Miércoles, 13 de agosto
15:10 h
Nada más entrar en el recibidor, dejó las llaves de casa en un platillo que tenía sobre el zapatero, junto a la puerta, y se hizo a un lado para dejar entrar a los otros dos.
El viaje había transcurrido casi completamente en silencio, menos algún momento en el que Kiba intentaba sacar tema de conversación hablando sobre los animales de la veterinaria o del juego que había reservado. Pero por el espejo retrovisor había estado viendo cómo el moreno miraba de forma ausente por la ventanilla, e incluso le había visto cabecear una vez. Así que, mayormente, reinó el silencio.
Y ahora sentía un revoltijo de emociones por dentro: no sabía si alegrarse de tenerle de nuevo ahí en su casa, o preocuparse por la mala cara que tenía…
Pero al menos estaba algo más tranquilo. Empezaba a dar por hecho que realmente había estado exagerando y que Sasuke no parecía estar molesto con él. Si no, no habría querido ir con ellos de propia voluntad... ¿No?
Tras quitarse las zapatillas, las roció con un spray quita olores y las metió en su sitio, dentro del mueble, y le dejó al moreno sus pantuflas. Tendría que comprar otro par, sólo por si acaso. Si conseguía hacerse su amigo, y volvía alguna otra vez…
- Aquí está la habitación -le guió hasta el final del pasillo-.
A pesar de todo, y aunque luchara en contra de ello, sentía un hormigueo recorrerle el estómago. Y el sólo hecho de que fuese a estar en su cuarto ya hacía que le subiera el calorcillo a las mejillas.
"Amigos, Naruto…".
Disimuladamente, y de camino hacia la ventana, echó un vistazo rápido por encima de la cama para cerciorarse de que no se había dejado nada de ropa encima por la mañana, bajó la persiana y cerró la ventana.
- Voy a poner el aire acondicionado ahora pero tardará un rato en llegar el fresco aquí… -rio nervioso por lo bajo-. Pero mejor que la flama de la calle.
- Unn…
Se le quedó observando durante un instante mientras tomaba asiento en la cama. Verdaderamente parecía agotado.
- Bueno… -comenzó a decir saliendo del cuarto-. Si tienes hambre luego, sólo dilo.
- Unn… -asintió levemente-.
En cuanto quedó fuera del campo de visión del otro, aceleró el paso para ir hasta la cocina y cerrar la puerta. E iba a hacer lo mismo con el ventanal del balcón para encender el aire acondicionado, pero Kiba se le había adelantado y ya estaba con el portátil encendido, sentado en el sofá.
- ¿Qué? ¿Ya está descansando tu bello durmiente? -rio socarrón por lo bajo-.
- ¡Shhh! A ver si te va a escuchar -murmuró acercándose hasta él-. Y no te burles -frunció el ceño molesto-, parece echo mierda.
- Ya me he dado cuenta.
Naruto se dejó caer sentado junto a su amigo, reposando las manos sobre el vientre tras acomodarse. Quería parecer calmado pero realmente, por dentro, los nervios se lo iban a comer: a pesar de que Sasuke estaba de nuevo en su casa, seguía escuchando una vocecita en el fondo de su mente repitiéndole una y otra vez que el moreno estaba molesto; que tal vez había aceptado a ir con ellos por conveniencia, por el motivo que fuera, y que sí había hecho algo para cabrearle.
- Pero, ¿qué le pasa? -le sacó de sus pensamientos Kiba-. Si se puede saber…
- Anemia crónica.
- Hmmm…
Ambos se quedaron en silencio. El castaño no apartó la mirada de la pantalla, buscando algo en internet, y Naruto aprovechó el momento para intentar serenarse. Estaba empezando de nuevo a sacar las cosas de quicio.
- Entonces, ¿quieres que te de mi opinión?
- No.
Kiba dejó salir un suspiro de resignación, y se recostó en el sofá después de darle al play a un vídeo. Naruto no había prestado atención a qué era lo que había buscado, pero debía ser algún animé. Reconocía la web aún viéndola de reojo.
- Pues deja de comportarte como un estreñido, en serio.
- ¿Qué quieres decir con eso? -se giró lentamente a mirarle-.
Si no fuera porque el moreno estaba en la habitación, del otro lado de la pared, hubiera saltado a decirle de todo por ese comentario.
- Que te relajes, tío. No se a él, pero a mí me estás poniendo tenso sólo de verte.
Naruto cogió aire y abrió la boca para contestarle, pero inmediatamente la volvió a cerrar.
¿Le ponía tenso?
- Lo que me mola de ti, Naruto, es que transmites ese aura de buen rollo. Pero ahora lo único que me transmites es tensión, tío, y si lo que quieres es ayudarle, así no lo vas a conseguir.
