Al día siguiente, Junco le explicó al grupo como estaban las cosas en el continente Astral y lo que vio durante sus viajes.
- Todo empezó con una pequeña rebelión en el extremo este del continente, en el territorio de un pequeño reino conocido por ser el final del mundo ya que no hay más tierra a partir de allí. Se alzó un grupo de soldados que en pocos días tomaron el poder y empezaron con sus ansias expansionistas. No tardaron mucho en conquistar los territorios colindantes. Y, a día de hoy, siguen con su expansión, pocos territorios no han sido devorados. Este reino es el último que los frena de llegar la parte oeste de Astral. Aun así, al noroeste, se han aliado muchos nobles para hacerles frente y por ahora no han conseguido atravesar las murallas que levantó Set. ¡Ah! Set es un serafín. – Puntualizó. – No hace mucho, viajé por los territorios conquistados. Hay grandes masacres y luchas constantes, sufrimiento y dolor, pero lo más llamativo es que todas las islas flotantes se están empezando a desplazar hacia el centro del territorio, lugar donde vive y reina Mephisto. Pero no se compactan como lo hacen los fijadores, sino que parecen estar creando una masa conglomerada. Las helicox no aguantan los tirones en muchos casos y se rompen, es espectacular ver dos enromes fragmentos chocar entre ellos en el aire. Los fragmentos caen hacia el abismo.
- Junco, que te desvías del tema.
- Perdón, siempre pierdo el rumbo. Durante mi estancia en la capital del reino de Tathamet escuché algo inquietante. Se rumorea que Mephisto había devorado cinco de los siete grandes reyes Demiürg.
- ¡Espera! Repite eso último. – Exclamó Fogo.
- Dicen las malas lenguas que su enorme poder lo ha conseguido a través de los reyes Demiürg. Recuerdo que, en mi vida pasada, Padre nos hizo doblegar a los autoproclamados “Reyes Demiürg”, los sellamos. Así que puede que ahora sean presa fácil para Mephisto.
- ¡Eso significa que vendrán a por mí también!
- Pues no será por lo poco famosos que sois. – Protestó con sarcasmo Vito.
- ¡Ah! ¿¡Entonces pensabas dejarme tirado si me atrapaban?!
- Una pregunta, ¿durante tus viajes te encontrarte una niña albina con los ojos vendados o con ojos de diferente color? – Interrumpió Kamui mientras Fogo y Fogos discutían.
- La verdad es que no. Con unos rasgos así la recordaría. ¿Por? ¿La estas buscando?
- Se presentó como la Diosa Arkana ¿te suena?
- No la verdad, cosas sobre esas suelen ser competencia de Noite.
- ¿Dónde se encuentra Set? – Intervino Aqua.
- Pues debería de estar en la tierra de los fijadores, en lo que antes era la capital de Terrassa, ya que da clases a los humanos allí.
Kamui, Calilula y Vito intercambiaron miradas. Terrassa fue un punto por el que iban a pasar, pero al ver que estaba siendo atacada decidieron desviarse del camino. Eso significaba que debían deshacer todo lo caminando para volver allí a encontrarle.
- ¿Eso no queda cerca de donde yo vivía? – Señaló Aqua.
Los tres suspiraron.
- Bueno, también puede que esté al noroeste, en la frontera de Ferrus, allí donde levantó las murallas. De vez en cuando se pasa a revisarlas y arreglar los desperfectos.
Se animaron al escuchar que podría haber una alternativa a la de volver sobre sus pasos.
- Pues ya tenemos próximo destino. – Se animó Vito pensando en alejarse de esas tierras húmedas plagadas de insectos y calor.
- Si vais a ir, dejad que os acompañe. Ya he estado mucho tiempo por aquí, toca cambiar de aires. Además, para llegar allí tendréis que pasar por la tierra de los gusanos y también vais a necesitar mi ayuda para cruzar la frontera. – Argumentaba Junco.
- Por nosotros no hay ningún problema. Bienvenido al grupo. - Le extendió su mano Kamui.
Junco tardó unos segundos en reaccionar, como si hubiera sentido algo, pero finalmente dieron un apretón de manos, con la pelea aun activa de Fogos y Fogo de fondo.
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