Al otro extremo de ahí el escenario era muy diferente. Damián agradecía que Maurice hubiera pedido unos días libres, podía sentir como Maika se frotaba demasiado a él.
—Aaah.
—Maika, por favor trata de controlarte.
El omega parecía hacer caso omiso a los ruegos de Damián, tomó en sus manos su rostro y comenzó a besarle apasionadamente. Este no pudo evitar devolverle el beso, en ese momento el aroma que volvía a Damián loco inundaba aquel pequeño cuerpo. Y no solo era su fragancia, el sabor de aquellos labios eran mil veces mejor que cualquier sueño que había tenido. Maika por su parte, sentía como su cuerpo entero comenzaba derretirse, debido al calor que experimentaba. En ese instante solo deseaba ser acariciado más por aquel alfa.
—Espera —Damián separó al omega un momento, pero este trataba de volver a besarle de inmediato —Rayos —por más que se resistía deseaba lo mismo, quería sentir una vez más su aliento mezclado con el de Maika y saborear de nuevo su lengua, sus labios.
—Maaas.
Damián cargo a Maika y este enredo sus piernas alrededor de su cintura a la par que le besaba el cuello. Lo depositó delicadamente en aquella cama. Y pudo verle ahí como en mil y una ocasiones lo había visto en su imaginación, pero esta vez era real, aquella piel tersa bajo sus dedos era real.
—No creo que sea buena idea
—Quiero... —decía con un tono de súplica, presionando ligeramente su rodilla contra el área baja de Damián.
—Estás haciendo esto muy difícil para mí —declaró casi en forma de gruñido.
Damián sabía que tenía que hacer algo para tratar de calmar el celo del omega, comenzó a quitarle la camisa mientras besaba su cuello. Vio como aquellos pezones rosados se encontraban rígidos, Damián no pudo evitar tocarlos, besarles y morderlos ligeramente.
—Aaaag...
—Eres muy sensible —al quitar los pantalones, la imagen que veía ahí había completado las piezas perdidas de sus sueños. Maika se encontraba mojado en fluido pre seminal, tanto su parte delantera como trasera se hallaban empapadas. Damián pensó que la mejor idea era hacer que el omega se corriera, comenzó a descender hacia el miembro de Maika, dejando un camino de besos y mordidas que marcaban aquella figura.
Maika podía sentir como todo su cuerpo se convertía en una zona erógena, la cual ardía en llamas bajo el toque de aquella lengua y el roce de esos dedos. El alfa tomó el pene del omega y comenzó a lamerlo, succionaba suavemente sin dejar de mover su mano de arriba a abajo. Al oírle gemir y el ver como se aferraba a las sabanas debido al placer que sentía, habían hecho que los movimientos del alfa fueran más rápidos y fuertes.
—Siii aaah, esperaaaa —el omega sujetaba el cabello de Damián con la intención de separarlo —Me corro, m corro —Damián tragó los fluidos del omega, tal líquido le había resultado dulce.
—Delicioso —declaró relamiendo sus labios.
—Maaass maaas —suplicaba con lágrimas en los ojos.
Damián le besó y comenzó complacerle de nuevo. Le resultaba fascinante como esa cara que generalmente era fría, en aquellos momentos se encontraba gimiendo de placer.
—Déjame tocarte... aaah, también quiero tocarte... —decía acercando su mano al pantalón del alfa, para disponerse a sacar su miembro —Es enorme —dijo mordiendo sus labios. El pene de Damián ahora se encontraba tocando el de Maika.
—Ugh aaah.
Comenzó a masturbar ambos miembros juntos, mientras que introducía sus dedos en el ano de Maika. Debía asegurarse de satisfacerle. Quería evitar penetrarlo, pues sabía qué cuando volviera en sí probablemente no lo perdonaría. El orificio estaba tan mojado que dos dedos entraron fácilmente.
—Aaah más... quiero más —imploró encajando sus uñas en aquella espalda musculosa.
Había encontrado el punto sensible de Maika, logrando que se corriera. Estaba decidido a irse, pero sintió como el omega le detenía. Este aún se hallaba en celo y jadeaba aún más que antes.
—Quiero sentir esto dentro... por favor —suplicó acariciando el pene de Damián, y frotando su cuerpo desnudo contra el del alfa.
—Maika, no creo que pueda controlarme más —el omega le silenció con un beso, este aun siendo un alfa dominante se dejó llevar por aquellos instintos. Lo acerco hacia él tomándolo por la cadera.
—Deseo sentirte, por favor —rogaba con una cara llena de placer.
—Necesito prepararte, en verdad no quiero lastimarte —dijo, mientras que empezó a lamer la parte trasera de Maika —Eres hermoso.
—Aaaarhh, sé siente raroo.
Damián comenzó a introducir su lengua, si bien el principal motivo de esto era preparar a Maika, algo en su interior le hacía querer saborear hasta el último rincón del omega.
