“¡Woof!” el perrito ladró alegremente ante la atención que estaba recibiendo. Daiki suspiró antes de sujetarlo y llevarlo entre sus brazos.
“Mitsuru, ¿tenías que traerte a Hachi? El pobre está todo agitado”
“¿Hm? Yo lo veo bien, le gusta salir a correr con nosotros”
“Sí, cuando está corriendo él también, no cuando lo traen en brazos” Daiki observó al perrito por alguna señal de malestar, pero pese a lo que se creería, parecía estar bien.
“Bueno…, supongo que pudo estresarse, aunque se ve bien, ¿no?” preguntó Mitsuru.
“...” Ante la expresión molesta del pelirrojo, Mitsuru se acercó a Hachi y le sonrió con algo de culpa.
“Perdón por haberte traído, se me olvidó dejarte en casa antes de salir corriendo” Mitsuru juntó las palmas de sus manos y le ofreció una disculpa de corazón. Hachi tan sólo ladró felizmente en respuesta.
“Te salvaste de hacer enojar a Daitaro” dijo Daiki. “Sabes lo mal que se pone si alguien le hace algo a Hachi”
“Hmm…” Mitsuru pensó en esto por unos instantes. “No creo haberlo visto realmente enojado, dudo siquiera que tú lo hayas visto enojarse. De hecho, con lo mucho que te consiente, tú deberías ser el que menos conozca ese lado de él”
“...Mitsuru, ¿de verdad me tienes celos? ¿No crees que eso es muy infantil de tu parte?”
“¿De nuevo con eso?... No, Daiki, nadie tiene celos. Sólo digo los hechos” dijo Mitsuru “Lo que me recuerda… ¿Estarás bien con Daitaro en el apartamento?”
Daiki frunció el ceño con mucha irritación.
“¡Deja de insinuar que no puedo estar ni cinco segundos separado de él! No es como que esté pegado a Daitaro todo el tiempo”
“Cierto, ya sólo les falta estar pegados físicamente, aunque bueno, van de la mano la mayor parte del tiempo… Eso debería contar de algo”
Sin poder responder algo, pues habían escuchado un sonido estruendoso cerca de ellos, los niños voltearon en su dirección.
“¿Pero qué…?” Daiki murmuró. El tema anterior olvidado, Mitsuru dio unos pasos hacia el origen y sujetó su mentón en reflexión de lo acontecido.
“¿Podría ser un monstruo hambriento…?” Mitsuru sonrió con confianza y asintió. “Te enseñaré mis habilidades”
“...Mitsuru, no seas idiota, por favor”
Sin prestarle atención, Mitsuru se aventuró hacia el origen del sonido, cuidando que su hermano viniera detrás de él. Daiki no podía más que encontrar su comportamiento ridículo.
“Sé que quieres probar que me equivoqué contigo pero como no hay ningún monstruo hambriento, sólo estás probando que eres un imbécil”
“Shh…, Daiki, si quieres seguir con vida será mejor que guardes silencio” Mitsuru dijo al ahora esconderse detrás de un árbol y tomar un vistazo para decidir si acercarse o no.
“Mejor me hubiera quedado a lavar los platos”
“Shhh”
“Masaru te habría seguido el juego, pero yo no tengo ganas de lidiar contigo, así que…”
“Hay alguien ahí”
“¿Ah?...” Daiki se asomó sin mucho cuidado, por lo que Mitsuru lo jaló para que se escondiera detrás de él.
“¿Acaso quieres que te maten? ¡No puedes sólo asomarte sin pensar!” exclamó en voz de susurro.
“Sólo es un chico que evidentemente se cayó del árbol, ¿crees que está bien que sigas jugando?”
“Uh… Sí, supongo que no” dijo Mitsuru al apartarse del árbol para caminar hacia el chico que estaba acostado en posición fetal. Tenía el cabello negro con un ligero degradado azul verdoso, piel color durazno claro, vestía una playera negra con mangas blancas, bermudas de cuadros azul verdoso obscuro y zapatos negros con detalles del mismo color de sus bermudas. Parecía estar sujetando algo.
Daiki se puso de cuclillas frente a él y segundos después de que la mano del desconocido se moviera, pudo observar a un pequeño pajarito piando continuamente.
“Oye…, ¿estás bien?” preguntaron los dos. Ya que estaba moviendo su mano, asumían que debía estar consciente.
