La primavera era hermosa en Buenos Aires, pero nada era igual a mi antiguo hogar. A finales de septiembre las vistas eran maravillosas, sobre todo cuando el frío desaparecía por completo. No me malinterpreten, odio el verano, pero la primavera era digna de ser amada.
De niño me emocionaba mucho cuando llegaba esta estación, los mayores solían decir que era la época donde el amor adolescente florecía y no estaban en un error. Disfrutaba correr bajo los árboles de lapacho, a pesar de tener doble nacionalidad, viví gran parte de mi vida en Japón y era lo más cercano a las flores de cerezo.
—¡Santi, te conseguí una entrevista de trabajo! —gritó Juliana azotando la puerta del salón de Pintura. Ella, mi mejor amiga, siempre sabía cómo interrumpir mis momentos de inspiración.
Gracias al susto uno de los botes de pintura se cayó al suelo salpicando por todas partes. Lo bueno era que los únicos testigos éramos ella y yo.
—Dios, Juli ¿Cuántas veces te tengo que decir que no tenes que entrar y gritar? —me quedé paralizado por unos segundos, claramente no había procesado al instante la noticia que ella me dio—. ¿Qué? ¿Un trabajo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Como? —la ataque con preguntas y dejé todo a un lado para correr a abrazarla.
No tenía idea de lo feliz que me hacía saber que conseguiría un empleo pronto, estaba cansado de pedir plata prestada y depender de mis dos mejores amigos. Mis compañeros de depto.
—Para, para... ¿Quién está siendo ruidoso ahora? —se burló. —Bueno, como te decía, te conseguí una entrevista de trabajo para... No estoy segura cuál será tu trabajo, pero es en la cafetería Blue Moon, creo que la conoces.
—Ah sí, conozco el lugar. —muchas veces había ido con Matías a estudiar ahí—. Espera, ¿me estás diciendo que me conseguiste una entrevista, pero ni siquiera sabré a qué puesto voy aplicar?
—Sea lo que sea que te toque hacer sé que vos estarás dispuesto a cumplir ¿verdad? Peor sería estar desempleado el resto de tu vida y que tengas que regresar a Ja...
—Ni lo digas, acepto. —interrumpí de inmediato sin dejarla terminar, no tengo nada en contra del país donde me había criado, pero aún había heridas abiertas, y solo mencionar cosas que se relacionan a "eso" me ponía ansioso.
—Entonces ¿me estás confirmando que vas? —insistió ella con cierta inquietud.
—¡Si, si! Te estoy diciendo que sí. —respondí con fastidio comenzando a limpiar la pintura que se había caído al piso.
Estaba en mi habitación cuando me llegó el mensaje de Juliana con la información necesaria para presentarme a la entrevista. Todos conocíamos Blue Moon, era una cafetería muy conocida para los estudiantes de artes de mi universidad. ¿Por qué? Porque estaba ubicada estratégicamente enfrente del campus.
Era conveniente conseguir ese empleo porque estaría cerca tanto de casa como de la universidad, y según Juliana sería a tiempo parcial. No me disgustaba la idea de trabajar cerca y de que quizás entren conocidos al local, de todos modos, aún no sabía si la entrevista era para cajero, camarero o barista, pero en el caso de estar en atención al cliente lo único que me preocupaba era que venga el molesto de mi ex.
El viernes finalmente había llegado y de los nervios no pude pegar el ojo en toda la noche, exacto, no había dormido más de una hora y con ojeras tenía que tratar de darle una buena impresión al jefe si quería obtener ese empleo.
Trate de usar un maquillaje sutil como utilizaban muchos de los idols masculinos, tampoco deseaba llamar mucho la atención. Intenté vestirme de un modo sin ser demasiado casual ni demasiado formal, pero lo que no esperaba era que quien me iba a entrevistar sería un hombre joven y demasiado hermoso para mi salud mental.
Cuando llegué allí me recibió con esa sonrisa encantadora que me paralizó, podía jurar que me había enamorado a primera vista, claro, si fuera ingenuo y creyera en ese tipo de amor de cuentos de hadas.
Tenía una mirada profunda, pero en su rostro aún podía distinguir un eje de inocencia. Se veía demasiado joven como para ser el dueño, y en su identificación lo decía muy claro su nombre, "Brandon".
No sé qué tipo de expresión tenía yo, y tampoco quería saberlo, solo sabía que gracias a ello pude oír su risa perfecta y mhh... esos labios...
¡Tenía que concentrarme si quería que me tomaran en serio!
Él se convirtió en mi crush en un instante con una simple mirada.
Brandon, ese es el nombre del encargado de Blue Moon y creo que fue lo único que pude escuchar correctamente en el momento en que ambos nos presentamos porque mientras él me seguía hablando yo me preguntaba cuánto medía aquel hombre ¿1.85 quizás?
Todo lo que decía se escuchaba perfecto de su boca, tan hermoso y con esa vibra acogedora diciendo a gritos que era una buena persona. Aunque tal vez mis sentidos estaban cegados por el deseo.
Hubo algo en el que me paralizó, no sé si fue su perfume, sus movimientos o su mirada, pero por un breve instante vi a través de él a "él" ...
"¿Haru?" me pregunté perdido en mis pensamientos entonces Brandon interrumpió mi terrible fantasía con aquellas preguntas llenas de protocolo y sin gracia. Bueno, era una entrevista. ¿Qué esperaba? ¿Qué me invitara a salir? Imposible.
—Entonces... aquí dice que dominas bien el inglés y... ¡Oh! ¿Hablas japonés?
Mi corazón sintió una leve punzada cuando él hizo esa tonta pregunta, y en ese pequeño segundo mi mente me jugó una mala pasada mostrándome un recuerdo que no deseaba ver, al menos no en ese momento. Lo bueno era que ya nos encontrábamos sentados en el piso de arriba de la cafetería porque realmente lo abandoné... por un instante...
