Mayo es un mes caluroso en Seúl, el clima es pesado, las cigarras hacen una gran sonata alrededor. Las personas y la multitud siguen su rutina como siempre, corriendo al trabajo, a la escuela, a sus hogares, a jugar.
Mientras tanto en la casa más grande, del Barrio privado ''Jangmi Jeong-won'' en donde las personas mas prestigiosas habitan, nadie sabe que un curioso, bien educado, y aburrido muchacho se pregunta cómo se sentirá vivir todo aquello.
Young Soo, es el hijo y único heredero de la empresa ''Jeong'', quien tiene más de la mitad de las acciones en comercios y hoteles más importantes de Corea.
Debido a esto ha sido criado en la sobreprotección, lo que le ha impedido el contacto con el mundo exterior desde su nacimiento. Estudiando en casa, ni siquiera le fue permitido ir a la escuela. Fue luego de mucho rogar por varios años, que le dejaron salir a jugar al patio de la gran mansión. Aunque ésta no es pequeña, Young soo sabe muy bien que el mundo es mucho más grande, y de seguro más divertido.
El muchacho de cabello negro lacio y redondos ojos brillantes que recordaba a la imagen de un pequeño conejo, se encontraba recostado sobre sus brazos. Observaba por el gran ventanal de la planta más alta, la cual pertenece a la biblioteca del hogar, el pasar de las personas. Pero para su mala suerte, como de costumbre nadie pasa, puesto que las personas que viven en tal barrio están tan ocupados trabajando que ni siquiera pasan tiempo en el lugar. Sin embargo, ni siquiera él mismo sabe por qué todos los días a pesar de todo, siente la necesidad de mirar hacia afuera. Aunque sea ese gran árbol solitario que le saluda con sus enormes ramas llenas de hojas como todos los días.
Young Soo larga un gran suspiro, está aburrido. Entonces una pequeña campana resuena por la enorme mansión.
El chico se enderezó de inmediato, sabiendo perfectamente que esa campanada significa una sola cosa.
Rápidamente se levanta del lado del ventanal y baja corriendo las escaleras hasta la enorme puerta de la cocina.
—¡Joon!— grita al entrar a la colosal pero acogedora área.
Una fugaz sonrisa se muestra en el joven de Tez morena, hijo del antiguo mayordomo de la familia, haciendo visibles sus hoyuelos mientras terminaba de cerrar tras de sí la puerta de ingreso trasera que da a la cocina.
—Sookie, buenos días, ¿Qué haces despierto desde tan temprano?— pregunta el moreno de forma cálida, mientras se aproxima a las perchas junto a la puerta que contienen el uniforme del personal.
— Estaba cansado de dormir— Contesta el pelinegro robando una fruta de la heladera.
—Cansarse de estar descansando, ¿Es eso posible?— ríe irónicamente ante la respuesta.
—¿Has leído algún libro nuevo?— el entusiasmo en su voz se hace notar, pues Kwan Joon es el único amigo que tiene con quien hablar. Además de su perro, un pequeño Pomerania el cuál nombró 'Pom Pom' porque es efectivamente blanco y peludo, como una bola de algodón.
Joon es un muchacho muy erudito, su IQ es realmente alto. Siempre le cuenta a Young Soo de los libros que ha leído, las cosas nuevas que ha conocido. Y el más joven ama escucharlo, pues como él siempre decía, Joon le hacía sentir fuera de ésta descomunal mansión y le permitía viajar por el mundo sólo con palabras.
—He empezado un nuevo libro sí, se llama ‘'Maneras de vivir", es bastante bueno— continuó hablando el moreno sin dejar de lado sus labores en la cocina.
—¿Qué hay del libro anterior?, el que me contaste que leías el otro día— cuestionó el contrario mientras saboreaba la deliciosa manzana que sostenía en sus manos.
— Aaahhh ese— hurga en su bolso que ha dejado al lado, detrás de la puerta por la que ingresó. —Aquí está— saca el libro del mismo y lo lanza directo a Young Soo, haciendo que la manzana se le caiga de las manos.
Los ojos del chico se iluminaron, lo había estado esperando ansioso por bastante tiempo.
— ¡Gracias Hyung!— agradece completamente feliz mientras le echa una ojeada a sus páginas.
—Aquí estás, ¡Te he buscado por todas partes! ¡Tienes que ir a tus clases de economía!¿¡Cuántas veces te dije que no holgazanes en la cocina y que no molestes al empleado!? ¡Él es tu sirviente, no tu amigo!— Grita el señor Jeong, padre de Young soo, ingresando a la cocina realmente molesto. Al hombre no le gusta que su hijo se comunique con nadie, debido a que las amistades que ha conseguido por su trabajo son peligrosas, llevandolo al hábito de no confiar en nadie.
Kwan Joon se inclina formalmente ante su entrada a pesar de las horribles palabras que escupe el hombre de su boca, ya que su padre de personalidad y vida humilde, le ha enseñado a ser educado a pesar de todo.
