Desde que tuvimos ese pequeño acercamiento no tuve el valor de volver a quedar a solas con él, y aunque lo estuve observando no había dejado de pensar que quizás era peligroso conocerlo a profundidad en estos momentos.
Sabía que dije que necesitaba un amigo con carácter como yo, pero aun no era apropiado o más bien no estaba listo para comenzar de nuevo.
Actué arisco con él y de todos modos no dejaba de buscar tener esos momentos que tanto quería evitar. Me ponía nervioso porque, aunque él creía que no era obvio, era demasiado evidente que buscaba quedarse a solas conmigo otra vez. Quizás exageré mucho al alejarme de ese modo, pero él no sabía lo lastimado que estaba mi corazón, o tal vez Juliana se lo había dicho en alguna ocasión, después de todo eran grandes amigos.
No sabía si pensar que Brandon era masoquista o demasiado persistente, porque mientras más le enseñaba mis garras más buscaba acercarse a mí a como dé lugar.
¿Cómo me daba cuenta de eso? Bueno, ya se volvió parte de mi rutina rechazar sus intentos de conversación.
—Santi... —lo mire con mala cara, no quería ser duro con él, pero me costaba ser más dulce.
—¿Si? —respondí desinteresado.
—¿Irás a almorzar solo? —preguntó con ojitos de cachorro y si me dio pena ser tan agrio, pero él me gustaba, digo me asustaba.
—Claro. —Vi su mirada de decepción a mi respuesta, y quería ser más fuerte a mi postura, pero creía que después de todo no podía seguir empujando las decisiones del destino. —pero si te toca salir también podemos comer juntos. —titubeé por lo bajo casi inaudible, y para mi desgracia Brandon tenía un gran oído.
De hecho, cuando volví a mirarlo rogando que él ya no tuviera esa mirada triste me sorprendí, y me sonroje por lo adorable que podía verse aquel hombre de 1.85 de altura. Parecía un cachorro grande moviéndole la cola a su dueño porque así tan pronto lo "invité", ya estaba detrás mío siguiéndome hasta una de las mesas del piso de arriba donde planeaba almorzar en solitario.
Sofía nos trajo nuestros almuerzos, sabía que comía siempre lo mismo sea cual sea la jornada que me tocara: huevos revueltos con pan tostado y jugo de naranja natural. Lo bueno que tenía Blue Moon era que en la hora de descanso podías comer lo que quieras que esté en el menú, y ahí había muchos postres riquísimos, sin embargo, dejé lo dulce atrás hacia muchísimo tiempo y mi dieta se volvía más salada, más triste...
—Hay mucho silencio ¿no? —dijo él cortando el buen ambiente.
—Eh... si, si, es verdad... —susurré continuando con mi almuerzo un poco perdido en mis pensamientos disfrutando de ese exquisito silencio. Pero al parecer Brandon no tenía intenciones de dejarme gozar unos minutos más de silencio absoluto.
—¿Sabes? A veces pienso que quizás debería rendirme con Blue Moon.
—¿Mh? ¿Por qué? —cuestioné sin mucho interés jugando con el sorbete de mi jugo.
—Bueno... No es mi sueño ser el dueño de una cafetería el resto de mi vida. Es algo que no pude elegir y me lo impuso mi mamá sin preguntarme. Mi hermana también podría poner de su parte, come gracias al negocio que mantengo yo y también de mi mamá... pero ella es una planta que yo debo cuidar como si fuera mi responsabilidad. —no esperaba que Brandon me cuente algo tan personal, y no tuve corazón para seguir ignorándolo, aunque realmente no deseaba hacerlo, le di la atención que necesitaba levantando mi mirada para buscar sus ojos. Él se veía disgustado, como si algo lo estuviera molestando en ese momento. —Perdona que te cuente esto, es que mientras comías me llegaron mensajes de mi hermana pidiéndome plata, y otros mensajes de mi mamá diciéndome que no sea forro con mi "hermanita" que de chiquita no tiene nada.
