Después de haber estado estudiando un tiempo en el extranjero, Damián Walker un alfa dominante, volvía a casa para continuar con sus estudios. Y como era de esperarse, aun en un colegio tan reconocido como St. Jonhs, la llegada de un alfa de su nivel; atraía a más de una mirada. O más bien dicho, a una multitud de ellas.
—Creí que no llegarías hasta la siguiente semana —exclamó Luka Pávlov, al tiempo que le saludaba con un abrazo. Había sido mejor amigo de Damián desde pequeños y, al igual que él; Luka también era un alfa dominante.
—Ese era el plan, pero mi padre decidió acelerarlo.
—Luka, ¿porque no nos presentas a tu amigo? —decían las voces que los rodeaban, se podía percibir como algunas de las chicas omegas, soltaban sus feromonas levemente. Y si bien a Luka no parecía molestarle; dicho acto a Damián... bueno a él le resultaba repugnante.
No porque no hubiese tenido una pareja omega antes, lo que le repugnaba era ese tipo de omega. El que haría lo que fuera, con tal de tener algún control sobre los demás.
Damián dirigió una mirada para reprender a los omegas, que estaban liberando deliberadamente feromonas. Era bien sabido, que la sola presencia de un alfa dominante bastaba para poner a raya a betas, omegas e incluso alfas. Y este caso no era la excepción.
Damián percibió un aroma que, por el contrario de disgustarle, le había fascinado. Era como si aquel olor le estuviera haciendo una invitación; la cual parecía imposible rechazar.
—.... Lirios de agua.
—¿Dijiste algo?
—¿No logras percibirlo?
—Vamos, en este momento hay demasiados olores como para notar uno en específico.
Aun cuando Damián trató de identificar al dueño de tan suculenta fragancia, la pared de humanos a su alrededor en aquellos momentos; lo hacía meramente imposible. Sin embargo, aquel aroma a lirios había sido lo suficientemente tentador, para que Damián liberara inconscientemente sus feromonas.
—¿Qué sucede Maika?
Maika Bennet, un omega recesivo y quien se encontraba a varios metros de ahí, parecía tratar de descifrar al mismo tiempo de donde es que provenía el olor a
—Mandarinas.
—¿Mandarinas?
—Olvídalo —decía, mientras sentía una opresión en el pecho y su mirada se perdía en el horizonte.
—Parece que alguien importante está ahí —dijo Ezra señalando a la multitud que rodeaba a ambos alfas.
—Sea importante o no, debemos darnos prisa si no queremos llegar tarde a clase.
—Tienes razón.
Ezra Nolan, había sido el mejor amigo de Maika desde la secundaria, el que fuera beta era muy conveniente. Después de separarse de Ezra, Maika tomó dos supresores, por alguna razón aquel olor cítrico; había logrado hacer que su pecho se sintiera oprimido y al mismo tiempo en llamas. Esperó un momento en el baño, a que las pastillas hicieran efecto y comenzó su camino de nuevo al aula. Le resultó extraño, el hecho de que a menos de cinco minutos de empezar la clase; el aula estuviera vacía.
—Joven Bennet, parece que es el primero —dijo el profesor, mientras acomodaba sus pertenencias en el escritorio.
—Así parece —respondió dirigiéndose a su asiento, este se encontraba al final de la última fila del lado de la ventana.
Justo después de sentarse, comenzó a escucharse un tumulto proveniente del pasillo y que al parecer; se dirigía a aquella aula.
—Vamos jóvenes dense prisa.
La clase inició como era costumbre, pero Maika no pudo evitar escuchar aquellas voces susurrando.
—Por dios es perfecto.
—Un alfa dominante y además tan apuesto.
—Es raro que no tenga pareja.
—¿Raro? Querrás decir, es una oportunidad que no se puede dejar pasar.
Al parecer todas las chicas y chicos omegas, hablaban sin cesar de aquel perfecto alfa dominante. Maika se repitió a sí mismo, que le tocaría escuchar este tipo de pláticas sosas por algún tiempo más. No había algo que pudiera hacer excepto, dejar que su mente volara libre un momento fuera de aquel lugar. Podía ver desde la ventana, como las hojas empezarían a cambiar de color. Y que necesitaría empezar a usar ropa más abrigada. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la voz del profesor Ávila.
—Pasa, adelante.
—Mucho gusto, mi nombre es Damián Walker y... lirios.