El verano era muy caliente en las playas de Kioto, pero era agradable el tacto de mis pies hundidos en la arena húmeda a la orilla del mar. Me sentía increíblemente ansioso por la presencia de "él" pero no me disgustaba, quería pasar más tiempo a su lado.
—¿Y hablas español?
—Por supuesto que sí, te acabo de decir que tomo clases particulares.
Estaba aturdido, él era molesto, pero a mí no me molestaba en absoluto que me ahogue con sus preguntas absurdas. Sabía que él buscaba sacar conversación, después de todo, yo me quedaba callado cada vez que estamos a solas.
—¿Y puedes decirme algo en español? Algo como mmm... "eres muy guapo" o "me gustas".
Me sonroje demasiado y él me miró con esa sonrisa pícara tan suya. No iba a dejar que se saliera con la suya y lo empuje hacia el mar logrando que se mojara un poco más de sus pies.
—Solo te diré una cosa en español, <eres un tonto lindo>.
—Ren...
—¿Santiago?
—¡Ay, perdóname! —solo atiné a sonreír, me daba vergüenza preguntar lo que me estaba diciendo antes.
—¿Estás acá? Perdona por lo que acabo de preguntar, si en tu currículum lo dice, claramente debes sabes japonés avanzado—Brandon estaba tan avergonzado que podía verlo reflejado en todo su rostro sonrojado, me sentía culpable por haberme salido del hilo, pero tenía suerte de que él no se diera cuenta o al menos eso pensaba.
—No, no te preocupes, estoy acostumbrado a que me pregunten esas cosas, ya sabes.
—¿Cómo haces para saber tantos idiomas? —preguntó asombrado, esto ya no parecía ser parte de la entrevista, se veía más como interés personal.
—Bueno, es que mi mamá es japonesa. —murmure con cierta incomodidad, hablar de mi familia no era algo que hiciera todos los días, mucho menos con alguien que acababa de conocer.
—Imagino que habrá sido difícil para vos tener que hablar en tres idiomas diferentes. —podía ver empatía en sus ojos, pese a que no le decía más que lo justo dedujo que mi vida no había sido muy cómoda o notó que me había incomodado—. Perdón por entrometerme de ese modo, bueno, creo que no hay mucho más para decir, estás contratado.
—¿Qué? ¿En serio?
No podía creer cómo había obtenido el empleo tan fácilmente después de que casi lo deje colgado a mitad de la entrevista. Desde hace casi tres meses que venía buscando trabajo y aunque tenía mucha experiencia en varias áreas, y domino bien tres idiomas diferentes no es fácil conseguir trabajo. Tampoco era una opción para mí pedirle ayuda a mi familia, ni hablar de relacionarse con la familia de mi padre que vaya a saber dónde vivía.
—Sí, de todos modos, ya estabas contratado, pero esto era solo un protocolo. Ya sabes, a nadie le gusta ver a Juli enojada.
Me costó procesar sus últimas palabras por lo que me quedé callado unos segundos antes de preguntar.
—¿Sos cercano a Juliana?
—¡Si! Somos compañeros de clase, ¿acaso no te dijo? —respondió amistosamente mostrando esa perfecta sonrisa que podría a dejar a cualquier tonto embobado. ¿Qué persona tenía los dientes tan perfectos? ¡Espera! ¿Acababa de decir compañero de clase?
—¿Sos más joven? —intentaba encontrarle sentido a la situación, él parecía mayor que yo e incluso era encargado, y dueño de Blue Moon.
¿Cómo podría ser menor que yo? Pero si tuviera mi edad no tendría sentido que sea compañero de Juliana a no ser que se haya recursado varias veces.
—De hecho... Soy menor que Juliana. ¡Pero solo por un año!
—Oh niño, entonces qué suerte tenes. ¿Estás estudiando arquitectura con Juli? —cuestione abrumado, él se veía avergonzado, y claro, era mucho más joven por casi tres años. Ahora parecía que yo le estaba haciendo una entrevista a él, ¿acaso lo estaba intimidando? —. Lo siento, no quise hacerte tantas preguntas.
—Ya sé, es que mi mamá está muy ocupada con otros negocios en el extranjero entonces prometí hacerme cargo de Blue Moon ya que es "un negocio familiar" —aclaró a pesar de haberle hecho saber que no era necesario que siguiera respondiendo a mis interrogantes—. Y si, estudio arquitectura también.
No supe qué más decirle luego, pero traté de ser amable y cortar la conversación para preguntarle cuando iniciaba a trabajar. Él se comportó dulce en todo momento, aun cuando fríamente no quise seguir socializando.
No es que me hubiera caído mal en ese entonces, de hecho, tuve un crush instantáneo con él, pero era amigo de Juliana, y además era más joven que yo.
No tuve buena experiencia con chicos más jóvenes y algo me advertía que si Juliana me oculto que se trataba de un amigo suyo era porque algo estaba tramando. De todos modos, no estaba en condiciones de echarme atrás, Brandon era tan atento que me pidió mis horarios curriculares para acomodarme en un buen horario de trabajo que me permita estudiar y descansar. Inclusive me dijo que inicie la semana siguiente así me regalaba tiempo para que me organice antes de comenzar esta nueva rutina de empleado.
¿Y el trabajo? Era bastante variado, un día podría estar en caja, otro día limpiando mesas o simplemente llevando pedidos a los clientes, eso me gustaba. Ahora era cuestión de descansar toda esta semana, y adelantar trabajos antes de que mi tiempo se viera recortado.
Juliana no se salvará de mis preguntas, la conocía demasiado bien para saber que esto no era una simple coincidencia.
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