En ese tiempo, estaba huyendo del dolor que había causado el amor de mi vida, y era tan joven que no supe cómo afrontarlo. No pude merodear tanto en esa línea de tiempo, ya que cuando abrí mis ojos me encontraba recostado en una habitación que no era mía pero que no era desconocida.
"No otra vez", pensé al visualizar el escenario. Mi cuerpo no actuaba a mi voluntad porque este era un recuerdo, y yo solo me movía como lo hice en aquel entonces, sin oportunidad de cambiar el pasado. Mi ex pareja, Yoon, estaba acostado a mi lado aferrado a mi cuerpo, hacía tanto calor que era insoportable tenerlo sobre mi. Supongo que lo quería, y que por eso no fui capaz de empujarlo hasta ese instante en el que mi teléfono sonó.
"Por favor... no quiero", grité en mi mente viendo como involuntariamente mi brazo se estira para recoger la llamada que mató un pedacito de mi alma y apago un interruptor que solo lo mantenía encendido "él".
—¿Yun?... —se escuchó a mi hermano mayor del otro lado... no quería oírlo, no lo deseaba, pero ahí estaba... reviviendo mi peor pesadilla.
—¿Si? ¿Yun Hwang?... ¿Qué quieres? ¿Por qué me llamas a estas horas? —pregunté molesto, después de todo estaba con mi quedante y odiaba ser interrumpido a altas horas de la noche. Pero esa persona no era tan importante como lo que estaba a punto de oír, y así ese amor se desvaneció en una simple noche. Porque por supuesto, solo era un engaño, una fantasía que yo mismo cree.
—Lo siento, Yun... lo siento mucho... —lo oí lamentarse al otro lado del teléfono. Estaba tan destrozado que me angustie aun sin saber, pero al parecer mi alma era más inteligente que yo y supo que perdió a su alma gemela sin que se lo dijeran.
—¿Qué demonios? Dime ya que esta...
—Él se fue Yun, él se fue...
—No entiendo, hyung...—murmuré con lágrimas en los ojos, mi corazón me obligo a llorar sin saber la noticia que no se hizo esperar demasiado...
—Haruki... Yun, Haruki falleció. —Una pausa eterna estrujó mi corazón. —Tuvo un accidente y no resistió, estuvo en terapia intensiva por una semana... se que tal vez debería haberte dicho antes pero fue tan reciente que... —Cuando escuché esas palabras mi estabilidad se rompió como un cristal increíblemente frágil, odio tener que revivir este momento otra vez. No quise oír más, lance mi teléfono contra la pared más cercana, y del mismo estruendo mi pareja despertó pero solo pude reaccionar violentamente diciendo que me dejara en paz porque quería irme lo más pronto posible de allí.
Me vestí tan rápido como pude y sin dar ningún tipo de explicación me fui corriendo con lo que tenía puesto, gritándole al cielo porque tenía que ser de esta manera. Estaba tan enojado por no poder haberlo acompañado en su corta vida, pensaba en las miles de posibilidades y me castigué a mi mismo una y otra vez.
Esa noche... Esa famosa noche que tantas enseñanzas me dejó, y también una cantidad inmensa de cicatrices que al día de hoy siguen sin poder cicatrizar del todo bien.
¿Cómo se supone que reaccionaría a la noticia de haber perdido a quien era el amor de mi vida?
Cuando me lance de rodillas al suelo, otra vez regrese a la oscuridad de la que había provenido. Me abracé a mi mismo y grité tan fuerte que mis cuerdas vocales se lastimaron. Dolía, dolía increíblemente fuerte como si esto lo hubiese estado viviendo a tiempo real. La herida estaba más abierta que nunca.
Pero entre tanta agonía sentí una mano apoyarse sobre mi hombro, pude verla y era muy blanca e incluso hasta fría, no fui capaz de ver a quien le pertenecía porque cuando mire hacia arriba mis ojos se abrieron para regresar a la realidad donde debía estar.
