Antes de que siquiera empezaran las clases a las ocho de la mañana siguiente, le hice una visita a mi amada Alice. Era el momento perfecto para ingresar en el edificio sin ser vigilado por ningún profesor o guardián. Ni siquiera la presidente y las demás miembros del concilio estudiantil de mujeres se atreverían a dar la cara.
El cuarto de Raven, para mi fortuna, estaba ubicado en una sección oscura, lo que hizo fácil que ingresara y siguiera caminando sin activar ninguna alarma.
El dormitorio de mujeres se veía limpio, incluso con algo de clase en mi humilde opinión. Su piso estaba hecho de fina pero firme roble, a diferencia de mi edificio de piedra que parecía más un monumento a la albañilería. Debía caminar despacio, sin hacer ruido. Hecho.
Finalmente estaba frente a su cuarto. Llamé a su puerta de madera y ella pronto la abrió mientras bostezaba, como si hubiera olvidado nuestro acuedo. Su largo cabello seguía enredado como de costumbre, todavía vestía su pijama negra. Ese estilo salvaje me hacía pensar que era muy sensual.
Le agradezco a su compañera de cuarto la rubia por no estar allí, habría sido un desastre de otra forma. Al menos no la pude divisar desde el umbral cuando esperaba a que Raven me diera el amuleto. Pensé que podía silbar alguna vieja tonada durante mi estadía.
—Erik, ¿no pudiste esperar a encontrarnos en la clase de historia o álgebra—Alice me preguntó.
—Hasta donde recuerdo… creo que no tendremos ninguna el día de hoy y yo planeaba dejar la academia antes de la hora de almuerzo para explorar el bosque—recordé entonces.
—¿Por qué es tan importante, cariño?—Raven quiso saber.
—No fue mi idea—le aclaré. Solo sigo órdenes, esperando que la voz de aquella mujer me revele algo más sobre los tesoros que he de hallar allí y por qué debo de obtenerlos antes que otros lo hagan.
—¿Y por qué no puedo acompañarte para ayudarte en la búsqueda?—mi novia inquirió mientras se aferraba a mi brazo izquierdo con cierta fuerza.
—Pues, ¡es una pregunta muy buena!—su servidor en serio que se sobresaltó. Aún así no te puedo asegurar que no terminarías herida o muerta en el proceso. Por eso no puedo correr el riesgo. Mejor te quedas, mi amor.
—¿Ah en serio? Déjame atrás y sabrás cuán terribles son mis maldiciones, ¡idiota!—me advirtió señlándome con su dedo.
Honestamente no supe qué hacer entonces. Debía de irme en cuanto ella me entregara su regalo; sin embargo, Alice lo usó como excusa para seguirme hasta a donde fuera. Ya no estaba seguro de el talismán siquiera existiera en primer lugar.
—Entiendo, quieres ir conmigo, pero ¿estás lista para recorrer largas distancias, mi dulzura?—tuve que cuestionarla.
—¿Qué? Bueno, verás… he estado muy ocupada con mis experimentos y ni me acordé de entrenar—salió con puras excusas muy pobres.
—Entonces no sería sabio que te llevara allí. ¡Te agotarás al poco tiempo!—traté de disuadirla.
—¡Mejor cállate, idiota! Yo también iré a Foresta Daghe. Y punto!—me sentenció y luego me cerró la puerta.
Nadie dijo que reanudar una relación sería pan comido, ¿no es verdad?
La Compañera de Cuarto
Después de doblar a la izquierda para huir de ese cuarto, choqué con la rubia desaparecida. Y a mí que se me había ocurrido que ella habría sido atada por mi amada cuerva y luego escondida en un armario espacioso. ¿Era solo un encuentro casual?
—¡Hey! Te he estado esperando desde que me logré desatar gracias a unas amistades—me comentó. ¿Dónde has estado todo este tiempo, cariño?
No pude contarle que yo había dormido con su compañera. ¿Debí hacerlo? Odio desesperarme tanto como para inventar una historia plausible que satisfaga su curiosidad en un periodo de tiempo tan breve.
—Te hizo olvidarte de mí, ¿verdad? Soy yo, Sienna. ¡Soy tu querida novia!—ella resaltó.
—Oh gracias, Sienna. Ciertamente había olvidado tu nombre debido a sus hechizos, mas me alegra que pudieras ayudarme con eso—le agradecí.
—¡No te preocupes por eso, querido!—ella exclamó—Dime, cariño, ¿qué sucedió ayer?
—Veras, fui secuestrado por ella justo después de que caí dormido y perdí el control de mi voluntad—yo afirmé.
—¡Claro que eso fue lo que ocurrió! No me dejó estar contigo ni por un parpadeo. Espero que nada malo te haya ocurrido mientras fuiste su rehén—Sienna aseveró.
—No, no. Nada serio excepto por una alucinación muy poderosa que me hizo pensar que estaba flotando en el espacio todo ese tiempo—le narré los eventos, omitiendo detalles críticos.
—Realmente espero que así sea, porque aún debemos viajar a mi ciudad natal este fin de semana con tal de presentarte a mis padres—la rubia me sorprendió con su revelación tan repentina.
—Sí, cómo podríamos perdernos esa tremenda oportunidad de recibir su bendición…—expresé sin sinceridad alguna.
¡Rayos! ¡Pero qué carajos! ¿Cuándo dejaré de buscar nuevas parejas? Cada vez que le hablo a una chica, ella termina nombrándose mi prometida, que por mucho tiempo se había perdido, o algo por el estilo. ¿Siquiera es legal que me case con muchas mujeres en este país? ¿O acabaré siendo lanzado a una celda por alguno de mis suegros?
