Dos golpes sonaron en la madera
Mr. Jeong levantó la mirada al sentir el sonido de la puerta.
— ¿Sí?, Puede pasar— Pronunció el hombre dejando su tan amada birome color bronce, que le había regalado uno de sus mejores abogados y secuaces a modo de acuerdo de un viejo trabajo hecho por ambos.
— D-Disculpe Jeong Nim, le han llegado dos paquetes y un sobre — ingresó la secretaria con las manos ocupadas.
— Déjalo ahí — señaló un costado de su amplio escritorio.
— Sí — asintió la mujer dejando las cosas en el lugar indicado— Con permiso— pronunció, haciendo una reverencia y dejando la sala.
El elegante hombre, tomó las cosas y las puso en frente de si.
Sonrió ampliamente al ver la caja de puros, famosos por su buena calidad y marca extranjera, tomó uno para apreciar su aroma y dejarlo nuevamente en su lugar.
Abrió el siguiente paquete, que contenía un regalo de parte del candidato electoral más nuevo, el que quería ascender al puesto y claro, haría trampa y ensuciaría sus manos si era necesario para conseguirlo. El hombre altanero sonrió al ver dentro de la caja una camisa color beige, una corbata color rosa pastel y una refinada botella de vino tinto.
Siempre recibía esta clase de cosas provenientes de sus importantes clientes de clase alta.
Se dispuso a abrir el sobre blanco. ''Sin remitente'' supuso que debía ser algún cheque.
Abrió el papel luego de romperlo, y al divisarlo su rostro palideció inmediatamente.
''Mordiste la mano que te daba de comer. Abstente a ser castigado, como el perro asqueroso que eres''
— Min Chae, necesito que muevas todo mi dinero a mis otras cuentas bancarias. ¡Solo hazlo! — pronunció totalmente nervioso. Estaba completamente en pánico, ésta carta solo significaba una cosa, su perdición. Sujetó su cabeza con ambas manos, y dirigió su mirada perdida hacia todos lados, buscando una solución.
—Señor— fue interrumpido por uno de sus guarda espadas.
— ¿Qué quieres?— preguntó molesto y desordenado.
—Recibimos comunicación de que los pasados días su hijo fue visto a tardes horas de la noche por las calles, en un taxi fuera de la mansión, cerca del centro—
Jeong se levantó inmediatamente de su asiento.
— ¡MALDICION! — gritó tirando todo lo que tenía frente a el sobre el escritorio con sus brazos hacia el piso.
Sintió el sonido de las aves piar y abrió pesadamente sus ojos. El menor vio que debajo de su cuello un masculino brazo reposaba en dirección contraria y el lo sujetaba con su mano.
Unos dedos le acariciaron el cabello.
— ¿Dormiste bien?— Dae-Hyung preguntó con voz gruesa dulcemente, mientras le miraba.
Young Soo se giró de lado para ver al peli gris acostado en su espalda, quien le prestaba su brazo como almohada.
—No te acostumbres a dormir aquí— sentenció.
Dae solo podía pensar en lo lindo que se veía su conejito al despertar, con el rostro un tanto hinchado y el cabello negro alborotado.
— Mmm, ya llevo una semana durmiendo aquí y... Me acostumbro rápido— mostró una sonrisa amplia haciendo que sus ojos se achicaran por el gesto— Además, si mal no recuerdo, ''No me dejes solo'' son las palabras que me trajeron—
—¡Ya te dije que fue por la fiebre! ¡No sabía lo que decía! — apeló el menor, sentándose de inmediato.
— Hmmm, la segunda vez ya estabas sano, ni siquiera tenías un grado de fiebre— Dae hizo un gesto con el dedo.
— ¡Cállate!— tomó la almohada e intentó golpearle. Pero el mayor lo retuvo, tirándolo hacia atrás y colocándose sobre el.—¡Suéltame! —
— Nop — sonrió el peli gris juguetonamente — Pero me alegro de que estés durmiendo por las noches— su ceño se ensombreció repentinamente, mirando fijo al menor.
Young Soo se calmó, al ver el imprevisto cambio de humor del mayor y lo atractivo que se veía al tenerlo tan cerca. Se sonrojó, al sentir que Dae le acariciaba el cabello de la sien sin cambiar aquella expresión.
— Tengo hambre, déjame levantarme— forcejeó el peli negro.
— No sin mi paga primero —
[Flash back]
— H-Hyung... — le sujetó de la camisa — N-no me dejes solo — bajó la mirada, sabía que estaba pisando su propio orgullo.
Dae-Hyun se giró, y no pudo evitar querer devorárselo, ya no estaba enfermo, pero se veía tan tierno y vulnerable, sentado con las piernas cruzadas en la cama, vistiendo ese pijama celeste claro, esos ojos redondos, esa linda nariz y esos rosados labios. Pero debía mantener el control, por mucho que su corazón cosquilleara, su intención era protegerlo más que a nada.
— De acuerdo, pero con una condición— sonrió.
— ¿Cuál?— preguntó sin mirarle.