Young Soo escondió el libro que le dio Joon bajo el mantel de la mesa. Sabe que si su padre le ve con algo que no le haya entregado el mismo, se lo arrebatará y lo tirará a la basura sin su consentimiento.
— Sólo vine por una fruta, tenia hambre— sonríe falsamente mintiendo a su padre y sintiéndose realmente molesto por las cosas que ha dicho de su amigo— Por suerte no estoy lejos de la escuela— enfatizó con sarcasmo. Estudiaba en casa, regañarlo por llegar tarde era estúpido. Después de todo, sus "clases" eran leer libros aburridos, y escuchar a un anciano decrépito y fanfarrón, el que su padre había contratado como su profesor. ’’Preferiría mil veces que me enseñase Joon Hyung’’ pensó para sus adentros.
— Deja de holgazanear y ve a tu clase, tengo trabajo que hacer, no tengo tiempo que perder contigo— Realmente el padre del muchacho siempre ha sido muy egoísta, no le interesa pasar tiempo con su hijo, su prioridad siempre fue resguardar el linaje ''Jeong'' que heredará todas las acciones, y así éste siga la progenie.
La triste realidad, es que detrás de esa dulce sonrisa, comportamiento inquieto y juguetón, Yeoung Soo siempre ha sido un niño muy solitario que jamás podrá decirle a alguien lo vacío y triste que se siente por dentro, el hueco que hay en su pecho y la oscuridad que lo invade.
Ingresó a la habitación en donde tendría sus lecciones, sentándose en la única banca que hay frente al enorme pizarrón.
‘’ Sería genial tener compañeros con quiénes hablar a las espaldas del profesor’’, piensa mientras saca del desgastado pupitre el tedioso libro que debía leer.
—¿Has hecho tu tarea?— Young Soo levantó su mirada, percatándose de que la persona parada en frente no era el anciano que siempre le daba sus clases particulares. Colocó el dichoso libro sobre el pupitre.
—¿En dónde está el señor Ferris?— preguntó, dirigiendo su mirada a todas direcciones en busca del nombrado.
—Él no se sentía bien, así que yo seré su suplente— respondió el hombre desconocido. El menor no reprochó ya que su padre es quién se encarga de contratar a las personas que toman control sobre su vida. Ha visto ir y venir a montones de desconocidos de igual forma. —Bien, comencemos con la clase, lección uno de hoy — dijo acercándose tranquilamente al lugar de Young Soo.
El peli negro tomó la tapa superior del libro para abrirlo.
Entonces sintió un ardor incrementándose detrás de su cabeza, sintiéndose jalado hacia atrás, para luego ser estrellado brutalmente contra la mesa.
—¡Hug!— exclamó de dolor. El golpe había sido realmente fuerte, haciéndolo sentir un poco mareado.
—Harás todo lo que yo diga— susurró amenazante el extraño hombre a su oído mientras lo sometía con fuerza contra la madera.
El rostro de Yeoung Soo mostraba una mueca de dolor. El enorme tipo que seguía tirando de su cabello, lo obligó a levantarse.
—¡Camina! Maldito mocoso— le grita jalandolo mientras lo redirige, el menor forcejeó intentando zafarse de su agarre pero le era imposible ante la enorme diferencia de fuerza y tamaño entre ambos. El sujeto era dos veces más grande que el.
Observando cuidadosamente que nadie se encontrara en el pasillo, el sujeto lo condujo hacia el patio trasero, llevándolo al rincón de la gigantesca reja que parecía haber sido cortada con delicadeza.
Al mismo tiempo, en otra parte de la ciudad, un atractivo y alto muchacho, estaba trabajando como guardia de seguridad en uno de los barrios bajos de Seúl.
Nacido en una familia de granjeros, decidió que el campo era demasiado aburrido para él, que realmente lo suyo era la acción. Así Que dejó su hogar para inscribirse en la academia de fuerzas policiales a muy temprana edad.
Sus padres en desacuerdo le dijeron que no lo lograría. Cinco años después, a sus 22 años de edad, logró convertirse en un oficial titular y reconocido.
Es bastante curioso, y suele perderse en su propio mundo, por lo que podría señalarse como un incomprendido. Pero a pesar de su extraña personalidad, la gente lo rodea por su hermoso rostro y físico, atraídos por los llamativos colores de los que suele teñirse el cabello.
La hora de su descanso comenzó, ha estado despierto desde muy temprano y su estómago está rugiendo como una bestia tenebrosa, por lo que decidió caminar hasta un supermercado cercano a su lugar de trabajo para comprar el almuerzo.
En la lujosa mansión ''Jeong'', Young Soo continúa removiendose intentando zafarse sin lograrlo, no deja de jalar su cabello y su ropa, haciendo que el dolor en su cuero cabelludo se intensifique cada vez que intenta resistirse.
—¡Ya quédate quieto maldito Mocoso!— gritó el sujeto, aventándolo dentro de una gran camioneta negra con vidrios polarizados.
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