—Haruki... —susurré involuntariamente observando aun adormilado el techo de mi habitación, me costó procesar que solo había sido una horrible pesadilla. Pero no pude detenerme a pensar que solo fue algo irreal y ya, porque cuando quise ignorar la experiencia de esta noche, en mi corazón resonó el nombre de Kim Young Soo.
Un sentimiento lleno de arrepentimientos invadió mi pecho, y tuve el impulso inmediato de levantarme de la cama, ponerme la ropa que sea para salir corriendo en busca de esa persona que mi cuerpo exigía. Lo amaba, estaba completamente enamorado una vez más, y este sentimiento es real. No es una fantasía, Young Soo es el amor para mi vida y no podía permitirme perder otra vez a mi más profundo amor por culpa de malentendidos o malas decisiones.
Así que salí de la casa sin dar ningún tipo de explicación, yo sabía donde iba a encontrarlo un día como hoy. Debería de estar en Blue Moon haciendo el cierre, solo debería estar allí. En un momento la inseguridad quiso atacar mi mente diciéndome que tal vez él ya no deseaba verme o que quizás podría estar con alguien más, pero mi cabeza contraataca recordando las palabras que él me dijo y su confesión.
No estaba lejos de llegar a mi destino pero cuando me faltaba tan poco una lluvia de verano empapo mi cuerpo como si el universo quisiera ponerme obstáculos justo cuando me di cuenta que siempre fue Young Soo y que nadie en este mundo encaja tan perfectamente bien conmigo como lo hace él. Y si, quizás pueda vivir una vida sin su compañía, y tal vez allá afuera hay personas mejores para él, pero él me ama y yo también lo hago.
—Por favor... espero, estés aquí... —suspire entrando con cuidado al local que ya tenía el cartel que anunciaba que estaba cerrado sin embargo, me tome tal atrevimiento porque mi corazón ya no podía esperar más.
—¡Ya está cerrado! —escuche su voz proveniente desde la caja pero al parecer estaba tan concentrado en su trabajo que no vio a primeras... Cuando nuestras miradas se cruzaron la cobardía llegó, me puse demasiado nervioso y vergonzoso. Él no parecía estar enojado conmigo pero mi corazón estaba tan alterado que me dio el impulso de querer salir corriendo una vez más. Sin embargo, como si fuera una especie de fantasma protector, vi a Haruki detrás de Young Soo haciéndome señas para que me acercara a Kim. Creí que me estaba volviendo loco cuando pestañee y su figura desapareció, pero de alguna manera me ayudó a que diera unos pasos más hacia delante. —Sunbae...
—Yo... —se me creó un nudo en la garganta que no me quería dejar hablar, provocando que mi voz sonara más frágil. —Yo también te amo, Young Soo... Lo siento si fui injusto contigo, se que en parte no fue del todo tu culpa pero tenía miedo... No, tengo miedo... esto es algo... no se como explicarlo pero lo único que sé y que tengo bien claro es que yo también te amo a ti... —Fue extraño confesarme, se sentía liberador pero al mismo tiempo se sintió tan duro el esfuerzo de abrirle y sincerar mis sentimientos. —No se si ya es tarde... o ya no quieres... o estás arrepentido pero... yo te quiero muchísimo y mhh...
Young Soo tomó mis manos temblorosas, sabía que me encontraba nervioso. Por mi parte, aun me costaba dimensionar todos los sentimientos que el tenia hacia mi. Aun cuando él me miraba fijamente a los ojos, desnudándose ante mi alma, yo no me daba cuenta de que era mi caballero de brillante armadura. Kim no sólo estaba dispuesto a corresponder mis sentimientos, sino que también tenía intenciones de seguir conociéndome, respetarme en el proceso y de amar cada parte de mi peculiar personalidad. Sé que soy difícil, sé que muchas veces será complicado pero él está ahí viéndome como si fuera ese sol que necesita su luna para brillar.
