Jasper
El estrés está a punto de acabar conmigo, de repente todas las palabras de Bertram pasaron por mis oídos sin sonido. Estoy descolocado, parece una especie de castigo, un mal chiste. Sé que es una buena oportunidad para mí, no lo voy a negar, pero no espere que llegara ni siquiera lo estaba deseando.
—Jasper —dijo, penetrando mi cuerpo con sus ojos negros. Él no es un tipo paciente, así que suspiro y asiento resignado a mi destino.
—Está bien, no me molesta ser transferido a la sucursal de Berlín —miento con descaro.
—Vamos, quita esa cara larga. Trabajar temporalmente para Hans te será útil en tu currículo —me alienta.
—Señor Bertram.
—Solo intenta ser un buen chico —me advierte —. No será difícil trabajar con él mientras no quieras llevarte a la cama a sus modelos y actrices más preciadas.
—¡Oh, vamos! —ruedo los ojos frustrado, como si esto no pudiera sonar peor.
—Te conozco, mocoso.
Una llamada le llega antes de que pudiera replicar y dimos por terminada la conversación.
⋆ ˚。⋆୨୧˚ ˚୨୧⋆。˚ ⋆
Estoy guardando algunas de mis pertenencias importantes, no necesito llevarme todo, ya que volveré al cabo de uno o dos meses, o al menos eso quiero creer. Bertram me aseguró que será breve.
La realidad, es que en Berlín están trabajando la temporada de invierno, y están tan colapsados que pidieron refuerzos de otras sedes. Escuché que el secretario de Hans no duerme más de dos horas diarias y mantiene el orden solo, siendo que esa es la sede más grande de Alemania.
Bertram y Hans son socios, pero no pueden ser más diferentes. No digo que mi jefe sea el mejor, pero no es un alfa insípido como Hans. Muchos rumores sobre él llegaron a mi como bombas desde que empecé a trabajar en Hamburgo.
Mi hermana no habla maravillas de su jefe, pero tampoco lo critica. Sin embargo, hay viejos empleados de él trabajando con nosotros, como Noah, que era muy dócil y miedoso cuando llegó a Hamburgo.
¿Por qué? Porque ese hombre disfruta de torturar laboralmente a sus empleados y el pobre de Noah quedo tan traumado que creyó que el señor Bertram sería igual de desalmado.
A los minutos mi teléfono suena. Al ver que es Hannah, no pude evitar sonreír, amo a mi hermana con todo mi corazón.
—Hola querida —dije con ternura.
No importa si ella es la mayor, desde que tengo memoria soy su fiel protector. Es la beta más dulce que conozco y nunca permito que se metan con ella.
—¡Me enteré que trabajaremos juntos! —dijo con entusiasmo.
Me dio algo de pena, yo no comparto el mismo sentimiento de felicidad.
—Que rápido te enteraste...
—Tengo mis contactos, chiquito. Por cierto, llamaba para decirte que hoy saldré con un amigo, podrías sumarte y tomar unas copas ahora que seremos compañeros.
—¿Amigo?
No sé por qué pienso en él. Olvidé hablar de eso con Hannah.
⋆ ˚。⋆୨୧˚ ˚୨୧⋆。˚ ⋆
No me molesta salir en grupo, pero cuando mi hermana insiste en que me sume a su salida con su adorable amigo, el panorama cambia. No esperé volverlo a ver después de esa noche y no me disgusta alegrar mis ojos con su belleza, pero por alguna razón, hoy ha decidido ser un encanto.
¿Será porque está Hannah? Ahora que lo pienso, ¿Qué tan amigos son?
Siempre la ignoro cuando me habla de hombres, sobre todo si son omegas. Ahora que los veo juntos logro comprender porqué él estaba tan seguro esa noche. Él me conoce más de lo que yo a él.
Yun y Hannah se conocieron en la universidad. Yo también estudie ahí, pero supongo que estaba demasiado ocupado saliendo con mujeres como para notar a la hermosura que la acompañaba. Claro, cuando ella estaba terminando su carrera, yo apenas comenzaba la mía.
Ahora que lo pienso, si ellos fueron compañeros, él debe tener al menos cuatro años más que yo. ¿Veintiocho? ¿Veintinueve? Pero recuerdo que ella haya mencionado que su queridísimo amigo extranjero era omega. Supongo que, al ser recesivo, se manifestó tarde.
—Jasper, ¿quieres un poco de soju? —pregunta con una sonrisa radiante, acercando la botella con una dulzura que no me mostro en nuestro primer encuentro.
Lo miro con sospecha. Ya terminamos de comer, así que puedo permitirme unas copas. Tal vez llame a un conductor asignado más tarde.
—¿Desde cuándo eres tan amable conmigo?
Parpadea, fingiendo inocencia. No puedo creer lo buen actor que es.
—¿De qué hablas? Yo siempre soy así.
