Jasper
—Dime que esto es una broma —le susurro a mi hermana.
Hannah suspira mientras acomoda unos documentos en su escritorio.
—No lo es —dice tranquila. Maldita sea, ¿cómo se atrevió a ocultarme esta información? —Él trabaja aquí y vas a verlo todos los días, aprende a vivir con eso.
Lo último suena a advertencia. Me paso una mano por la cara como si ya no fuera suficiente tortura que me hayan transferido aquí, ahora tengo que lidiar con él. Es absurdo. Pero no puedo perder el rumbo si quiero irme pronto de aquí.
Tuve que mudarme temporalmente en un departamento de Bertram. Por las molestias decidió darme alojamiento gratis. Esa acción por parte de mi jefe me hace pensar que realmente están desesperados.
Asumo que no solo me enviaron a mí por mi buen desempeño en el trabajo.
Nadie, absolutamente nadie quiere trabajar para Hans.
—Por cierto… —dice Hannah con una sonrisita—. No le digas nada a Yun, pero él ya sabe que estás aquí.
Me congelo y abro mis ojos como platos.
—¿Cómo que ya sabe?
—Él es el secretario del señor Hans, fue quien me dijo que serías transferido.
Es decir, que ese día en el restaurante lo supo y no dijo nada al respecto. Miro a mi alrededor, como si pudiera aparecer de la nada solo para burlarse de mí y como si lo hubiera invocado, ahí está.
Camina por el pasillo con su perfecta postura y su sonrisita de siempre. Finge que no me ve, claro. Mierda. Espero que pase de largo, que me ignore, pero en el último segundo, se detiene a mi lado.
Sus feromonas acarician mi cuerpo, a comparación de nuestros dos encuentros anteriores aquí lo puedo sentir mejor, y en lo que me detengo a tratar de definir a que huele él me dice con su tono más educado.
—Jasper, que sorpresa verte por aquí.
Aprieto los dientes y le sonrío con exagerada amabilidad.
—Yun, ¡vaya sorpresa verte a ti también!
—Oh, ¿no te habían dicho? Soy tu superior aquí —me mira con esa amabilidad fingida, pero en sus ojos puedo ver su orgullo brillar. Él se cruza de brazos y me mira de arriba a bajo como si me escaneara.
—Ah, sí. Me lo dijeron pero que extraño, pensé que después de casarte gozarías de una vida de lujo y comodidades sin tener que mover ni un dedo.
Veo el brillo divertido en sus ojos, le encanta que lo mencione. Quiero romper esa seguridad con la que habla y se mueve. El siente que ganara porque estamos en su terreno.
—¿Casarme? Solo estoy comprometido —dice, soltando una risa ligera.
Levanto una ceja y miro el anillo que ayer me enseñó. Brilla más que todo mi salario junto. Apuesto a que ni ahorrando un año completo me podría permitir comprar un ejemplar como ese.
—¿Solo? ¿Y qué tal es?
—Perfecto —dice, y me enseña la sonrisa más radiante. Él tranquilamente podría trabajar como modelo en esta empresa.
No sé por qué, pero la manera en que asegura que su compromiso es el mejor, me molesta y mucho.
—Seguro que es un matrimonio arreglado, ¿quién se casa en estos tiempos si no fuera por eso?
Él inclina la cabeza y frunce sus labios como si lo estuviera considerando.
—Y si así fuera, ¿qué? Algunos solo soñamos con estabilidad.
Alza su mano sacudiendo su dedo índice. Sé que no se refiere a la estabilidad romántica, el habla de la financiera. Seguro solo le importa el dinero de su alfa. Vaya. Una sonrisa llena de incredulidad se dibuja en mi rostro, Yun no puede ser más patético.
—Suena aburrido.
—Un mujeriego como tú no lo entendería. Pobre.
Algo en su voz me dice que lo dice a propósito, ese “pobre” sonó en doble sentido. Esta recalcando mi estatus y sé que quiere ver como reacciono, pero no me voy a rendir. No me va a espantar con una excusa tan vaga. ¿A quién le importa realmente que este comprometido? Apuesto que si lo seduzco poco le importara su alfa.
—No me interesa ese estilo de vida tan mediocre —digo intentando no sonar afectado. Hannah debe estar riéndose desde su escritorio—. Tengo cosas más importantes que hacer.
—Cierto. Necesito que revises esto, cariño —dice aquello con una dulzura que me hace suspirar. No voy a caer en su interminable juego de tira y afloja, no frente a Hannah.
Me entrega tres carpetas bastantes gruesas. Sabe que, aunque soy nuevo aquí soy un empleado con mucha experiencia. No espere que Hans sea leve conmigo, pero me llama la atención que sea Yun quien se pone sobre sus hombros este proyecto.
Él me regala una última sonrisa y antes de perderse en el pasillo, me lanza una mirada por encima del hombro. Me mira como si fuera un simple plebeyo y lo está disfrutando. Yun no va a pasar por alto nuestros rangos.
