Se deslizaba por la cálida arena del desierto, esperando de manera paciente a que se fuera a dormir o a que estuviese con la guardia baja. Descendiente directo del Dios Cobra Ran’thar y perteneciente a una de las razas Serpentinas más poderosas del mundo, aquella Cobra de piel negra y ojos rojos con sus pupilas rasgadas se acercó lentamente al campamento, esperando el momento oportuno para atacar.
Aun dormía cuando el sol se puso en el horizonte, se veía tranquilo y al parecer los dolores habían disminuido de manera considerable. Pronto despertaría y le pediría un poco de agua antes de levantarse dispuesto a continuar camino. Sí, Alexandros era esa clase de hombres que fingían dureza haciendo estupideces en lugar de admitir que eran imperfectos y tomar las mejores decisiones en base a sus limitaciones. Agath no lo culpaba debido a que ella también tuvo sus momentos de estupidez disfrazada de brillantez, por fortuna su matrona siempre estaba cerca para poder guiarla por el camino correcto ayudándola a aceptar sus limitaciones y también ayudándola a superar dichas limitaciones. El sonido de su caballo al sentirse un poco inquieto la sacó de sus pensamientos.
- ¿Qué ocurre muchacho?- le preguntó Agath con un tono calmo, aunque en el fondo se encontrara en estado de alerta
El caballo no le respondió nada, solo se limitó a seguir largando unos fuertes relinchos antes de sacar su cabeza de la tienda y querer emprender la huida. Comprendiendo la gravedad del asunto, Agath murmuró:
- ¡Oh no!- levantándose, tomó una espada y salió de la carpa justo a tiempo para encontrarse con la gigantesca Serpiente rodeando el campamento, mientras su tétrica figura era iluminado por la luz de la luna. Largando una risa demoniaca, la Cobra Nocturna sonrió y dijo con su voz de ultratumba
- Saludos Doncella Del Nilo, por favor disculpe mi intromisión, pero como usted verá, me encuentro muy hambriento- el sarcasmo flotaba alrededor de aquella burla disfrazada de saludo. Abriendo su boca mientras sacaba su lengua, continuó- Por ende, espero que no le moleste ser mi cena, SSS, a menos que tenga algo que decir, por supuesto
- Oh, claro que tengo algo que decir- se enfureció Agath alzando su espada- eso puedo asegurarlo
- SSS, Eso es lo que me temía- habló aquella Cobra con un tono sombrío mientras un rojizo resplandor iluminaba sus ojos. Sin añadir nada más, se abalanzó sobre Agath
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