Miente con una naturalidad que casi me impresiona. El ambiente se siente tan natural para él. No pensé que vendríamos a un restaurante coreano en Berlín. Casi no acepto la salida por la distancia, pero Hannah insistió tanto a que termine viajando esas dos horas para encontrarnos.
Supongo que valió la pena.
Mi hermana nos mira con diversión desde el otro lado de la mesa, pero no dice nada. Está claro que disfruta vernos en este tira y afloja. No estoy seguro si le contó lo qué pasó en esa fiesta, pero no es ninguna tonta.
Resisto la tentación de seguir cuestionándolo y tomo un sorbo del soju que él sirvió para mi sin romper el contacto visual.
—Si esto es un veneno lento espero que valga la pena.
Yun se ríe suavemente, pero cuando lo miro de cerca, veo algo nuevo en sus ojos. Algo que no sé interpretar todavía. Sin embargo, el maldito no me deja espacio para pensar. Apenas un par de minutos después, se aleja de mí como si fuera la peste negra.
Al parecer esos hombres que acaban de entrar son conocidos de él. Me irrita pensar lo fácil que es para él ignorar mi presencia. El restaurante se convirtió en una especie de disco, pasan música actual y algunas personas bailan en una pista improvisada, y otros, como Yun, socializan.
No me regaló ni una mirada, ni una palabra. Intento hablarle un par de veces, hacer algún comentario casual, pero cada intento es evadido con una naturalidad que me saca de quicio.
Es oficial: me está jodiendo apropósito. Sonrío para mí mismo mirándolo desde la distancia.
Está bien. Si quiere jugar así, juguemos.
Me acerco de nuevo, esta vez reduciendo la distancia más de lo necesario. Nadie puede decir nada, muchos están pegados bailando, pero el alfa con quién habla no me mira con gracia.
—No me ignores, Yun. No te queda bien.
Él voltea lentamente, con una expresión serena, como si apenas notara mi presencia.
—¿Decías algo? —le hizo una señal al alfa con quién reía y el intruso nos deja finalmente a solas.
—Sí —me inclino apenas, bajando la voz—. Que sigas actuando así solo hace que quiera llamar más tu atención.
Yun ladea la cabeza, como si realmente estuviera considerando mis palabras. No puedo evitar morder mis labios. Sus feromonas suaves pican mi nariz. Por no decir que mis pantalones también.
Es la primera vez que huelo a un omega tan delicioso. Él sabe que en mi mente me lo devoro, pero sigue con su rostro sereno, impasible, como si no le afectara el roce de mi aroma. Como si no supiera lo que está haciendo.
—Mmm... no creo que sea buena idea.
—¿Por qué? ¿Porque te gusta demasiado?
—No, porque mi prometido podría malinterpretarlo.
Me congelo solo un segundo. En un parpadeo elimino mis feromonas como si me importara su compromiso, pero entonces él lo nota y sonríe sin descaro. Quiero pensar que me está engañando, esa noche me dijo que no tenía novio ni novia.
Él sabe lo que pasa por mi cabeza y antes de que pudiera decir algo me responde:
—No te mentí, solo omití información. No creí que fueras tan ciego, debería decirle a Hannah que busque un buen oculista para su hermanito —se burla y alza su mano derecha enseñando el anillo más costoso que jamás vi en la vida.
Mentira, si vi joyas como esas, solo que en vitrinas.
Mordí el interior de mi mejilla, estoy tan frustrado que dejo que se vaya a hablar con aquel alfa que lo llama a la distancia. Vaya detalle, ¿verdad?
Me devuelvo a la mesa donde mi hermana descansa, y destapo otra botella de soju. Estoy listo para beber sin un vaso, pero la risa de Hannah me devuelve en sí.
—¿Qué demonios haces? —se burla, y acerca un vaso para que le sirva. Con solo verla a los ojos entiendo que me quiere acompañar.
—¿Yun tiene prometido? —repito, todavía procesando la información.
Hannah me mira con una mezcla de burla y cansancio. Bebe en silencio antes de responder.
—No me digas que recién te enteras.
Me cruzo de brazos fingiendo desinterés, no puedo evitar fruncir el ceño. Hannah vuelve a adornar mis oídos con su risa, sé que piensa que me veo como un niño haciendo berrinche.
—¿Por qué? ¿debería importarme?
—No sé, hermano. Tal vez porque te la pasaste toda la noche siguiéndolo con la mirada como un cachorro desesperado.
No puedo creer que ella de verdad se haya dado cuenta, aunque pensándolo bien, no hice nada para ocultar mi interés por él.
—No hice eso.
—Claro que sí. Te puedo asegurar que todo el resto ve como le mueves la cola a Yun.
Miro de reojo al susodicho que sigue conversando con ese hombre completamente ajeno a nuestra conversación. O más bien, pretendiendo estarlo.
