—Es...está bien… —susurró nervioso, y abrió sus piernas mientras desabrochaba su pantalón para tener mejor acceso. Así, poco a poco, liberó su pene semi erecto para masajear lento y suave, rodeándolo con una de sus manos y bombeando al ritmo que le marcaba el chico.
—¡Ahh… hazlo más rápido…
—Uhmmg… pe... pero voy a venirme… —lloriqueó Doo Gyu tirando su cabeza hacia atrás. Su mano acelera el ritmo, saboreando cada uno de los suspiros que el otro daba al otro lado de la línea.
—Quiero escucharlo… Déjame escuchar cómo te vienes… —suspiro ronco, perdiéndose entre los dulces gemidos que emite Doo Gyu.
—Aaah… no puedo, uhmmg…
—Vamos, bebé… déjalo salir para mí…
—Espera… ah… — Doo Gyu dejó salir un largo suspiro tras mojar su mano con sus fluidos, y el otro llegó al orgasmo en cuanto escuchó al más joven. Pero entonces, una vez que estuvieron con la cabeza fría, la charla se tornó algo incómoda. Doo Gyu no podía creer lo que había hecho y hasta dónde había llegado. Así que los dos inmediatamente se despidieron con la excusa de que debían dormir.
Aunque a la mañana siguiente, Doo Gyu estaba emocionado por cómo había avanzado su relación virtual con el otaku, con el correr de los días esto comenzó a sentirse como un castigo. Pues desde esa noche, @satoru_12jun dejó de responderle los mensajes. Es más, ni siquiera se conectaba en el juego. Doo Gyu tenía miedo de haberla cagado a pesar de que él no empezó, y no se atrevía a llamarlo pese a que el dolor comenzaba a pesarle el corazón.
La realidad era que Seo Jun había quedado muy afectado luego de tener esa llamada tan caliente con el menor. Aun cuando no sabía que se trataba de Doo Gyu, imaginar que era él lo estaba enloqueciendo. Cada día se sentía más atraído hacia él, y se negaba a aceptarlo. Pero lo que más le pesaba era estar seduciendo a alguien que en algún momento consideró su amigo, solo por haberlo escuchado parecido a Doo Gyu. No podía hacerle eso. No quería hacer eso.
Él creía que tal vez, después de toda la confusión, Gaara tenía razón. Era por esto que habían terminado y ninguno de los dos lo quería aceptar. Desde que habían comenzado a salir, solo compartieron besos, pero cuando quisieron ir mucho más lejos, Seo Jun no fue capaz de tener una erección por la chica.
Al inicio, Gaara le tenía empatía porque sabía que era la primera vez para ambos. Pero entonces, quién era su novio, comenzó a ignorarla cada vez más y ya ni siquiera la besaba. Ella sentía que él no tenía interés sexual hacia ella… y lo peor fue cuando vio cómo Seo Jun le sonreía a su computador como si estuviera enamorado de alguien más.
Él hablaba siempre con alguien que no conocía.
Él sonreía siempre por alguien que no conocía.
Ella fue espectadora durante todo el verano, y no lo pudo soportar. No tenía el valor de hacerlo de frente, porque en verdad le llegó a gustar Seo Jun, así que lo dejó por mensaje. Y tal vez, merecía ser dejado de esa manera.
Todos notaron cómo Doo Gyu poco a poco comenzaba a apagarse, ese brillo que él había desprendido durante los días pasados ya no estaba. Su semblante triste preocupaba a todos en la mesa a la hora del almuerzo, sobre a Keo y Suho, quienes eran los que más conocían a Doo Gyu. Quisieron hacer que este de mil maneras confiese lo que le estaba pasando, pero él ni siquiera les había contado que tanto había avanzado su relación con su “amor virtual” como para que pudieran entenderlo y no estaba interesado en tocar aquella herida reciente.
—Doo… —suspiro Suho, apoyándose en el hombro de su amigo. Los Han miraban a Seo Jun con recelo, creyendo que él era el culpable de apagar la hermosa sonrisa de Doo Gyu, y aunque ni Doo Gyu lo sabía, Seo Jun sí era el culpable de su tristeza.
Gaara codeó a Taemin con suavidad, y este la miró con pánico. Pero tras ver la mirada lamentable de todos, respiro y tomo coraje para llamar en voz alta al chico.
—Doo Gyu…
—¿Sí? —miró el joven sorprendido al chico que lo llamó, pues Taemin nunca solía dirigirse a él.
—Ten… te compré esto, creí que tal vez podría gustarte… —el menor extendió su mano para entregarle una bolsa de dulces a Doo Gyu, quien se sonrojó sin entender qué estaba pasando.
—Oh… muchas gracias, Tae…
—Espero que puedas volver a sonreír, realmente tienes una sonrisa muy linda y todos tus amigos la extrañamos.
Doo Gyu lo miró fijamente sin saber qué decir, pero involuntariamente sonrió por las lindas palabras que le había dicho Taemin y tomó aquella bolsa dispuesto a saborear uno de los chocolates que contenía dentro.
El día parecía querer mejorar para Doo Gyu, pero cuando creyó que finalmente el sol estaba saliendo para él… En el salón de clases, en la hora de Biología, la profesora se colocó de pie para dar los nombres de las parejas que ella formó para hacer el proyecto que definirá nuestra nota del primer semestre. Y lejos de tener la suerte de su lado, la mujer musitó.
—Choi Doo Gyu y Choi Seo Jun.
Las expresiones de ambos eran dignas de ser fotografiadas. El horror podía verse tanto en el más joven como en el más alto. Doo Gyu no quería involucrarse más con Seo Jun y Seo Jun no deseaba enfrentar a Doo Gyu después de todos sus sucios sueños donde él básicamente se lo almorzaba.
—Joder… —se quejaron los dos al unísono, pero no había nada que pudieran hacer. Sabían que esa profesora en particular era una mujer muy rígida.
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