CAPÍTULO 12
Un mes desde entonces, ha pasado un mes desde que Selene empezó con los preparativos de aquella gran fiesta. Por si no fuera poco, ha pasado exactamente un mes desde que las sirvientas del palacio empezaron a esparcir toda clase de rumores.
Los rumores iban desde el cambio repentino de la princesa Selene hasta que ya hay una futura reina dentro del palacio. Desde los nobles hasta el pueblo han circulado cientos de rumores en base a esto; no hay nadie que no lo sepa. Ha bastado un solo mes para volver esto un verdadero caos.
Durante todo este mes la interacción de Amira y Tyler ha sido, a diferencia de otras veces, casi nula. Poniendo como pretexto los preparativos de la gran fiesta, han logrado poner una barrera en medio de ellos dos. Han colocado una barrera que cada vez que se encuentran es tirada en mil pedazos.
Solo basta una mirada de ambos para que todo ese muro se venga cuesta abajo. Un pequeño roce y el corazón latirá a mil por hora. Solo basta una palabra y ninguno de los dos va querer soltar aquel hilo que los une.
Y, aunque siempre se digan adiós antes de siquiera dar un paso más, la cabeza les hace un juego haciendo imposible olvidar a la otra persona. La mirada, aunque finge mirar a otro lado, solo trata de seguir la mirada de la persona que hace latir el corazón.
El destino hace que, aunque se eviten, vuelvan a encontrarse una y otra vez. Los sueños les hacen fantasear y dicen lo que nunca querrán decir. Durante un solo mes, la mente finge no saber, pero todo el resto ya está más que consciente.
Y, aunque ambos se alejan, el destino los vuelve a reunir una y otra vez. Aunque la cabeza dice que no quieren verse, el corazón de ambos solo anhela hacerlo otra vez sin querer separarse.
Ahora, en esta noche Amira se encuentra ingresando al jardín de camelias blancas mientras que Tyler se encuentra en un lado totalmente opuesto del mismo jardín de camelias blancas. Ambos están en extremos opuestos de aquel jardín.
Como si se adentraran en un laberinto, empiezan a cruzar ese jardín. Es el mismo jardín que hace varios años atrás se construyó en representación del amor del rey por su amada reina. Ahora Amira y Tyler lo cruzaban sin saber que el otro estaba en el otro extremo del jardín.
Conforme se van adentrando al jardín, se va viendo como las camelias van cambiando de ser blancas a tener un tenue color rosa; conforme se van acercando al centro del jardín, las camelias rosas son cada vez más intensas. Y, sin saber el porqué, los latidos de ambos se empiezan a intensificar.
El latido del corazón de ambos se intensifica como si sintieran que algo los espera al otro lado de su camino. No es una sensación desagradable, pero los nervios empiezan a aparecer sin razón.
Tyler se empieza a percatar como las camelias rosas empiezan a tener un color diferente conforme se acerca un poco más al centro. Amira empieza a observar la transición de camelias rosas a rojas conforme va avanzando.
El cambio es tenue, pero, sin darse cuenta, las camelias tienen un color distinto al que tenían en un principio; el cambio fue tenue, gradual, pero significativo. Aquellas flores son justo como lo fue en el corazón de ambos. Aunque en un principio no había nada, ahora a la luz de la luna sus corazones latían con gran intensidad con cada paso que daban.
Fue entonces cuando el corazón de ambos dio un vuelco. Tyler y Amira se encontraban en el centro del jardín de camelias. Era el mismo que, aunque fueron camelias blancas, en el centro del jardín se volvieron rojas. Fue de la misma forma que el corazón de ambos empezó con un tenue sentimiento que llegó a algo que no pensaron que llegaría, no ahora.
Era de noche y las camelias tenían un brillo muy tenue gracias a la luz de la luna. Tyler y Amira se encontraban uno frente al otro.
Era un silencio, sin embargo, sus corazones hablaban; decían aquel sentimiento que nunca creyeron que tendrían el uno por el otro. Era ese sentimiento que durante todo un mes le han querido poner un muro; aquel que no han querido reconocer por completo, amor.
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