Las venas sobresalían cada vez que Damián levantaba la barra de pesas, había trascurrido una semana desde que decidió permanecer lejos de Maika. Y con tal de lograrlo había sumergido sus instintos en el ejercicio. Pero aun cuando entrenara día y noche este seguía apareciendo en sus sueños.
—Basta con que no me acerque a él —seguía repitiéndose, cosa que era difícil al estar cursando la misma carrera, pues cuando menos lo pensaba se encontraba mirando de reojo hacia la otra esquina del aula.
Entrenar en su casa le ayudaba, pero agradecía los días que tenía práctica en el club de arquería pues así su mente se veía enfocada, aunque fuera temporalmente en otra cosa.
—De nuevo en la diana —expresó Ezra.
—Parece que hemos encontrado a uno de nuestros competidores —decía el entrenador.
Damián se preparaba por disparar otra flecha, al tiempo que pensaba: "no voltees, no lo veas". El disparo dio una vez más en el centro.
—Damián ¿te molestaría tener un combate amistoso con nuestro mejor arquero?
—En lo absoluto.
—Muy bien, joven Youngblood pase al frente.
De entre los miembros del club salía una figura alta, de piel morena que poseía unos enormes ojos verde olivo, su estructura física dejaba ver claramente que se trataba de un alfa... aun cuando no era dominante aquellos bíceps eran dignos de admirarse.
—Mucha suerte —dijo Ezra —La arquería corre por sus venas, viene de un linaje nativo americano.
—Gracias por el dato —respondió Damián secamente.
Al otro lado de aquellas puertas de cristal, se informaba sobre cómo sería la elección del club de esgrima. Dentro de dos semanas, se llevaría a cabo el festival donde los clubs competirían con otras universidades. Maika sabía que si quería representar a su escuela debía salir invicto, ser el único omega en el equipo no era nada fácil. Pues aun mostrando su talento dentro de aquellas aulas, la forma en que casi todos los alfas le veían no era muy diferente de como el resto de la sociedad lo hacía.
—Mil disculpas, el director me llamó a su oficina justo antes de venir aquí —exclamó Luka atravesando la puerta.
—Joven Pávlov, tome asiento lo más pronto posible para poder continuar.
Este se sentó justo al lado de Maika, generalmente los demás miembros del club trataban de evitar al omega.
—Como decía, los encuentros para determinar a los tres representantes se llevarán a cabo mañana.
—Creo que todos sabemos quién será el primer seleccionado. Luka tiene garantizado el primer puesto ¿es necesario humillarnos entrenador? —proclamó un alfa al tiempo que los demás miembros reían... bueno casi todos a excepción de Maika.
—Vamos chicos, creo que todos tienen oportunidad ... De obtener el tercer puesto cierto Maika —decía Luka mientras que con un brazo abrazaba al omega.
Todos sabían que estaba en lo correcto, pero a diferencia de cuando se habían resignado a perder contra un alfa dominante, la idea de perder contra un omega recesivo no parecía agradarles.
—No es necesario que hagas eso —decía Maika retirando el brazo del alfa—No necesito su aprobación, me basta con demostrarlo en la pista.
—Ja ja ja —Luka no pudo evitar soltar una carcajada —Estas en lo correcto.
—No entiendo como un alfa aceptaría, que un Tsss un omega es mejor.
Luka quien mostraba una sonrisa momentos atrás, había cambiado su semblante por una cara seria y unos ojos gélidos.
—No importa si es omega, él podría vencerte en cualquier encuentro —decía con un tono serio.
—Bastará un poco de mis feromonas para tenerlo a mis pies, y demostrarle quien es realmente superior; si sabes a lo que me refiero.
—Eres repugnante —dijo Luka levantándose de su asiento.
Maika, aunque estaba enfurecido, le tomó del brazo con tal de detenerle. Viéndole a los ojos movió su cabeza en forma de negación.
—Jóvenes tranquilos, será mejor que —el alboroto del otro lado de la puerta era demasiado —Vayamos a fuera necesito que se tranquilicen y no vendría mal apoyar al equipo de arquería en sus pruebas.
Conforme se iba acercando el omega pudo oír comentarios que parecían alabar a uno de los competidores.
—No ha fallado ningún tiro.
—Todos aciertan, es como si fuera casi inhumano.
Ahí estaba a Damián vestido completamente de negro, el uniforme de arquería le quedaba como un guante... Perfecto. Aquellos bíceps se marcaban claramente en la camisa, y los músculos de sus piernas y glúteos eran bastante evidentes. Maika no pudo evitar quedar embelesado por un par de segundos ante semejante paisaje.
—¿Sucede algo? Te ves ... Molesto —decía Ezra, colocándose del lado derecho del omega.
—Nada fuera de lo normal —respondió apartando la mirada de aquel cuerpo.
