—Mierda, marica, debes tener cuidado —Iván estaba aterrado, casi se le paró el corazón cuando vio que el castaño estaba a punto de darse el peor golpe de su vida. Además de que, si se lastimaba, los malos rumores correrían de inmediato.
—¿Qué? —volvió a abrir sus ojos con temor, y ni bien chocó con la mirada de Iván, volvió a bajar su vista recordando que el otro estaba completamente desnudo y el igual.
—¿Qué tanto estas mirando? —se burló. —Maricon.
—Uh, sueltamente ya —se sacudió para zafar del agarre. —Solo estaba confirmando lo pequeña que la tienes —escupió Bruno entre molesto y apenado, intentando no mirar ni un cabello de Iván para poder huir de allí con la poca dignidad que le quedaba.
Iván quedó boquiabierto con el comentario.
“¿¡Como que pequeña!?”, pensó. No podía creerlo.
—Este mocoso necesita lentes… —balbuceó mientras lo veía irse, ojeándole la zona trasera sin ningún tipo de remordimiento.
Bruno no podía creer lo que había visto, y no dejó de pensar en ello incluso estando en su habitación. “No solo es alto, sino que también tiene un monstruo entre sus piernas. ¿Por qué, carajos, Garam terminó con él?”, pensó y miro fijamente el techo como si este fuera a darle una respuesta. Bruno no sabía cómo lo vería al día siguiente después de haberle visto esa cosa. Iván realmente era guapo por donde lo mirase, y en verdad, una parte de él anhelaba tocarlo.
Ahora tenía otra razón para odiarlo. Sabía que era mejor así, tener sentimientos negativos hacia Iván lo ayudaba a mantener los pies sobre la tierra y no crear falsas esperanzas.
Por otro lado, Iván tampoco estuvo tranquilo. Él nunca estaba tranquilo cuando se trataba de Bruno. No entendía por qué estaba tan obsesionado cuando siempre había sido un chico bastante tranquilo, pero el castaño lograba sacar lo peor de él.
Esa noche fue una tortura…
Estaba acostado intentando conciliar el sueño, pero algo no lo estaba dejando dormir. Sentía cómo unas manos bajaban su ropa interior, y unos besos sobre su intimidad llamaron su atención. Su miembro dolía de lo excitado que estaba, y cuando levantó las sábanas pudo ver la imagen más erótica y dulce que jamás había visto en su vida.
Bruno lamió su bulto como si fuera el dulce más delicioso del mundo, e Iván suspiró levantando su pelvis para rozar su erección en esas lindas mejillas.
Pero todo no era más que un sucio sueño, y entre suspiros Iván se despertó gimiendo el nombre de quien se suponía que era su enemigo.
—Bruno…
Haber despertado de aquella forma no fue de su agrado. Descubrir que había mojado su ropa interior por un sueño donde el castaño era el protagonista lo perturbó. Hace bastante rato había notado que tal vez él no era tan heterosexual como decía, pero odiaba pensarlo. No iba a dejarse llevar. No iba a permitir que esto avanzara.
Sin embargo, si dejo que otro lado de él avanzara lo que el cobarde de Iván no se atrevía a hacer.
Comments (0)
See all