—Yun... Kim Yun... —me llamó él con su voz ronca, haciéndome temblar de los nervios, aun la inseguridad picoteaba mi cabeza con la posibilidad de que él me dijera que no. —Tal vez te canses de oírlo pero yo te amo, hyung, sunbae, Yun, como más te guste... Quiero compartir esta vida contigo, y hasta las que sigue porque siempre te buscaré en todas ellas. —y esas palabras fueron el detonante para que yo sea un mar de lágrimas, dejando ver así mi debilidad y felicidad.
—Entonces... ¿me perdonas? —susurré con un tono de voz casi inaudible.
—Así como tu lo dijiste una vez, no tengo nada que perdonar, solo estoy agradecido de que me ames. —murmuró aprovechando la situación para poco a poco rodearme con sus brazos, dejando que me acurruque en su pecho. Este es el lugar que siempre llamaré hogar. —Pero...
—¿Pero?
—Me debes una cita por hacerme esperar, sunbae... No sabes lo asustado que estaba, creí que no volverías a hablarme en la vida. —confesó él, echando un suspiro de alivio ya que finalmente, él también había sido correspondido. No quería matar el momento, era demasiado hermoso para ser real, sin embargo, teníamos que dejar las cosas en claro si queríamos evitar otros malos entendidos.
—Perdón si hago esta pregunta... —dije rompiendo el silencio de tan maravilloso ambiente. —pero... mh... —dude un segundo, era vergonzoso para mí preguntar algo así. —Young Soo, tú y yo... ¿qué somos ahora? Digo... es que tu me amas... yo igual a ti... entonces... no sé...
—¡No! ¡No lo hagas! —exclamó alterado.
—¿Qué no haga qué cosa? —pregunté asustado por su reacción.
—¡No me lo pidas! ¡No hagas la pregunta! —quise preguntar el porque pero cuando abrí mi boca, él la cubrió rápidamente con una de sus manos. Me pregunté si él no quería nada serio conmigo, o si tal vez lo estaba presionando demasiado pero luego se encargó de dejarme sin palabras. —Tu y yo sabemos que somos y qué queremos ser... pero déjame pedirlo de una manera especial, por favor... ¿Es posible? —Entonces dejó caer su mano para darme lugar para hablar pero estaba shockeado por su petición.
Él me estaba diciendo que quería hacerlo especial.
Él si quiere.
—Si... —dije en tono de voz tan suave que apenas el pudo oírme. —si tu quieres... que el momento sea diferente y especial, seré paciente Young Soo... —murmuré estirándome lo suficiente como para dejarle un dulce beso sobre sus labios. No necesitaba tener el título ahora, podría esperar por mil vidas, eso era lo de menos. Lo importante ahora era que nosotros dos ya aclaramos las cosas, y sé que así como yo lo haré, él me respetara porque si bien "no somos" en el fondo "ya lo somos".
—Te prometo Yun, que no te voy a defraudar... solo déjame amarte. —esa petición en otro momento habría sido difícil de cumplir, abrir mi corazón desde joven me resultó difícil, pero ahora... Gracias a él, sé que puedo hacerlo si se trata de Kim. Se ganó ese pase así como yo gané un lugar en el suyo.
Esa noche no la íbamos a pasar juntos, decidimos ir lento. Young Soo me llevó al vestuario para dejar que me diera un baño de agua caliente, y así retirar toda la ropa empapada por culpa de la lluvia repentina que por cierto, en ningún momento había cesado.
Estar desnudo en los vestuarios y saber que Young Soo estaba rondando por ahí cerca me ponía muy nervioso. Lo había extrañado tanto que moría de ganas por decirle que se metiera conmigo a las duchas pero primero tuvo que encargarse de terminar de cerrar Blue Moon para que nadie más se colara como lo hice yo.