De nuevo volvió a centrarse en la pantalla de su ordenador, aunque no veía nada realmente. ¿Tan nervioso estaba? ¿Y si realmente hacía sentir igual al moreno? ¿Era tan contagioso su estado de ánimo…?
Se terminó de recostar en el sofá, sujetándose la cabeza en la mano, reconociendo ahora el personaje protagonista de la serie y decidió concentrarse en los dibujos durante ese capítulo… Aunque tendría que darle unos cuantos pensamientos a lo que le dijo su amigo.
Miércoles, 13 de agosto
18:30 h
Naruto y Kiba estaban tirados en el sofá viendo vídeos de animales en youtube en el portátil, intentando reprimir las ganas de reír a carcajada limpia. La forma en la que 'hablaban' algunos perros era simplemente hilarante.
- ¡Noooo! -hubo de taparse la boca el rubio para tragarse la risa-. ¿¡Le ha dicho 'fuck you'!?
- ¡Siii!
Trataban de no armar mucho escándalo, dentro de lo posible, para no despertar al moreno. Naruto había dejado las puertas abiertas para que llegara el fresco del aire acondicionado hasta la habitación, por lo que no podían levantar mucho la voz.
La tarde terminó por pasar bastante rápido, no sin antes haberse pasado un buen rato dándole vueltas a lo que le dijo Kiba, pero había conseguido distraerse finalmente.
En el fondo, sabía que su amigo tenía razón: necesitaba desconectar de sus comeduras de cabeza y volver a ser él mismo: inconscientemente se había estado tensando cada vez más, por unas cosas u otras.
Necesitaba relajarse.
Sin darse cuenta se había estado comportando de una manera que distaba mucho de su forma de ser habitual. Pero aún así… ¿Tanto se le notaba? ¿Tanto afectaba a la gente de su alrededor...? Si así era, necesitaba ponerle remedio: a él no le gustaría nada que sin razón aparente, Sasuke dejara de ser como era con él; no le gustaría encontrarse con una persona diferente a la que había conocido.
Y si hasta ahora había estado ayudando al moreno a olvidarse de sus problemas, como parecía ser el caso, debía mantenerse fiel a sí mismo si quería llegar a ser su amigo.
- ¡Espera, espera! -dio un brinco el rubio, tecleando en el buscador-. ¡Yo he visto uno de gatos que te partes el culo!
- ¿¡Qué dices!? -quiso quitarle las manos del teclado para ponerse a tipear él-. ¡No, no, no! Espera que te enseño uno de un husky que lo rompe. Se llama Mishka y mola un w-
- Oe, dobe…
Ambos se quedaron en congelados en el acto, sin poder apartar la vista de la pantalla, al escuchar la voz de Sasuke resonar en el salón. Aunque, lentamente, Naruto se giró para mirar hacia la puerta con el ceño un tanto fruncido: estaba a punto, a puntito, de dejar que su linda boquita le mandara a tomar por culo por ese ridículo mote que le había puesto… hasta que le vio la cara.
- Tengo hambre… -dijo en un murmullo-.
Habría estado durmiendo durante horas, pero aún así se le notaba agotado. Y algo avergonzado también parecía por la forma en la que se llevó la mano al cuello, mirándole fijamente.
Con un suspiro se tragó las maldiciones que estaba por decir en voz alta y se levantó para encaminarse a la cocina. No sabía por qué, pero era incapaz de enfadarse con él, dijera lo que le dijera.
- ¿Dobe…? -se rio burlón por lo bajo Kiba-.
- Cierra el pico -murmuró malhumorado-.
Sabía con certeza que, desde ese momento, tendría que aguantar las burlas de su amigo más adelante. Ya podía visualizarlo partiéndose el culo de risa a su costa en cuanto Sasuke no estuviera presente. Era así de capullo a veces.
- Tengo algo de sushi -informó al moreno, echando un vistazo dentro del frigorífico-. Sopa de miso instantánea... Me queda un poco de curry. Puedo hacerte tamagoyaki* -se giró a mirarle, esperando una respuesta-, ¿o quieres una ensalada?
- Hmmm...
Ambos se quedaron mirándose directamente a los ojos durantes unos segundos, hasta que Sasuke desvió la mirada, ocultando la cara tras su flequillo. Parecía realmente abochornado.
- Una ensalada… -murmuró-.
- ¿Sólo?
- Unn… -asintió levemente. Si no fuera porque Naruto no le quitaba los ojos de encima, ni le habría escuchado-. Y…
"¿Y…?", aguzó el oído. En serio que cada vez le sorprendía más lo tímido que llegaba a ser en territorio ajeno.
