— Ya van cuatro días y sigue de esa forma. Ni siquiera me dirige la palabra o me mira, incluso a mi — comentó Seung Jin agobiado, mientras miraba a su pequeño primo dibujar sentado en una de las verjas en el vivero.
— Discúlpenme pero realmente no puedo entender cómo permiten que esto pase — dijo Dae-Hyun indignado, pues realmente no lograba entenderlo— Es tu primo, tu familia—
— Créeme que lo hemos intentando, Jin más que nadie, pero nada de lo que hicimos funcionó — Respondió Joon.
— El maldito viejo tiene demasiado poder. Nos quedó muy claro, luego de que mandara a matar a su propio hermano y que no quedara ni una sola prueba, que el único método de detenerlo era legal, para que fuera permanente — Seung Jin se cruzó de brazos.
— Pero el desgraciado es realmente bueno escondiendo sus huellas, incluso desde hace años, revisamos miles de veces en todos los rincones, pero jamás conseguimos nada — Comentó el moreno.
— ¿Hace cuántos años? — Dae-Hyun preguntó curioso.
— Desde que yo estaba en la escuela media. Pero ningún abogado pago me ayudaba, así que apenas tuve la edad, me dediqué a estudiar leyes, prometiéndome que lo sacaría de aquí y no dejaría que ese tipo le pusiera un dedo encima — Dijo el castaño.
— Son muchos años. ¿Realmente no pudieron encontrar nada? — Cuestionó el pelo gris.
— No, hasta el otro día, cuando fui llamado a su oficina — Respondió Jin.
— Logró sacar a escondidas un papel, equitativo a una de las acciones de la empresa, con un permiso de traslado — respondió el moreno.
— Contiene números de seguros e incluso su firma, con esto puedo hacer mucho, recolectar pruebas. Claro que no será fácil, pero ya es algo — informó Seung Jin.
— Ayudaré en todo lo que pueda, no voy a permitir que esto vuelva a suceder — Prometio Dae-Hyun. Entonces sonrió — Sabes, Yun no es solamente un gran conductor y guardia — miró a ambos contrarios y sacó su celular, marcando el numero del nombrado — Yun Hyung — Habló cuando la llamada fue contestada.
— ¿Sí? — Respondió el peli menta al otro lado de la linea.
— ¿Recuerdas aquella época en la que te creías anarquista? — Le molestó el peli gris.
— ¿Estás tratando de extorsionarme o hacerme una broma?, porque te patearé el trasero con cualquiera de ambas, y lo sabes — Advirtió Min Yun.
Seung Jin que estaba escuchando, le quitó el celular de las manos al peli gris y lo interrumpió.
— Tómalo como un trabajo más, lo sumaré a tus expensas — Habló el castaño.
Yun no entendía lo que estaba sucediendo, mucho menos que Dae permitiera que le arrebataran el celular, pero el tono serio de Seung Jin le llamó la atención.
— De acuerdo. Pásame con Dae — Aceptó el peli menta.
El mayor obedeció y le devolvió el celular al peli gris.
— Sí — dijo Dae-Hyun para indicar que estaba escuchando.
— ¿Qué está pasando? — preguntó serio Yun.
— Luego te contaré bien, por ahora ayuda a Seung Jin Hyung con lo que haga falta — Pidió a su amigo.
— Está bien... — Concedió el peli menta.
— Colgó. De acuerdo, puedes hablar con el, te ayudara en lo que necesites — Dijo Dae-Hyun
El mayor asintió agradecido.
— Gracias Dae-Hyun, realmente aprecio esto — Concedió Namjoon.
— No me agradezcan, yo también quiero sacarlo de éste infierno— Confesó el peli gris, miró entonces al menor que no había cambiado siquiera de posición — ... Regresaré con Young Soo — dijo y se dirigió hacia el mismo.
Seung Jin y Joon se miraron, notando nuevamente esa sensación de ''no solo soy su guarda espaldas'' que emanaba y no podían evitar pensar en lo extraño de aquel acontecimiento y lo agradecidos que estaban de que fuera Dae y no otro. Al ver al peli gris sentarse junto al menor, ambos se retiraron del lugar, sonriéndose uno al otro un tanto tristes por la actual situación.
— ¿Qué dibujas? — Dae-Hyun se acercó por sobre el hombro del menor que le daba la espalda.
El menor no le respondió.
Notó que le dibujaba alas a un hermoso ángel, pues el menor realmente tenía gran mano para el dibujo.
— Se parece a ti — dijo el peli gris sonriendo, con voz gruesa y amable. Pero no recibió respuesta alguna nuevamente. Entonces, se acercó más a el, pegándose y pasando su brazo derecho debajo del brazo del menor por la cintura, colocó su mano sobre la hoja que dibujaba y la acarició con los dedos. — Es igual de hermoso que tú — pronunció casi como un susurro cerca de la oreja del chico. Se sintió estúpido, había dicho aquello para molestar al menor y que aquel tuviera alguna reacción pero, además de parecer una confesión, no obtuvo resultados, al contrario, él ni se inmuto. Suspiró agobiado.
Young Soo se sintió aliviado de que Dae-Hyun se apartara de él y simplemente se pusiera a mirar las plantas del vivero. Temía que si seguía cerca pudiera escuchar sus rápidos latidos, los que golpeaban tan fuertemente su pecho que parecía estar a punto de salir expulsado del mismo y terminar en sus manos. << Mi buso se mancharía si eso pasara >> tuvo un pensamiento fugaz, antes de volver a la realidad. Era impresionante cómo aquel sujeto provocaba todo tipo de sensaciones en el y se agradecía a si mismo el ser tan bueno fingiendo sus emociones, o ahora sería un completo tomate y no sabría como responder ante el mayor.
Volvió a mirar el dibujo que estaba haciendo << Se parece a mí.... entonces....>> Su mente se volvió a inundar de pensamientos negativos y el corazón le dolía tanto. Recordar nuevamente lo que su padre le hacía desde la niñez, el encierro en el que estaba, la debilidad que sentía... era como si le estuvieran clavando un puñal y cada marca que tenía en el cuerpo se lo recordaba.
Llegada la noche Dae-Hyun se sentó en la cama del menor, quien yacía con su pijama puesto. Pasando cuidadosamente su mano repasó las heridas y marcas, sin olvidarse de la muñeca del mismo.
Young Soo se retorcía de a momentos, algunas zonas aún ardían, pero la manera en la que el mayor le atendía, le hacía cosquillear el estómago, pero sólo se limitó a mirar, dado a que la tristeza generaba un nudo en su garganta que no le permitía hablar.
— Está curando muy bien — pronunció el peli gris mirando la muñeca del menor — Tal vez en una semana ya puedan retirar los puntos... — se detuvo, recordando que jamás supo la causa de esa herida y miró al menor, con pena y curiosidad. Si sólo esas horribles marcas las había provocado su propio padre, ¿Entonces qué provocó el corte en la muñeca del chico?, Pero como ya hacía varios días, el pelinegro ni siquiera le dirigió la mirada.
Cuando el menor se recostó, Dae simplemente se acostó detrás de el y le abrazó por la espalda, pero le resultaba totalmente desconocido aquella aura fría que desprendía aquel hermoso y tierno chico. Suspiró e intentó conciliar el sueño.
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