Sostenía su espada con tal fuerza que creía que en cualquier momento rompería su empuñadura. Aquella criatura apretó nuevamente la cintura de Alexandros dejándole en claro que no tenía tiempo que perder en dudas o sobre pensamientos. Cerrando sus ojos al entender que no tenía otra opción, Agath soltó su espada y le dijo:
- Tómame a mí y déjalo ir
- ¡Eso es lo que quería escuchar!- exclamó de alegría aquella Cobra soltando a Alexandros, quien cayó inconsciente al suelo. Dirigiendo su cola a donde estaba Agath, la atrapó con rapidez impidiéndole moverse- y ahora, permíteme cenar
Su cabeza estaba cerca de la apestosa y babeante boca de aquella monstruosa criatura, cuando Agath mordió la cola de la serpiente con tal fuerza que le arrancó un pedazo de un tarascón.
- Por favor, déjame dar el primer mordisco- le pidió Agath viéndolo con una salvaje y divertida ira, tras escupir el pedazo de piel de aquella criatura. Sin perder tiempo, volvió a morder otro pedazo de la Cobra, arrancándole un pedazo más grande de carne.
La Cobra Nocturna intentó detenerla azotando su cuerpo contra el arenoso suelo, pero de nada servía, ella continuaba devorando su cuerpo, obligándolo a soltarla.
- ¡Tú, animal!- rugió la Cobra furiosa mientras arrojaba a Agath sobre la tienda de acampar- ¡Solo por esto que los mataré a ambos!
Levantándose con un poco de dificultad debido a que le dolía todo el cuerpo, tomó una larga viga de madera que servía como soporte para la carpa y apuntó a donde estaba el ojo sano de la monstruosa Cobra. Viendo como aquel demonio serpentino se dirigía a donde estaba Alexandros para devorarlo, Agath no perdió ni un solo minuto y se lo lanzó hacia la retina, incrustándose en ella y dañándola de gravedad.
- ¡ARRRRGGG, maldita, me has dejado ciego!- aulló aquella cobra moviéndose de manera violenta de un lado a otro, intentando escapar
- No por mucho tiempo- susurró con una sonrisa maliciosa Agath, corriendo con rapidez a donde estaba su enemigo y tras dar un potente salto, llegó a donde estaba su lanza
Tomando aquella lanza con fuerzas, la empujó hacia adentro del ojo, pudiendo atravesar la retina y pasar al cerebro de aquella monstruosidad, acabando con ella de un solo golpe. La Cobra se detuvo, se irguió por un segundo, solo para caer hacia un costado a los pocos minutos con Agath aun subida a ella, creando una enorme nube de arena alrededor.
Cuando la castaña nube de arena se despejó, solo se pudo ver la triunfal silueta de Agath encima de la cabeza de aquel monstruo, con su lanza en mano, siendo iluminada por la luz de la pálida luna que se encontraba a sus espaldas.
Comments (0)
See all