Masaru abrió los ojos lentamente, encontrándose frente a frente con su hermano pelirrojo; sin embargo, pudo notar… como su hermano parecía estar escupiendo un líquido negro. El pelinegro intentó mirar a su alrededor para tratar de asimilar la situación; no obstante, su hermano sostuvo su rostro impidiéndole voltear.
“Daiki… ¿Qué está sucediendo…?” preguntó Masaru con sinceridad. Daiki lo miró con ojos cansados, su hermano se veía totalmente perdido de repente. ¿Por qué?
“Masaru… ¿Por qué haces esa pregunta…?”
“Porque no entiendo… nos fuimos a dormir hace un momento y desperté en este lugar” explicó el pelinegro al entonces notar la ausencia del rubio. “Oye… ¿Dónde está Mitsuru?”
“Ya veo… creo que es mejor que no lo recuerdes entonces” dijo Daiki simplemente al seguir impidiéndole voltear. “Aunque me temo que no durarás mucho tiempo sin saber lo que ocurre”
“Daiki… ¿Dónde están Mitsuru e Ira?”
Daiki observó a su hermano, cada vez entendiendo la severidad de lo que había ocurrido con él.
“Masaru… lamento todo esto, si tan sólo hubiera podido hacer algo…” dijo Daiki mientras tosía el líquido negro. Al creer notar algo extraño, el pelinegro intentó mirar hacia abajo; sin embargo, su hermano lo impidió. ¿Por qué? ¿Por qué no lo estaba dejando mirar?
“Daiki… ¿Qué sucede? ¿Por qué no me dejas ver?”
“No te gustaría lo que verías, así que… sólo mírame a mí” dijo el otro.
“Ni siquiera me dejas mirar a otro lado…”
“Masaru, no debes mirar hacia ningún otro lado, sólo… mírame a mí” repitió Daiki.
“Estás actuando muy raro… ¿Y qué es esa substancia que estás tosiendo?” preguntó. Daiki lo miró con tristeza y tan sólo recargó su frente contra la suya.
“No me queda mucho tiempo, Masaru… ” dijo Daiki. Masaru no lograba captar de lo que estaba hablando; de hecho, lo único que había logrado notar era que uno de sus ojos no podía ver.
“Daiki… me siento muy confundido, ¿Esto es real?”
“No lo sé, desde hace tiempo que me he cuestionado justamente eso” dijo Daiki “Me gustaría pensar que no lo es”
“Tus orejas están sangrando…”
“No les prestes atención”
“Pero… ¿Cómo es que me escuchas? ¿Qué te sucedió? ¿Qué está pasando?”
“Tan sólo… ya no soportaba verte sufrir” dijo el pelirrojo. “Quiero poder estar contigo todo lo que pueda antes de que nos separen”
“¿Nos separen…? ¿De qué hablas…?”
“Yo… realmente disfruto tu compañía” dijo Daiki con una pequeña sonrisa. “Tenías razón…”
“¿Sobre qué…?”
“Me estoy volviendo loco… y no puedo… hacer nada…” Daiki tosió el líquido negro un par de veces mientras sus ojos se cerraban lentamente.
“¿Acaso estás quedándote dormido? ¿Qué sucede?”
“Masaru, sigue viviendo y espérame… te sacaré de aquí, lo juro” dijo Daiki al usar todas sus fuerzas para seguir despierto y mantener la mirada de Masaru sobre la suya.
Masaru no creía poder con su confusión, por lo que apartó las manos de Daiki sobre su rostro para mirar abajo, notando así… el líquido negro esparciéndose sin misericordia donde deberían estar las piernas de su hermano.
“¿Eh…?” Al murmurar esto, Daiki intentó sujetar de nuevo su rostro, cosa que no logró a tiempo pues Masaru había mirado a un lado suyo para encontrar a Mitsuru en el piso boca abajo y con el mismo líquido esparciéndose debajo de su cabeza. “Mitsuru…”
El pelinegro miró a Daiki buscando respuestas mientras que sus emociones se mezclaban entre sí. Había empezado a temblar más y más.
“Daiki… tus piernas… tus… piernas…” Masaru repitió mientras la realidad empezaba a abrumarlo. Los ojos de Daiki empezaron a perder luz, éste se resistía pues no quería dejar a Masaru luciendo tan perdido..
“Espérame… Masaru…” murmuró Daiki mientras perdía la consciencia en su desesperado intento por permanecer lúcido.
