Pero lo que no sabía era que a mi yo impulsivo le parecería una grandiosa idea usar esa carta el viernes por la tarde luego de un estúpido arranque de celos. Recordemos que Brandon era mi crush y que yo desde el día cero me encargue de que mis sentimientos hacia él no disparen más de lo debido entonces...

¡No entiendo porque me tuve que poner celoso por algo tan pelotudo cuando su vida no debía de importarme en lo más mínimo!

Claro, como siempre cuando trabajamos juntos y a él le toca estar en caja vienen todas esas pendejas hormonales a hacerle el baile del apareamiento. Yo estaba loquísimo de la rabia porque como nunca parecían restregarse encima de él cada vez que tenían oportunidad y él no hacía nada. Pero seguro que si yo, siendo un hombre, me insinuaba de ese modo me mandaría a cagar.

Pero como decía... En un momento me fui al piso de arriba a limpiar las mesas tal cual él me había ordenado y cuando regresé a la planta baja él estaba tontamente siendo arrastrado por una chica quien sin vergüenza alguna le estaba comiendo la boca delante de todos los clientes.

¿Acaso no tenía sentido de ubicación? ¡Perra asquerosa!

Bajé ciego por la ira, a nada de ir y agarrarla de los pelos, pero me paralicé por completo cuando al separarse del beso Brandon le sonrió con esas mejillas ruborizadas, y ella le decía "cariño, nos vemos mañana en la universidad".

¿Él tenía una novia? ¿Qué se suponía que era eso?

Cuando llegó la hora del cierre mientras trapeaba el piso y él hacía unas cuentas en la caja finalmente lo solté como si nada, el veneno que me corría por la sangre, aproveché que estábamos a solas.

—Che, Brandon... ¿sabes? La próxima semana tengo una cita a ciegas con un chico. No lo conozco, pero me dijeron que siempre viene acá a verme... ¿sabes algo de eso?

"Espero que Sofía aún tenga el número de ese chico, porque sin dudas saldré con él y nuestra reunión será acá, en Blue Moon". Mi yo celoso pensó eso mientras recordaba el beso descarado que Brandon compartió con aquella horrible zorra de pelo crocante.