—De nuevo en el centro de la diana, vaya es realmente bueno.
—¿Hablas en serio?
—No ha fallado ningún tiro, todos han sido perfectos aun cuando su contrincante es Youngblood.
Los ojos de Maika mostraban sorpresa, sabía que Youngblood era muy bueno en su deporte.
—Veo que no ha perdido el toque —exclamó Luka poniéndose en medio de Ezra y Maika.
—¿Lo conoces?
—Es mi mejor amigo.
—¿Sí? —preguntó Ezra, mientras el alfa parecía inspeccionarlo minuciosamente.
—Umm tu cara.
—¿Mi cara?
—Creo haberte visto antes.
—Le salvaste la vida, alrededor de una semana atrás —dijo Maika —En el cruce peatonal, ¿en serio no lo recuerdas? —el beta solo ponía una sonrisa incómoda en su rostro ante el tono de Maika
—Lo siento, mi memoria no es muy buena —respondió, para después dirigir de vuelta la mirada a Ezra —Pero me da gusto ver que no te ha pasado nada.
—Descuida, de nuevo muchas gracias —el beta sintió una punzada en su pecho, al verse reflejado de nuevo en aquellos ojos; que por alguna razón le recordaban al invierno.
Luka percibió otra vez aquella leve, pero agradable fragancia. Aun cuando su memoria no era buena, no había manera en que no pudiera reconocer aquel olor.
—Disculpa... tu ol...
—¡Luka!! —las palabras del alfa fueron interrumpidas por una omega, que generalmente le seguía muy de cerca —¿podrías acompañarme? —los ojos de Luka seguían posados en el beta.
—Seguro... cuídate —dijo, susurrándole al oído a Ezra —Bien ¿a dónde necesitas que te acompañe?
—Sígueme —la omega lanzó una mirada desafiante al beta, este pudo leer claramente como sus labios formaban la frase ¡Aléjate!
La campana determinaba el fin del encuentro, Maika vio que el marcador mostraba 30 puntos de diferencia a favor de Damián. No quería reconocerlo, pero sus labios se habían movido por inercia.
—Es bueno.
—Sí, somos afortunados de que se haya unido al club, este año la victoria será menos estresante —decía con una sonrisa Ezra —Damián por aquí —gritó agitando su mano energéticamente.
—Tsss, me largo de aquí —quería salir de ahí, pues algo en el olor a mandarinas que el alfa desprendía lo hacía sentirse... nervioso.
—Buen partido, realmente venciste a Youngblood.
—Gracias y disculpa, parece que a tu pareja no le caigo nada bien —dijo señalando a Maika quien ya se encontraba lejos.
—ja ja ja —el beta no pudo evitar soltar una carcajada.
—¿Sucede algo?
—Lo que acabas de decir ja ja ja perdón, Maika no es mi pareja. Es mi amigo, nos conocemos desde la secundaria.
—Ya veo —respondía Damián sonriendo.
—A decir verdad, desde que conozco a Maika nunca ha tenido pareja, quizás...
—¿Quizás?
—No es nada, solo pensé que quizás se deba un poco a su carácter.
—No lo dudaría.
—¿Se conocen?
—Me acompañó a buscar mis libros... bueno podría decirse fue obligado a acompañarme —dijo soltando una pequeña risa.
—No lo tomes personal, Maika es buena persona solo... que los alfas no son sus personas favoritas.
—Así que es eso... Quizás no ha conocido al Alpha adecuado —proclamó Damián.
—Quizás.
—Joven Walker, felicidades es el primer finalista para representar a nuestra escuela, en el torneo de otoño.
—Será un honor entrenador, muchas gracias.
—Y usted joven Nolan ¿está listo para pelear por uno de los dos lugares restantes?
—Haré mi mejor esfuerzo entrenador.
El alfa sonreía, pero no por todas aquellas personas que lo felicitaban. Sino porque ahora sabía que el omega que cazaba sus sueños, no tenía pareja.
Las actividades del club habían concluido, Damián se disponía a subir a su automóvil, un Ferrari Portofino del año color negro, cuando recibió una llamada de un número desconocido.
—Damián...
—¿Cómo rayos conseguiste mi número?
—Tengo mis medios, ¿crees que podríamos vernos?
—Yessica, no es un buen momento.
—¿Quizás en otra ocasión?
—No creo que...
—Por favor —suplicaba la voz al otro lado de la línea.
—Debo colgar.
—Por favor.
—Bien.
Respondió para después colgar, sabía que era cuestión de tiempo para que Yessica lograra localizarlo. Aun si había ignorado el mensaje que había dejado con Maurice, y todos los otros mensajes de texto que había recibido en su antiguo celular.
—Diablos —dijo, azotando la puerta del automóvil.
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