“No… no… ¿Qué está pasando…? Estoy soñando, ¿verdad?” Masaru observó a Daiki perder la consciencia y caer hacia un lado. Masaru, asustado por eso, lo sujetó lo más rápido que pudo y con delicadeza lo recargó contra el suelo.
Tomó unos segundos para dar sentido a lo que ocurría, cosa que no logró. Todo esto estaba pasando muy rápido y nada parecía tener sentido. Todavía confundido, Masaru se acercó a Mitsuru para ver lo que le sucedía.
“¡Mitsuru! ¡Tonto, dime lo que está pasando!” exclamó el pelinegro al rubio inmóvil. ¿Por qué no se movía? ¿Acaso había caído inconsciente? Masaru se acercó a él y con lentitud lo giró para inspeccionarlo… logrando ver una herida profunda en su frente con mucho líquido negro fluyendo de ella.
Asustado por no esperarse aquello, lo dejó contra el piso nuevamente y miró hacia otro lado. ¿Por qué? ¿Por qué tenía que experimentar algo como eso? Al pensar en esto, se dio cuenta que al ver la pared del lugar… podía ver su propio reflejo, el cual se mostraba cubierto de innumerables heridas. Usaba el conjunto de ropa que más solía ponerse, con el extraño agregado de una gargantilla de picos alrededor de su cuello.
Sus pupilas se contrajeron.
“Esto… debe de ser una pesadilla…” murmuró el pelinegro al tocar levemente la gargantilla.
Miró de reojo a sus hermanos, inevitablemente teniendo que cerrar sus ojos debido a la escena gráfica.
¿Cómo poder siquiera procesar lo que estaba pasando? Nada tenía sentido, y su shock actual no lo dejaba centrarse en la ausencia de Daitaro. Más que no atreverse a preguntar, le era imposible ahora que sus emociones se habían revuelto en su interior.
Al tomarse unos segundos, éste abrió los ojos y observó su reflejo una vez más. No sabía la razón, pero… No podía más que ver la gargantilla aprisionando su cuello. Sus ojos se llenaron de lágrimas y sin poder entender su propio sentir, tan sólo cubrió su rostro con sus manos… Quedándose llorando devastado.
“¡...!” El de ojos verdes se sentó súbitamente. Masaru se vio atónito al encontrarse en la habitación que compartía con sus hermanos.
Su corazón latía a mil por hora. Creía recordar las desagradables sensaciones de la pesadilla… aunque de momento no recordaba muy bien de qué se había tratado, tan sólo sabía que había sido horrible y que tenía que ver con sus hermanos.
“Una pesadilla de nuevo…” Masaru volteó a ver a sus hermanos durmiendo apaciblemente a un lado suyo, sin poder evitar observar a Daiki por unos momentos, creía que éste se levantaría, pero, parecía que ni siquiera lo había escuchado.
Al observarlo con detenimiento, pudo notar que Daiki tenía el ceño fruncido, esto hizo que Masaru arqueara una ceja.
“¿Qué acaso está molesto incluso cuando duerme?” murmuró para sí mismo. El niño se acercó más al pelirrojo y observó su ceño fruncido con más atención.
Al hacer esto, fue que se le ocurrió una buena idea. Sin decir nada, Masaru miró su propia mano y enseguida la acercó a la frente de Daiki, para entonces acariciar su cabello suavemente. El pelinegro observaba de cerca su reacción por si acaso tenía que quitar la mano rápido, de hecho, esperaba que el contrario se despertara en seguida… cosa que no pasó.
En vez de eso, Masaru observó cómo la expresión de su hermano se relajaba e incluso formaba una pequeña sonrisa por el gesto. El de ojos verdes apenas podía creer lo que veía: Daiki sonriendo sin rastro de irritación. ¿Por qué? ¿Acaso le había gustado eso? Era muy difícil de creer.
“Ugh…” Daiki despertó de la nada de su sueño profundo, para entonces notar que había un espacio vacío al lado de él.
Masaru había huido a la sala, donde permaneció tratando de calmarse por ser casi descubierto por su hermano.
“Ah… estuvo cerca” dijo Masaru al soltar un suspiro. Claro, no tardó nada en que el silencio fuera interrumpido por una voz que no planeaba escuchar hasta que fuera de mañana.
“¿Qué cosa estuvo cerca?” preguntó Daiki al lentamente acercarse hacia el sofá. Había tomado lugar a un lado de él y ahora lo veía con sospecha.