—Mmh... es complicado, ¿por qué tu hermana no busca un trabajo o no te ayuda?
—Porque es más fácil ser rebelde y mantenida.
—Sé que es tu familia y no podés darle la espalda. —me sentí increíblemente hipócrita diciendo esas palabras. —Pero deberías ponerles un límite a las dos. Después de todo ellas te dejaron acá solo a tu suerte manejando un negocio en el que comen todos, pero no ponen de su parte.
—Mi papá soñaba con dejarnos esto a nosotros... pero ese era su sueño, no el mío.
—Y él...—murmuré con temor imaginando su respuesta.
—Sí, bueno... y por eso mismo no tengo la valentía de abandonar los sueños de mi papá, pero no es justo que yo sea el único que esté haciendo el sacrificio. Mi mamá soñaba con dar clases en una buena universidad en el extranjero y mi hermana soñaba con tener una banda británica, y ambas están allá en busca de sus sueños y metas. ¿Y qué hay de mí? ¿Por qué tengo quedarme estancado acá cargando con una responsabilidad que no pedí? —de algún modo podía entender su frustración, él quería volar y su familia le robó las alas, ellas estaban cumpliendo sus sueños y el costo ha sido robar los de Brandon
—¿Sabes qué? Mejor dame eso... —le arrebaté su teléfono de manera impulsiva, como siempre, y lo miré fijamente sintiendo ese fuego crecer en mi pecho. —Vamos a escribirles eso que te cuesta decir, en algún momento de tu vida tenes que aprender a tomar riesgos y a negarte a lo que no queres. Si no lo haces ahora ¿Cuándo será? —él me miró sorprendido, pero se dejó influir por mí fácilmente, y ambos le escribimos un mensaje a su mamá y a su hermana diciéndoles en pocas palabras que, si Brandon era importante para ellas, vendrían a Argentina a darle una mano con el negocio familiar, y que si tanto les costaba sacrificar sus tiempos por él que entonces se la rebusquen solas en Londres.
También incité a Brandon a bloquear temporalmente los mensajes de su familia, ya que descubrí que él era increíblemente vulnerable y si recibía una llamada de ellas iba a dar su brazo a torcer de inmediato.
—Yo te voy a apoyar y sé que tenes amigos acá o familia que te ama, nunca estarás solo ¿sí? Si volves a tener un problema así, me buscas y yo les doy una paliza por vos.
Era gracioso decir eso cuando en contextura física Brandon podría dar los mejores puñetazos de la tierra, pero en cuanto a personalidad yo era una fiera a su lado, mientras que él era tan solo un cachorro grande que necesita ser cuidado con amor.
No podía creer cómo bastó tan solo un instante para involucrarme con él de la manera que yo tanto estaba evitando, pero es que no me equivocaba, él necesitaba que alguien le ilumine el camino para aprender a volar alto. Solo esperaba que cuando esté arriba en los cielos con sus alas bien desplegadas no se olvidara de mí como todos.
—Te ves como un gatito chiquito. —confesó él entre risas cuando le estaba devolviendo su teléfono a lo que lo mire como si fuera a arrancarle la cabeza.
—¿Que...
—Sos chiquito y muy adorable, pero arisco como gato y muy independiente, si alguien que no conoces se te acerca rápidamente arañas y... eso te hace ver tierno más cuando te enojas, como un gatito.
—Chau, olvídate, si estás en problemas no penses en buscarme... —me quejé levantándome tan rápido como pude para huir de ahí, no estaba enojado, pero estaba tan avergonzado que podía sentir calor hasta en mis orejas.
Tal vez dijo algo "ofensivo" pero mi corazón estúpido latió de más cuando lo mencionó estando tan cerca de mi rostro. No sé porque sentí esta extraña conexión con él y me daba miedo averiguarlo.
Con el correr de los días, como si hubiera dejado caer una de las tantas barreras que tanto tiempo me costó construir, comenzamos a compartir más descansos juntos y tuvimos más conversaciones como la de esa vez.
