Luego de cumplir una semana trabajando en Blue Moon, no podía creer como el horario más transcurrido era aquel en donde Brandon atendía en caja. Al parecer, todas las estudiantes de la universidad se aprendían de memoria sus horarios más que los de sus propias clases, porque ¡Dios mío!, una fila enorme de chicas se formaba cada cinco de la tarde cuando Brandon atendía con esa deslumbrante sonrisa a todas.
Por lo visto, cada una de ellas soñaba con tener una oportunidad con él, y es que claro, además de ser dueño de una de las cafeterías más conocidas entre los estudiantes de nuestra universidad, era joven, con un porte magnífico y muy hermoso. Su cabello oscuro caía perfectamente en su frente, se veía pulcro y sus ojos azul cielo te volvían loco.
Al inicio no podía verlo, pero era sumamente obvio que él era un completo tonto heterosexual, y no digo que era un idiota malo, sino que era del tipo inocente y buenudo. Tan tonto que no era capaz de rechazar las cartas de las chicas que se quedaban esperando a su horario de salida buscando una oportunidad para confesar su asqueroso amor.
Y no, no estaba celoso, pero dios santo, ni siquiera lo conocían, solo lo veían trabajar y ya querían casarse con él.
Okay, sé que yo tuve un breve enamoramiento y se convirtió en mi crush con solo mirarme a los ojos, pero tenía los pies puestos sobre la tierra. No andaba haciéndome ideas equivocadas ni mucho menos lo acosaba como todas ellas.
Era lo que más me estresaba de trabajar en su turno, tener que lidiar con todas esas señoritas que incluso querían usarme de intermediario a lo que obviamente me negué TODAS LAS VECES NECESARIAS. Ganando la fama del "empleado antipático" del café y ninguna del club de fans de Brandon quería ser atendida por mí. Ellas tenían miedo que les arranque los ojos, y con todo respeto, nunca me faltaron ganas.
—¿Sabes? No te mataría sonreír un poco más a tus clientes. —murmuró mi mejor amigo a modo de broma mientras yo preparaba su café expreso en la barra.
—No me jodas Mati, vos no tenes que lidiar con estas pesadillas. —me quejaba irritado viendo por el rabillo del ojo como Brandon estaba rodeado de tres mujeres que no dejaban de colgarse de él como si no fuera una persona y eso no fuera acoso. —Y no me fastidies si no queres que escupa tu café.
—¡No seas tan malo con tu mejor amigo!
—Dejaste de ser mi mejor amigo desde que venís a romperme las pelotas.
Se fue riendo siendo escandaloso, a veces era terrible lidiar con las visitas de Matías, pero él era así, y así fue como siempre nos hemos llevado. Juliana, esa terrible niña, ¿cómo pretendía que me acercara con otras intenciones a Brandon? Muy fachero y todo, pero era molesto tan solo pensarlo.
Al terminar la entrevista aquel día, no tuve energías para reclamarle a Juliana. Además, esa semana que tuve libre para descansar la muy desgraciada comenzó a evitarme y aunque vivíamos juntos siempre buscaba la manera de huir de mí.
Creo que por mi expresión era obvio que no sería amable al cuestionar que pretendía al hacer que trabaje para su amigo y no avisarme que eran cercanos. No era la primera vez que pasábamos por algo así.
Hubo un tiempo en donde Matías me gustaba, sí, mi mejor amigo, y entonces Juliana siempre buscaba la manera de dejarnos a solas o conseguir un ambiente apto para que yo le confesara mis sentimientos. Claramente fallo en todos sus planes locos, y con el correr del tiempo fui perdiendo el interés de intentar algo con él.
Desde un inicio tenía claro que no debía dejar que esos sentimientos sigan creciendo hasta ser "amor", porque nada bueno saldría si me enamoraba de mi mejor amigo y de la persona con la que convivo. ¿Por qué? Porque ambos nos conocemos tan pero tan bien que nuestra relación no hubiera durado más de tres meses o incluso menos que eso.
Pero bueno, creo que ahora es una historia irrelevante.
En fin, hubo una tarde en especial en la que me propuse a esperarla fuera del salón de su clase, pues para mi beneficio nosotros tenemos en la heladera colgado nuestros horarios para no olvidarlos, y le eché un poco el ojo al de ella para poder sorprenderla.
Apenas terminó su clase y salió del salón, se espantó al verme.
¿Por qué me tenía tanto miedo?
—¡Hey! ¡Juliana! ¡No te atrevas a seguir ignorándome! —exclamé corriendo atrás de ella.
—¡Te juro que soy inocente! —gritó corriendo como si alguien estuviera a punto de matarla, debía ganar un premio por ser la amiga más dramática del mundo.
¡Ni siquiera la había culpado de nada aun!