— Quiero una compensación, después de todo, esto no esta en mis honorarios— Pidió el mayor.
— Está bien, ¿Cuánto quieres?—
— Un beso —
— ¿¡Un qué!? — Young Soo le miró sorprendido y se sonroj6o inmediatamente.— P-Pero somos hombres— pronunció por lo bajo.
— Hmmmm, pervertido— amplió más la sonrisa— Uno en la mejilla— señaló la zona.
[Fin del flash back]
El menor le miró, decepcionado de sí mismo, por un momento a los ojos <<¿Cómo pude caer tan bajo?>> Se preguntó y ergio su torso un poco para besar la mejilla del peli gris, que aún le sujetaba.
El pequeño sonido del beso resonó.
— Muchas gracias— sonrió ampliamente, dejando al menor libre de moverse, y se sentó en la cama mientras le observaba.
— ¿No vas a venir?— le miró de reojo un tanto sonrojado.
Da-Hyun sonrió por la tierna acción de su conejito y le siguió.
— Buenos días dormilones— Seung Jin sonrió recibiendo a su pequeño primo y al peli gris que ingresaban a la cocina.
Ambos se inclinaron respetuosamente en forma de saludo.
— Seung Jin Hyung — sonrió Young Soo — ¿Qué haces aquí?—
— Bueno, como sabes hoy es viernes y tío Jeong regresa, así que vine a ver que las cosas estuvieran bien por aquí, y a escoltar a nuestro guapo amigo— mira po un momento a Dae-Hyun — A su casa cuando llegue—
— Ah — el rostro se le puso serio, al recordar que otra vez Dae debía irse— Genial, tendré tiempo de dibujar tranquilo— bromeó quitándole importancia. Pero la verdad era que lo extrañaría, pues ya se había acostumbrado incluso a dormir a su lado.
Dae-Hyun sonrió al ver la expresión cambiante del menor, la cual le resulto muy tierna. Colocó su mano sobre los cabellos del chico y lo despeinó.
—Solo serán dos días, no pasara nada malo— Le tranquilizo el peli gris, el menor le quitó la mano cuidadosamente sin mirarle.
— Yo no dije lo contrario— El menor procedió a sentarse.
— Creo que el que va a llorar por irse va a ser Dae-Hyun — Yun sonrió de lado.
— Muy gracioso Min Yun — dijo con una sonrisa fingida al mayor, que estaba bebiendo café en una esquina.
— Ah, chicos, buenos días— se dirigió Joon a los menores, mientras hacía equilibrio con una abundante variedad de bolsas en sus manos.
—¿Necesitas ayuda?— El peli menta dejó la taza sobre la mesa.
— Está bien. ¿Podrías traer el cajón que falta de afuera? el repartidor está apurado— Pidió el moreno.
Min Yun salió como le dijo. Una camioneta rojiza bastante desgastada se encontraba estacionada frente a la puerta, tenía tablas de madera ensambladas detrás, las que dejaban diferenciar apenas los cajones que llevaba en el mismo.
—Ah, disculpa, yo recibiré lo que falta —pronunció el peli menta al divisar una figura humana entre las tablas.
— ¡Ah! Creo que sobrecargué al pobre Joon Hyung — sonrío dulcemente, asomándose —Tú debes ser el nuevo guardia, Joon me hablo de ti, soy Park Yongmin — se presentó de forma amable.
Aquella voz dulce, perteneciente al rubio sujeto de rostro realmente lindo y labios carnosos, con estatura menor a la suya, que vestía una remera mangas cortas color gris claro y un etero de jeans azules desgastados, rotos en las rodillas ,y completando su outfit, unos borceguíes color marrón claro, los cuales le robaron toda la atención.
—S-si, Soy, soy Min Yun —pronunció al recordar que podía hablar.
El apuesto muchacho volvió a sonreírle dulcemente y se acercó a él para darle el último cajón lleno de verduras, lo cual sorprendió al mayor, pues estaba muy pesado y aquel lo había levantado como si nada. De verdad el chico tenia bastante fuerza. Hicieron una pequeña reverencia y ambos se despidieron, dejando bastante atónito a Yun, quien le miraba marcharse de reojo.
El sonido de un auto se hizo presente.
— Ese viejo realmente es puntual —dijo al ver que Mr. Jeong bajaba del mismo, luego de asomarse por la puerta trasera de la cocina.
— Entonces...es la hora— Dae-Hyun sonrió.
— Honestamente, creo que te extrañaré, me acostumbré a tenerte rondando por la cocina. Sí que tienes buen apetito— sonrió el moreno de costado mientras colocaba la cebolla de verdeo sobre la tabla.
— Es que tu comida es la mejor Hyung— Concedió el peli gris.
— Deberías probar la de Seung Jin, es exquisita. Incluso, fue el quien me enseñó a cocinar— Comentó Namjoon
— Es cierto— Re afirmo Young Soo
— Aaaajjjgg, Entonces prometo cocinar cuando tenga tiempo para todos— Dijo el castaño con su respectivo acento de tío mayor.
