Basado en puras conjeturas, pude haber perdido menos de tres o cuatro horas, mientras flotaba en un desastre etéreo. Sinceramente no puedo describirlo con otras palabras que no sean una versión barata del cielo estrellado. Me desesperaba el que no hubiera ni una puerta o ventana que me permitiera salir de esa maldita dimensión o lo que sea eso.
Como nota aparte, les contaré que visto un uniforme de secundaria todo el santo día. Bueno habría sido vergonzoso estar desnudo en un lugar así, ¿no les parece?
Estaba furioso con ese imbécil que me arrastró allí para hacerme sentir impotente, cuando algo más captó toda mi atención. Una entidad femenina me llamó por mi nombre así de la nada. ¿Qué carajos pasa aquí?
—¡Escúchame, Erik!—la voz extraña de tono femenino me informó—. Puedes encontrar un objeto misterioso en la espesura de Foresta Daghe. ¡No dejes que alguien lo encuentre primero, mi niño! ¡Tu futuro, incluso el futuro de ella depende de esos objetos que has de recolectar si quieres tener éxito en tu empresa!
—¡Qué absurdo!—la voz masculina se quejó—. La maldición que había estado dormida por muchos años está despertando mientras hablamos. Su alma ya no está unida a—.
—¡Silencio! No olvides que aún es muy temprano para declararle los designios de las ruedas del destino a este pobre chico—ella interrumpió al malvado.
—¡Aún así este rapaz no tiene oportunidad de recolectarlos todos a tiempo!—la voz masculina insistió.
Esa discusión que sostenían, me hizo recordar algo de mi pasado distante. ¿Eran esas las voces de mis propios padres? Digo que podrían ser mis parientes que desaparecieron hace tantos años, sin dejar ninguna pista de su paradero ni de sus planes. Como consecuencia directa, nosotros tres tuvimos que vivir como huérfanos en una institución horrible desde aquel entonces. Así que no esperen que regrese a esa región sureña en los próximos años.
Denlo por hecho, incluso ahora echo de menos a mis hermanos. ¿Qué estarían haciendo Astrid, Jens y Kirstin just ahora? La última vez que pude abrazarlos, ellos eran muy jóvenes. Bueno, yo tenía once, pero ya han pasado muchos años y no tengo idea de si aún estarán viviendo en esa tenebrosa casa embrujada.
De todos modos estoy convencido parcialmente de que es posible que la interacción reciente de esas voces era muy similar a la forma en que nunca se ponían de acuerdo en el pasado. ¿Por qué retornarían de repente para asignarme una tipo de misión especial como si nada hubiera ocurrido? De veras que tienen el descaro de forzarme a hacer su trabajo. ¡Cómo se atreven, padre y madre!
Un Arribo Inquietante
¡Chicos, esto sí que es inesperado! Mi pareja ha llegado y tan solo lo noté hace unos instantes. Sí, lo sé, mis queridos amigos. Debí prestar más atención a mis alrededores en lugar de dejarme absorber por mis propios pensamientos.
—¡No te preocupes por ellos, mi amor!—mi novia la bruja me dijo—. Tendrás éxito sin duda, pero temo que debo aceptar que no puedo mantenerme lejos de las llamas por mucho tiempo…
Déjenme hacer una pausa aquí. ¿Mi chica tan amorosa me estaba motivando hace tan solo unos momentos? ¿O fue eso la aplicación de la maldita técnica del sandwich? Saben, es ese juego mental que te hace pensar que no hiciste un mal trabajo y a pesar de eso has fallado por completo por no alcanzar las metas propuestas ni otras cosas por el estilo.
—¡Detente!—le ordené con tono severo—. No te dejaré como esos dos idiotas lo hicieron tiempo atrás! ¡Espérame, eh, chica! ¡No temas! ¡Y solo espérame!
¡Qué vergonzoso es percatarse abruptamente de que nunca supe su nombre! No importaron las veces que la seguí allá en Anima. Solo en caso de que ignoren esto, también es conocida como la ciudad de las almas perdidas. Y ese no es el final de esta breve historia. Ahora puedo acordarme de que su nombre antiguo era Anima Perduta y siempre ha sido un sitio para la ejecución de los peores criminales.
El Despertar
Una vez que logré despertarme de mi sueño tan extraño, noté que había estado durmiendo… con ella, ¡la odiosa espantapájaros! ¡Qué desastre tan terrible! Hombre, ¿cómo pude hacerle algo así a mi pareja sin nombre?
