Ambos se aproximan entre sí, pero antes de chocar golpes, Carlos lanza una lagrima explosiva sobre la arena y levanta de una capa que le impide a tártaro y compañía ver hacia al frente. Ambos están huyendo hacia el este, directo al bosque, tenían en claro que no iban a ganar en un combate frontal, debían ingeniárselas para tener un poco de ventana.
El bosque era la mejor opción, correr hacia el norte los haría ir directo hacia la capital, poniendo a más personas en peligro, además de que la ciudad es un caos que la marina y la armada intentan detener.
Dentro del bosque van colina arriba, aunque los sujetos especiales lograran pasar sin problemas el bosque, tenían que ir a la velocidad del jefe. Entando ambos en la cima del monte, esperaron a que ellos se acercaran lo suficiente para lanzarles lágrimas. Cuando los tienen en la mira, lanzan las lágrimas explosivas; los sujetos especiales reaccionaron al instante y se usaron así mismos como escudos. Ahora sabían dónde estaban, entonces deciden dividirse para evitar que los capturaran rápido y que se les dificultara atraparlos.
Tártaro, al ver por qué camino se iba cada uno de ellos, deciden también dividirse, él ordena seguirla a ella mientras que él iría por el chico. Los sujetos especiales ahora que no tienen que seguir el ritmo de su líder, se mueven con mayor velocidad hacia Hana.
Mientras están huyendo, los sujetos especiales se estaban acercando a Hana, ella lo nota y piensa en una solución rápida, y lo que se le vino a la cabeza fue derribar tanto arboles con le fuera posible y que el fuego de la explosión consumiera aquellos árboles para darle una mejor ventana y pelear.
No duda ni por un segundo y lanza las lágrimas hacia todas las direcciones, y tanto tártaro como Carlos, escucharon el estruendo provocado por las lágrimas, no único que les venía a sus cabezas, era la idea de que habían comenzado la batalla.
Él se alegra de que la hayan alcanzado y de esa forma terminar rápido con el trabajo e irse de inmediato una vez que él se encargue del chico. Aunque el plan de Hana tenía la intención de ganar tiempo y espacio, no pudo detenerlos y fue embarcada, la tenían rodeada mientras todo se incendiaba.
Tártaro le había lanzado una piedra a Carlos que le dio en la pierna izquierda, lo que le impidió moverse por un momento. Ese corto tiempo le bastó a tártaro para alcanzarlo. Carlos rueda por el suelo para ganar distancia y poder recuperarse tanto física como mentalmente.
El chico y tártaro estaban cansados por correr, se podría decir que estaban en la misma condición. No había hacia donde correr. Carlos corre hacia tártaro para golpearlo, sabía que si no lo derrotaba permanentemente no podrían vivir nuevamente en paz.
Una lucha a puño limpio comienza entre tártaro y Carlos. Mientras tanto, hacia el otro lado, Hana sigue lanzando lágrimas explosivas hacia los cuerpos de los dos sujetos especiales, pero ni un rasguño les provocaba. Gracias a que su cuerpo está modificado, podría enfrentarlos de frente, espera a que el primero ataca y cuando lanzó su ataque, ella respondió, esquivó y golpeó con una patada la cara del sujeto, él voló lejos y el otro también ataca, pero ella no logra esquivar a tiempo el golpe y lo recibe en la parte derecha de su abdomen y voló hasta chocar contra un árbol.
El sujeto especial arremete con todas sus fuerzas a Hana al punto que atraviesan el árbol contra el que chocó. El dolor era demasiado y le lanza 3 lagrimas explosivas para ganar tiempo de recuperarse. Funciona, pero solo ganó unos cuantos segundos extras. Aun no podía levantarse por completo. El otro sujeto empezó a levantarte y dirigirse hacia ella.
Respira hondo y contraataca a los dos, los 3 estaban entrenados el combate, esquivar, bloquear y golpear eran cosas a lo que estaban ya acostumbrados. La diferencia era que provocarles daño a los sujetos especiales era casi imposible.
Al otro lado, Carlos estaba sujetando a tártaro del cabello mientras lo golpeaba con su rodilla directo en el estómago. tártaro se libera y golpea, al estilo de boxeo, el rostro de Carlos. Él evade algunos golpes, pero recibió de lleno otros. Su cara estaba cubierta de sangre, crea una pequeña distancia entre tártaro y él, corrió como su fuera a darte un golpe directo, al notar tártaro hacia donde iba a golpear estaba listo para esquivar, pero en el último segundo Carlos se desliza en el suelo y patea detrás de la rodilla de tártaro haciéndolo perder el equilibrio y caer al suelo, él sigue aprovechando el impulso y con la otra pierna le golpeó el rostro.