— Entonces, si ya está todo listo, vamos— Habló el peli menta dejando el cajón de verduras en un costado.
Ambos, Dae-Hyun y Min Yun, se despidieron y salieron del lugar.
Dae vió de reojo a Mr. Jeong, ya que éste odiaba el simple hecho de ver la servidumbre que su detestable sobrino le había hecho contratar, aunque lo odiara, en ese aspecto Seung Jin jamás se había equivocado.
Young Soo sólo se quedó mirando hacia la puerta acompañado de esa agobiante sensación de vacío, la que se hacía presente nuevamente, claro que a medias, ya que aún tenía a Joon y a Seung Jin, pero Dae-Hyun invadía su espacio de tal forma que se notaba demasiado su ausencia.
El imponente hombre vestido de elegante traje, ingresó a su oficina personal, se sentó en la silla y puso sobre la mesa aquel maletín lleno de papeles.
Luego de unas horas firmando papeles y organizando otros asuntos, posó su rostro sobre sus manos las cuales tenían sus dedos cruzados.
— Ve a buscar a Seung Jin — Ordenó Jeong a uno de sus guardias, el cual obedeció de inmediato luego de hacer una reverencia.
El golpeteo resonó en la puerta luego de un rato.
— Pasa — Ordenó el hombre.
— ¿Me mandaste a llamar?— preguntó Seung Jin ingresando cuidadosamente por la puerta.
— Así es, quiero hablar contigo de tu incompetente guarda espaldas — miró a su sobrino con molestia.
— No se a qué se refiere— refutó el castaño. Por inercia, vió hacia la mesa llena de papeles y logró divisar que se trataban de acciones.
— Mis hombres, vieron a Young Soo a altas horas de la noche en las calles, en un taxi con tu guarda espaldas cerca del centro—
— Así es. Estaba informado al respecto— Concedió mientras se acercaba a la mesa, mirando a su tío directo a los ojos — Pero en ningún momento fue incompetente—
— Se lo llevó a la calle— Renegó el Hombre mayor
— Así es, de urgencia. Young Soo tuvo un incidente en el jardín cuando dibujaba, esto provocó que se resfriara. Por la noche elevó de forma peligrosa su temperatura, a lo que Dae-Hyun se dirigió inmediatamente a la farmacia por medicamentos, y dado a que su trabajo es cuidar de Young Soo, lo llevó con él, administrándole de inmediato la medicina— Colocó sus dedos sobre la barnizada madera —No veo ninguna incompetencia en hacer el trabajo que se le fue encomendado— Defendió.
La impotencia del altanero carácter contrario le recorrió las venas, jamás podía tocar ni un punto débil de su despreciable sobrino, siempre perdía ante aquellas peleas. Pero eso no iba a quedar así, no se quedaría de brazos cruzados.
— Entonces — sonrió falsamente — Significa que la culpa fue de Young Soo por ser descuidado —
Seung Jin frunció el ceño, sabía que su tío se traía algo entre manos.
— Yo no dije eso...— Rectificó el castaño.
— Puedes irte— Le interrumpió Jeong — Traiganme a Young Soo — dijo hurgando en uno de sus cajones sin si quiera mirar a su sobrino.
Seung Jin quería hacer algo, pero en un abrir y cerrar de ojos ya tenía en frente de sí a los simios matones de su tío imponiéndose ante él para sacarlo. No le quedó otra elección que salir.
Young Soo, que se encontraba dibujando en su habitación, fué interrumpido por uno de los guarda espaldas de su padre, que le mandó a llamar. Obedeció, a pesar de que no le agradaba para nada la idea de ver la cara de aquel repugnante viejo.
Al pasar, se cruzó con Seung Jin en el pasillo de la oficina de su padre, que le miró bastante constipado, lo que causó en él una pequeña preocupación. Para que su primo pusiera esa cara, algo malo debía de haber pasado.
Jin no pudo mirarle a los ojos por más tiempo y comenzó a caminar mas rápido. ''¿Qué sucede?'' fué lo último que escuchó antes de oír la puerta cerrarse después de eso.
Se chocó con Joon en el final de las escaleras.
— ¿Estás bien?, ¿Pasó algo? — preguntó el moreno al ver a su amado con los ojos cristalinos y bastante alterado.
— Tengo, tengo algo —dijo el castaño agitado. Su pareja tomó el papel que traía en la mano.
— Es una acción, con cambio de remitente en proceso —miró asombrado Joon.
Seung Jin asintió, y cerro los ojos al oír un fuerte chasquido.
<¡Swich!>
— ¿Qué fue eso?— EL moreno dirigió su vista hacia arriba, el sonido venía del piso siguiente. Observó a su amado, quien le abrazó con fuerza.
— Lo sacaré de aquí — lágrimas comenzaron a caer de sus ojos — Lo prometo — dijo lo ultimo con la voz quebrada.
Joon comprendió entonces lo que estaba pasando, ese maldito viejo, lastimaría a su pequeño otra vez.
''¡¡AAAH!!''
Se escuchó resonar el grito desde arriba retumbando por todo el pasillo hasta la escalera.
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