Las semanas van pasando y ya recuerdo los nombres de todos los alumnos de mi clase, ayuda mucho que tengan su nombre escrito en el delantal, pero en general acierto al verlos de espaldas. Cada persona tiene sus técnicas para recordar nombres, pero para mí la más efectiva es recordar alguna peculiaridad. No es necesariamente un aspecto físico, sino que aquella característica que te diferencia del resto.
En el caso de mis alumnos de cada uno y sus peculiaridades. Por ejemplo, tenemos a Mateo, su peinado de mechas hacia arriba con gel lo transforma en un dinosaurio. Otro caso sería el de Pascal, quien lleva consigo una manta como objeto de transición, es decir, una posesión a la que se apega y lleva a todas partes para sentirse segura. En el caso de Lucero, su nombre coincide con su personalidad brillante. Aunque sean pequeños, desde temprana edad se aprecia qué niños son más extrovertidos, calmados, asustadizos, quienes prefieren actividades en grupo, bailes, y sus gustos se ven reflejados en mochilas, loncheras y juguetes.
Lo que me ha resultado algo más complicado ha sido reconocer a los apoderados, ya que no los veo seguido, solo conozco a aquellos que los traen y retiran directamente. En este momento de la tarde ya es hora de que los padres pasen a la escuela a retirar a los niños, para que puedan descansar, hacer tareas y jugar en sus hogares.
- ¡Ya viene mi mamá, profesor Alan! - comenta con entusiasmo Dominique, desde la fila india de niños tomados de sus mochilas. A ella la reconozco porque usualmente lleva dos trenzas altas y un cintillo de unicornio, es una niña carismática y sociable.
- Que buena vista tienes Domi, ¿Te divertiste hoy en la escuela?
- ¡Sii! Me encanta la escuela, mis amigos, la "seño" Eloisa, y tú, mi profesor Alan, pero a mi mamá no le gustas. - También es muy sincera.
- Do-mi-ni-que: Ya te dije que no digas eso en la escuela - le llama la atención su madre desde el otro lado del portón, quien es la misma mujer que habló mal de mí en la reunión hace unas semanas.
- Pero mamá... tu me dijiste que mentir es malo - esta niña tiene potencial para ser abogada.
- Ay, que dolor de cabeza me das; ya joven, mejor ya me llevo a mi hija y me voy de aquí - camina apresurada a su auto sin despedirse de mí. Dominique debió heredar el carácter de su padre porque claramente su madre no se caracteriza por ser cordial. Por lo menos la relación que hemos mantenido como profesor y apoderada entró en una tregua, ya que motivos para quejarse no le he dado.
Vienen llegando más apoderados, algunos niños se van adormilados, otros corren a abrazar a sus cuidadores. En general la interacción que mantengo con los apoderados es acotada, pero hay algunas excepciones, y justamente la "excepción" viene corriendo a la escuela.
- ¡Buenas tardes Alan, digo profesor Alan! ¿Cómo has estado, hoy Oliver se divirtió en clases?.
Quien me habla así, como si me conociera hace años, no es el pequeño Oliver sino que su apoderado, Wilson, es un chico muy jovial y amable, debe estar en sus veinte y pocos. Aún no sé cuál es su parentesco, en cualquiera de los casos es responsable de él, lo cual admiro para su edad. En realidad, tampoco es que me moleste que sea informal, parece de mi edad y yo no soy tan mayor para que me traten de usted, apenas tengo veinte y siete. Cabe mencionar, él es quien habló en mi defensa hace unas semanas y me dió galletas, desde entonces hablamos seguido en el portón. Por ahora sé que, aunque se llama Wilson prefiere que le digan Will porque su padre se llama igual que él.
- Hola, un gusto verlo, hoy Oliver se portó bien como es usual, se entretuvo coloreando con témperas e hizo un animal muy bonito.
