Dentro de Enigma todo parecía normal. Luka había notado la ausencia de su amigo y aunque al principio no le resultó extraño, el hecho que se estuviera tardando tanto lo era. Se levantó para cerciorarse que todo se encontrara bien.
—Lo siento, pero no podemos servirles más alcohol.
—¡¿Qué diablos estás diciendo?¡, muévete, y trae más alcohol inservible beta —gritaba un borracho, mientras que tomaba por el brazo a Ezra y lo aventaba.
—Parece que hoy no es tu noche, ¿cierto?
Dijo una voz detrás del beta justo después de sentir el impacto. Conocía a ese alfa, pues no era la primera vez que le salvaba. Luka colocó a Ezra detrás de él, y avanzó hacia la mesa donde estaban los alborotadores.
—Algo huele mal aquí, será mejor que se larguen.
—Ja ja ja no me hagas reír niñito, ahora lárgate y deja a los adultos platicar.
Luka tomó rápidamente al borracho que había empujado a Ezra por el cuello.
—Si yo fuera tú cuidaría mis palabras.
El beta vio todo lo que sucedió pasar en cuestión de un momento, pues justo después de que el alfa tomara por el cuello a uno de ellos. Otro de los alfas de aquella mesa le dio un puñetazo a Luka. El alfa dominante lanzó como si se tratara de una muñeca al primer borracho y este se golpeó la cabeza debido a eso.
Ahora solo quedaban dos alfas ebrios, los cuales se encontraban atacando a Luka al mismo tiempo con tal de doblegarle. Y aunque estos habían logrado acertar algunos golpes, Luka había conseguido noquear a uno de ellos. Ahora solo quedaba uno, el alfa dominante le tomó de la corbata y comenzó a darle puñetazos, los cuales parecían cada vez más intensos.
—B-basta.
Las manos temblorosas de Ezra se aferraban al brazo de Luka, haciendo que soltara al tercer alborotador. Los tres hombres, quienes se hallaban inconscientes, eran arrastrados afuera por la seguridad del bar, para ser entregados a las autoridades correspondientes. Los puños de Luka estaban manchados de sangre, al ver esto Ezra no pudo evitar tomarle de la mano.
—Por favor, acompáñame.
Se dirigió a la parte trasera del bar, saco un maletín de primeros auxilios y se disponía a curarle.
—No es mía —decía —Bastará con que me lave las manos —declaró dirigiéndose a un lavabo cercano —¿Ves?
—Ya veo... pero tu cara —proclamó estirando la mano para tocar aquella mejilla, Luka pudo sentir como su corazón palpitó de nuevo de manera extraña al sentir el roce de aquellos dedos.
—¿Esto? No es nada, no te preocupes... aun así, tu cara me resulta conocida.
—Soy Ezra, quizás no te acuerdes de mí.
—El chico del cruce ¿cierto?
—Si —respondió soltando una sonrisa con aire de vergüenza.
—Es solo que... tu cabello, es eso —Ezra poseía una cabellera ondulada color naranja, pero cuando trabajaba peinaba su melena de tal manera que quitaba por completo los rizos.
—Tienes razón jaja —esbozó una ligera sonrisa —¿podrías sentarte? Eres demasiado alto, no creo poder alcanzar a curarte.
Luka tomó asiento, sabía que los trabajadores de aquel bar eran betas, pero ahí mirando a Ezra. Se cuestionaba como algo así de delicado podía ser un beta. Aun sus manos eran pequeñas. Poseía unas pestañas abundantes, y rizadas iguales a su cabello. Estas adornaban unos expresivos ojos verde esmeralda, los cuales parecían invitarle a perderse en ellos. Y su piel daba la impresión de ser tersa, aún más tersa que la de algunas omegas que él conocía.
—Puede que duela un poco —dijo Ezra mostrando un algodón, mientras comenzó a limpiar y atender el golpe de Luka —Muchas gracias y perdón... tuviste que intervenir aun cuando no es tu trabajo.
—Dije que no te preocuparas, ¿lo recuerdas? —Ezra asintió.
Luego de haber limpiado y puesto ungüento sobre el golpe. Ezra se dispuso a colocar una bandita. Luka volvió a percibir aquel hermoso aroma. Era un hecho, este provenía de ese beta, pero se preguntaba ¿cómo era posible eso?
—Hueles muy bien —dijo inconscientemente, esas palabras habían logrado que el corazón de Ezra saltara.
—Gracias... bueno ya está —respondió nervioso, al tiempo que comenzaba a caminar de espaldas con el fin de alejarse de ahí —Debo volver para cerrar, y necesito buscar a Maika.
—¡Cuidado!
—Auuch —Ezra no había logrado ver que había agua derramada en el piso a sus espaldas.
—Déjame ayudarte —decía el alfa estirando su mano hacia el beta.
—Está bien, no es nada —al incorporarse y tratar de pisar, sintió una punzada en el tobillo izquierdo
—Esa cara dice lo contrario, vamos seré tu apoyo.
—No puedo, aún debo ayudar a cerrar.
—Estoy seguro de que el dueño entenderá si hoy no lo haces —Luka enrolló su brazo alrededor de la cintura de Ezra. Le colocó en el sillón, y se dispuso a ayudarle. Avisó al dueño y después de tomar las cosas del casillero. Se dirigió a preguntar al bartender por Maika.
—Disculpa, ¿aquí se encontraba un omega, piel clara, cabello castaño, cara de pocos amigos?
—¿El amigo de Ezra?
—Sí, ese mismo ¿sabes en donde está?
—No parecía estar disfrutando del ambiente, tomo algo de alcohol y se marchó hace un tiempo; de hecho, me dijo que le comentará a Ezra que lo vería luego.
—Muchas gracias —el alfa regresó donde se encontraba el beta, le dijo exactamente lo que le habían comentado.
—Así que decidió volver a casa al final de cuentas —murmuró Ezra.
—Arriba, hay que llevarte a casa.
—Ya he descansado un poco, de seguro todo está bien —Luka le miraba de modo escéptico pues el tobillo se veía visiblemente inflamado.
—¿Así que todo está bien? De acuerdo ven por tus cosas —decía estirando la mano. La distancia no era mucha, pero en cuanto Ezra trató de dar el primer paso, sintió de nuevo aquel dolor —No lo creo... Ahora por favor apoya tu brazo y déjame llevarte a tu casa... en verdad me ayudarías a descansar. No creo que pueda hacerlo a menos que sepa que estas a salvo.
Ezra hizo exactamente como se le había pedido. Luka pudo ver como el automóvil de Damián ya no se encontraba estacionado. Así que asumió que este también había decidido retirarse, cosa que no le sorprendió pues sabía que su amigo no era fanático de esos lugares. Abrió la puerta de su vehículo y ayudo a Ezra a sentarse.
—De nuevo muchas gracias... si hay algo que pueda hacer para pagarte, no dudes en pedírmelo.
—Umm, quizás podrías invitarme a comer—respondía Luka, a la par que cerraba su cinturón.
—¿A comer?
—Si, bueno solo si te parece bien, claro
—Si, si me encantaría, por favor déjame hacerlo —tales palabras le habían sacado una sonrisa a Luka.
—Ahora sé tan amable de introducir la dirección para poder llevarte —la mirada de Ezra se perdía nuevamente en aquellos ojos azules, aun en aquella oscuridad, estos seguían viéndose hermosos.
—... Claro —respondió, mientras que sentía como sus mejillas parecían incendiarse.
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