Desde el comienzo del día, tuvo que lidiar con una desgracia tras otra, como haberse quedado dormida, y lo peor que le pudo pasar fue haberse olvidado un proyecto importante en casa, el cual debía exponer esa mañana.. A pesar de que últimamente Young Soo consume todo mi tiempo, de buena forma, no dejo de ser roomie de Seung Hwa y por supuesto, de Sun Hee.
—¿Yun? ¿Me escuchas? —cuestionó ella con el tono de voz alterado del otro lado del teléfono.
—¿Sun Hee? ¿Estás bien? —le respondí con más preguntas, y es que se oía tan mal que me llenó el pecho de preocupación. Ese día no había ido a clases, ya que darían exámenes recuperatorios para quienes no hayan aprobado, y por suerte yo no pertenecía a ese grupo.
—¿Estás en casa? ¿Puedes hacerme un favor muy grande? —me regresó las preguntas, lo que ,me llevó a soltar un largo suspiro. Tal vez no era tan malo como imaginaba en mi cabeza ansiosa.
—Si, si puedo, justamente hoy me quede en la casa.
—Oh cierto que Young Soo está dando un examen.
—Si... —suspire como tonto enamorado olvidando por un momento que ella me necesitaba.
—¡Ya! Me olvidé mi proyecto en la mesada, y pues... Ahora mismo estoy por dar un examen, no llegó a pasar por casa. ¿Podrías venir a traerme el archivo? Pooor fiiiiis...—dijo ella por fin, haciéndome sonreír por lo despistada que podía ser a veces. Realmente la amo como a una hermana.
—¡Oh sí! ¿A qué hora sales de tu examen? Estaré puntual para ti.
Apunte el horario en mi celular, era dentro de dos horas así que me coloque una alarma y me dedique ese tiempo para prepararme. En una situación normal seguiría durmiendo hasta treinta minutos antes de la hora acordada pero no se me olvidaba que podía ver a Young Soo en la universidad, y se que a él le agradan las sorpresas. Así como él viene a buscarme a clases siempre, me gustaría hacerlo por él.
Las dos horas corrieron más rápido de lo que hubiese esperado y cuando menos me di cuenta ya me encontraba todo bañado y perfumado con el proyecto de Sun Hee entre manos. La puntualidad era mi virtud pero por miedo a llegar fuera de horario decidí coger la bicicleta de Seung Hwa para montar en ella hasta la universidad.
El aire se sentía bonito y fresco, mi corazón se sentía tan feliz que no pensé que pudiera suceder algo malo que robe una vez más mi brillo. Fui inocente al estacionar la bicicleta en el área correspondiente, y correr por los pasillos del departamento de arquitectura con una enorme sonrisa. Porque allá, a lo lejos, en uno de los anchos pasillos se encontraba Kim Young Soo. Honestamente se veía tan precioso como siempre, pero la persona que estaba entre sus brazos disfrutando de su calor no era yo, esa figura delgada y femenina por supuesto que no era yo, y quien saboreaba de aquellos labios que alguna vez sentí míos... tampoco era yo.
Me quedé paralizado como a diez metros de distancia, no quería seguir viendo, y tampoco quería llorar, no tenía tiempo para recoger los pedazos de mi corazón roto porque Sun Hee me necesitaba más que nunca.
Él me vio pero yo no necesité ver más y me volteé.
Así que me fui en silencio como si nunca hubiera pasado por casualidad por ahí, y conteniendo aquello que quería estallar en mi interior busque el salón de clases de Sun Hee para entregarle el portafolios donde se encontraban esos archivos que me pidió. Trate de ser fuerte y disimular lo mejor posible. Le deseé la mejor de las suertes y me marché, con los trozos de mi corazón entre manos preguntándole al cielo... "¿por qué fui tan estúpido?". Seguí siendo idiota porque aun cuando mis lagrimas se deslizaban por todo mi rostro espere a que el viniera corriendo tras de mi y me diera algún tipo de explicación.