Yun
Jasper reacciono justo de la manera que yo espere desde el momento en que supe que trabajaría aquí. Es gracioso tener al secretario de Bertram bajo mi mando y lo mejor de todo, es que ni siquiera puede protestar porque el acepto las condiciones que yo mismo escribí en su contrato temporal:
1- Deberá seguir las órdenes del secretario principal, el Sr. Jung.
2- Completará horas extras.
3- No puede cuestionar al Sr. Warner ni a su secretario principal.
Él no es estúpido, sabe que es una buena oportunidad trabajar para Hans si busca progresar en este mundo. Es un alfa detestable, pero todos salen bien parados gracias al prestigio que le da su apellido.
Le molesta descubrir que soy el Sr. Jung, pero parece darle más importancia a matrimonio arreglado. ¿Acaso es estúpido? Si llega a saber quién es mi prometido, apuesto a que se descompensará en plena oficina.
Veo la forma en que aprieta la mandíbula y me llena de un sentimiento tan satisfactorio que no lo puedo poner en palabras. Es más excitante que cuando Hans intenta seducirme con sus sucias feromonas en la cama.
Mis respuestas le irritan más que cualquier provocación directa. Entonces me alejo, disfrutando la sensación de su mirada siguiéndome.
Reconozco que hoy me tardé más tiempo en escoger el traje con el que vine a la oficina. Y valió totalmente la pena elegir uno similar al que use a la fiesta, porque no despega sus ojos de mi zona trasera.
Justo antes de girar la esquina, lo miro por encima del hombro y lo veo todavía de pie con las carpetas entre sus brazos con los labios apretados y el ceño fruncido. No disimula ni un poco que no puede dejar de verme.
Es perfecto, lo tengo justo donde quiero.
⋆ ˚。⋆୨୧˚ ˚୨୧⋆。˚ ⋆
El sonido de la cafetera me avisa que alguien más está aquí. Al inicio no le doy importancia, realmente estoy demasiado agotado como para que me importe. Desde que nos encargaron este enorme proyecto no puedo descansar como una persona normal. Hans no me tiene consideración ni porque sea su futuro esposo.
El siempre resalta que soy su mejor empleado. ¡Y claro que sí! Si limpio todos sus platos rotos y lo sigo posicionando en el mejor puesto. Solo pone la cara, la sonrisa, el dinero y su posición.
El olor a café invade mis fosas nasales y no puedo estar más disgustado. Odio el café barato de la oficina, pero no tengo tiempo de ir a comprar uno fuera del edificio. Necesito continuar cuanto antes, el estrés va a matarme.
Pero entonces algo me saca de mi eje, y es esa intensa mirada que me estremece. Giro la cabeza y, por supuesto, ahí está Jasper. ¿Quién más se atrevería a mirar a su superior como si fuera agua en el desierto?
Pongo mi mejor cara de indiferencia y voy por una botella de agua. De verdad deseo tomar el café más puro y fuerte de todos, pero me niego a darle pie a que me moleste cuando el sueño me pone de un humor de perros.
Ojalá salir de aquí antes de que empiece a molestarme, pero es mucho pedir considerando que hablamos del mismísimo Jasper.
—Así que, ¿cómo va la relación perfecta?
No respondo de inmediato, no entiendo a qué va su pregunta. Supongo que mi cara descolocada le dio luz verde a insistir más.
—Se quién es Hans Warner.
Lo miro en silencio queriendo encontrar el mensaje oculto en sus palabras.
—Quien diría que es el prometido de nuestro hermoso secretario Jung —dice burlón con una sonrisa que me dan ganas de hacer desaparecer de un puñetazo.
—Jasper —gruño e inevitablemente me acerco a él para poner mis manos sobre su bocota—. Está bien —digo al final y suspiro—. Nadie en la oficina a excepción de Hannah…
Quito mis manos de sus labios cuando comienza a besar mi piel.
Estúpido.
—No, no, no fue Hannah, príncipe —se adelanta.
Lo miro con sospecha y el suspira. Veo que muerde sus labios y mira hacia un costado considerando lo que está a punto de decirme.
—Solo hable un poco con mi jefe —alzo una ceja, dudo que le haya preguntado a Hans—. Por supuesto que hablo de Bertram.
—Podías haberme preguntado a mí —suspiro.
—¿Sí? ¿Realmente ibas a decirme?
Levanto la vista, tiene razón. No le habría dado esa información como si nada.
—No entiendo porque un casanova como tu necesita saber con quién esta emparejado su superior.
Jasper sonríe, esto le está divirtiendo más a el que a mí.
—¿Me estás diciendo casanova? solo soy alguien con confianza en sí mismo.
No puedo evitar suspirar del cansancio.
—No sé por qué pierdes tu tiempo conmigo —admito en voz alta.