“Ugh…” el chico se quejó levemente antes de gradualmente incorporarse. Abrió sus ojos, encontrándose con los ojos del pelirrojo. “¿Ah?”
“Parece que te caíste del árbol” dijo Daiki al observar sus ojos azules celeste.
El chico desconocido miró a Daiki por unos segundos antes de mirar a Mitsuru, sonriendo con algo de culpa poco después.
“Ah, sí… En realidad estaba intentando regresar a este pequeño a su nido pero me resbalé y me caí” explicó. Examinó el árbol, dándose cuenta de que la rama que había usado para subir estaba en el suelo. “Aunque parece que será difícil ahora que rompí la rama…”
“Al menos no era la rama con el nido” dijo Daiki al observar la copa del árbol “Pero sí va a ser complicado que subas de nuevo”
“Bueno, al menos eso explica porqué estás bien” dijo Mitsuru “No te caíste de tan alto”
“Sí…, aunque me preocupa no poder regresar al pajarito ahora que no hay cómo subir” dijo él.
“En realidad sí es posible” dijo Mitsuru. El chico lo miró con expectativa.
“¿Sí? ¿Sabes escalar árboles?”
“No…, pero mi hermano puede” dijo Mitsuru. El chico miró a Daiki inmediatamente después.
“Eh…, en realidad se refiere a que uno de nuestros hermanos puede” dijo Daiki al ahora mirar a Mitsuru. “Masaru o Daitaro deberían poder llegar”
“Dudo que Masaru acceda sin que laves los platos, pero Daitaro seguro que sí” dijo Mitsuru “¿Por qué no le preguntas?”
“Eso es…” Daiki desvió la mirada con incomodidad. Mitsuru se quedó en silencio al ver esto. Suspiró. Sabía que por orgullo no podía regresar tan pronto.
“De acuerdo…, iré yo a pedirle ayuda entonces. Quédate con él, ya regreso”
“¿Ah?”
“Además de que soy el que corre más rápido, ya vengo, no me tardo” al decir esto, Mitsuru salió corriendo de regreso.
“¿Entonces viven cerca de aquí?”
“Sí… En unos apartamentos de por aquí” dijo Daiki al no querer ser tan específico. El chico asintió.
“Ya veo, yo igual vivo por la zona”
“...” Ante el silencio compartido, Daiki decidió romperlo con tal de hacer la espera menos incómoda.
“Entonces decidiste subirte al árbol porque…”
“Bueno, en realidad estaba paseando por aquí cuando escuche a un pajarito piando. Piaba tanto que me vi obligado a buscar el origen” explicó. “Fue entonces que lo vi en el suelo y decidí regresarlo a su nido”
“Así que no tienes mucho de haber llegado…”
“La verdad es que es la segunda vez que me caigo, pero esta vez fue cuando se rompió la rama. Lo intentaría de nuevo, pero temo que pueda salir lastimado el pajarito así que agradezco la ayuda”
“Ya veo…” murmuró el pelirrojo al pensar que el contrario parecía buena persona. “Daiki”
“¿Hm?”
“Me llamo Daiki” El pelirrojo observó al chico ponerse de pie.
“Soy Eita, gracias por la ayuda, Daiki” contestó al ahora mirar en la dirección que había tomado el rubio. “¿Crees que tu hermano pueda llegar a la copa del árbol entonces?”
“Seguro, cualquiera de mis hermanos puede llegar…, excepto Mitsuru, sólo sabe correr rápido”
“¿Imagino que Mitsuru era el que estaba aquí?”
“Correcto”
“¿Y tú no sabes llegar a la copa del árbol?”
“No…, si acaso llego como a la mitad del árbol. Prefiero traer a alguien que sí pueda a quedar en ridículo intentando llegar”
“Oh…” Eita se rió brevemente. Daiki arqueó una ceja en respuesta. “Lo siento, sólo es curioso lo honesto que eres. Aunque entiendo, me imagino no quisieras que el pajarito se te cayera, lo mismo temía cuando intenté subir”
“Eso no es…” murmuró Daiki al no saber cómo acabar la oración, se quedó mirando a Hachi sin tener más palabras.
“¡Woof!”
“Shh…” Daiki se sonrojó levemente, sentía que el perrito sabía exactamente lo que estaba pensando, por lo que le era inevitable pedirle que no dijera nada…, por más tonto que fuera creer que éste pudiera exhibirlo.
Eita encontró gracioso el intercambio pero decidió no decir nada. Daiki lo miró de reojo por un momento antes de desviar la mirada y quedarse pensando… ¿Cuánto más tardaría su hermano en regresar?
