Ay no... de todas las preguntas que pudo haber hecho, ¿por qué esa?
Suspiré, no quería responder a su pregunta, sin embargo no planeaba arruinar el hermoso ambiente que habíamos creado por un tonto complejo mío. Quizás tuve más parejas de las que él pudiese imaginarse pero en mi corazón solo hubo una, porque el resto solo fue el decorado que solo se ocupó de hacerme crecer y abrir los ojos.
—Tuve varios novios... pero no fueron relaciones muy serias como para que yo pudiera recordarlos.
—¿De verdad? —dijo él en un tono que yo no pude descifrar.
—Si, de hecho solo hay una que siento que fue verdadera... creo que el primer amor siempre es importante para una persona ¿verdad?
—Si, creo que sí... —balbuceó el apenas audible evitando mirarme a los ojos.
—¿Qué sucede, cariño? ¿Tu primer amor fue muy malo?
—No, no es eso... es que creo que yo nunca tuve un primer amor, sunbae, y me puse algo celoso. —confesó con sus mejillas teñidas en un dulce rojo carmesí. Me reí enternecido por sus palabras y me costaba creer que una persona como él tan amada y querida nunca experimentó el sabor agridulce de un primer enamoramiento.
—No debes preocuparte por eso, bebé... nunca es tarde para vivirlo.
Cuando acabamos de cenar me puse demasiado nervioso, ya que usualmente en mi primera "cita" terminamos en un motel si es un quedante cualquiera y guapo. Pero esta vez se trataba de Young Soo y no podía proponerle algo como eso. De hecho ni siquiera me siento preparado mentalmente para verlo en esas condiciones conmigo. Aun así más me sorprendió cuando fue él quien me invitó a quedarme en su casa sabiendo que el domingo no nos tocaba trabajar. Pero tampoco debía espantarme mucho, pues es normal en nosotros pasar veladas enteras juntos.
Me llevó a su casa en auto, y ya desde ese entonces comencé a sentir un pequeño hormigueo en mi estomago. Cuando nuestras manos se rozaban por alguna razón mi corazón saltaba eufórico, y me daba un poco de miedo reaccionar así con él. Se que ahora es diferente al inicio pero sigue costando creer que ya no soy el amigo sino más bien el chico que le gusta y que espera conquistar, aunque es obvio que mi corazón ya lo tiene entero en sus manos.
—Oye, sunbae... ¿te sientes bien?
—Si, si, estoy bien, cariño... —murmuré un tanto nervioso al encontrarnos dentro de su casa. Soobin tomó de mi mano y jalo de ella para que yo lo mirara.
—Sunbae...
—¿Si? —y cuando mire fijamente a sus ojos una de sus manos se apoyó contra mi mejilla izquierda derritiéndome con su simple toque. Era difícil mirarlo a sus ojos cuando tenía sus labios tan cerca de mi.
—¿Puedo llamarlo "hyung"? —gruño el aún más cerca de mis labios, haciéndome sentir como nuestros alientos se entrelazan y estaba tan embriagado con su perfume que mi voz salió más ronca de lo normal.
—Si, si puedes, bebé...
Fue difícil terminar de hablar, ya que pronto Young Soo rodeo mi cintura con su otro brazo apretando mi figura contra su cuerpo, mientras que finalmente rompía esa lejanía tan diminuta que manteníamos. Se sentía tan bien besarlo que me hacía olvidar todo este miedo y temor que me había atormentado anteriormente. Young Soo fue dulce conmigo aun cuando asomó su lengua pidiendo permiso para ingresar a mi boca, parecía querer devorarme con tan solo un beso, y en definitiva lo estaba logrando muy bien.
No sé en qué demonios estaba pensando cuando entre beso y beso lo arrastre hacia su habitación que muy bien conocía. No podía dejar de saborear cada rincón de sus exquisitos labios, poniéndome eufórico cada vez que él manoseaba alguna parte de mi cuerpo aun sobre la ropa. Parecía desesperado, y yo estaba muerto por dejar que el comiera tanto como quisiese.
—Young Soo... —suspire sobre sus labios odiando la inseguridad que comenzaba a abrazarme por la espalda. —¿Es..estás seguro de esto? —era difícil hablar con él cuando no dejaba que mis labios descansaran ni un segundo, y ahora parecía que era él quien me llevaba hasta su habitación. Deseaba olvidar que Kim es heterosexual, o bueno, que alguna vez lo fue, pero este temor a que le parezca desagradable físicamente no dejaba de querer apoderarse de mi mente.
—Shhh... ¿qué me estás preguntando, hyung? —ronroneo cerca de mi oído, lamiendo el lóbulo de mi oreja regalándome esa rica corriente eléctrica. —Hyung... Lo deseo desde el día en que entró por esa puerta y me preguntó si iba a entrevistarlo. —mi rostro enrojeció por completo ante tal confesión, pero de alguna manera logró darme seguridad al demostrarme lo interesado que estaba en mi.