—¡Dale, vamos! Hablemos como seres civilizados, tonta.
Estaba cansado, mi estado físico no era el mejor de todos a comparación de Juli que si va al gimnasio, y lleva toda una vida semi-fitness porque ¡Guarda! se la pasa rompiendo su dieta estricta "súper especial".
—Me dijiste tonta. —susurró ella dejando de correr para mirarme con esos ojitos de cachorro que en definitiva no iban a funcionar conmigo.
—¿Sabes qué?, voy a ir al grano, ¿cómo es que Brandon y vos son amigos? —pregunté tomándola con cuidado del brazo para llevarla al jardín de la universidad y así caminar mientras intentaba recuperar el aliento. Maldita mocosa.
—No somos tan amigos... —quiso negarlo poniendo esa carita suya de la reina de las mentiras. Juliana podía ser todo, pero mentir no se le daba para nada bien conmigo.
—Él me dijo que sos casi su mejor amiga, aunque esta equivocado porque vos sos MI mejor amiga. —le reclamé indignado.
—Bueno, si somos muy amigos, pero... no creí que era algo que necesitaras saber. Ya sabes, necesitabas el trabajo y ya. —respondió ella tan despreocupadamente que mi indignación subió al 100%.
—Entonces, ¿que sea mi tipo no es coincidencia? —arqueé una de mis cejas mirándola fijamente a los ojos mientras nos sentamos en una de las bancas cercanas, sabía que ese era mi mejor método para que soltara toda la verdad. Si la mirabas a los ojos, era imposible que pueda cerrar la boca. Juliana no sabe ocultar algo durante mucho tiempo.
—Bueno, no es mi culpa que Brandon cumpla con tus estándares, aunque no puedo mentirte. Él es un buen chico y deberías darle la oportunidad a que al menos sea tu amigo, está muy solito. —confesó nuevamente haciendo su miradita de niña inocente, pero esta vez pude escuchar más honestidad salir de su boca.
—¿Me estas jodiendo? ¡Es obvio que es un hetero! —suspiré mientras jugaba con uno de sus mechones de cabello castaño, era tan suave y bonito, Juliana sí que sabía cuidar su imagen. Siempre ha sido una chica con estilo.
—No te cuesta nada voltearlo, sabes que sos bueno para eso. —me respondió tan rápido que me sentí ofendido y cuando supo que la cagó con su comentario volvió a abrir su boca para intentar arreglarlo. —Digo, nada te impide ser amigo de un hetero, sos amigo mío, por ejemplo.
—Ni lo menciones, sabía que algo tramas. —ahora sí tenía miedo de conocer a Brandon.
—Mira, no me juzgues, pero hablando en serio él no tiene amigos sinceros y creo que vos sos una buena persona. Ahora si pasa algo entre ustedes dos sería premio doble para mí.
—Pero no va a pasar nada entre nosotros.
Pero ella sabía que yo era muy débil con las personas solitarias porque empatizo muy rápido y...
—¿Cómo podés estar tan seguro?
—Primero es heterosexual, segundo es mi jefe y tercero... es más chico que yo. —no quería volverme a enamorar de alguien que volviera a absorber mi poca estabilidad mental, sabía que salir con un chico así que no era buena idea. Cuando era más chico era tonto, pero ya no quería dejar que un closetero juegue conmigo de nuevo.
—Si vos decís, en algún momento vas a tener que olvidar el pasado Santi. —dijo cansada pero más cansado estaba yo, luego de mi última experiencia con mi ex, no quería volver a tener algo con alguien por un muy largo tiempo. Juliana nunca iba a entenderlo, porque era de las personas que pensaba que tener pareja te solucionaba todos tus problemas y a veces era necesario estar solo para encontrarte a vos mismo.
Sabia de muy buena mano que un Getaway Car no era buen plan, NUNCA, y por eso, esta vez, elegí el camino de sanar en solitario.
—¿Santi? ¿Ya te vas a casa?
Estaba terminando de guardar mis pertenencias en mi casillero del vestuario para empleados cuando Brandon me hablo. Normalmente compartía los turnos con él, debido que me era conveniente el horario de tarde/noche entonces me tocaba hacer el cierre cuando no estaba Sofía, que era otra de las empleadas de la cafetería.
Si, eran como dos empleados más a parte de los que ya dije, pero no era tan cercano como para hablar sobre ellos.
En fin, lo que yo quería decir, era que usualmente cuando estábamos haciendo el cierre con Brandon, él siempre me hacía preguntas boludas o me busca conversación. Odiaba mostrarme indiferente, pero me costaba acercarme a él. No tenía miedo de generar sentimientos como Juliana deseaba, yo ya era distante por naturaleza y él se veía como una persona muy pegajosa.