—Estoy tan pero tan feliz de escuchar que nunca dejarás de amarme, mi amor, que no puedo dejar de llorar como una niñita—el monstruo disfrazado de chica horrenda lo confiesa.
No, ni se atrevan a preguntarme cómo se ve desnuda porque nos escondíamos bajo una cobija horrenda. Estaba llena de las cosas más raras que se puedan imaginar. Solo supongo que son un poco de símbolos de brujería o cosa semejante. Al menos nuestras almohadas eran blanco hueso y no tenían diseños extraños.
—¡Vamos! ¡Deja de llorar por nosotros, bebé!—le pido el favor.
—Me es imposible hacer tu voluntad luego de cómo te declaraste mientras estábamos atrapados allá arriba—ella me explica.
¿Era ella la misma chica que se resignó a ser humillada cuando la hacían recorrer las calles de Anima? Este bicho feo era o será mi amada novia, la que será sentenciada a muerte en la hoguera a la de edad de… Bueno, creo que sería de veinticinco.
Justo ahora no tengo tiempo para jugar estas tonterías, pero debo poner mi teoría a prueba. Quizá unas revelaciones muy vagas sobre lo que sucedió en esa ciudad despreciable nos dirá si en realidad ambas chicas son la misma.
—Ahora tu rostro luce tan hermoso como el día en que no encontramos en ese restaurante—afirmo con una convicción fuerte pero falsa a la vez.
—Y luego trataste de alcanzarnos en la Via Draconiana con esa cara estúpida que tienes, je, je—rescata mi cita inesperada.
¿Eh? ¿Cómo podría ella proveerme de detalles de un evento que realmente pasó allí? ¡No me digan que tuvimos el mismo sueño en el que era era una sirvienta! No podría soportar que ella solo hablara de su pasado y futuro como una bruja que arde en la temible hoguera!
Nuestra Relación
—No tengo que preocuparme por nosotros como lo hacía antes porque ahora soy uno con mi querido esposito!—declara ella sin aviso.
—¿Esposito? ¿Quiere decir que ya soy su esposo?—solo puedo preguntarme.
—¡Sí, tonto! ¡Finalmente hemos consumado nuestro amor!—responde con una intensidad inusual.
—¡Guau! Lo… hicimos, ¿no? ¡Guau!—afirmo con prontitud.
Ni idea de cómo supo de ese cuarto secreto, que estaba escondido en lo profundo de la biblioteca de tres pisos. Para ser honesto, se ve muy normal para una pareja de recién casados con un presupuesto que se queda corto. Supongo que ella ha estado trabajando en esto desde que comenzara el semestre. Se puede decir que hizo un gran trabajo, agregó una hermosa lámpara que apenas ilumina la habitación. Es perfecto para amantes como nosotros.
En este punto ya no estoy seguro de si debo llamarla espantapájaros y otras cosas espantosas que había reservado para mi más temible enemigo en el mundo académico. Esa misma chica terminó siendo mi amor tan hipnotizante. Ahora que la veo a la cara, parece ser una versión más joven de la pobre bruja que he estado siguiendo sin éxito. ¿Cuándo cambió su apariencia?
—¿Por qué tu rostro luce tan distinto, mi palomita? Digo, ¡mi amorosa cuerva!—le inquiero de pronto.
—Je, je. Me alegra escuchar que no has olvidado mi apodo favorito—mi pareja comenta—. Verás, fue solo hasta que nos comprometimos y compartimos nuestra cómoda cama que esta maldición se ha eliminado.
—¿De veras? ¿Entonces por qué no me dijiste nada de ti?—cuestiono entonces—. Explica por qué no pude recordarte o sentir atracción por ti en lo absoluto.
—Eso se debe más que nada a que no podía hacerlo, ni porque me estuviera matando con las llamas crepitantes de tu terca ignorancia y profunda desconfianza originadas por esa maldición—devela con unas lágrimas cayendo por sus mejillas.
—Sabes, tengo miedo de preguntar algo ahora que disfrutamos de este momento tan tierno, pero ¿cuál era tu nombre?—pregunto sin delicadeza alguna.
—¿Qué cosa?—ella sobreactúa—. No, de hecho no es tu culpa. Fui obligada por mi difunta madre a borrarte todas las memorias que pudieran hacer que me recordaras.
—¿Te pidió que hicieras eso? ¡Qué malvada!—critico a su madre.
—¡No, para nada! Ella dijo que todo lo hacía por mi propio bien. ¡Y ahora creo firmemente que tenía razón en todo!—mi esposa aclara muy de prisa.
