- Pero ¿a qué precio? – Se levantó Aqua. - Si realmente yo desapareciera y el agua del pueblo se marcha, esas reservas no os mantendrían infinitamente y empezaríais una batalla para apoderaros de ellas o tú las monopolizarías. Además, las flanyas son plantas muy difíciles de cultivar y, por tanto, escasas. Se usan como medicación y aun así tú te las has llevado para guardarlas. Cuando, ahora, en este momento, se necesitan. ¿Sabías que la hija pequeña de Yei tiene una enfermedad por la cual tiene que ser tratada con un medicamento hecho con flanyas? En grandes cantidades, empeorando la cosa. Yei tuvo que obligarte a entrar en un juicio a sabiendas que podría acabar manchando su honradez por ser señalado como un ladrón. Nada más entrar por la puerta ya vi tu pecado y, por tanto, recibirás un castigo acorde. He dicho. Por ahora llevadla a casa, bajo arresto domiciliario. Se levanta la sesión.
- Entonces, que pasa con las medicinas. – Se extaltó.
- Señor Yei, me he tomado la molestia de preparárselas. - Se acercó Calilula con un pequeño frasco. - Cuando encontré las plantas del escondite me puse de inmediato. Conviene que se apure.
- Sí, muchas gracias. - Agarró el bote de cristal firmemente y salió corriendo del lugar.
- Estas tierras son comunitarias. Nadie es propietario del fruto de la tierra. Y, aun así, hay gente que es avariciosa. - Suspiró Aqua. - Supongo que cosas como estas seguirán pasando de aquí en adelante.
- ¿Por qué lo dices? - Se acercó Vito.
- Esta agua está aquí porque hay humedad que me permite juntarla.
- Pero al extraer el agua estas secando todo lo que hay alrededor ¿verdad? - Comentó Calilula.
- Así es. Cada vez está más seco el desierto porque extrAqua el agua que quedaba en él. Pronto, si quiero crear más agua habré de extraerla de las plantas, lo que significaría menos alimentos.
- No te preocupes. Los serafines ya hacéis bastante por nosotros. - Comentó el anciano que se acercaba a duras penas. - Yo he vivido los estragos del pueblo y te puedo decir que desde tu llegada solo ha ido a mejor. Pero todos sabemos que en algún momento te marcharas. Como Serafín tu destino es seguir tu misión. Tienes un papel muy importante en este mundo. No deberías quedarte encerrada en este arenoso pueblo. - Terminó la frase y empezó a toser de muy mala forma.
- ¡Abuelito! - Se lanzó Aqua a agarrar al anciano cuando se disponía a desplomarse.
Los presentes rápidamente se acercaron para intentar ayudar. Calilula se hizo hueco y mandó a todos alejarse del enfermo.
- Realmente quieres mucho a este señor, ¿verdad? - Indicó Calilula mirando a Aqua que no soltaba la mano del anciano.
- Él solo me crio. Éramos nosotros dos solos frente al desierto. Quiero seguir agradeciéndole todo lo que ha hecho por mí.
- No, soy yo quien te da las gracias por todo. - Apretó el anciano la mano de la niña antes de desmayarse del todo.
- Está bien. Yo me encargo. - Dijo Calilula e indicó a todos los presentes que se dieran la vuelta.
Calilula se bajó la parte superior de su ropa, cosa que sorprendió a Aqua, entonces hizo aparecer sus alas antes los ojos asombrados de la niña. Bajó, hasta que sus plumas airearon suavemente al anciano. El señor, como recobrando el aliento, dio una amplia bocanada de aire y de un fuerte tosido salió de su boca una pequeña mariposa moteada.
- Atrápala, antes de que escape. – Le indicó la mujer a Aqua.
- ¡Voy! - Respondió alzando la mano y una esfera de agua atrapó al insecto.
Lo presentes se había girado por el ruido y se habían quedado paralizados ante la presencia de las imponentes alas de Calilula. Ella enseguida las escondió y se tapó. Fogo se escabulló para acercarse a la mariposa.
- Mira por dónde si es un rey Demiürg. - Comentó el dragón. - Digo Reina. Cuanto tiempo Karin.
- ¡Oh! Pero que ven mis ojos no es Fogo. - Respondió la mariposa y empezó a reír. - Aunque ahora solo eres una lagartija. ¿Dónde ha quedado el poderoso dragón que hacía templar los cielos con sus llamas?
- Ja, supongo que en el mismo sitio donde la poderosa Karin hacia postrar a todos a sus pies.
- Ya vale de charlas. - dijo Fogos agarrando a Fogo.
- Ahora el señor se pondrá bien. Era la toxicidad de esta Demiürg la que hacía que él se encontrara mal.
- Muchas gracias. - Sonrió Aqua mientras ayudaba a reincorporar al anciano. - ¿Pero cuando entró dentro del cuerpo del abuelito?
- Creo que cuando te encontré… - Dijo ligeramente el anciano. - Estabas en un pequeño oasis en medio del desierto. Eras un bebé que pataleaba y ponía cara de llorar, pero solo gritabas. Cuando me acerqué a recogerte me pareció notar una neblina morada. Puede que en ese momento la aspirara.
- ¿Qué hacemos con ella? - Comentó Vito mirando a través de la burbuja de agua que la retenía.
- Por ahora guardarla aquí. - Con un movimiento rápido, Calilula encerró la mariposa en un frasco de cristal.
- Ahora que por fin ha aparecido mi opuesto y he podido despertar, acabo encerrada… Genial…- Revoloteaba la mariposa en el frasco.
- Yo soy tu opuesto ¿Verdad? Tú traes enfermedades, yo las sano. - Comentó Calilula
- Así es. Por lo que no me pueden eliminar. Sin lo uno, no existiría lo otro.
- Pues por ahora me haré cargo de ti. - Respondió Calilula como si aceptara la responsabilidad de la existencia de Karin.
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