- Curry…
"Vale...".
Enseguida se puso manos a la obra. El curry simplemente tenía que calentarlo un poco, así que lo dejó en una cazuela en el fuego mientras se ponía con la ensalada.
"Y ya que estoy…".
Aprovechó para ir preparando ya su cena. Echó un vistazo al reloj de pared que tenía en la cocina. No faltaba mucho para la hora de cenar*, así que decidió preparar de más.
- ¡Kiba! ¡Si te vas a quedar a cenar ve a comprar al combini! -alzó la voz para que le escuchara-. ¡O pide algo para llevar!
- ¡Vale!
No es que no quisiera cocinar para su amigo también. Pero sabía de sobra que no le hacían mucha gracia las ensaladas… Y tampoco tenía mucho que ofrecerle. Debería de haber ido a comprar esa tarde, pero al ver lo cansado que parecía Sasuke mientras iban en el coche no quiso tardar en llegar a casa.
- Naruto... -le llamó el moreno-. Si es molestia no tenías q-
- ¿¡Eh!? -se quedó congelado un instante-. ¡No, no, no! Es que a él no le gustan las ensaladas y ese tipo de cosas -rio nervioso-. Aprovecha siempre que viene aquí para comer porquerías, su madre le tiene a dieta…
- Hhmm…
El rubio siguió con su faena en silencio, distrayéndose pensando con qué más podía acompañar las algas y el arroz. De vez en cuando miraba de reojo al otro. Parecía completamente sumido en sus pensamientos, medio recostado en la silla, y con las manos entrelazadas entre las piernas.
"Se va a quedar dormido otra vez…", rio medio burlón en sus adentros.
- ¿Qué estás haciendo? -entró en la cocina Kiba a husmear-. ¿Estás cocinando y no haces nada para mí?
Naruto puso los ojos en blanco y siguió cortando la zanahoria que tenía en la tablilla, a pesar de que el puñetero se acercó para utilizarle de reposabrazos mientras miraba lo que hacía por encima del hombro.
- ¡Argh! Tío, empiezas a parecerte a mi madre.
- Nadie ha dicho que te vaya a dar, capullo -se sacudió para quitárselo de encima-.
- Bah… Hey, Sasuke, ¿no quieres tomar nada?
Como Pedro por su casa, el castaño se fue hasta la nevera a echar un vistazo. Naruto le ignoró por completo y siguió a lo suyo, aunque no podía evitar estar pendiente del moreno. Aquel no contestó. Simplemente siguió con la mirada a Kiba, aunque parecía no haberle escuchado.
- ¿Cerveza sin alcohol, en serio?
"Cállate la boca…", sintió que le subían los calores a la cara.
- Te estás volviendo un calzonazos, Naruto -rio entredientes-.
- ¡Cierra el pico, mamón!
Y más abochornado que se sintió al reírse el otro más abiertamente, y al notar por el rabillo del ojo que Sasuke le estaba mirando.
Y es que… Siempre que había comprado cerveza, la compraba normal. Kiba lo sabía perfectamente. Igual que sabía perfectamente que su amigo se había dado cuenta de que la 'sin alcohol' la había comprado exclusivamente para el chico que estaba ahí presente con ellos. Pero claro, eso no podía decirlo ahora. Por lo que intentó concentrar todos sus pensamientos en terminar la ensalada.
- ¿Quieres una? -alzó una lata para que la viera el moreno-.
- Unn…
Sin más, Kiba le tendió la cerveza, cogió un refresco para él y regresó al salón como quien no quiere la cosa.
Y de nuevo el silencio.
Aunque esta vez no era de esos incómodos, a pesar del bochorno de hacía un momento. Era hasta casi relajante estar dando vueltas por la cocina, con el castaño riendo de fondo en el salón con lo que fuera que estuviera viendo, y Sasuke ahí sentado tranquilamente.
- Ah, ¿has empezado algún libro?
- Un poco por encima -contestó tras un breve silencio-, he estado pintando.
- ¿Sí? -se giró a mirarle-. ¡Ya me lo enseñarás cuando termines! -le sonrió-.
- Unn… -sonrió también levemente-.
Por momentos se sentía más animado. A cada segundo que pasaba, sentía que había sido una tontería pensar que se había enfadado con él. Sino, no estaría ahí. Eso seguro. Y se le veía más relajado que cuando vino a su casa unos días atrás.
Entre los dos, y mientras Kiba salió para comprarse su cena, recogieron lo que había sobre la mesa del salón y colocaron los cubiertos. Era un poco más pronto de lo que acostumbraba a cenar, pero igualmente no podía dejar que hoy se le hiciera demasiado tarde. Y así, de paso, el moreno no comía solo.
Comments (3)
See all