—Eres hermoso —dice sin titubear.
La intensidad de sus ojos azules hace que mis mejillas se enciendan, pero me niego a mover los músculos de mi rostro.
—Hannah me dijo que solo andas con mujeres.
—Tonterías, no la escuches.
Evito sonreír, pero se nota que hago fuerza para que mis labios no se curven.
—Eres todo un caso.
Y ahí está. La chispa en sus ojos.
—Pero te gusta y apuesto a que tu alfa no te divierte ni un poco. Si yo fuera el, no te mantendría escondido como un simple secretario.
—No seas imbécil, no hay comparación.
—Eso es cierto, porque yo soy mejor.
Lo miro con aburrimiento fingido. No puedo entender de dónde saca tanta confianza para decir que es mejor que un alfa como Hans Warner.
—Por supuesto que sí —pongo los ojos en blanco.
—Más sexy también.
—Debatible.
Cuando se ríe justo como ahora se ve encantador. Sin dudas es un omega que impone. Como sea, no voy a darle el gusto.
—¿Debatible? Vamos, sé que piensas que soy atractivo.
Él me clava la mirada y yo no dudo en sostenerla. Jasper no deja de caer en mi juego, y a mí me gusta ganar.
—¿Qué te hace pensar eso? —digo, escupiendo una risa burlona.
Él se inclina un poco hacia mí, sé que también está disfrutando demasiado esto.
—Porque te encanta jugar conmigo y no puedes ignorarme, aunque lo intentes.
No me muestro afectado, soy bueno en fingir desinterés. No le voy a dar el gusto de sentirse ganador pero su feromona intensa casi me hace suspirar. Jasper no la suelta a propósito, pero el rastro en su ropa es suficiente para hacer picar mi nariz.
—No te doy tanta importancia, Jasper. ¿Sabes? Personas como yo, realmente vienen a trabajar.
Él sonríe incrédulo. No me cree ni un poco.
—Mientes.
Me encojo de hombros restándole importancia a su acusación. Su cabello se ve ordenado. Muy diferente a las dos veces que nos vimos casualmente. Es alto y atractivo, me da un poco de envidia.
—Si tú lo dices.
Me enderezo y camino hacia la salida. No hay razón para seguir perdiendo el tiempo, pero antes de irme, me detengo solo un segundo. No lo miro cuando digo:
—Mi prometido es el que me importa. No pierdas tu tiempo.
Y me voy sin esperar respuesta. Sé que el sigue con su sonrisa arrogante, aunque estoy cien por ciento seguro que lo que más siente es frustración por no tener control sobre mí. Se tiene mucha fe siendo un omega dominante.
Jasper
Si el infierno tiene un olor, tiene que ser el que Yun deja cuando pasa a mi lado. Dulce, limpio, con una nota sutil a rosas, entre floral y fresco. El huele a aromatizante de ropa limpia. Probablemente si me escucha decir eso se sentirá ofendido. Pero lo gracioso es que ese maldito aromatizante andante me tiene mareado desde hace días con sus feromonas.
Hace que no deje de pensar en él. De alguna forma siento que me volverá loco. No puedo definir si lo hace a propósito, ¿acaso le gusta que todos en la oficina deseáramos hincar nuestros dientes en su cuello? Aunque pensándolo bien, la mayoría son como mi hermana, betas.
—¿Jasper?
Parpadeo varias veces cuando me doy cuenta de que estoy mirando fijamente la puerta por donde el acaba de salir. Miro a mi hermana que me observa con una sonrisita burlona. Se lo que está pensando.
—¿Qué?
Hannah cruza los brazos y su sonrisa se amplía aún más en su rostro. Ella no puede sentir el aroma de Yun, pero nada se le escapa. Aun si no sabe que su superior me viene seduciendo día tras día con sus feromonas, sabe que no puedo dejar de mirarlo.
—Te ves como un perro esperando a que su amo le de atención.
Su comentario me hace fruncir el ceño. Me molesta que ella este aquí como testigo de mis deseos. Quiero que deje de leer cada movimiento que hago, pero al parecer no dejo de ser su diversión desde que llegue aquí.
No debí contarle lo que paso en la fiesta de Hans. Es que claro, mi hermana no se aguantó a preguntarme que fue lo que paso con Yun después de ver la tensión entre nosotros. No sé por qué no le pregunto a su amiguito, supongo que debe tener sus razones para interrogarme a mí.
Casi se ahoga cuando le dije que me confundí a su queridísimo amigo con una mujer. Me pregunto si él no me golpeo y se sorprendió por mi respuesta. Eso me hace pensar que realmente él tiene un pésimo carácter que oculta en ese hermoso y fino rostro.
—Hannah —suspiro peinando mi cabello hacia atrás.
—Es en serio —se ríe—. Si sigues inhalando como un depredador alguien más se va a dar cuenta.
—No estoy inhalando nada.
Comments (0)
See all