- Qué bien, a Oliver le encantan los animales, que él esté contento es lo que me hace feliz, gracias por pensar en actividades que son de su gusto.
Me comenta mientras toma en sus brazos a Oliver, quien es un niño tranquilo, que suele traer un peluche como objeto de transición. Es callado con sus compañeros, aunque todos los días se esfuerza por interactuar con ellos, su timidez lo lleva a preferir juegos en solitario y apegarse a los adultos en los recreos. Will mira alrededor y nota que se acercan más familias a buscar a sus niños.
- Ya no te quito más tiempo; bien Oliver, dile adiós a tu profesor- acaricia con suavidad su espalda y Oliver agita su mano en un gesto de despedida. - ¡Cuídate mucho profe Alan, descansa! -se despide efusivamente Will agitando su brazo mientras se marcha.
- Nos vemos mañana Will, cuídate también- ¡Ah!, lo acabo de tutear.
La tarde transcurre tranquila, tal como el clima de finales de verano, el ánimo ha permanecido alegre en la escuela. Tras irse los niños, lo que queda por hacer durante la tarde es reunirme con las profesoras para coordinar lo que enseñaremos las próximas semanas. Bueno, ese es el propósito principal, pero tras cada reunión inicia una charla entre las profesoras sobre temas cotidianos y familiares. Al ser un grupo de personas que se conoce hace años, la relación entre ellas es cercana y se da un ambiente amistoso. Al ser nuevo en su grupo me ha costado interactuar en estas charlas, y más aún si sacan temas personales. En este momento la conversación la llevan Carla y Janice.
- ¿Y cómo se ha portado tu hija, Carla?
- La verdad es que no va bien, hay peleas todos los días con ella, ya sabes que es adolescente y está en la edad en que no quiere ni salir de su cuarto.
- Puede ser que sus amigos son mala influencia para ella, yo no permitiría que se junten más.
El tema me resulta incómodo de escuchar. Aunque sé que están equivocadas aun no siento la confianza de dar mi opinión al respecto. Pienso que es injusto culpar a las amistades de la poca conexión que tienen como madre e hija, y que si toma esas medidas, su relación empeoraría aún más.
- Si tienes razón, tendría que fijar una hora de llegada y si no cumple quitarle el celular.
- Y considera también que si no cumple con eso, castigarla quitándole algo que le gusta ¿qué cosas le gustan a ella?
- Mmm... no se muy bien, pero me hace comprar posters de unos chinos, o coreanos, ya sabes, esos que cantan y bailan.
- Bueno, eso sirve, si ya empieza a no hacerte caso puedes botar esas cosas.
- Disculpen- ya sé que no me van a escuchar - ¿puedo hacer un comentario al respecto?
- Si, claro Alan, como tú eres un niño de edad cercana a mi hija, a lo mejor se te ocurre con qué otra cosa la puedo castigar.
- Más bien, se trata de qué puede hacer para mejorar su relación con ella, tal vez buscar algo que las una como mamá e hija, o si se ve superada buscar ayuda de...
- ¡Ay, pero mi niño! usted dice esas cosas porque no ha sido papá todavía, aún le falta mucho por vivir. No es fácil ser mamá.
- Si, pero...
- Y hablando de ser papá, ¿a usted cómo le va con su vida amorosa? Me imagino que con lo bonito que es no le faltan las interesadas.
- ... Por ahora estoy soltero Carla.
- ¡Pero qué desperdicio, le apuesto que con la niña que salga los hijos le van a salir tan preciosos! ¿cómo cuántos hijos le gustaría tener?
- La verdad... no he pensado en... cuántos hijos, ni nada de eso
- Aah, ve que por eso usted no entiende esto de ser padres, sabe si quiere conocer a alguien tengo una sobrina como de su edad, le gustaría que...
Empieza a sonar mi teléfono, me despido de mis colegas y salgo a contestar.