Entonces él me besó más y yo me dejé llevar por completo. Compartimos aún más roces de nuestros labios mientras nos fuimos desvistiendo el uno al otro. Young Soo físicamente era tan perfecto al lado mío, pero al parecer él amaba mi abdomen plano, no dejaba de morderlo y marcarlo como queriendo tatuar su nombre allí. No perdí la oportunidad de tocarlo tanto como quisiera, tratando de danzar con mis dedos hasta en el último rincón de su ancha espalda. No sabia si ofenderme al darme cuenta que Young Soo estaba mas que listo para tener sexo conmigo, porque mientras frotábamos nuestros cuerpos el tomo un lubricante de su mesita que esta al lado de su cama. ¿Él se estaba preparando para este momento?
—Hyung... mmhg yo...
—Mhg... ¿si?... —jadeé abriendo mejor mis piernas para que él pudiera acomodarse entre ellas y preparar mi agujero. Pero cuando mire sus ojos, fue fácil de leer que era la primera que el iba a tener sexo anal con alguien, y me reí enternecido puesto que parecía dudar de su capacidad, y yo no dudaba de que el podría hacer un buen trabajo. —Mh... bebé, no te preocupes tanto, tu hyung es fuerte... —murmuré mientras me aferraba a uno de sus brazos hasta poder capturar algunos de sus dedos dentro de mi cavidad bucal, lamiéndolos lo suficiente hasta dejarle una brillante capa de saliva. Su pene se veía más erecto después de verme hacer eso, y yo sabía las cosas sucias que estaban pasando por su mente, porque así como él, yo también moría de ganas de comer su pene.
—Hyung... —gruñó mientras yo le rozaba suavemente mis dientes a lo largo de sus dedos, y los retire de mi boca para ahora bañarlos en lubricante, masajeandolos mientras regresaba a abrir mejor mis piernas de manera sugerente. Young Soo capto el mensaje enseguida por lo que se acomodo mejor para que yo pudiera guiarlo y ayudarlo a introducir sus dedos en mi cavidad anal.
Joder... hace tiempo que no tenia sexo con alguien, pero no se sintió para nada desagradable cuando lo tuve dentro de mi expandiendo todo el lubricante en mi interior. Él tomó más confianza y poder sobre mi cuerpo, y le permití que lo haga, quería que se libere así como yo lo estaba haciendo.
—Ahh... Young... Soo... cariño mhg... —gruñí retorciéndose del placer debajo de su cuerpo mientras que él no dejaba de penetrarme una y otra vez con sus dedos volviéndome la persona más impaciente del mundo. Quería más, deseaba muchísimo más de él, y él lo sabía aprovechándose de eso para verme en mi punto más desesperado.
—¿Hyung?... ¿Necesitas algo? —cuestiono con su rica voz ronca, mostrando esa sonrisa traviesa llena de maldad mientras seguía moviendo sus dedos y con su otra mano sacudía su pene masturbándose frente a mi.
Joder... se veía tan sexy.
—¡Ya! Por favor aah... bebé, mierda, necesito tu pene, amor. —rogué.
Tan pronto como escucho mi aprobación, Young Soo acomodo mis piernas sobre sus hombros y sin ver yo sabía que él estaba acomodando su pene en mi orificio para darme de eso que tanto estaba esperando. No sabía que podía desearlo con tanta desesperación, y me sentí tan conectado a él que no dude en que le gustara en todos los sentidos. Dolió un poco cuando se empujó contra mi cuerpo, pero estaba tan feliz por recibirlo que solo atiné a empujarlo como podía con ayuda de mis piernas para que la metiera completamente en mi.
—¡Aah.. mierda, bebé! —grite en un fuerte gemido cuando ingresó por completo iniciando con esas embestidas suaves que me hacían tocar el punto más dulce de mi excitación. Nada se podía comparar con lo magnífico que se sentía conectar con Young Soo, su piel contra mi piel, la música que creaba nuestros cuerpos al chocar constantemente con cada penetración que poco a poco se iba volviendo más ruda e impaciente. Nos contuvimos tanto tiempo que ahora simplemente parecíamos dos bestias con una sed insaciable por el otro repitiendo los mismos movimientos mientras nuestros gemidos se entrelazan y se oyen por toda la casa. No me daba miedo siquiera ser escuchado por sus vecinos, solo lograba excitarme aun mas cuando su cama rechinaba por la fuerza con la que el me tomaba.
—Ahh... joder Yun...—gruñó mientras me tomaba fuertemente de la cintura para entrar mas y mas en mi. —eres tan hermoso, hyung mmh.
Honestamente no sé cuantas veces lo hicimos esa noche, pero lo que sí sé es que lo hicimos en todas las posiciones que mi condición física nos permitió. Pensar que la almohada donde ahora reposa mi cabeza la he mordido y me he aferrado a ella como mi vida dependiese de ello durante el sexo, ahora no hace mas que hacerme sentir avergonzado por todas las barbaridades que he dicho y hecho esa noche con Young Soo. Lo peor de todo es que estaba tan muerto del cansancio que no había posibilidades de escapar de su casa para no verlo nunca más, aunque claro, no iba a abandonarlo de ese modo después de todo lo que hicimos.
