Damián no era alguien que gustara de hacer amigos, si bien era muy popular este era una persona selectiva con la gente. Después de mirar fijamente aquel lugar decidió entrar, quizás eso le ayudaría a sacar de su mente al omega. Los amigos de Luka se encontraban en una esquina, en la mesa central había en existencia todo tipo de licor. Damián tomó un vaso con whiskey. A su lado se encontraba sentada una omega, odiaba que estos usaran sus feromonas, sí, pero aquella noche, pensó para sí que quizás el tener una aventura casual, era lo que necesitaba para sacar de su cabeza de una vez por todas a Maika.
—Hola, mi nombre es Jennifer —la omega en cuestión era bastante hermosa, poseía un cuerpo delgado y su piel era clara, unos ojos cafés además de una hermosa cabellera rizada color vino.
—Encantado, me llamo Damián —sentía ligeramente el aroma de sus feromonas, olían a kiwi un aroma agradable, pero no en comparación a las de Maika pensó.
Aun cuando la plática era amena esta omega en particular no despegaba los ojos de Damián, entre risas sutilmente colocaba su mano en la rodilla del alfa, y de vez en cuando se acercaba a susurrar a su oído; con el pretexto de la música.
—¡Deberías tener más cuidado! —gritaba a la otra esquina de la mesa una omega.
—Tranquilízate Yolanda, fue un accidente.
—Mi vestido está arruinado, Luka.
—En verdad mil disculpas —decía Ezra, agachando la cabeza.
—Tus disculpas no me sirven de nada ¿acaso sabes el precio del vestido? Vale más de lo que ganas en un año.
Ezra comenzó a sentir la necesidad de arrodillarse, no tenía el dinero para pagar aquel vestido; y sin duda no podía darse el lujo de perder su trabajo.
—No es necesario que hagas eso —decía Luka, mientras lo detenía con una mano —Ya he tenido suficiente de tu actitud nefasta por hoy, si es necesario te compraré yo el vestido, es más te compraré dos; no tres si eso es lo que se requiere para que cierres la boca.
Se podía notar que Luka estaba molesto, este era alguien muy sociable, extrovertido, pero le era imposible soportar a aquellas personas que humillaban a los demás.
—Parece que nadie tiene sentido del humor, estaba bromeando —declaraba la chica mientras trataba de buscar apoyo en aquella mesa. Sin embargo, solo había encontrado miradas desviadas; y gestos indiferentes. Aunque el status económico de todos aquellos alfas, betas y omegas de la mesa era bueno. La diferencia entre ellos y el status de Luka y Damián era monumental, además el que fueran alfas dominantes hacía que la gente les tuviera respeto.
—Creo que hemos tenido mucho de tu humor por hoy —declaró con una voz fría Luka.
A aquella omega, no le quedó más remedio que pedir disculpas mientras se retiraba de aquel lugar. Otro mesero se había acercado a ayudar a Ezra, terminaron de limpiar la mesa lo más rápido posible; y se dispusieron a seguir atendiendo a los demás clientes. Luka por su parte, no podía dejar de ver fijamente aquella melena color naranja; pues le parecía conocida.
Justo en esos momentos en la barra, Maika había cautivado la atención de una de las personas de aquel bar.
—¿Me permitirías ofrecerte un trago? —Decía un alfa, que se notaba era notablemente varios años mayor que Maika.
—No estoy interesado, así que piérdete —parecía que las palabras de Maika lograban el efecto contrario.
—Vamos, yo sé que quieres —dijo al tiempo que tomaba la mano de Maika, y la ponía en la parte de la ingle, bastó solo un segundo para que el omega notara la erección que ocurría bajo el pantalón del alfa.
—¡Dije que no me toques! —gritó el omega mientras que retiraba la mano de inmediato.
Damián quien se encontraba en ese momento saliendo del baño, no pudo evitar oír el grito de Maika. Vio como este se dirigió hacia la salida, pero justo detrás de él; se encontraban el alfa que le había acosado y otro más. Damián no dudó en seguirlos, en ese momento no le importaba nada más, que asegurar la seguridad de Maika. No estaban en la puerta de la entrada, pero aquel callejón tenía justo al final; un área donde la iluminación no alcanzaba a llegar. El solo pensar en lo que estaba seguro que vería le hizo hervir la sangre.
Al encontrarse lo suficientemente cerca apreció como aquellos alfas estaban tratando de aprovecharse del omega. Mientras uno de ellos le tenía agarrado de las manos y lo mantenía arrodillado, el otro le había tomado del cabello con el fin de obligarlo a darle sexo oral.
—No te resistas, no queremos dañar esa hermosa carita —decía sonriendo burlonamente, a la par que le acariciaba la mejilla.
Damián no pudo controlar más su enojo y liberó sus feromonas, igualmente sus ojos mostraban un tono violeta el cual aparecía cuando los alfas se encontraban furiosos, excitados y también durante su ciclo de celo.
—Alejen sus inmundas manos de él —los dos alfas e incluyendo Maika habían sido afectados por las feromonas.
Damián arremetió a golpes contra los dos alfas, la rabia y el sentimiento de náuseas no lograba disminuir; aun cuando uno de ellos había quedado inconsciente y el otro claramente tenía la nariz rota. La imagen que acababa de presenciar no abandonaba su mente; por tal motivo sus golpes no parecían cesar.
En medio de tal caos pudo percibir el olor a lirios de agua, pero esta vez era de una manera abrumadora. Al ver a Maika jadeando mientras apretaba su pecho, hizo que su mente se olvidara de lo demás. Buscó rápidamente en los bolsillos de Maika, esperando localizar los inhibidores, pero era inútil. Dado que el bar se encontraba a las afueras de la ciudad, le sería imposible hallar una farmacia cerca; dentro de los primeros cinco minutos para poder detener el celo.
—Diablos —después de poner su saco alrededor de Maika le tomó en sus brazos —¿Qué se supone que haga contigo?
Damián se dirigió a su automóvil, debía sacar a Maika de ahí. Era evidente que este estaba entrando en celo, y sabía que lo mejor que podía hacer; era evitar que alguien le pusiera un dedo encima. Después de subir a su auto y pensarlo un instante, emprendió su camino a casa.
Comments (0)
See all