- ¿Qué tal todo, Alan? Estoy afuera de tu colegio en la camioneta de mi trabajo, ¿nos vamos a casa? Quiero pasar a comprar, apúrate antes de que cierren... ¿Alan, todo bien?
- Ah, si Ian, arreglo mis cosas y salgo.
Me subo en la camioneta, aún con sentimientos encontrados por la conversación reciente. Sé que no es con mala intención y ojalá que no tomen mis comentarios como un ataque, es sólo que... me frustra no poder ser claro, ni poder explicar bien mi opinión, o tal vez que piensen que por no ser padre como ellas no puedo entender lo que pasa. Tal vez no debí decir nada en primer lugar. El auto sigue andando y miro las calles tratando de no pensar en nada.
- Alan, ¿cómo estuvo tu día?
- Si, bien. ¿Y el tuyo? ¿Cómo está el seguimiento de los animales en el parque, cuando se marchan las aves migratorias que estás monitoreando?
- Si todo sale bien ya a finales de abril se terminarán de marchar todas las bandadas. Te mandaré fotos mañana - Él siempre comparte fotos de insectos, hongos o animales que encuentra. - Pero aparte de eso, ¿Todo bien?
- ¿Por qué lo dices?
- Te conozco, estás afligido por algo: cuando está todo bien me hablas de los niños y lo que hicieron, a lo que jugaron en el recreo o almorzaron; y hoy estás muy callado. Así que ya cuéntame.
- En verdad es una tontería, en serio. Es sólo que hoy tuve una conversación con mis colegas y no estaba de acuerdo con lo que decían.
- ¿Quieres contarme sobre eso? sólo si te acomoda hablarlo.
- Bueno, en resumen - le expliqué sólo la situación de la hija y los castigos - y al final no pude dar a entender mi opinión, por eso terminé el día frustrado, no sé cómo mejorar eso de mí, no me salen las palabras correctas o enredo las ideas, no sé qué hago mal.
- Hmm... - procede a darme una palmada en el hombro - ¿Ves que sí pasaba algo? Tal vez ha pasado el tiempo pero mi habilidad para detectar cuando estás preocupado no se ha deteriorado.
- No es que no quisiera hablar de eso contigo, es que ya soy adulto, no deberían afectarme estas cosas.
- Está bien, entiendo, pero creo que sé porqué te molesta tanto la situación de esa señora y su hija.
- ¿Por qué? Anda Ian dime, ahora si que estoy curioso.
- Porque es similar a lo que te sucedió a tí con tus padres. - Lo miro fijamente, tratando de asimilar lo que me dice - Mira Alan, ya llegamos al negocio ¿bajemos a comprar algo rico para comer?
- Si, vamos.
Dentro de la tienda me agacho para mirar los escaparates y ver qué se me antoja. Hay tarta de frutas, como las que me recomendó la vez pasada la chica que atendía, y también reconozco las galletas de chispas de chocolate que me dieron hace unas semanas. Tal vez aquí las compró.
- ¡Bienvenidos! ¿Algo en lo que les pueda ayudar? - Ahora es una voz masculina quien nos habla.
- ¿Ya elegiste qué vas a querer? esas galletas las llevas mirando hace un rato.
- Si, quiero eso y... - me levanto para apuntar un pan de molde que está tras la caja registradora.
- ¿Profesor? - Me habla Will desde el otro lado del escaparate, algo asombrado.
- ¡H- hola Will!, ¿Así que trabajas aquí? No tenía idea, pensé que solo atiende la chica.
- Si, es que yo suelo estar en la cocina, con mi madre. La chica que atiende es mi hermana, se llama Faith. Aquí vivo con mis padres, y Oliver.
- Ah, entonces... ¿la mamá de Oliver no vive contigo? - ¿Por qué estoy preguntando eso?
- ¿Tú dices, nuestra madre? si, con ella horneamos... Espera, ¿tú lo decías porque piensas que Oliver es mi hijo?
