Flores, flores, ¡Flores!
Banderas del amor,
vivas cataratas policromadas
al ojo necesarias como a la boca el beber,
pendones de la naturaleza,
blasones de las plantas,
tesoro que las abejas buscan,
al que el enamorado despluma
buscando correspondencia
y que, esparciendo su descendencia,
baila bajo la luz de la luna.