Tras quedarse ambos en silencio por un par de minutos, Eita finalmente habló.
“Ahora que lo pienso…, ¿tu hermano no tiene celular?”
“Sí”
“¿Entonces por qué salió corriendo?”
“Porque seguramente no se acordó, eso o tenía ganas de seguir corriendo” contestó Daiki al creer que su hermano no tenía arreglo.
Que igual, no lo diría, pero… Era mejor que fuera corriendo, ya que Daitaro por lo general tenía su celular en vibración y muchas veces no se daba cuenta de que le marcaban o le mandaban mensaje. Al ser así, Masaru era quien estaba más pendiente de las llamadas, pero no tenía caso marcarle cuando Mitsuru ya había ido por Daitaro.
“¿Hm? ¿Estaba corriendo antes?”
“Sí…, porque le gusta correr…” Daiki no quería explicar la verdadera razón, pues temía que eso derivara en que Mitsuru lo echara de cabeza.
“Ah, ¿acaso él tampoco quería lavar los platos?” sugirió Eita con una sonrisa traviesa. Daiki frunció el ceño sin entender cómo sabía eso.
“¿Eh…?”
“Tu hermano lo mencionó antes de que se fuera”
“...”
“Dijo que no creía que ‘Masaru’ querría ayudar a menos de que lavaras los platos…, y si dices que tu hermano estaba corriendo y justamente estabas con él… ¿No significa que los dos huyeron de casa con tal de no lavar los platos?”
Daiki se sonrojó gradualmente al escucharlo. Sí que no le había costado nada hilar las cosas.
“No es cierto” el pelirrojo tenía ganas de pegarle a pesar de que era un desconocido, pero, sabía que eso era muy infantil. No tenía problema en pegarle a Mitsuru porque se lo ganaba, pero no haría lo mismo con un niño que acababa de conocer.
“¿Hm? ¿Qué no te daba pena pedirle el favor a tu otro hermano por lo mismo de que te escapaste?”
No le pegaría a alguien que acababa de conocer, no le pegaría a alguien que acababa de conocer, no le pegaría a…
“Eso es…”
“Ah, ya veo… Lo siento, creo que fui demasiado directo, ¿cierto? Hehe…” Eita le ofreció una sonrisa con algo de culpa; sin embargo, el comentario había sido demasiado para Daiki, por lo que no pudo controlarse y terminó por darle un zape en la cabeza.
“...” Daiki se quedó paralizado al darse cuenta de lo que había hecho.
“Ow…” Eita sobó su cabeza con una de sus manos, ya entonces soltó una risita. “De acuerdo, me lo merecía”
“Uh…, esto… Yo… Lo sie…”
“Vaya” dijo Daitaro repentinamente.
“Lo veo y no lo creo…” El pelirrojo miró hacia la otra voz, dándose cuenta de que Daitaro lo miraba sorprendido, mientras que Mitsuru estaba apuntandolo de forma acusatoria.
“Uhm… Ah…” Daiki quería preguntar si habían visto eso, pero, al saber que sus palabras sólo lo hundirían más, terminó por no decir realmente nada.
Daitaro miró a su hermano con picardía. A veces su hermano se prestaba a que lo molestaran y estaba haciendo un esfuerzo muy grande por no decir nada.
“¿Me voy por un momento y cuando regreso ya estás coqueteando con desconocidos?” preguntó Mitsuru de forma exageradamente dramática, ya entonces volteó a ver a Eita, juntó sus manos y bajó levemente la cabeza. “Sin ofender”
“Descuida” respondió el niño muy sonriente. Miró de reojo a Daiki, quien estaba desviando la mirada sin saber qué decir.
“...”
“¿Por qué no lo estás negando?” preguntó Mitsuru. Daiki suspiró con fastidio.
“No necesito negar algo así, sólo pasó porque me empezó a molestar y no pude contenerme”
“¿No pudiste más que coquetear porque te estaba molestando?...” Daitaro arqueó una ceja sin creer entender “¿Eso tiene sentido para ti?”
"Nop" respondió el rubio simplemente.
“¡Oigan, ya callense y ayuden a Eita!” Daiki puso los ojos en blanco, mientras que los otros compartieron una risita malvada entre ellos.
“¡Woof, woof!” Ante los ladridos emocionados, Daitaro se acercó a Hachi y se quedó acariciandolo.