- Es que... siempre lo llevas y traes del colegio, revisas su agenda y eres su apoderado, por eso yo pensé que...
- Jajajaja, - Ian no se aguanta las carcajadas. Quiero que me trague la tierra.
- Tranquilo profesor Alan, pasa a menudo que creen que es mi hijo, tal vez si hubiera sido padre adolescente, es probable que fuera mío, pero es mi hermano menor - Por favor, no sigas explicando que me da más vergüenza.
- Pero Alan, ya llevas un mes trabajando y no sabías si este chico es el papá o el hermano de tu alumno, eres un caso, siempre me haces reír - se seca las lágrimas de risa.
- A lo mejor me veo mayor de lo que en realidad soy, ¿tal vez tengo un aura de madurez? - replica Wilson para aumentar el ataque de risa que tiene Ian.
- N-No es eso Will, es que yo sólo supuse mal, te ves de tu edad, joven y bien - Ahh, no quiero seguir hablando.
- Profesor, me estás hablando de tú a tú justo ahora, me llamaste Will recién, también cuando nos despedimos en la escuela ¿Puedo llamarte Alan de ahora en adelante? Lo digo porque, bueno, tenemos edades similares, ¿no luzco como un padre mayor verdad?
- Cómo puedes tratar así a una persona de tu edad, Alan ya deberías dejar que te llame por tu nombre - opina Ian como para acorralarme.
- ¡Está bien! Puedes llamarme por mi nombre de ahora en adelante, pero cuando estés junto a tu hermano soy profesor Alan, ¿entendido?
- ¡Entendido Alan!- replica satisfecho.
Procedemos a comprar lo que necesitamos y nos despedimos de Will, parece que a Ian le agrada, él tiene una especie de instinto para reconocer las intenciones de las personas, y si Will le agradó es una buena señal. Espera, ¿buena señal de qué? Will es un chico agradable, pero no debería interactuar con los apoderados fuera de la escuela.
- ¿Cuándo tenías pensado contarme? - pregunta Ian en un tono burlón.
¿Contarte qué?
- Vamos, no te hagas el que no sabe. - Ahora lo acompaña el gesto de subir las cejas. - Cuándo me contarías que estabas conociendo a alguien.
- ¡Q-qué! ¿Yo? Ian, sólo es lo que viste.
- Bueno, voy a hacer como que te creo. Entonces ¿cuándo me dirías que estabas haciendo un amigo nuevo? Me enorgullece que estés intentando conocer a más personas.
- No es así, tu sabes que tú eres mi único amigo.
Mantenemos un silencio incómodo entre ambos hasta llegar a casa. No estoy enojado con Ian, es sólo que no necesito otros amigos, y estoy bien así. Pero Ian insiste en que conozca más personas. Sólo porque él tiene muchos amigos aparte de mí. Seguramente piensa que lo estoy reteniendo, que si tuviera más conocidos con los que salir no sería una molestia, y podría tener su casa para él mismo otra vez.
- ¿Qué hablaba tu compañera de los castigos? - pregunta Ian en voz baja.
- Decía que creía que sus amigos eran mala influencia y le quería quitar las cosas que le gustaban. Si la situación es parecida a la mía con mis padres, ya sabes que no termina bien. No importa lo que ellos dijeran sobre tí Ian, eres lo único bueno que me ha pasado aquí.
- Lo siento amigo, creo que te presioné mucho. Tómate el tiempo que necesites, sólo no rechaces a las personas que se quieren acercar a tí.
- Está bien, yo lo siento también.
Terminamos de comer, luego cada uno fue a su habitación. No puedo dormir. Si trato de evitar el recordar mi relación con mi familia, comienzo a pensar acerca de los comentarios de mi colega sobre conocer a alguien y tener hijos. Es confuso que no haya podido comentarle eso a mi mejor amigo. Es sólo que quiero dejar de decepcionar más a las personas: en especial porque nunca voy a ser padre.
Comments (2)
See all