Los ojos de Damián comenzaron a buscar, a la persona que desprendía ese aroma. Y pudo ver, una figura delgada de cabello color caramelo y piel blanca como la nieve; viéndole fijamente con unos ojos color dorado. Por su parte Maika sintió de nuevo aquel calor en su pecho, si bien era muy leve lo sentía.
—¿li...ríos?
—Disculpe profesor, como decía mi nombre es
Los oídos de Maika no parecían entender, las palabras que salían de aquellos labios rosados. No sabía, por qué aquel hombre alto de piel clara y cabello oscuro; había hecho que su pecho se sintiera de nuevo en llamas con solo una mirada.
El Sr. Ávila había ubicado al nuevo alumno lejos de Maika, quien todavía podía sentir, como aquellos ojos grises; le veían desde el otro extremo del aula. Aun cuando trataba de evitarlos, la pequeña opresión en su pecho no disminuía. La clase continuó como de costumbre, una vez finalizada, Maika se apresuró para poder salir lo más rápido posible de ahí.
—Joven Bennet, ¿podría esperar un momento?
El omega sentía la presencia de aquel alfa dirigiéndose hacia él.
—Si profesor.
—¿Podrías acompañar al joven Walker a la biblioteca?, debe recoger los libros que le faltan —decía, mientras señalaba a Damián, quien ya se encontraba a su lado.
—Encantado de conocerte …—pronunciaba una voz gruesa, pero al mismo tiempo acogedora.
—Maika, mi nombre es Maika —respondió sosteniéndole la mirada, este sintió como comenzaba a perderse en aquellos ojos —Deberíamos darnos prisa, si queremos llegar a tiempo al siguiente periodo —dijo dando media vuelta.
Ambos caminaban en silencio, el omega luchaba por contener aquella llama en su pecho; que al estar al lado del alfa parecía avivarse. Por su parte Damián, inconscientemente seguía posando su mirada en aquella frágil figura. Caminaba apretando sus puños, con el fin de mantenerse centrado, ya que temía que de no hacerlo; tomaría en sus brazos a Maika para besarle apasionadamente.
—Es aquí —el omega miró rápidamente de reojo por un instante, entendió la razón del porqué aquella persona; se encontraba en la boca de todos. No solo su cara era un manjar para deleitarse, sino todo en aquel alfa parecía haber sido seleccionado; para tener lo mejor de lo mejor.
Podía ver como sus músculos se marcaban en aquella camisa negra. Sin poder evitarlo, sus ojos comenzaron a descender hacia el torso y seguían su camino a...
—Muchas gracias por haberme acompañado —Maika no pudo evitar por inercia devolverle la mirada. Sintió como su respiración comenzaba a acelerarse —¿Te encuentras bien?
Damián quien ahora no solo apretaba sus puños, sino también su mandíbula. No logró frenar su mano, deseaba tocar, aunque fuera una hebra de aquella cabellera. Le resultaba imposible detenerse, todo en la existencia de aquel omega, parecía seguirle gritando para que lo tomara en aquel instante.
—No te preocupes, estoy bien —el omega, al ver aquella mano acercándose; inconscientemente la alejó de un manotazo —Te agradecería que no me tocaras —decía, para después tomar dos bocanadas de aire.
Maika había logrado recuperar su compostura en el exterior, en su interior... bueno eso era un panorama totalmente diferente.
—Disculpa, no era mi intención incomodarte.
Ambos se encontraban de alguna manera, embelesados con la presencia del otro; a tal grado que no podían pronunciar ni una palabra. Y dentro de aquel silencio que los envolvía, Maika no podía dejar de pensar, si este alfa sería capaz de escuchar; como su ritmo cardiaco se encontraba elevado. El timbre que anunciaba el siguiente periodo parecía estar de su lado, y este no podía estar más feliz de oírlo.
—La siguiente clase iniciará, si fuera tú me apresuraría a recoger los libros necesarios ... A no ser que quieras llegar tarde en tu primer día de clases.
Lanzó una mirada fría a Damián, dio media vuelta y apresuró el paso. Algo en su interior parecía rogarle por quedarse a su lado, sin embargo, su cerebro le advertía, que si quería extinguir aquella llamarada lo más lógico era irse de ahí.
—Maika de nuevo muchas gracias —decía, alzando la voz con el fin de que aquel omega que se encontraba saliendo, lograra oírle. No podía entender del todo, por qué algo tan frágil le resultaba realmente —Fascinante —proclamó en voz alta.
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