"Ahh… No, no es nada" contestó Masaru al ofrecerle una sonrisa algo forzada. Daiki arqueó una ceja en respuesta mientras esperaba una explicación.
"Masaru… habla de una vez y evítate la pena de que te golpee hasta que respondas"
"¿No crees que estás muy agresivo considerando la hora?"
"Es exactamente esa la razón por la que estoy agresivo, no me da gracia que me despierten cuando estaba durmiendo en paz"
"Pues así como que muy tranquilo no te veías…"
"Masaru… ya dime qué fue lo que hiciste, sé que hiciste algo y por eso viniste a esconderte a la sala"
"En realidad ya pensaba venir para acá por otras razones, no es como que sólo eso hiciera que…"
"No me interesa. Contesta lo que te pregunté"
"De acuerdo, lo diré si tanto insistes, pero no te va a gustar escucharlo"
"Continúa" respondió Daiki al cruzarse de brazos y verlo con mucha atención.
"Pues… es sólo que me levanté y vi que estabas enojado mientras dormías…"
"¿Ajá…?"
"Así que, ehm… yo…" murmuró el de ojos verdes algo inseguro.
"¿Tú…?"
"Yo… ¡te acaricie el cabello para ver si ayudaba!" Ante la revelación repentina, Daiki cambió su expresión de molestia a una de confusión.
"¿Qué…?"
"Te lo dije, sabía que no te iba a gustar escucharlo y no pensaba molestarte con eso… pero es verdad que te cambió la cara poco después" explicó Masaru.
"Masaru… ¿pero qué? ¿Por qué hiciste eso?"
"Sólo creí raro que estuvieras frunciendo el ceño mientras dormías y se me ocurrió hacer eso"
"..." Daiki se quedó sin saber qué decir al no lograr entender las acciones de su hermano. El pelirrojo miró al pelinegro quien se veía ligeramente decaído. "Deja que adivine… tuviste otra pesadilla, ¿no es así?"
"Sí…"
"¿Y acaso estaba llorando o gritando? Si no quieres que juzgue tus acciones al menos explicame lo que soñaste… Puede que tengas la suerte de que deje pasar lo que hiciste"
"No estoy muy seguro…"
"¿Ah…? Si no recuerdas, ¿por qué harías algo como acariciarme el cabello…?" Preguntó Daiki al ver a su hermano muy extrañado, Masaru se veía preocupado por algo que desconocía incluso él mismo aparentemente.
"No estoy muy seguro de lo que pasaba, pero… es verdad que me siento aliviado de verte bien"
"Pero… ¿por qué? Nunca antes te habías puesto así… Sigo creyendo que es estúpido que preguntes eso, pero…"
"Recuerdo que sujetabas mi cara insistentemente"
"¿Ah…? No estás ayudando a que no te juzgue…" dijo Daiki al entonces ver a su hermano acercarse, Masaru sujetó sus manos y las puso contra su cara. Daiki tan sólo lo miró muy perplejo.
"Justo así… Sujetabas mi cara de esta manera"
"No estoy entendiendo…"
"Me pedías que no mirara hacia otro lado…" murmuró Masaru al mirar a su hermano en un trance. Estaba haciendo memoria de lo que había visto en su pesadilla. "Tosías un líquido negro… y seguías pidiéndome que no volteara a ver a otro lado, me pedías que sólo te mirara a ti"
"¿Por qué te diría algo como eso…?"
"Decías que no me gustaría lo que vería y repetías que sólo te viera a ti…" musitó Masaru al de repente ver en su mente diversas imágenes pasar rápidamente.
"¿Masaru…?" susurró Daiki al sentir cómo su hermano temblaba, Masaru parecía estarlo viendo con mucha angustia.
"Pero movía tus manos… y veía aquel líquido esparcirse donde deberían estar tus piernas…" al mencionar esto, Daiki se sobresaltó un poco. ¿Pues qué clase de pesadilla había tenido…? "Poco después colapsaste y encontré a Mitsuru…"
"¿Mitsuru?"
"Estaba en el piso, la substancia de antes escurría por debajo de su cabeza… Me acerqué a él e intenté preguntarle lo que ocurría, pero… al voltearlo, recuerdo que vi un agujero en su frente…"
"¿Qué…?" Daiki no parecía poder seguir lo que su hermano decía, tan sólo creía que había sido algo muy malo, pues Masaru no se veía bien mientras le contaba.
