Como si fuera una caricia al rostro, Amira sintió el frío viento pegándole en la cara; eso mismo hizo que la calidez de su corazón se enfriara por un instante. Era una sensación de frío y soledad un tanto extraña.
Se había quedado totalmente desconcertada. Amira se encontraba justo enfrente del balcón de su habitación. Estaba en el mismo lugar en el que había estado antes de haber vivido aquella travesía. Era extraño, todo estaba igual que cuando se fue, no había ningún cambio. Era justo como si ella nunca se hubiera ido; era como si todo lo que hubiera vivido hubiera sido una simple fantasía producto de su imaginación.
«¿Realmente es así?»
Pensó mientras su rostro se distorsionaba para tratar de formar una sonrisa. Formó una sonrisa que, al final, era un tanto amarga; tenía un sabor amargo.
El viento sopló con más fuerza desde el balcón, tanto que le hizo levantar la vista de manera inconsciente. Entonces, miró la Luna; eso hizo que su expresión fuera un poco de sorpresa. La luna que veía era llena, no era media luna como la que había visto en ese entonces.
Sus ojos se abrieron un poco por la sorpresa. Mientras, su corazón se abría a una leve esperanza. Era realmente estúpido tener esperanzas por algo que podría nunca haber sucedido.
Era estúpido, pero estaba esa sensación amarga. Era una sensación amarga que le oprimía el corazón. No tenía ningún motivo para sentir tal cosa, sin embargo, esa sensación permanecía; estaba ahí y no sabría cuando se iría.
Sus posibles pensamientos fueron interrumpidos cuando escuchó un timbrar dentro de la habitación. Era el tono de llamada de su teléfono, por lo que volvió dentro de la habitación para contestar.
— ¿Aún no vuelve? — dijo la voz de un hombre a través del teléfono —
— ¿Aron? — respondió Amira muy desconcertada —
— ¿Amira? — respondió sorprendido — ¿Realmente eres tú? —
— Claro que soy yo, ¿por qué no lo sería? —
— ¿Dónde has estado todo este tiempo? — ignoró la pregunta de Amira y soltó un tono de preocupación —
— ¿Qué?, ¿de qué hablas? — dijo Amira de manera muy desconcertada —
Aron soltó un gran suspiro, mientras murmuraba "la abuela" lo suficientemente fuerte como para que Amira lo alcanzara a escuchar a través del teléfono. Fruncía el ceño, por lo que era claro que se empezaba a molestar.
— No he sabido nada de ti por tres meses — suspiró nuevamente de forma pesada, mientras se apretaba el puente de la nariz —. La única respuesta que he tenido todo este tiempo ha sido la de la abuela diciendo: "ella está bien, luego sabrás de ella" —
Amira se quedó sin palabras, totalmente desconcertada.
«¿Será posible?»
Pensó mientras su corazón latía con un poco más de fuerza. De forma inconsciente, una leve sonrisa apareció en su rostro. Debido a su silencio, Aron dijo con un tono que lo mostraba un poco preocupado.
— ¿Me estás escuchando?, ¿te encuentras bien?, ¿Amira? —
— Estoy bien — respondió rápidamente —. He estado algo ocupada — suspiró — ¿Podrías decirme en qué mes estamos? —
— ¡Por dios Amira!, ¿en dónde carajos estuviste? — exclamó molesto — ¿Sabes qué? — respiró profundo y trató de calmarse — Olvida lo que dije — suspiró —. Estamos en abril.
— ¿Abril? — repitió Amira con sorpresa.
— ¿De verdad estás bien? — preguntó no estando convencido de la respuesta de Amira.
— Lo estoy — dijo unos segundos después.
— Entonces mañana iré a verte —
— ¿Mañana? —
— Sí, mañana, y espero verte para entonces —
Fue de esa forma como terminó la llamada. Todo volvió al silencio de antes; solo estaba la ligera brisa que entraba en la habitación. De la misma manera, entraba la luz de la luna para tratar de alumbrar un poco aquella pintura en el rincón de la habitación.
Comments (0)
See all