Iván tragó saliva y relamió sus labios antes de reducir aún más la distancia. Tenía que recordar que esto no era uno de sus sueños confusos. Definitivamente era real.
Bruno no retrocedió.
Cuando los labios de Iván rozaron los suyos en un contacto apenas perceptible, un golpe seco en la puerta los hizo separarse de golpe. La realidad los azotó con brutalidad.
—Bruno, ¿estás ahí? —la voz de Garam se filtró a través de la madera.
Iván respiró hondo, cerrando los ojos un instante antes de apartarse por completo. Bruno se mordió el labio y desvió la mirada, sintiendo su pulso martillear en los oídos.
Nada más pasó. Pero ambos supieron que algo había cambiado de aquí en más.
Comments (0)
See all