Carlos estaba seguro que tenia la ventaja y que él no iba a levantarse después de ese golpe. Se equivocó. Tártaro se levantó. Estaba furioso, arremete contra Carlos con todas sus fuerzas, lanzando golpe tras golpe, Carlos solo podía cubrirse con sus brazos ante los repetidos golpes directos de tártaro. Sus brazos estaban muy adoloridos. No sabía cuánto tiempo lograría soportarlo.
Hana seguía luchando de frente contra el enemigo, a uno de ellos agarró su cabeza y la golpeó múltiples veces contra un árbol y luego retrocedió para lanzarles lágrimas explosivas, lanzó una gran cantidad y esas explosiones se escucharon hasta la capital, pero no le prestaron mucha importancia ya que la situación en la ciudad era grave y no tenían tiempo de preocuparse por cosas que estuvieran sucediendo en el exterior.
Las explosiones eran tantas y tan potentes que los ciudadanos que se encontraban cerca de la orilla de la isla sur, lograba visibilizar las explosiones y cómo el fuego estaba expandiéndose. Grababan con sus teléfonos lo sucedido y los videos y fotos también circularon por la red. La situación de nueva Zelanda ante el mundo era preocupante. estaban lidiando con explosiones e incendios forestales y no sabían por qué.
Hacía mucho tiempo que ella no luchaba. Aún su cuerpo intentaba seguirle el ritmo, pero no se acostumbraba tan rápido como ella quería. Se sentía agotada, los sujetos especiales caminaban entre las llamas como si fuera aire, se aproximaban a ella.
Tártaro y Carlos seguían golpeándose y utilizando cualquier cosa que les diera una ventaja; una roca, un palo, tierra. También ellos dos estaban en sus límites, el tiempo era importante y les preocupaba la situación de la otra pelea, no sabían quién estaba teniendo la ventaja, pero a pesar de esos pensamientos, seguían luchando entre ellos dos.
Mientras forcejean entre ambos, caen por una colina, se golpean contra rocas, arboles, ramas, incluso la fuerza con la que rodaban hacia que volaran en el aire cuando chocaban contra rocas grandes. Al llegar a la llanura, ambos no se movían. Poco a poco iban moviéndose, pero ninguno lograba pararse, ni sentarse podían.
Forzaban a sus cuerpos a levantarse. Aunque sentían mucho dolor, cansancio, debilidad, sabían perfectamente que solo uno de ellos dos saldría del bosque con vida, no podían esperar a que sus cuerpos se recuperen por su propia cuenta, tenían que forzarlos a levantarse y cuando lo lograron, apenas se sostenían en pie.
Se miran fijamente y tártaro se ríe, siente que tiene la ventaja, pero no notaba que también estaba gravemente herido. No podían correr, pero se aproximan hacia el otro tan rápido como sus cuerpos les permitía ir. Lanzan un golpe cada uno. Les tomaba tres bocanadas de aire para poder lanzar el siguiente golpe, mientras más se goleaban las bocanadas se extendían más. Al ritmo en que luchaban, ambos morirían al mismo tiempo.
Carlos pensó en una idea un tanto arriesgada, pero útil, las probabilidades de sobrevivir eran del cincuenta por ciento. Respiró tanto como pudo y cuando sintió que acumuló la suficiente energía para avanzar, corrió hacia tártaro y saltó sobre su espalda, se aferró a él con sus piernas y con su mano derecha sacó una lagrima explosiva la cual introduce dentro de su boca, pero no podía soltarlo porque de lo contrario, tártaro lanzaría la lágrima.
Hana continúa alejándose tanto como puede de los dos sujetos especiales, estaba lista para seguir lanzando más lágrimas cuando de repente escucha una explosión a lo lejos. No sabía que Carlos había utilizado una lagrima o si tártaro había disparado algún arma.
La duda solo crecía dentro de ella. Se pone de pie y pelea nuevamente contra ellos dos, aunque los cuerpos eran indestructibles, seguían siendo humanos, ella notaba lo cansados que estaban. Prolongar la batalla solo empeoraría para ella. Escapar era inútil, pelear solo agotaría sus fuerzas, lanzar lagrimas explosivas solo empeoraría la situación para el bosque.