"Recuerdo que sentí mucho miedo y pánico. Recuerdo muy bien que no sabía qué estaba sucediendo, no sabía qué pensar ni cómo reaccionar..." explicó Masaru con rapidez, esto, hasta recibir una cachetada de parte de Daiki.
"Masaru, cálmate" dijo el pelirrojo al pelinegro, quien ahora sobaba su mejilla con suavidad.
"Gracias… Creo que me quedé perdido en lo que vi, pero, uhm…"
"Sí, sí, ya entendí. Por eso te pusiste cursi cuando te despertaste" dijo Daiki al abrazar sus piernas contra su pecho.
"Ahm, pero si eso te desestresa entonces no me molestaría hacerlo otra vez" dijo Masaru con una sonrisa. Daiki suspiró al escucharlo y miró hacia otro lado.
"Nadie te pidió que hicieras eso"
"Pero se nota que te gustó" dijo Masaru con una risita.
Ambos niños guardaron silencio justo en seguida. Masaru fue el primero en mirar a Daiki lentamente con ganas de saber algo.
"Y pues… ¿qué piensas del sueño que tuve?"
“No mucho, si tú no pudiste reaccionar a eso, yo menos. No se me ocurre nada”
“¿Nada de nada?”
“Pues no es muy agradable escuchar que no tenía piernas…" dijo Daiki al notar la expresión de su hermano, quien evidentemente esperaba por una explicación más larga. "Pero no deberías preocuparte por eso, tan sólo fue un sueño"
"Hmm…" murmuró Masaru al entonces sujetar uno de los cojines y ponerlo sobre los pies de su hermano. El pelinegro se acostó de forma que su cabeza quedara sobre el cojín, mientras que Daiki lo miraba aún con las piernas contra su pecho.
"¿Qué?" Preguntó Daiki simplemente. Masaru lo miró con curiosidad.
"Aunque sí me da curiosidad saber… ¿Qué harías en esa situación? ¿Qué hubieras pensado si nos hubieras visto como yo los vi?"
“¿Te das cuenta de lo turbio que fue tu sueño como para preguntarme eso? Nadie en su sano juicio sabría cómo se tomaría algo así”
“Ya veo… Sí, supongo que nadie podría responder a eso fácilmente” consideró. “Entonces…, poniéndolo de otra forma… ¿Qué pensarías si un día ya no estamos?”
“¿Eh? Eso no tiene ninguna similitud con lo que dijiste…, no es lo mismo a quedarme sin piernas y encontrar a Mitsuru con un hoyo en la frente…”
“Lo sé, por eso mejor cambio la pregunta a algo menos escalofriante” explicó Masaru.
“Siento que me veo obligado a decir algo cursi debido a todo lo que contaste, pero… Me niego a dejarme presionar”
“Haha, no estás contestando la pregunta” Masaru rió brevemente, agradecía bastante que su hermano pudiera distraerlo de aquel terror nocturno.
“No me importa si un día despierto y ya no están, lo mismo le dije a Mitsuru y lo repito”
"Haha, Daiki, dices cosas muy duras" dijo Masaru al soltar una risita. Daiki arqueó una ceja al escucharlo, lo miró con atención mientras éste le sonreía sin tomar en cuenta sus comentarios.
"Y tú te ríes de las cosas más raras…"
"Sólo me da gracia escucharte" dijo el pelinegro al esbozar una sonrisa dentona a Daiki, quien lo miraba con incredulidad.
"¿Qué tiene de gracioso lo que dije?" preguntó Daiki mientras fruncía el ceño.
"No es nada, sólo digamos que me especializo en leer entre líneas. No soy tan bueno como Daitaro, pero al menos creo entender" dijo Masaru. "Pero está bien, estamos acostumbrados a que seas así"
"¿Qué…?" Daiki se vio indignado ante esto y no dudó en refutar. "¡Es verdad que no me importa si un día desaparecen! ¡Sería incluso un alivio!"
"¿De verdad?" preguntó Masaru al ver a su hermano en silencio. "Porque no creo que puedas estar sin gritarle a alguien. Acéptalo, sin nosotros, te volverías loco" agregó Masaru con mucha confianza.
"Pues si eso te deja dormir…"
"¿Qué harías si un día amaneces y no estamos?"
"¿Tú también vas a preguntar eso?..."
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