No importa cuán apaleado te encuentres, el tiempo transcurre implacable, sin prisa pero sin pausa. Sin embargo es su percepción la que difiere de forma subjetiva y variable. Cabe señalar a los animales, quienes recuerdan sucesos de su vida pero no lo pueden organizar en medidas de tiempo. En consecuencia, pueden saber que sucedió, pero no hace cuánto. En el caso de animales pequeños, como aves e insectos, su mundo transcurre en cámara lenta, observando los movimientos de forma exhaustiva y con mayor intervalo para permitirles reaccionar a sus depredadores. Aunque su vida es acotada, para ellos es una fascinante y detallada vida.
Para los seres humanos, los factores varían bajo la perspectiva de cada individuo, y de la etapa que se encuentren viviendo. Quien, sin más, no recuerda la añorada infancia de paseos familiares, prolongados juegos con los vecinos de la cuadra, cada tarde más encantadora a la anterior. No obstante, en la adultez sin notarlo sentimos una década como un año, cada cumpleaños menos memorable que el anterior. Incluso difiere acorde al estado de ánimo, ante momentos de felicidad, cada instante es fugaz pero memorable; mientras que ante la melancolía el agobio se siente a cada giro de las manecillas del reloj.
Así, sin terminar de asimilar lo sucedido, el domingo acaba y la rutina retorna inclemente. Como en el descanso de una batalla de boxeo, apenas me recupero de la paliza del round pasado, recibiendo toallas frías de mi entrenador Ian, cuando suena firme la campana del siguiente día. Pareciera que a los días del fin de semana les han robado un par de horas, y se las ha quedado el lunes. Su agobiante llegada golpea como un balde de desazón al espíritu. Incluso, un estudio científico comprueba que la mayor cantidad de infartos al miocardio ocurren en este día. Aunque lo queramos o no, la semana laboral inicia para la mayoría del pueblo que requiere trabajar para sustentar su vida. En defensa del día menos popular: si tienes la suerte de realizar un trabajo que te apasione - o que al menos toleres- es un día de reencuentro, de continuar avanzando en tus proyectos, o al menos, un día menos para llegar a fin de mes. La batalla de hoy será una victoria si mantengo el ánimo en alto.
A primera hora comienzo a preparar la sala de clases, y es Eloisa quien recibe a los alumnos que ingresan. Entre ellos llega Oliver, tranquilo como siempre, no hay mayores cambios en su comportamiento lo cual es un alivio. Transcurre el día sin incidentes, mientras que los niños juegan durante el recreo le pregunto a Eloísa quién ha venido a dejar a Oliver a la escuela.
- Ha venido la señora Carmen, su mamá, aunque dijo que estaba bien la noté acongojada
- Al menos es bueno si tuvo el ánimo de traerlo hoy.
- Está luchando para estar mejor, es valiente al no dejarse derrotar.
- Si escuchas a cualquier apoderado hablando mal de ella, avísame de inmediato.
- Claro, no permitamos que por culpa de unos chismosos se pierda el progreso de hoy, no tienen derecho a juzgar lo que ella ha pasado.
Aunque la vida te golpee, es una victoria si te levantas por encima de las adversidades. Solo nos queda apoyarlos y creer que saldrán adelante, que lo superarán como una familia unida. Y aunque puedo apoyar con toda mi voluntad a los demás, cuando se refiere a mis propios problemas el asunto es el opuesto. Si estuviera en la corte de un tribunal a punto de ser condenado, el peor juez que me podría tocar sería yo mismo.
- Me acordé de un recado que dejó la señora Carmen, dijo que hay una comunicación en la libreta para tí, ojalá puedas responder durante el día. - comenta Eloísa casualmente.
- ¿Te dijo sobre lo que escribió?
- No, solo que era una comunicación sólo para tí.
¿Qué será lo que quiere decir?, tal vez van a cambiar a Oliver de escuela porque ya no confían en mí para enseñarle. ¿Y por qué no ha venido Will como siempre? Aunque es bueno no verlo, aplazar el problema, barrerlo bajo la alfombra y con el tiempo se olvide. Pero también me preocupa si le sucedió algo malo ¿y si Will se enfermó a causa del estrés o ya no quiere volver a verme?. Espero que esté bien.
Entro de vuelta al salón a buscar la libreta de Oliver, en la hoja más reciente se encuentra la nota, diciendo en ella lo siguiente:
"Estimado profesor Alan:
Esperando que se encuentre bien, quisiéramos invitarlo a cenar en nuestra casa algún día que a usted le acomode. En ningún caso queremos incomodar, puede declinar la proposición si lo prefiere. Aun así, nos gustaría que acepte y podamos compartir una comida junto a usted.
Atentamente Familia Miller."
Entre todos mis escenarios imaginarios esperaba de todo menos esto. ¿Una invitación, para mí? ¿Y no a la directora, o al menos junto a Eloísa? Si alguna de ellas fuera conmigo, tendría su apoyo moral, o por lo menos las dejaría hablar a ellas, mientras como lo más rápido posible. Al menos escribió "estimado", así que tan enojados no están. ¿Y si me están invitando para retarme tan fuerte que no lo pueden hacer en la escuela?
Estoy entrando a una espiral de pensamientos paranoicos que debo parar. Primero que todo, la familia Miller no es así. Siempre han sido muy respetuosos conmigo. Los padres intentan estar presentes para su hijo menor, a pesar de la enfermedad del padre. Faith se ve una adolescente tranquila así que no creo que reaccione a los golpes. Y pues Will... la última vez quedamos de ser amigos ¿Pero cómo no voy a ser capaz de tener otro amigo sin que se me revuelva la mente? Tengo que tallarme en la cabeza: Will es sólo un amigo, no te acerques más que eso: no lo recuerdes a cada rato, ni intentes darle regalos, ni abrazarlo. Nada. Saludarnos, a lo más salir a beber cerveza o ver un partido, cosas que hacen los amigos regulares. ¿Le gustará el fútbol, tendrá buena resistencia al beber? ... Ya basta de pensar en él. Ahora sí que sí.
Hablo con Norma para preguntarle si es pertinente que yo asista al hogar de un apoderado, en verdad para que me dé una excusa para declinar.
- Siendo franca Alan, por lo general yo no aconsejo que mantengan una relación más allá de lo laboral con las familias.
- Lo entiendo directora. - vamos por ese pretexto.
- Pero a raíz de lo delicado de la situación y de tu rol al encontrar a Oliver... - pero directora
- Pero usted también participó organizando la búsqueda. - no me deje así Norma...
- Aun si fue así, es usted quien estuvo allí cuando apareció. Y por otra parte, si le digo que no se relacione con las familias, prácticamente le estoy pidiendo que no hable con nadie, casi todas las familias del sector son apoderados de la escuela. - yo confiaba en usted Norma, reprocho para mis adentros...
- Entiendo, directora.
- Además, me puede llamar Norma cuando no haya apoderados, ser directora es solo mi cargo pero no es lo que soy, ¿entendido Alan?.
- Entiendo, Norma.
- Muy bien, que lo pase bien y disfrute la comida, después me cuenta cómo le va..
- Está bien. Nos vemos, que pase un buen día.
Derrotado, vuelvo al aula a escribir mi respuesta en la libreta.
"Estimada familia Miller:
Les agradezco la invitación, puedo asistir a su casa el día viernes a las 18:00. Quedo atento a cualquier novedad.
Atte. Alan Santana"
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