El servicio medico sube a Seung Jin a la camilla, Youngsoo camina a su lado sosteniendo su mano entre sollozos, mientras los paramédicos lo llevan y Joon le acompaña a su lado.
— Hyung, Hyung vas a estar bien— Le repetía el menor sin poder dejar de llorar.
La camilla estaba siendo ingresada al vehículo de la ambulancia y Youngsoo se desesperaba aún más al saber que no podía subir con el.
— ¡Quiero ir con él!— pidió implorante a Joon, quién le hacía soltar la mano del mayor para que pudiesen subirlo.
— No puedes. No puedes Youngsoo — era tan doloroso decirle aquello mientras su pequeño lloraba desesperado — Si sales solo será peor — le recrdó sobre el temperamento de Jeong.
— ¡Pero...! — su rostro estaba completamente entristecido y desesperado.
Dae-Hyun tomó la mano, con la que Youngsoo sujeto la de Seung Jin, con la suya y lo sostuvo en sus brazos fuertemente para consolarlo.
— Youngsoo, está bien. El va estar bien. Estaré aquí contigo y Joon Hyung estará a su lado todo el tiempo — besó los cabellos negros de su conejito en su fuerte abrazo, pero el sollozo del menor no cesaba — El estará bien, lo prometo — y sintió como el menor sujetaba sus ropas con fuerza y como su pecho se humedecía, mientras veía la ambulancia alejarse.
Joon sostiene la mano de Seung Jin mientras acaricia su cabello y no deja de observar su hermoso rostro. Aunque está pálido y bañado en su propio vómito maldición, no le deja de parecer hermoso, mientras que una que otra lágrima se escapa mojando sus mejillas.
— ¿Por qué lloras? — dice Jin como puede con debilidad — No estoy dormido — sonríe con poca fuerza y Joon no pudo evitar corresponderle con otra sonrisa.
— Haha, lo estas haciendo bien — sorbió por la nariz el moreno.
— Deja de llorar, te ves horrible y eso que yo estoy bañado en vómito... — Le reprende Seung Jin. Entonces su cuerpo comenzó a tener espasmos descontroladamente.
— ¡Esta convulsionando! — Gritó el paramedico y apartó a Joon para tratar a Seung Jin.
— Jinie... ¡Seung Jin Hyung! — Joon gritó en su desesperación de no poder hacer más que mirar. Los enfermeros no le permitirían tocarlo aunque tuviese un doctorado.
Las horas pasaron, el cuerpo de Jin había sido estabilizado y se encontraba en terapia intensiva, conectado a sueros y monitores. Joon se mantenía a su lado sujetándole de la mano, sentado en una silla plástica mientras hablaba por teléfono con Dae-Hyun.
— Él está estable ahora — Informó el moreno.
Dae se hallaba parado en la puerta de la habitación de Youngsoo, observando al menor recostado en su cama.
— Eso es bueno. Youngsoo también se calmó, está durmiendo en su cama ahora — Comentó el peli gris.
— ¿Por qué crees que quisieran envenenarlo? — El moreno apretó su cien con los dedos.
— Bueno, tendrían muchas razones, empezando por su gran sentido de la justicia, pero no creo que el veneno haya sido para el —
— ¿Qué dices? — Preguntó Joon sorprendido.
— Creo que era para Youngsoo — informó Dae-Hyun.
— ¿Por qué lo crees? —cuestionó Joon.
— Le pregunté de nuevo a Youngsoo cuando se calmó. Dijo que la taza estaba ahí cuando llegó al vivero. Yo también la vi, creí que tú la habías traído, pero Youngsoo se entretuvo jugando conmigo y ni siquiera la tocó. Cuando Seung Jin entró fue el único que bebió de la taza, ya csabes lo demás que pasó —
— Yo no puse esa taza ahí, es más, yo estaba en la cocina preparando la merienda que subí después — comentó el moreno extrañado.
— Lo se, por eso me hizo pensar en algo extraño —
— Alguien se metió a la mansión — dijo Joon de inmediato anonadado.
— No se como lo hizo. Deberíamos revisar las cámaras de seguridad, ver el informe de quién estuvo de guardia, la hora entre otras cosas. Pero hay algo de lo que si estoy seguro, si la persona que intentó envenenarlo no se ha ido de la Mansion, Youngsoo corre peligro permaneciendo aquí —
— Es así... Debemos revisar todo el lugar, en este momento la mansión no es segura. Haremos esto en secreto. Llévate a Youngsoo contigo. Mandaré a verificar el área para que sea segura y entonces les avisaré para que regresen — Infromó Joon.
— De acuerdo. Tomará unos días, así que le diré a Youngsoo que lleve un par de cosas como ropa y demas. Lo llevaré conmigo a mi casa, nadie sabrá que estará ahí — Dijo Dae-Hyun.
— Se que lo mantendrás a salvo — Concedió el moreno.
— Lo hare — Prometió el peli gris, para luego finalizar la llamada.
Dae-Hyun se acercó al menor y se sentó a su lado. Acarició sus negros cabellos y observó el rostro hinchado del menor por tanto haber llorado, se veía tan hermoso y fragil.
— Youngsoo, bebé — dijo acariciándole las mejillas — Despierta —
Youngsoo abrió los ojos pesadamente, podía sentir sus ojos hinchados y calientes. Miró de reojo a Dae-Hyun, que le seguía acariciando con ternura.
— Prepara tus cosas, tenemos que irnos — Informo el mayor, y esas últimas palabras hicieron que el menor se levantara en un instante.
— ¿Qué acabas de decir? — le miró el peli negro con los ojos abiertos a la par.
— Prepárate, nos iremos de aquí en treinta minutos — Repitió el peli gris.
— ¿Irnos? ¿Hablas de salir? ¿¡Más allá del jardín!? — preguntó emocionado.
— Así es — sonrió Dae-Hyun — Te quedarás en mi casa unos días. Nos iremos en autobús, así que busca una gorra y un cubrebocas, ropa que no destaque y que te tape bien, para que no te reconozcan, apúrate —
— ¡Sí! — respondió el menor y de inmediato comenzó a tomar sus cosas.
Dae-Hyun le ayudó a empacar y a seleccionar lo que llevaría.
Unos minutos después Youngsoo habia cambiado sus ropas, utilizó un buzo color rosa con jeans negros, junto al cubrebocas como le había encomendado el mayor.
Dae-Hyun apareció tras de Youngsoo y sujetó una de las maletas que llevaba.
— Te ayudaré a llevarlo — comentó el peli gris.
El menor le miró sorprendido. El mayor se había cambiado también, llevaba una camisa gris con cuadrados de distintos tamaños en blanco y rojo, parecía una pintura geométrica de algún cuadro moderno, con un pantalón de vestir negro y un cinturón a juego. Lucia asombrosamente atractivo y bien, y todo combinaba perfecto con su cabello gris y sus aros plateados. Era como ver a un modelo salido de una revista.
— ¿Tu también llevarás un cubrebocas? — Preguntó el menor volviendo en si al ver el objeto tapando el rostro de Dae-Huyn.
— ¿Por qué? ¿No te gusta? — Cuestiono el peli gris.
— Solo me soprendí — hizo un puchero el peli negro.
— Bien, vamos — dijo Dae-Hyun y se dirigieron a la entrada.
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