Extrañaba sus besos, sus labios recorriendo cada rincón de mi piel, y de solo pensarlo mi miembro se erectó. Me sentí un idiota por la erección, no es algo que me suceda con frecuencia a estas alturas de mi vida.
—No puede ser... se supone que ya soy un adulto. —me queje en voz alta, frustrado por el dolor y la punzada que sentí en mi entrepierna por solo haber pensado en él. Ya no era un adolescente pero ahí estaba yo, sin saber si sería prudente tocarme o intentar pensar en los trajes feos de mi abuela para que se me espantara la calentura. Pero cuando cerré mis ojos solo pude verlo.
—¿Hyung? ¿Aún estás ahí? —escuché su voz demasiado cerca, suspiré.
—Aun me falta, Young... ya casi termino... —hablé, aunque me trabé un poco con mis palabras al saber la situación difícil en la que me encontraba. No quería que se diera cuenta, apenas y nos habíamos reconciliado.
Pero lo volví a escuchar, y esta vez más cerca de mi oído, mientras sus manos comenzaban a acariciar mi pecho desnudo. —No podía resistirme... verte aquí solo, déjame ayudarte. —murmuró con su voz ronca haciéndome estremecer por completo entre sus brazos, él se apegó lo suficientemente a mi cuerpo como para hacerme sentir su virilidad contra mis glúteos. De pronto, la temperatura aumentó más, y no sabía si era por culpa del vapor del agua que comencé a marearme.
Poco a poco su mano comenzó a bajar por mi abdomen, palpando y haciendo movimientos circulares como si me estuviera lavando. Pero sus besos húmedos en mi cuello me avisaban que no lo estaba haciendo con las mejores de las intenciones, porque ni bien tuvo la oportunidad rodeo mi pene desde la base. Me lo acarició suavemente hasta la punta, repitiendo aquellos movimientos de fricción una y otra vez.
Deje salir de mis labios esos sonidos vergonzosos que a él tanto le gusta oír. Young Soo se puso más brusco y me masturbó tan deliciosamente fuerte que me hizo retorcer ayudándome con una mano contra la pared húmeda de las duchas para no caer. Era tan fácil llegar al clímax cuando él invadía mi mente, que de un momento a otro lo dejé todo contra la pared de la ducha que estaba frente a mi, y cuando abrí mis ojos me sentí patético, satisfecho y al mismo tiempo avergonzado.
Porque toda esta escena no había sido más que producto de mi retorcida fantasía.
—¿Sunbae? ¿Está todo bien ahí? —pegué un gran salto cuando oí su voz y traté de limpiar lo más rápido posible llenándome de jabón para que no se sintiera tanto el olor a semen. —¡Te traje ropa! Algunas prendas son mías pero otras se las robé a Ju Won que es más pequeño. Si necesitas algo por favor llámame.
—No, no, estoy bien, ya casi salgo... —respondí nervioso cubriendo mi rostro sonrojado con ambas manos como si él pudiera verme y juzgarme por mis acciones.
—Entonces... te espero en el vestidor del otro lado, para que te vistas y hagas tus cosas tranquilo. —murmuró aquello último acompañado de una risilla, lo que me hizo entrar en pánico. ¿Acaso Young Soo me había escuchado? ¿Y no fue capaz de ayudarme?
—¡No sé de qué estás hablando! —reaccioné de inmediato afirmando las sospechas de Kim, quien no había oído por completo mi crimen pero de alguna manera se imaginó lo que hacía cuando quiso dejarme la ropa y oyó un gemido con su nombre que salía de mis labios.
Tras salir de las duchas intenté secar rápido mi cuerpo y abrigarme con toda la ropa que él había dejado para mi. Ciertamente, había prendas que me quedaban más holgadas que otras pero era mejor andar en esas pintas que coger un resfriado por modelar con mi ropa empapada.
—Te ves hermoso, sunbae... —murmuró él al verme con esas prendas que no me beneficiaban en lo absoluto, y mi cabello húmedo del cual caían algunas traviesas gotas.
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