—De acuerdo, me iré ahora, aunque no olvides pedirme cualquier cosa que podamos necesitar para nuestro viaje—le recordé a mi segunda pareja.
Nos besamos y nos despedimos sin más. Ella ingresó en su habitación y comenzó a pegarle gritos a Alice justo como lo esperaba. Mientras tanto dejé ese lugar afligido por la decisión de Raven de viajar a Foresta Daghe y el plan de Sienna de encontrarnos con sus padres en poco tiempo.
Uniéndome a un Equipo
Y allí estaba yo, caminaba todo el trayecto hasta mi propio cuarto sin ningún amuleto en mis bolsillos. Se sentía como si hubiera recorrido muchos kilómetros y apesar de eso solo llevaba a cuestas la mitad de la distancia entre los dormitorios.
Se suponía que contaba con tiempo de sobra para hallar una forma de visitar el bosque por mi cuenta y regresar solo unos días más tarde. Entonces tendría que empacar mis pertenencias cuanto antes, tomarme un baño y luego tomar el carruaje con destino a la región de Tarentia con Sienna.
Les gustará saber que el dormitorio de las chicas se ubica en la parte más oriental del complejo. Tuve que ir de vuelta a la sección más occidental en poco tiempo para tomar todas mis cosas y correr a mi primera clase. Se trataba de la biología. Como me sentía algo cansado, reposé en la fuente del sur por un momento.
Allí fue que unos cuantos compañeros de clase se acercaron sin que me diera cuenta. Luego de echarles un vistazo, me percaté de que eran los mismos que había planeado ingresar en el bosque tan peligroso. Ellos eran Elvio, Nestor y otros tres con quienes jamás había conversado.
—¿Qué pasa, chicos? Soy yo, su viejo amigo que ha sido maldecido por la zorra de pelo rubio y su compañera la espantapájaros. Sigo esperando que me recuerden después de unos cuantos días de somnolencia—de pronto le dije a mis compañeros.
Esta fue la primera vez que jamás tratara de involucrarme en sus extraños enredos y me doy cuenta de que mi presentación de veras que apesta. ¿Por qué tenía que salir con detalles tan denigrantes de mis recientes desventuras? Eso debió de ser muy hiriente para mis amadas… ¿prometidas?
Y sin que hubiera sorpresa alguna, prefirieron ignorarme por el momento.
Hasta donde yo sabía, mis colegas estudiantes eran demasiado populares como para dirigirse a un donnadie como yo. Todo parecía indicar claramente que mi intento de adivinar por qué el bosque era tan intrigante fallaría muy pronto, ¿verdad?
—¡Hey chicos! Mi nombre es Erik—los saludé de nuevo.
—¡Oh sí, eres tú, Erik! ¿Cómo te ha ido últimamente?—Elvio reaccionó finalmente casi sin voltearse.
Es un rubio, el más alto de los cinco muchachos y su actitud era insoportabe en demasía. Significaba que no sería sorprendido con la guardia baja por cuanto nunca tuvo una razón para siquiera percatarse de que yo existía. ¿Qué se traía ahora entre manos? ¿Es demasiado tarde para mí como para girar y pretender que nunca les hablé?
—Sabes, sucede que me enteré de su viaje al bosque y solo deseaba que supieran que estoy interesado en unirme a su equipo. ¡Vayamos a explorar Daghe todos juntos!—hice mi oferta.
—¡Así que era tú el que nos espiaba!—Nestor me acusó.
—Me temo que no hay lugar para un extraño en nuestro equipo pero gracais a usted por ser tan amable como para venir aquí y ofrecerns servicios que no son requeridos por nosotros—el petulante de Elvio replicó.
—¡Oh, está bien! Esperaba que me rechazaran por no haberles preguntado mucho antes. ¡Gracias de todos modos!—simplemente les conté.
Dejé la fuente de inmediato y me dirigí a la Torre Barroca del Reloj. No era el camino más corto a mi habitación, pero no me importó nada en ese punto. Luego recorrí todo el camino hasta el dormitorio de los chicos. La gente no se enteró de que había regresado después de mi visita breve a Alice.
Un Nuevo Plan
Con facilidad me introdujé en mi cuarto sin pronunciar palabra alguna. Mi compañero de habitación estaba demasido ocupado corriendo de aquí para allá en búsqueda de su libro de biología. Ya no podía recordar que Gastone lo había tomado prestado el otro día y nunca se lo había entregado. Simplemente lo ignoré y pronto me recosté en mi cama.
¡Qué problema, mis amigos! Gracias a boca floja, ya sabían con certeza absoluta de mis intenciones de meterme en la infame Foresta Daghe. Nos habíamos convertido en rivales a muerte y la peor parte era que ellos contaban con la mejor mano.
Sí, me volvía más y más desesperado. ¿Debía llevarme a Alice conmigo? ¿Cómo podríamos ir ambos sin que Sienna se enterera de todo? Todo lucía tan horrendo como si ya hubiera perdido la apuesta contra los planes de las ruedas del destino.
Al cerrar mis ojos por unos minutos, la faz de Chiara cruzó por mi mente de repente. Ella estaba en otra clase; sin embargo, recordé claramente el día en que nos relató durante el almuerzo cómo su tío trabajaba como un guía turístico. Él ya había visitado varios lugares famosos incluyendo Foresta Daghe y el calabozo de Civitas Antiqua. Con suerte ella todavía podría estar en la academia ese día.
Si realmente tenía el chance de derrotar a mis enemigos, debía ser si lograba pedirle a ella que me presentara a su pariente, antes de que Elvio y sus lacayos jamás abandonaran el campus. Y sí, mi amada y bastante malvada Alice Raven de fijo me odiaría por acercarme a otra chica. No importaría nada que se debiera a mi urgencia impostergable de recuperar el artefacto a toda costa.
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