- Serías un excelente padre, ¿no lo crees? -espera Wilson.
- Yo también lo creo, me hubiera encantado que el papá de mi hijo fuera la mitad de hombre que tu Alan - gracias, pero no es eso lo que quería escuchar.
- Tus niños saldrían tan bonitos y los criarían tan bien. - entonces, nunca me viste como... algo más que un amigo.
- ¿¡Qué tal si vamos a inscribirnos para cantar Will!? - Ian toma del brazo a Will quien lo sigue obediente. Sólo me quedo con Eloísa, quien me dice algo, pero no le entendí.
- Yo... tengo que ir al baño.
- Te acompaño hasta la puerta, no te ves bien.
- Es que combiné mal los tragos... puedo ir solo.
- A ti te pasa algo... ¿dije algo malo? Si fue así discúlpame, pero ¿ En qué me equivoqué, no quieres tener hijos, es por eso?
- Parece que Ian y Will ya van a cantar ¿vamos a escucharlos?
Ni Eloísa ni Will han dicho nada malo. El que está equivocado aquí soy yo. Soy un tonto, me hice ilusiones y malinterpreté las acciones de Will como algo más. Ian y Will nos saludan desde el escenario y comienzan a cantar Wannabe de Spyce Girls, literalmente la canción más pegajosa del mundo. Ellos intercalan las voces de las chicas y en los coros cantan juntos. Ian tiene un excelente inglés, mientras que Will se defiende bastante bien. Ambos siguen cantando con entusiasmo, pese a lo desafinados que son. El público enloquece y aplauden de pie su interpretación. Por supuesto que los grabé. Ambos ganaron el premio del concurso de karaoke: un pack de 24 cervezas. Pero ya estábamos demasiado mareados para seguir tomando, en especial Will que apenas se podía mantener en pie, así que decidimos irnos.
Acomodamos a Will en la parte trasera del auto, cuando Eloísa me pregunta si quiero ir sentado con Will atrás. Pero prefiero ir sentado adelante, en el asiento del copiloto. Eloísa entonces es quien se sienta con él atrás, mientras Ian conduce de vuelta. Tanto Eloísa como Will se quedan dormidos apenas comienza el viaje. Lucen tan tiernos apoyados uno contra el otro. Will luce bien acompañado junto a una mujer. No sé como se me ocurrió pensar que con él podría... En fin, dejamos a ambos en sus casas y volvimos a la nuestra.
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