Pero yo... no soy nada para exigir aquello.
Al llegar a mi casa lo primero que hice fue encerrarme en aquella habitación que alguna vez consideré mi hogar antes de conocer a Young Soo. Pero ya no se sentía como antes. No lograba sentirme protegido allí, aunque era mi mejor opción.
Mire mis paredes minadas de fotos de estos últimos años, algunos posters de mis cantantes favoritos, y algunas pinturas que reflejaban los fantasmas de mi pasado.
"¿Por que soy tan idiota?", me pregunté por milésima vez.
Me sentía completamente destrozado como si hubiese sido una traición real, cuando en realidad nosotros no éramos nada. Solo fue ese casi algo que se robó mi corazón y me hizo creer que podía amarlo con cada poro de mi piel. Todo se cayó en mi bella ilusión, y la posibilidad de aceptarme se derrumbó, porque nada era real, todo era mentira.
La conexión era mentira.
No quería parecer inmaduro, pero no tuve las fuerzas de levantarme de la cama aquel día. No solo me dolía el beso, no solo mi corazón estaba desparramado llorando en la cama de mi habitación, sino que mi mente me estaba castigando a puñaladas gritándome que me dijo y me advirtió que algo como esto pasaría. En el peor de mis momentos siempre recuerdo las palabras que alguna vez Jae Hyun me dijo, como aquello de que yo no merecía ser amado y que nadie me amará jamás. Me siento asqueroso y solo podía sentirme más miserable a medida que las horas pasaban.
La culpa me llegó cuando falté al trabajo sin avisar previamente, pero estaba en mi tiempo de luto y lo que menos deseaba era que la luz abrasadora del sol queme mi cuerpo muerto. El día paso, y yo lo perdí entre lágrimas por haber caído de nuevo en un estúpido falso amor imposible, y lo que más lamentaba era haber arruinado mi amistad con Young Soo por mis estúpidos deseos, pues ahora la oportunidad de que volvamos a ser los amigos de antes está tan lejos como lo está la luna esta noche.
—¿Yun? ¿Estás allí dentro? —se escuchó la voz de Seung Hwa al otro lado de la puerta. ¿Cuánto tiempo había pasado ya?
—¿Eres tonto? Es obvio que él está ahí. —pude oír como Sun Hee lo regañaba entre susurros antes de dirigirse a mí en un tono de voz más alto y desesperado. —Yun por favor, necesitamos que hables con nosotros, estamos preocupados por ti. Pasaste todo el fin de semana encerrado en tu habitación, no sabemos si comes, y solo nos enteramos que sigues con vida porque oímos tu puerta abrirse cada vez que vas al baño por la madrugada.
—Hyung... sabes que puedes confiar en nosotros, somos tus mejores amigos. —terminó de hablar Seung Hwa robándose un profundo suspiro mío. No quería verlos y enfrentar la vergüenza de haber llorado una vez mas por un tonto hombre guapo heterosexual. Mi cara estaba hinchada, no deseaba que me vieran de este modo, pero tenían razón y no se merecían esto. Así que completamente apenado con la situación que les hice pasar, cogí fuerzas de donde pude para levantarme de la cama, y enfrentar a la única familia que me quedaba.
—Lo siento chicos, no quería preocuparlos. —dije al abrir la puerta.
—No, no, Yun, no tienes que disculparte con nosotros. —dijo Sun Hee recibiendo mi alma triste entre sus brazos, sumándose Seung Hwa al abrazo que como muchas veces, se sintió reconfortante. —Se que no tienes la necesidad de darnos explicaciones pero...
—Te amamos, hyung...
—Y nunca vamos a dejar de preocuparnos por ti...
—Porque eres más que un amigo, un hermano...
—Eres nuestro más profundo amor, Yun. —murmuraron los dos al mismo tiempo apretando mas aquel abrazo que hizo doler mi pecho. Me sentí mas idiota por llorar por un hombre teniendo el amor de mis mejores amigos.