—Aaah aaaaggg —después de haber dilatado aquella zona húmeda, introdujo de nuevo dos de sus dedos —Aaah yaa quieroo —el alfa se acercó a besarle, mientras introducía el tercer dedo —Aaaah.
Retiró los dedos del interior húmedo, y en ese cuarto saturado de feromonas, su razonamiento desapareció. Solo anhelaba poseer aquel omega. Deseaba llenarlo de él en todos los sentidos.
Maika comenzó a percibir como Damián empezó a penetrarle, este lo hacía lento y delicadamente. De tal manera que el omega podía sentir el pene del alfa llenando todo su interior, y como su cuerpo se amoldaba perfectamente a la forma de aquel miembro. Cada vez que Damián le penetraba, sentía un escalofrío en todo a lo largo de su columna.
—Esta... aaah muy adentro... —los ojos del alfa mostraban el color violeta, y no era para menos ambos estaban en un total éxtasis.
—Muéstrame que tan profundo.
—Aquí... aaaah —decía Maika apretando su estómago.
—Me vuelves loco.
—Más despacio...aaagh.
—Lo siento... no creo poder hacer eso.
El miembro de Damián embestía una y otra vez el interior de Maika, y con cada golpe una corriente eléctrica recorría el cuerpo del omega; quien ya se había corrido dos veces, pero su ser seguía anhelando más.
Ambos cuerpos se deseaban mutuamente, querían sentirse de una y mil maneras. Damián codiciaba marcar cada centímetro de aquella pálida piel. Llevados por el deseo ambos comenzaron a sincronizarse, el alfa no pudo evitar marcar aquel delicado cuerpo, le mordió a unos pocos centímetros de la nuca haciendo que el omega eyaculara.
—Aaaah.
—Otra vez te corriste —Maika comenzó a moverse de atrás hacia delante de nuevo pidiendo más de aquel cuerpo —De acuerdo.
Estando de espalda a Damián, Maika sentía como en esa posición su interior era golpeado en un punto diferente, pero no por ello menos excitante. Damián mordía ahora aquellos delicados hombros a la vez que masturbaba la parte delantera del omega.
—Me corroo... me.
—Aún no —susurró a la par que tapaba con un dedo el orificio del pene del omega, para evitar que se corriera.
Maika gemía y buscaba los labios de Damián, quería más, aun cuando se estaban entregando por completo, deseaba más. Mientras se besaban, Damián le penetró con más fuerza y aún más profundo, Maika sentía como el pene dentro de él crecía aun mas y palpitaba. El alfa le embistió de nuevo mientras movía su dedo con el fin de acabar juntos. Podía percibir como su estómago se sentía cálido y más lleno.
La llama en el pecho de Maika aún seguía ardiendo, aventó a Damián de espaldas y se dispuso a montarle.
—¿Crees que puedas meterlo tú solo?
—Si... aaah —tomó el pene del alfa entre sus manos, era más grande que antes, podía sentir su calidez y como palpitaba. En esos momentos solo podía pensar que lo deseaba dentro nuevamente llenando su interior, añoraba sentir su cuerpo moldeándose alrededor de aquella forma.
—Muy bien, baja, despacio —el cuerpo del omega que ahora se encontraba con marcas, seguía siendo perfecto a los ojos de Damián. Se acercó hacia Maika, quien aún estaba batallando por introducir por completo el miembro. El alfa comenzó a acariciar delicadamente el cabello del omega, y lo puso detrás de la oreja, besó su mejilla y le susurró —Despacio —separó suavemente los glúteos de Maika para que este terminara de introducirlo con mayor facilidad.
—Aaaah... hmmm está muy profundo... aún más que antes.
—Maika, relájate o te lastimarás si te mueves —le besó para calmarlo.
Por inercia el omega comenzó a mover sus caderas, el placer era inimaginable, se extendía por todo su ser, y por como reaccionaba el cuerpo de Damián; sabía que él también se sentía de la misma manera.
Le costó un poco acostumbrarse estando arriba, pues su columna parecía estar hecha de gelatina, y temblaba con cada penetración. Pero eso no lo detuvo, comenzó a subir y bajar cada vez más rápido. Daba la impresión, que la parte baja del omega había cobrado vida propia, pues se movía salvajemente. Deseaba seguir sintiendo aquel pene abriéndose camino en su interior, al mismo tiempo que parecía incendiar cada espacio recorrido.
Maika podía sentir como estaba llegando de nuevo al orgasmo, y no era para menos pues el nivel de placer y excitación eran descomunales. Damián había comenzado a atender la parte delantera de Maika, mientras veía como este se movía sin ningún tipo de inhibición con el fin de sentir placer. El alfa pudo notar como el interior de Maika le apretaba más, al mismo tiempo que el pene del omega comenzaba a temblar entre sus manos. Una vez más Maika se había corrido, dejando un rastro de semen en el pecho del alfa.
—Veo que otra vez no me esperaste, tal vez debería castigarte, bueno puedo pensar en algo... la noche es larga.
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