Se moviliza entre el bosque en llamas con la esperanza de ganar distancia ya que el fuego y el humo impedían ver de lejos. Ella se mueve tanto como puede de un lado a otro y se queda en una parte donde el fuego no logró consumir. Estando un poco más tranquila piensa en una solución, si quería ganar tenía que atacarlos desde adentro hacia afuera, sus órganos seguían siendo humanos, si lograba dañarlos, sería su victoria.
El plan que tenía era, lanzar lágrimas de tristeza sobre ellos, ya que, al hacerlo, se cubrirían de agua y luego lanzaría una lágrima eléctrica lo que quemaría sus entrañas.
Esperó a que se acercarán y cuando los tenía donde los quería, les lanza dos lagrimas que caen directamente a sus cuerpos y son cubiertos por mucha agua, no pierde el tiempo y lanza la lágrima eléctrica que, como ella pensó, los electrocutó al punto que incluso su interior fue dañado y ambos caen al suelo.
Se aproximó para verificar su pulso, pero aún tenía el miedo de que ambos se levantaran y lo hizo con mucho cuidado. Colocó sus dedos en el cuello y no sintió pulso alguno.
Al fin había logrado vencerlos, entonces saca otras 3 lágrimas de lluvia y las rompe un poco y las lanza hacia el cielo, lo que provocó que se formaran grandes nubes negras y comenzó a llover sobre la parte del bosque que se estaba incendiando y lentamente el fuego fue reduciéndose.
No podía soportar no saber cómo estaba Carlos, corre hacia donde escuchó la explosión y al llegar ve a Carlos tirado en el suelo y a tártaro sin su cabeza. Sintió un alivio al ver a su enemigo muerto y va hacia Carlos con la esperanza de que siguiera con vida, pero cuando se coloca junto a él, ve que había perdido su brazo izquierdo. El verlo en tal estado hizo que comenzara a llorar, pensó que había muerto, mientras lloraba sintió cómo la otra mano de Carlos acariciaba su mejilla, se sorprendió, pero también se alegró de verlo vivo y por la emoción terminó besándolo.
La situación en las ciudades aún era crítica, pero los marines y la armada estaban teniendo la ventaja, lograron hacer retroceder a todos los criminales restantes, la mayoría murió en combate. Unos pocos de esos criminales tenían contacto directo con tártaro para informar la situación en la que se encontraban, intentan llamarlo para informarle que estaban siendo derrotados, pero no contestaba y no iba a contestar nunca más. Entonces ellos mismos dedujeron que él los abandonó o fue asesinado. Ordenan la retirada e intentan huir, pero los militares no los iban a dejar ir tan fácilmente.
Carlos y Hana aún continúan en el bosque, luego de unas horas lograron levantarse y caminaron hacia el auto que tenían. Podían aprovechar la situación en la que se encontraba la ciudad para entrar al hospital sin que les preguntaran cual fue la causa que provocó que perdiera el brazo.
Cuando fue revisado y curado, el doctor le dijo que gracias a que la herida fue cauterizada por el fuego, evitó la muerte por pérdida de sangre. Le dieron algunos medicamentos y ambos volvieron a su hogar en matamata, todos le dieron la bienvenida, pero se preocuparon por cómo se encontraban Hana y Carlos, en especial Carlos quien no tenia ahora un brazo.
Tuvieron que mentir diciendo que luego de ir al estrecho de cook, fueron a la capital y se encontraron con el caos y fueron víctimas de la situación. Sus vecinos y amigos creyeron la historia y no hicieron más preguntas. Celebraron y comieron hasta no poder más. Las semanas pasaron y Nueva Zelanda estaba recuperándose, los gobiernos aliados dieron su apoyo para reconstruir las ciudades y el comercio marítimo fue el primero en recuperarse y el mundo entero alabó el trabajo duro de los marinos y militares quienes se sacrificaron para detener al enemigo, recuperar el control y que la ciudadanía se sintiera segura durante y luego del ataque.
Hana y Carlos viven felices, él le propuso matrimonio y se casaron, todos en el pueblo los felicitaron, tuvieron varios hijos y vivieron y crecieron ahí en nueva Zelanda. Tanto el pasado de ella como el de él, les eran desconocidos a sus hijos, pero ellos nunca preguntaron, simplemente vivían el día a día recibiendo el cariño y el amor de su madre y padre. El pasado se quedó atrás, los problemas se quedaron atrás, ellos dos decidieron vivir el día a día y no pensar en lo que sucedió. Ahora sí estaban viviendo la vida tranquila y de felicidad que tanto habían anhelado junto con sus hijos.
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