Ahora sabía que la hermana menor de Brandon se llamaba Nahir, era inestable e intolerable, realmente admiraba la paciencia que tiene con su familia, que a pesar de estar lejos siempre lo estuvieron exprimiendo a la distancia. Pero no podía juzgar para nada su actuar, porque a la familia a pesar de las diferencias se "le ama".
Ellas se estaban portando mal con él de manera consciente o no. Sabia también que la madre de Brandon lo dio todo por sacarlos adelante y ahora era quien es gracias a la crianza de esa mujer. No pensaba que sean buenas, pero tampoco eran tan malas.
Quizás necesitaban que alguien les quite las vendas de los ojos para que vean el daño que están provocando, sin embargo, Brandon tampoco mostraba rechazo a las decisiones de ellas y nunca fue capaz de decirles que no. En fin, él tenía una vida complicada pero dentro del caos llevaba una rutina tranquila, después de todo, todos cargamos con nuestros propios problemas. ¿Verdad?
No voy a negar que intente volver a ser quien era, indiferente, tanto con él como con mis compañeros de trabajo. Pero poco a poco no solo me fui abriendo con Brandon, sino que también comencé a compartir más tiempo con Sofía y Nicolás, ambos trabajaban para Brandon desde hace ya unos buenos años, y no parecían ser malas personas. Lo que sí, me comentaban que Brandon no era muy bueno para hacer amigos, siempre elegía a las personas equivocadas y terminaba lastimado como en una ruptura romántica.
Muchos lo habían usado por su bondad, algunos se acercaban por plata y otros para ganar popularidad ya que Brandon era uno de los mejores estudiantes de su clase. Mucha envidia corría a su alrededor, y comencé a sentir rabia al ver que él no se daba cuenta que no todos le tomaban la mano para enseñarle las rosas, sino que algunos tenían más intenciones de clavarle las espinas.
—Mh... me encanta esa canción. —escuché lo que Brandon le decía a Sofía.
Ellos no vieron que ya había llegado y estaban limpiando las mesas, faltaba poco para que la cafetería volviera a abrir al público para el turno de la tarde. En Blue Moon, los días de semana se cierra desde las dos de la tarde hasta las cuatro, los sábados está abierto de corrido y los domingos se cierra.
—¿Ya la habías escuchado antes? —preguntó ella curiosa, y también me sentí intrigado. No sé porque los estaba escuchando a escondidas si no estaban haciendo nada malo.
—Sí, una vez escuche a Santi cantarla mientras limpiaba. —no pude oír lo que ella le susurró, pero me sorprendió ver la expresión avergonzada de Brandon a lo lejos.
Traté de poner atención a la música que sonaba, y sin dudas era Cavetown, acaso... ¿Esa era "Lemon boy"?
Fui en silencio al vestuario para colocarme mi uniforme, por supuesto, me fui rápido porque estaba avergonzado y ni siquiera sabía el porqué estaba tan alterado por enterarme que Brandon me prestaba demasiada atención tanto como yo a él.
¿Él había memorizado la canción?
Yo ni siquiera le había dicho quién la cantaba ni como se llamaba además ¿cuándo me escuchó cantar? ¿Por qué no me dijo nada? Tenía muchas preguntas en mi cabeza y todo mi ser estaba inquieto, tanto mi pecho, como mi estómago e incluso mi mente.
—Esa canción le pega a Santi, ¿no? Él es todo un chico limón, amargado, agridulce, gruñón, pero sobre todo... —cubrí mis labios sorprendido de escuchar la voz de Sofía aún más cerca, ¿acaso estaban hablando mal de mí? —una increíble persona con una personalidad tan... como decirlo ¿diferente? no siempre encuentras a alguien con su brillo.
¡Oh dios!, mi rostro estaba como un tomate, no podía verlo, pero podía sentirlo.
—¿Santi? —mierda, ahora si me quede tieso.
—¡Cariño! ¡Por fin llegas temprano! —Sofía sin pensarlo se me lanzó encima colgándose de mi cuello, ¿en qué momento les di la confianza para abrazarme? ¡HELP! —Justo estábamos...
