Damián aún se encontraba un poco perdido en sus pensamientos, no lograba estar por completo atento a lo que ocurría a su alrededor; fuera de aquel omega. Parecía, que todo en aquella delicada figura lo había hechizado. Su cabello, aquellos labios color cereza, esos ojos que le sostenían ferozmente la mirada y el aroma... ese aroma que le resultaba jodidamente exquisito.
Por su parte Maika, se había repetido una y otra vez que su reacción era normal, pues se trataba de un alfa dominante y quizás su ciclo estaba próximo a iniciar. El resto de las clases concluyeron normalmente.
—Damián ... ¡Damián!
—Dime.
—Vaya al fin contestas ja, ja, ja, deberíamos ir a comer, es decir debemos ponernos al tanto de todo.
—Claro —la figura delgada, en la cual había estado posando sus ojos se había desvanecido, entre un mar de personas. Aun cuando ir a comer con su mejor amigo era una buena idea, no podía evitar sentirse inquieto, al no tener a la vista por más tiempo aquel omega.
El restaurante Romanov era para la mayoría de las personas, un restaurante exclusivo para la clase alta, es decir la gran mayoría de clientes eran alfas. Pero para Luka y Damián, este era un punto de reunión común, al ser propiedad de la familia Pávlov; ese lugar había llegado ser como un segundo hogar para ellos.
—Y bien, ¿qué piensa el gran Damián Walker del instituto? —dijo, soltando una ligera risa, la cual dejaba ver sus hoyuelos.
—Podríamos decir, que este superó mis expectativas —respondió sonriendo.
—No parece que fueran las clases quienes dejaron esa impresión en ti.
—Rayos, me conoces bastante bien.
Ambos alfas rieron a la par, tenían bastante que platicar. Pues aun cuando eran mejores amigos, Damián había estado en el extranjero por más de tres años. Se habían visto en distintas ocasiones, como vacaciones, inclusive cenas de negocios. Pero esta vez compartirían de nuevo la experiencia escolar, aun cursando distintas carreras... a Luka le causaba alegría tener de nuevo a su amigo.
Mientras se ponían al tanto, de lo que había estado pasando en la vida del otro e inclusive hacían bromas al respecto. Damián no pudo evitar prestarle atención a la persona que se encontraba pasando por afuera del restaurante. Agradecía estar sentado al lado de aquella ventana; pues de esa manera sus ojos pudieron verle de nuevo. Aquel ser pálido, que le había hechizado, se encontraba recorriendo la ciudad y, aunque aquella aparición le alegró, lo que se hallaba a su lado; eso no le gustaba en lo absoluto.
El sentimiento de celos y enojo comenzó a invadirle, al ver como Maika iba acompañado de un ser pelirrojo. Quien no solo se encontraba muy pegado a él, pues podía verse por su lenguaje corporal que a Maika parecía no molestarle en absoluto su presencia, sino todo lo contrario... sonreía, aquel omega quien le había visto de forma fría; era capaz de sonreír de una manera tan cálida con alguien más que no era él. Damián deseaba ser el responsable de aquella sonrisa, sin notarlo el enojo había hecho que este liberara sus feromonas.
—¿Te encuentras bien?
—Si.
—¿Podrías suprimir tus feromonas? —pedía Luka —Parece que les ha afectado, a más de un comensal.
Damián había controlado sus feromonas, pero seguía apretando los cubiertos. Luka trato de ver que era lo que hizo que su amigo se comportara de aquella manera, sin embargo, no tuvo éxito, pues las calles se encontraban demasiado concurridas como para identificar a alguien.
Damián deseaba atravesar las puertas del ascensor que marcaban el piso número 13, para poder relajarse con el paisaje, que su condominio le mostraba, aquel espectáculo de luces nocturno; era gracias a la luz de los carros y negocios que adornaban la avenida principal.
—Joven Walker, bienvenido —le recibía una voz familiar, Mauricio el asistente que había estado al servicio de Damián desde que era pequeño.
—Buenas noches.
—Joven, tiene un mensaje de parte de la Srita. Cortez.
Sabía que aquel apellido ... Significaba problemas. Trató de aclarar su mente con un baño, la ducha había ayudado, pero ahí tendido sobre su cama viendo al techo; no pudo evitar recordar tan exquisito aroma a... Lirios.
—Puedo hacerte sentir bien, si así lo deseas.
Conocía esa voz, justo encima de él podía ver claramente a Maika, su piel pálida se encontraba cubierta por una camisa y no llevaba nada en la parte baja. Damián se reincorporaba para poder besarle, aquellos labios eran tal cual se veían... Tersos y jugosos. No entendía que estaba pasando; solo sabía que quería más, más de aquel aliento, más de la sensación de esa piel bajo sus manos.
—En serio quiero hacerte sentir bien —pronunciaban aquellos labios color cereza.
El omega introducía las manos dentro del pantalón de Damián, era claro que estas eran pequeñas en comparación del miembro que sostenían. El alfa podía sentir el calor de aquellas manos, y como este escalaba conforme se movían de arriba abajo con el fin de darle placer. Maika parecía saber que sus manos no serían suficientes y procedió a usar su lengua.
—¿Pretendes volverme loco? —replicó Damián, mientras el omega comenzaba a introducir el miembro en su boca —Diablos —dijo, aferrando su mano al cabello de Maika.
Sabía que aquel omega, estaba haciendo bastante esfuerzo al introducir gran parte de su pene en aquella pequeña boca. Amaba la calidez que había en esa boca, como la lengua se enrollaba en su miembro. No lograba evitar el instinto de empujarlo más hacia el fondo, pues se sentía jodidamente bien. Podía sentirlo, acabaría y si no se apartaba; sería dentro de la boca del omega.
—Maika, detente —pero por su parte, Maika no tenía intenciones de parar —Maika, Ma
El sonido de la alarma puso fin a aquel sueño húmedo. Damián no lograba recordar, cuando había sido la última vez que tuvo uno.
—Diablos... —decía con una sonrisa agridulce —¿Qué me has hecho Maika?
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