—Así una vez más lo pregunto, ¿cuál es tu nombre, mi amorosa cuerva?—la interrogo insistentemente.
—Mi querido Erik, ¡soy Alice!—ella responde de una vez—. Siempre ha sido Alice; sin embargo, también puedes llamarme Raven. Me gusta el apodo que me diste ese día en la caverna.
Sí, debe ser verdad. No podría encontrarla en ninguna otra parte porque no habría sido lo suficientemente horroroso para el extraño sentido de la belleza que ella tiene. Y ella tenía la misma canasta de picnic que ha traído hoy.
Antes que todo déjenme aclararles algo ahorita. Cuando les dije que ella era mi primer amor, debí decirles que ella sería más bien como mi quinto amor, si mal no recuerdo.
—¡Te equivocas, querido!—ella me corrije.
¡Paren por un momento! ¿Cómo es posible? ¿Qué clase de hechizo me lanzó como para poder leer mi mente así como si nada? ¡Debe de ser pura brujería sin duda! Lo que sería bastante habitual en mi amada esposa, la bruja, ¿no es verdad?
—Hasta donde yo sé, soy tu primer y tu sexto amor. ¡Oh, cómo amo el número seis! ¡En verdad es mi número de la suerte!—mi pareja grita.
Sigo sin comprender del todo cómo puedo amarla desesperadamente y, a su vez, siento que ella es tenebrosa como el mismo infierno. Lo admito, ella es una bicha rara y eso jamás pero jamás cambiará. A Alice siempre le encantarán los cuervos y semejantes y también ama el número seis por encima de todas las cosas que existen… Además de que ella es mi querida bruja.
—¡Y nunca olvides que también soy la esposa que jamás se separará de ti!—mi otra mitad agrega.
Ahora sospecho profundamente que estoy escribiendo este mismo capítulo de mi historia, mientras mi conciencia está dividida entre el tiempo que estuve con mi amada y el futuro distante en el que pude haber comprado una pluma y tinta para registrar en un rollo cuán desubicado me ha dejado este evento hasta ahora.
—¡Eso es asombroso! ¡No sabía que podías hacer eso! ¡Ahora te tengo envidia!—Raven protesta.
—Por cierto ¿qué sucedió con tu presunta amiga, la rubia? ¿Dónde está ella en este momento?—le pregunto.
Su cara luce nerviosa ahora y no puede dejar de jugar con su largo y negro cabello. Me pongo a pensar en que si Alice habrá hecho algo que podría lamentar mucho más tarde.
—Bueno sus servicios ya no eran requeridos y simplemente, ejem, le di una paliza—mi querida mujer admite.
Podría ser que tenga mucho sentido, ya que ella era una rival muy peligrosa o algo así. Aparte de eso la rubia se robó mi bolsa con el dinero hacía un rato.
—¡Oh no, no!—mi cuerva exclama a viva voz—. Esa fui yo. Sucede que yo debía de pagarles una suma al señor de la limpieza y al bibliotecaria para que nos dejaran ocupar este espacio.
—Lo que quiere decir que estabas hambrienta, fuiste a comprar algo de comida para luego hechizar a los dos y así asegurarte de que no interrumpirían nuestra primera vez como una flamante pareja, ¿no es así mi amor?—detallo todo sobre mi tonta teoría de los hechos.
—Creo que… me conoces… muy bien, mi… ¡valiente caballero!—mi chica replica mientras come un calzone.
—¡Bien! ¡Está bien! Solo dame ese último calzone que tanto escondes allí abajo—demando con total firmeza.
Alice Raven acepta entregarme esa comida tan deliciosa y empiezo a temer que pronto deberé dejarla atrás y explorar la peligrosa Foresta Daghe a petición de la desquiciada voz femenina de la otra dimensión. ¡Rayos! ¡Ahora acaba de averiguar todo sobre mi misión actual! ¡Condenado yo del futuro!
—¡Tenlo por seguro, cariño!—ella me vocifera—. ¡Pero no te preocupes! Tengo el amuleto perfecto para protegerte por un día o dos cuando menos. Lo buscaré más tarde y te lo entregaré mañana por la mañana.
—¡Guau! Supongo que es excelente estar casado con una mujer tan bien preparada como tú, mi amorcito!—asevero gustosamente.
Como ya estoy muy sediento, iré por un trago. Espero que no sea ese té de hierbas que ella hace. ¿O sí es ese mismo té amargo que con costos puedo tragarme? Carajo, los ojitos de ella sin duda la acabaron delatando hace unos instantes.
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