“De acuerdo, de acuerdo… Daitaro, ayuda a Eita” dijo Mitsuru. Daiki lo miró con incredulidad.
“Suenas bien inutil dando ordenes así, ¿sabes?” comentó Daiki a Mitsuru, quien tan sólo se encogió de hombros.
“Parece que se llevan muy bien” dijo Eita a Daitaro, quien asintió felizmente. “¿Entonces tú eres el más ágil de tus hermanos?”
“No diría que el más ágil, pero confío en que puedo ayudarte. Mitsuru me contó lo que pasó” explicó Daitaro al ahora examinar el árbol.
“Muchas gracias por venir” dijo Eita.
“No hay de qué” contestó el pelirrojo. “Ah, creo que ya sé qué podemos hacer”
“¿Qué cosa?” Mitsuru cuestionó al ver a Daitaro prontamente escalar el árbol. Eita se vio sorprendido por la rapidez con la que había subido.
“Sí que no mentían con eso de que podía llegar…” comentó Eita. “Aunque como… Ah”
“No me digas…” Mitsuru se vio un tanto desganado de repente.
“¡Así es! Ya que sería difícil subir con el pajarito, creo que es mejor si hacen una escalera humana y me lo pasan”
“¿Eh?... Bueno, supongo que tiene sentido” respondió Daiki. “No me molesta ser quien los cargue, al menos sé que soy más fuerte que Mitsuru”
“Daiki, quizá seas más fuerte que yo pero no podrías con el peso de nosotros dos” dijo el rubio. Eita se vio curioso ante el comentario.
“¿Daitaro también es más fuerte que tú?” preguntó el chico sin querer molestar como tal. Daiki miró a Daitaro por un momento antes de negar con la cabeza.
“Sólo es más ágil que yo, no más fuerte” respondió al ahora cruzarse de brazos.
“Masaru es el más fuerte de nosotros, pero como requeríamos al más ágil entonces no lo desperté” explicó Mitsuru. Daiki se vio interesado en aquello. ¿Masaru se había quedado dormido?
“¡Oigan! ¡Entiendo que quieran platicar pero hagan la escalera antes de que regrese la madre!” exclamó Daitaro al mirar el nido que estaba en una rama un poco más arriba; no obstante, podía alcanzarla si se ponía de pie.
“Hmm… ¡Sería interesante ver si te picotea!” exclamó Mitsuru al dedicarle una sonrisa malvada. Daitaro lo miró con aburrimiento.
“¡Mitsuru, sólo hagan caso!”
“Haha, no se preocupen, yo los cargo” dijo Eita “Me estan ayudando así que es lo mínimo que puedo hacer”
“¿Y si puedes con nosotros?” preguntó Daiki.
“Seguro, sin problema. ¿Pero quién de ustedes le pasará el pajarito?”
“Yo lo haré, es más cómodo que me carguen a cargar a Daiki” contestó Mitsuru.
El pelirrojo se acercó al árbol y colocó a Hachi en el suelo, pidiendole de favor que no se fuera a ningún lado.
Tras llegar a un acuerdo, Eita cargó a Daiki sobre sus hombros y éste a Mitsuru. Eita entonces le pasó el pajarito al pelirrojo, quien se lo pasó a Mitsuru y posteriormente a Daitaro.
En cuanto lo tuvo en sus manos, Daitaro se puso de pie con cuidado y subsecuentemente colocó al pajarito de vuelta en el nido. Los otros tres se vieron satisfechos por esto, por lo cual intercambiaron una sonrisa antes de separarse y mirar al pelirrojo en el árbol.
“¡Ten cuidado al bajar!” Mitsuru exclamó. Daitaro asintió dos veces antes de mirar al césped como si estuviera buscando algo.
“¿Hm? ¿Qué hace?” preguntó Eita al ver con sospecha al pelirrojo. “No estará pensando en…”
Daiki reaccionó ante el comentario para entonces mirar a su gemelo un tanto alterado.
“¡Daitaro, ni se te ocurra…!”
Sin poder acabar la oración, Daiki observó sin palabras el cómo Daitaro se impulsaba lejos del árbol para entonces caer y rodar agilmente. Sabía que eso lo hacía para absorber el impacto, pero… No se acostumbraba a verlo.
“¡Sí!” Mitsuru se veía muy emocionado. “Verte hacer eso me recuerda a las caídas de grandes alturas que hace este personaje que tan sólo las amortigua con una marometa al llegar al suelo”
Comments (1)
See all