No necesito decirles que no quería hablar de lo que me estaba pasando, con tan solo una mirada o incluso un toque entendemos lo que hay en nuestras cabezas. Por suerte, ellos no se pusieron pesados o insistentes, eso me hizo sentir de alguna manera comprendido.
Dejando las lágrimas atrás, ese lunes no me presenté a trabajar otra vez, y aunque Young Soo llamó a Sun Hee unas diez veces, ella comprendió que era mejor darme mi espacio y no decirme nada sobre él que me estaba buscando. Porque si realmente quisiera arreglar las cosas conmigo debería llamarme a mí, después de todo, no lo he bloqueado y he esperado su llamada al otro lado de la línea.
No salimos de casa, Seung Hwa pidió por delivery unas hamburguesas con papas fritas en Burger Queen, y algunos postres también en otro sitio. No fueron a clases, yo tampoco fui, solamente nos dedicamos a tener un día entero de amigos entre series de terror y algunas películas de comedia para cortar con el espanto. Jugamos bailando al ritmo del Just Dance hasta quedar muertos del cansancio y dormir siesta por toda la eternidad. Bueno, no pudimos dormir para siempre porque el martes estaba ansioso por llegar.
Al día siguiente, con un poco más de fuerzas, me presenté tanto en la universidad como en Blue Moon, y no, no tenía ánimos de trabajar pero no podía seguir postergando mis responsabilidades por un mal amor. Además, no valía la pena dejar todos mis esfuerzos atrás por un amorío que no funcionó. Aunque claramente seguía muy herido por permitir que nuestra amistad se arruinara de esta manera. El quiso volver a hablar conmigo en varias ocasiones pero me ocupe e hice lo posible para evitar que quedemos a solas.
Me funcionó perfectamente bien, pero no sabía que estaba lastimando a un inocente por estar cegado por lo que mis ojos habían visto, ensordeciendo los oídos de sus posibles declaraciones.
Mientras yo seguía apuñalando con mi indiferencia a un tonto inocente, en la universidad estaba Sun Hee a punto de enterarse de toda la verdad.
Ella estaba en el baño encerrada maquillándose en uno de los cubículos cuando oyó como unos pares de tacones resonaban en el lugar. Era normal que algunas mujeres fueran al baño en grupo en todo momento, por eso Sun Hee le resto importancia hasta que...
—Entonces... ¿estás saliendo con Young Soo? —chillo una de las chicas que estaba en el lavado llamando la atención de Sun Hee que ahora atenta como nunca hizo silencio para oír más.
—Mh... más o menos así... —escucho que respondía Jung Eun.
—¿Más o menos así? Te viene rechazando desde hace meses.
—Cállate, perra. El me ama, yo lo se, antes salimos juntos...
—Si no mal recuerdo eso fue hace más de un año y cuando él quiso algo serio contigo lo ignoraste por completo.
—¿Acaso te pones de su lado, Sunny?
—No, yo solo digo la verdad, Jung... no dejas de mentir.
—¿Y tu que sabes? No es como si yo lo hubiera forzado a besarme... bueno, quizás sí lo hice pero es que... ¿cómo se atreve a dejarme por un maricon? —Era evidente que Young Soo nunca la dejo por mi pero estaba en juego su reputación de perra de la universidad, y Sun Hee quien la conocía bien, ató cabos y ahora lo único que quería era matarla. Pero Jung Eun estaba con las demás plásticas en el baño y lo más probable es que saliera perdiendo ella si se enteraban que había escuchado aquello. No era mala idea grabar la charla pero no era su estilo, ella prefería que yo entrara en razón y me arreglara con Young Soo de una mejor manera.
