I
Mal muerta seas,
muerte mala de mala muerte,
así se te pudran negros los dientes
para que mi sufrimiento entero veas.
Tú que matas por la hoja
por la hoja un día te matarán,
desdichada muerte mala;
explicada, incomprendida, desesperada.
Que en el sueño tú te los llevas,
mal muerta sea tu estirpe,
o en accidentes en veredas,
o comidos por los tigres.
Maldita maldición, la muerte,
les llega a todos sin que reciban nada,
¿regalo cruel del destino
o liberador de la mano amada?
II
Desciende el ángel,
espada al costado envainada,
mirándome a mí, al rezagado.
Suspiro, considerando si algo
hice, o más bien nada,
para el descanso añorado.
Llaves al cinto, me recibieron
frente a las puertas
muchos emocionados fueron
y pocos dichosos se quedan.
¡Oh, cuántas piedras había arrojado
hasta el más libre de pecado!
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