Había una vez un pájaro con las alas negras como la noche, su color era indiscutiblemente hermoso, sus alas brillaban y relucían entre todos los demás, pero el pájaro soñaba con tener alas azules, azules y profundas como el cielo; él trató de pintarse las alas, y funcionó por un momento, pero el cielo se cubrió de nubes grises que desbordaron toda su ira y la pintura de sus alas se esfumó; sus alas volvieron a ser negras, negras y brillantes. Poco a poco el deseo del pájaro fue creciendo y le arrancó las alas a un bello azulejo índigo, pero le quedaron pequeñas para su gran cuerpo, por lo que le arrancó las partes a más de 10 azulejos, el ave se arrancó sus bellas alas y se cosió las otras, finalmente había logrado su objetivo, pero poco a poco sus alas se fueron infectando, hasta que se comenzaron a pudrir, el ave en su último aliento miró el cielo azul con sus ojos negros, y el paisaje se volvió oscuro, tenebroso y de un bello color negro, y la tranquilidad llegó.
- Señor, estamos listos para partir, debemos estar en la ciudad a las 9 de la noche, su padre me pidió personalmente que usted llegue con media hora de anticipación.
Un joven de traje hablaba detrás de la puerta, tratando que quien estaba del otro lado le contestara.
- ¿Señor? ¿Está usted...?
- ¡Eres ruidoso, ya te escuché! - interrumpió.
- Discúlpeme... lo esperamos en el auto.
El joven se disculpó y se retiró con una expresión sombría. - Bastardo. - susurró.
Dentro de la habitación Daniel sostenía un libro y leía un último parrafo, su semblante era tranquilo y sereno, su respiración normal y su cachetes tenían un ligero rubor.
- Voy a saborear cada una de tus plumas, todas son mías, cada una de ellas... - recitó.
En su escritorio había un café frío, un periódico viejo y arrugado y una cámara.
Daniel dejó el libro y prendió la cámara, sus dedos comenzaron a cambiar las fotos y una sonrisa se dibujó en su rostro. -Bello, eres realmente bello. - musitó.
*ring, ring* sonó.
- Lo siento, perdóname, tengo una vida para reparar mi error. Te juro que esta vez haré lo correcto. - su expresión era triste, pero sus ojos tenían un raro brillo. - Te haré feliz, muy feliz.
En la pantalla del celular se veía el nombre "padre", molesto Daniel colgó y se dispuso a salir de la habitación, pero antes apagó la cámara y la levantó.
A Daniel no le gustaba que le dijeran qué hacer, de pequeño no le había hecho falta nada, su madre y padre cuidaban bien de él, también tenía un loro llamado "Cuqui" y había crecido en un ambiente cálido, pero su educación había sido estricta, siendo el mejor de su clase todos los años y en la universidad uno de los mejores promedios, además, no era nada pobre, ¡era millonario! del tipo millonario que podría comprar 10 coches último modelo y 5 mansiones en un solo día si quisiera, pero podríamos decir que su padre era quien tenía las riendas de los negocios, y él, por naturaleza, iba a ser el sucesor.
Su vida estaba más que resuelta, pero algo le faltaba.
*ring, ring* sonó nuevamente el celular, esta vez decía "Camila", así que el joven apagó su celular.
Hace mucho Daniel había tenido un amigo, alguien tonto que lo había hecho ver películas de extraterrestres, pero que lamentablemente, para él, había sobrepasado un límite, había hecho algo que no podía razonar y lo hizo reaccionar como un animal salvaje; le había deformado el rostro, la sangre caía de su nariz y cortadas, y su respiración era lenta, en ese momento se dio cuenta de su error y supo que nunca más sería su amigo, que ya no habría ni una sola sonrisa para él. Trató de reparar su error con lo mejor que sabía usar, el dinero, pero el color brillante de su amigo se había ido, y Daniel sabía que era su culpa.
Su arrepentimiento duró mucho tiempo, a veces tenía pesadillas en las que enterraba a esa persona y otras donde era feliz con él y tenían un gato amarillo llamado Tomi, pero eso sí, la vida continuaba y frente a todos era el señor perfecto, pero en el interior no había nada, era un cascarón vacío.
- Señor, vamos tarde. - gritaron.
Daniel tarareaba una canción mientras caminaba y sonreía de oreja a oreja.
La señora que limpiaba los pasillos de repente sintió que alguien la jalaba y le daba vueltas y vueltas. -Paso, paso, giro, abrazo y rumba.
- ¿Señor, qué hace?
- ¡Ahhhh!- Daniel soltó a la pobre víctima y esta dio un giro y cayó de espaldas.
- Perdón, perdón, lo siento. - la ayudó a levantarse.
- ¿Qué carajos le pasa? ¡No crea que esto se va a quedar así! Voy a llamar a la policía. - discutió la mujer.
Daniel sonrió, sacó su billetera y le dio un fajo de billetes, instantáneamente el rostro de la señora cambió y dijo: ¡Fue un placer, cuando guste seré nuevamente su pareja de baile!
¡Piiii!, ¡piiii!- se escuchó.
- Voy... - dijo Daniel.
- Te encontré, te encontré, te encontré. - repetía una y otra vez en su cabeza, el color había vuelto a su vida y las estrellas brillaban más que otras noches. Esta vez estaba seguro que no rompería las plumas del bello azulejo, y que la ave sería suya, porque si una vez lo fue, lo volvería a ser.
- Vámonos. - ordenó mientras subía al coche.
- ¿Qué te pasa bicho raro? ¿Estás bien? - preguntó un joven de saco blanco.
-Estoy excelente, perfecto. - contestó.
El hombre lucía desconcertado, pero no preguntó más.
- Marc. - dijo Daniel.
- ¿Si?
- Ya tomé una decisión... ¡Tengo un trabajo para ti! - sonrió.
Daniel: Voy a saborear cada una de tus plumas, todas son mías, cada una de ellas...
Yo: ...OK...? Jeje... Je... *le susurra a la autora* Está locoooooooo......
🤣🤣 Seré honesta, sigo prefiriendo a Matty-baby por sobre Daniel lol pero ya veremos cómo continúa esto... A ver si Daniel logra que Natsu y yo lo perdonemos jajaja 😂🤣
¿Qué podría salir mal si te declaras al amor de tu vida? Lamentablemente Natsu cometió ese error, un error que le saldría muy caro.
Su vida cambió de un momento a otro, de tener una vida despreocupada a tener pesadillas en las noches, pero una luz se presentó en sus días más deprimentes y, con ello, todo cambió.
Para bien o para mal, el pasado siempre va tras uno.
"Te amo" y "te quiero" son palabras fuertes que no se deben decir sin un sentido de responsabilidad, pero el odio a veces puede ser más fuerte.
Advertencia: Historia +18, contiene escenas fuertes.
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