—Joder Jung Eun, eres una perra loca. —se rió una de sus amigas y abandonaron el baño dejando a Sun Hee completamente impactada. Ella no estaba enterada de porque yo estaba mal y deprimido, pero ahora podía entender todo, porque no había manera que sea por otra cosa o quizás sí, pero en este tiempo noto que me esforzaba muchísimo en evitar a Young Soo... injustamente, claro está.
Por otra parte, cuando yo termine con mi jornada laboral, trate de vestir y guardar mis pertenencias lo más rápido posible, aun me negaba rotundamente en quedar a solas con Young Soo. Pero lo que me llamó la atención es que cuando cogí mi teléfono tenias muchas llamadas perdidas de Sun Hee. Pretendía llamarla de inmediato y cuando estuve a punto de hacerlo escuché unos pasos fuera del vestuario, y sabía que solo podía ser una persona. Así que primero me preocupé por huir de allí sin ser visto mientras marcaba para saber si había sucedido algo grave.
Para mi desgracia Sun Hee me llevaba directo al buzón de voz, y no había maneras de poder comunicarme con ella. Por supuesto, no sabía que no le había pasado nada de vida o muerte, simplemente esa niña se había quedado sin batería y estaba tan distraída teniendo una cita que no percato que me dejaría preocupado.
Suspire a la sexta vez que no me cogía la llamada, y había bajado tanto la guardia que no me di cuenta que detrás mío venía corriendo Young Soo buscando arreglar las cosas conmigo una vez más. Pero aun Sun Hee no había hablado conmigo, y seguía cegado por el dolor que me hizo pasar esa escena que lamentablemente tuve que presenciar.
—¡Hyung, por favor! ¡Hyung, espérame! —suplico él tomando mi hombro con una de sus manos, pero lo esquive negándome a tener contacto físico con él.
—Yo no soy tu hyung, Kim. —musité en un tono frío, sintiendo una fuerte punzada en lo más profundo de mi pecho.
—Por favor... sunbae... déjame hablar contigo. —insistió.
—No quiero hablar contigo, Young Soo. —dije irritado. —Tengo diez llamadas perdidas de Sun Hee, creo que esto vale mucho más la pena que escuchar tus estúpidas excusas. ¿Crees que tengo quince años y me puedes engañar como a un tonto adolescente? Pues lamento recordarte que soy mayor que tu, y no soy ningún tonto, si, soy un imbécil por creer que me querías y que tal vez era especial para ti pero ya vi que solo fui un experimento. —grite lleno de dolor con las estúpidas lagrimas traicioneras que no tardaron en decorar el rostro de un tonto que se enamoro otra vez de la persona equivocada, o al menos así me veía a mi mismo en ese entonces. —Me hubiera gustado haber sido suficiente... no sé, mira... yo no estoy listo para hablar contigo.
—Yo ah... lo siento mucho, sunbae... —suspiró abatido tomándome las manos con lágrimas en los ojos. —Se que es imposible hacer que me creas ahora pero nunca te mentí con mis sentimientos.... yo... eso que viste no fue así...
—¡Te dije que no quiero escucharlo! —exclamé entrando en pánico, imaginándome lo que estaba a punto de decirme. NO. NO QUERÍA ESCUCHARLO AHORA.
—¡No dejaré que te vayas de aquí sin que sepas que te amo, sunbae! ¡Te amo aunque ya no creas en mi! ¡Yo te amo! —Fue una confesión rara pero sonó con tanta sinceridad que logró impactar en mí, y quizás hasta incluso me asustó. ¿Por qué si me ama se besó con alguien más? ¿Por qué si me ama ese día no vino detrás de mí a desmentir los que mis ojos vieron? ¿Por qué hacerlo ahora que ya rompió mi corazón?
—No... no puede... ¡Cállate! —grité haciendo fuerza para zafar de su agarre. Lo miré como si él fuese mi mayor pesadilla y corrí, huí sin mirar atrás y sabía que no había oportunidad de que él me siguiera. Young Soo entendió que no lo hizo bien, no me aclaró lo que pasó, y solo logró espantarme aún más.
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