No, no lo discrimino por eso, pero era difícil para mí seguirle el hilo.
—Eh... ¿sí? Ya cerramos, ¿no? —suspiré sintiéndome un poco culpable al ser tan frio con él cuando siempre fue amable conmigo. —¿Necesitas que te ayude en algo más?
—No, no, perdón. Es que no sé porque, siento que quiero ser tu amigo.
Esa respuesta en definitiva no me la esperaba.
—Ah... ¿en serio?
—Sí, bueno... A veces siento que no te caigo bien, pero Juli me dijo que sos muy serio.
—¡No soy serio! —exclamé en tono de voz que al parecer lo asustó. Suspiré preocupado al ver su expresión, más allá de que él era más joven, no debía olvidar que él era mi jefe y no podía ser tan confianzudo. —Perdón, perdón... ¿Por qué ella te dijo eso?
—Eh... bueno, como vos no nos hablas mucho a nosotros—susurró con cierto temor refiriéndose a él y a mis compañeros de trabajo. —y como me preocupaba que no te sintieras cómodo entonces bueno, Juliana es mi amiga y es tu amiga...
—Entiendo, entiendo, no necesitas darme explicaciones. Perdóname por haberme comportado así con ustedes, no más necesito un poquito de tiempo. —confesé regalándole una sonrisa tranquila y me animé a mirarlo a los ojos.
GRAVE ERROR. Porque en cuanto lo miré me hundí en esos ojos hermosos. Parecía un océano pacifico que inspiraba mucha paz y te invitaba a confiar en él, pero la barrera de mi corazón no caía tan fácil como para creer en alguien que apenas comenzaba a conocer.
Él en ese momento aprovechó para acercarse más a mí, y me puse nervioso cuando invadió mi espacio personal, sin embargo, aquel susurro que escuché salir de sus labios me dejó tieso.
"No sé por qué... siento que un hilo fuerte me atrae más a vos."
Alguna vez escuché esas mismas palabras y me sentí muy extraño, incómodo, si, era incomodidad, me reí sutilmente buscando alejarme de él sin ser mala onda. Me despedí, y tan pronto como pude abandoné la cafetería.
Esa expresión de hilo que atrae me dejó pensativo durante todo el camino a casa y no deseaba darle vueltas al asunto, pero algo en mi interior estaba muy inquieto.
Tenía una pequeña intuición de que algo grande surgiría con Brandon pero al mismo tiempo mi cabeza quería negar que algo así pasaría porque era muy bueno para ignorar a mis guías espirituales cuando me advertían de algo que marcará un antes y un después en mi vida.
No sabía si era algo que les sucede normalmente a las personas, pero cuando conocía a alguien y sentía una pequeña conexión había algo que de alguna manera se manifestaba y me avisaba que marcará algo nuevo en mi camino.
No me dice si será bueno o malo, pero el aviso me llegaba dejándome con la intriga para que poco a poco lo vaya descubriendo. Muchas veces esa intuición me gritaba que me alejara de ciertas personas, y obvio no hice caso. Esta vez no sentía que era algo malo, porque Brandon desprendía una vibra increíble, pero me asustaba que por dentro sintiera ansiedad.
El sentimiento de intriga ya había florecido en mi interior, y de manera inconsciente con el correr de los días le fui prestando más atención a Brandon. No, no me acerque a él del modo que le gustaría a Juliana, pero mientras él no se daba cuenta lo miraba y captaba esos pequeños detalles que conforman su persona.
Con tan pocos días pude ver que él realmente era un chico honesto, y además de tener una sonrisa encantadora era muy inocente. Él era amable, y seguramente no existía un jefe como él en el mundo quien te ayudaba con una paciencia magnífica y digna de envidiar.
No se daba cuenta cuando alguien lo miraba con malos ojos o cuando las chicas buscaban coquetear con él descaradamente, por lo que me hacía pensar que era un chico muy despistado. No hablábamos, pero había notado que en los descansos o cuando iba a su oficina no perdía el tiempo, siempre estaba estudiando y era de admirar porque no era fácil mantener una cafetería y estudiar arquitectura al mismo tiempo.
Él tenía una grandiosa capacidad, aunque al parecer siente que lo que hace nunca es suficiente. Me pregunte a mi mismo si su familia ponía todo ese peso sobre él, pero... no estaba dispuesto a preguntarle sobre su vida privada, aunque sí lo había escuchado mencionar que su hermana era un desastre y que su madre le pedía ayuda aun cuando se encontraban en Londres.
Quizás con el tiempo podía darle una oportunidad, creía que sí necesitaba a un amigo como yo en su vida para que lo guiara en ese camino donde se veía tan perdido. Podía ser que necesitaba que le encendieran luz para poder caminar por sí mismo.
Comments (0)
See all