No quiero parecer un idiota que se enamorado después de tener sexo pero caí, caí profundamente por el.
Fue extraño despertar y tenerlo a mi lado durmiendo completamente desnudo, y no solo por el hecho de que nuestra amistad ya ha roto con todos los límites de lo que se supone que es una amistad. Si no porque... ni Jae Hyun se quedaba a pasar toda la noche conmigo para dormir abrazados como lo hace Young Soo Quizás es diferente porque estoy en su casa, pero mis otras parejas nunca tuvieron vergüenza de echarme de la casa después de dar un buen polvo.
Con él es difícil saber si le puedo entregar mi corazón o debo seguir corriendo para que nadie lo lastime.
—¿Hyung? ¿Estás despierto?
—Hace tiempo que estoy despierto, mocoso dormilón.
—Oh vaya... pensé que me llamarías "amor" como anoche. —murmuró aferrándose a mi cintura sin querer dejarme ir, sabiendo que me avergonzaría tanto por sus palabras que iba a querer salir corriendo, pero no pude escapar de sus brazos y no perdí la oportunidad para jalarle de su linda nariz.
—¡Ya! ¡Niño tonto!
—Mmhg... pero a este niño hyung le pidió que le duro una y otra vez. —jugó mordiendo mi hombro con cuidado, antes de repartir besitos por aquella zona.
—Pff... no puedo contigo ah... eres demasiado guapo para mi salud mental.
Ambos reímos, y siempre lo supe pero... definitivamente yo no quería ser el casi algo de Young Soo, mi corazón quería mucho más, pero mi mente aun tenía miedo de aceptar ese tipo de sentimiento.
Después de esa noche, nuestra relación cambió mucho más de lo que ya lo había hecho. Ahora Young Soo buscaba la manera de quedarse a solas conmigo, ya sea en la universidad o en el trabajo, y no solo para tomarnos de la mano inocentemente, sino para compartir más de esos besos que alteraban por completo mis hormonas.
Muchas de esas veces temí por ir demasiado lejos con él en un lugar indebido, y no se si era suerte o mala suerte, pero siempre había algo que hacía detenernos, en el mayor de los casos eran la presencia de Sakura o Sun Hee, que estuvimos a punto de generarle algún tipo de trauma.
Se que ellas sueñan con vernos juntos, pero dudo que realmente deseen ver en vivo y en directo como sus amigos más cercanos se manosean el uno al otro.
—Ya... Soobin te dije que aquí no... —susurré en un tono bajo tratando de sonar autoritario sin deseos de hacer un escándalo en la biblioteca. Este niño... No entiendo en qué estaba pensando cuando lo invité a que me haga compañía mientras estudio y hago mis apuntes para mi examen de Historia de las Artes Visuales. —Maldito seas Young Soo, a la que no saques tus manos de mis piernas no dudaré en cortarlas.
—Pero... pero hyung, me estoy portando bien. —se quejó como un pequeño niñito haciendo una rabieta, y abultando sus labios se acomodó sobre mi hombro mientras seguía haciendo unos resúmenes sobre el arte de la antigua Grecia.
—No te atrevas a manipularme, bebito lindo. —gruñí enojado conmigo mismo por caer en su encanto y buscar el momento exacto en que nadie nos mirara para poder robarle un besito.
—Es que no es justo, hyung, te extraño todo el tiempo y ahora que estás con exámenes sufro mucho. Además... no entiendo porque debemos mantener esto en secreto. —No de nuevo... suspiré. ¿Cómo podía hacerle entender que no era prudente gritarle al mundo que somos una pareja de amigos con derechos?
—Oye... Young Soo...—lo llamé al ver su expresión triste y aproveche de sacar sus manos de mis piernas para entrelazar las nuestras mientras lo miraba a los ojos. —Sabes que yo te quiero mucho, y yo no dudo de que tu también me quieres, pero aún es muy pronto y... sabes que mh... tú y yo aun... ya sabes.
—¡Pero hyung!
— ¡SHHHHHH! —nos dijeron todos los estudiantes que estaban cerca de nosotros estudiando, e hice una mueca avergonzada aunque al mismo tiempo me aguantaba la risa, nunca en la vida me habían callado en una biblioteca. Era como de películas.
—Te estoy protegiendo, mi bebé lindo. —susurré sobre el oído de Young Soo, tomándolo con ambas manos de sus mejillas para darle otro beso travieso sobre sus labios. Le guiñe el ojo en señal de que me ayude a recoger mis cosas, y huir de allí con él para poder ir a otro sitio donde pudiera darle todo ese amor que él necesita de mi, y todo ese cariño que desborda de mi cuerpo queriendo caer sobre el suyo.
Estaba tan enamorado que no me importaba postergar mis estudios (siendo que siempre he sido terriblemente responsable) para revolcarme en su cama otra vez y darle todo de mí, así como él me da todo de sí.
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