Me paso una mano por el cabello, estoy molesto conmigo mismo ¿Desde cuándo dejo que alguien me saque tanto de mi centro? Habiendo tantas mujeres hermosas bailando, se me llena el pecho de impotencia darme cuenta que no dejo de pensar que Yun es más hermoso que cualquier mujer que esta en este lugar.
Hannah apoya un codo en la mesa y me observa con una sonrisa satisfecha.
—¿Sabes? no me sorprendería que él ya supiera que te gusta y solo esté jugando contigo.
Mi mandíbula se tensa. No lo dejaré ganar, menos frente a mi hermana.
—No me gusta.
—Ajá.
Hannah nunca me cree nada. Supongo que sigo siendo un libro abierto ante sus ojos ¿Qué más puedo esperar de mi hermana mayor?
La miro fijamente. La curiosidad me pica con intensidad y no me puedo resistir a preguntar.
—¿Quién es su prometido?
—Un alfa.
Pongo los ojos en blanco. Ella también está jugando conmigo o tal vez está ebria.
—Eso ya lo sé.
—Uno importante. Con dinero, prestigio, el paquete completo. Si quieres saber más pregúntale a Yun, a mí no me corresponde.
Algo en mi pecho se aprieta un poco, pero lo ignoro.
—Suena aburrido —digo desinteresado.
—Para ti, tal vez. Para Yun, no lo sé.
Mi mirada vuelve a él. No entiendo por qué, pero me molesta la idea de que esté comprometido con alguien así.
No porque me importe, claro. Solo no me gusta perder. Y menos contra alguien que juega mejor que yo.
Yun
Sé que Jasper está hablando de mí, no hace falta mirarlo para saberlo. Puedo sentir su mirada, su incomodidad y su frustración. Es casi palpable. Hannah también lo sabe, por eso disfruta tanto molestarlo.
—¿Quién es su prometido? —escucho que pregunta con un tono que intenta sonar indiferente, pero no engaña a nadie. Trato de aguantar la risa. No entiendo por qué se obsesionó tanto conmigo.
Dejo pasar un momento antes de decidirme a intervenir. Me giro hacia ellos con mi mejor sonrisa educada después de dejar a Catriel con sus amigos, un viejo compañero de salidas de cuando era universitario.
—Hablando de mí a mis espaldas, qué lindo.
Jasper me mira con algo entre fastidio y sospecha. Hannah, en cambio, solo sonríe ampliamente. Lo supe cuando ella me ofreció sumar a su hermano: iba a ser una buena idea. No sabe que nos encontramos en la fiesta que organizó Hans; al final, olvidé contarle lo travieso que es su hermanito conmigo. Pero supongo que ya no es necesario darle detalles, porque Jasper es transparente como el agua.
—Estábamos diciendo lo afortunado que es tu prometido.
Levanto una ceja y miro al rubio, disfrutando de lo tenso que se ve.
—Oh, ¿en serio? Qué atento de tu parte, Jasper —suelto con dulzura fingida.
—No he dicho nada —gruñe inmediatamente.
—Pero lo estabas pensando.
No me responde, y eso me fascina. En sus ojos noto que está algo tomado. Me acerco un poco y me inclino hacia él. A Hannah no le importará si juego con su hermano; después de todo, sabe que se lo merece por lo terrible casanova que es.
—¿Quieres conocerlo? Tal vez así dejes de mirarme como si todavía tuvieras una oportunidad.
Lo veo endurecer la mandíbula, y no podría estar más satisfecho. Hannah escupe el soju que bebía de la risa y le da una palmadita en el hombro a su hermano.
—Te dije que no tenías chances.
Intento alejarme, pero antes de que pueda siquiera considerarlo, él toma mi muñeca como aquella vez. Sé que no responderá más, su suspiro me lo advierte, y observo cómo sacude su cabello rubio con su mano, demostrando que está frustrado.
—Iré a pagar la cuenta, esta vez invito yo.
Saber que Jasper me sigue con la mirada mientras me pierdo entre la multitud solo hace la noche más entretenida. Lo que más gracia me da es que él no sabe que nos veremos más seguido. No me malinterpreten, no tengo muchas ganas de trabajar con él, siento que quizás podría ser peligroso. Pero esa adrenalina me genera un cosquilleo agradable que me hace desear más.
¿Cómo puedo explicarlo?
He estado ocupado viviendo una vida aburrida, tan aburrida que un estímulo como Jasper me hace perderme de mi camino. No, no me gusta él. Pero es un tipo interesante con quien jugar. Un omega dominante. Es tan extraño.
No entiendo por qué no busca un alfa bien posicionado. Sin dudas, cualquier dominante querría sus genes en su descendencia. Como ya dije antes, no tengo muchas referencias de omegas dominantes, pero sé que son únicos y tan poderosos como los alfas dominantes.
Comments (0)
See all