No sé qué iba a decir ella, pero pude ver como Brandon le hacía señas para que cerrara la boca, y lo que más me llamó la atención fue que él se veía nervioso e incluso podía admirarse un sutil rubor en sus mejillas. Sin dudas, lo diría otra vez, es el chico más adorable del planeta, y deseaba que el siga de esa manera por siempre. Me generaba nostalgia pensar que alguna vez fui así, pero me arruinaron tanto que no quedó ápice de ternura en mí, o al menos así pensaba que me veía cada vez que revisaba mi reflejo en el espejo.
—No se preocupen, juro que no escuche que estaban hablando de mí. —murmuré a modo de burla liberándome de los brazos de Sofía, riendo por dentro por la expresión de pánico de Brandon, y me aguanté las ganas de lanzar una carcajada cuando me fui del vestuario listo para iniciar mi jornada.
Luego de ese momento gracioso, Brandon comenzó a evitarme, pero no de mala manera, realmente se veía chistoso queriendo escapar como si hubiera hecho algo malo. Era tierno verlo correr de un lado a otro sonrojado y preocupado porque yo había escuchado gran parte de la conversación que tuvo con Sofía, claro, no había escuchado absolutamente todo, pero él no tenía por qué saberlo.
Pero al pasar los días ya extrañaba escucharlo parlotear a mi alrededor, por eso, a mi manera comencé a ser perseverante para buscarle conversación, él no tenía motivos para tenerme miedo.
Al principio quizás lo intimidaba demasiado, pero habíamos hablado lo suficiente como para considerarnos amigos, bueno, siendo honesto él era el único que hablaba en esta relación, pero eso no cambia que ahora era su amigo ¿verdad? Igualmente... no quería sonar malvado, pero... si disfrutaba de estos días de silencio, ¡pero ya no más! ¡él no tenía razones para estar asustado de mí!
Estábamos a finales de octubre, había pasado un mes desde que empecé a trabajar en Blue Moon con todos ellos, así que en definitiva la confianza entre nosotros se fortaleció más de lo que yo planeaba. Hable con Sofía para que me ayude a quedar a solas con Brandon y desvanecer ese miedo que le hacía alejarse de mí, ya casi iba una semana con esa actitud de chiquilín y yo entendía que era mucho más joven.
¡Pero no puede ser que después de tanto insistir en que seamos amigos ahora me ignore así sin más! Incluso pensaba en hablar con Juliana para que me ayude, pero no era una opción para mí, ella más que tratar de que nosotros seamos amigos intentaría casarnos a la fuerza.
—Decile que tienes una cita a ciegas con un chico y que necesitas ayuda.
—¿Qué? ¿Estás loca? ¿Cómo voy a decirle algo así de la nada?
—¡Dale, boludo! Seguro no se aguanta y te hablará de inmediato. Además, si te interesa tengo a alguien que le gustaría salir con vos. —comentó aquello último concierto eje de picardía.
—¿De verdad? —pregunté sorprendido.
—Sí, hay un chico que siempre viene a comprar en tu turno un Caramel Macchiato, vos no te das cuenta porque siempre andas con esa cara de payaso mala onda. —dijo presionando con su dedo índice mi entrecejo como si estuviera fruncido. —y todos sabemos que se muere por vos. —Traté de pensar de quien me estaba hablando, pero honestamente eran tantas las personas que llegaban a comprar en mi horario que no podía recordar a ninguno que me haya llamado la atención, o más bien yo no le presto demasiada atención a los clientes. —Hace unos días me dejó su número para que te lo pase, pero ¿no es más divertido la posibilidad de una cita a ciegas? Además, es una buena oportunidad para que busques una conversación con Brandon.
No le dije ni sí, ni no, solo le mencioné que lo pensaría. Era descabellado para mí pensar que podría acercarme de nuevo a Brandon con una excusa tan tonta como esa además... ¿A quién le importaba la vida personal y sexual del otro? Era absurdo.
Comments (0)
See all