen rato, mientras yo, me puse roja al saber que habían leído todo lo que llevaba escrito en el diario de mi antiguo celular. Pero, pensé en relajarme, tal vez ellos dos eran lo que había estado soñando todo este tiempo, o quizás, eran más que eso. Pensar en esto, me dio un poco de miedo, sobre todo porque mis manos estaban esposadas, con algo que yo les vendí, es más, todavía no me lo pagaban. Así que decidí tranquilizarme, no ganaba nada con estar enojada, o tener miedo. Si ellos hubieran querido, ya estaría atada a la cama y me estarían violando ahora mismo, pero en vez de eso, estábamos hablando de mi diario, de cómo yo los había espiado, y actuaban de manera muy normal, preferí tranquilizarme y esperar a ver qué sucedería después.
Después de que Joel terminó de reírse de mí y mis fantasías adolescente, Julián lo tomó bruscamente por el cuello y comenzó a besarlo apasionadamente. Eso me sorprendió mucho, y me interesó. Ellos siguieron besándose, al parecer, se habían olvidado de mí, y ahí estaba yo, viéndolos de nuevo, pero sentada en su cama, con las manos esposadas. Era un escenario, que ni siquiera en mis sueños más extraños me había llegado a imaginar.
Aun así, ellos, frente a mí siguieron besándose, cada vez con más intensidad, era algo difícil de creer. De repente, comenzaron a quitarse uno a uno, sus chamarras de cuero y su suéter. Después de un momento, se quedaron quietos y luego voltearon a verme, comenzaron a caminar hacia donde yo estaba.
-Lo siento, querida. Vas a tener que aguantarnos una vez más, jeje. El sexo es mejor cuando tiendes dónde apoyarte- Joel me dijo esto, mientras se sentaba a un lado de mí y empezaba a quitarse la playera. Por dios, ¡qué músculos!, quedaban tan bien con su tez bronceada por el calor del campo. Julián siguió besándolo en la boca, después prosiguió por su cuello, lentamente, hasta comenzar a besarlo en su pecho y pezones, los cuales empezó a lamer, poco a poco, primero el izquierdo y luego, al lamer el derecho, volteó a verme y sonrió. Sentí el rubor correr por mis mejillas, y tal vez por todo mi cuerpo. Era algo tan difícil de creer, pero tan hermoso a la vista.
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