Una noticia invade a todo el mundo de nuevo, el país con mayor respeto a los derechos civiles, estaba sufriendo incontables crímenes en las ciudades principales: Auckland, Wellington, Christchurth, Queentown, estaban bajo una sombra de muerte que se movía contantemente en cada uno de los rincones de las ciudades.
Los detalles aún eran desconocidos al ser un suceso inesperado e impredecible que sacudió a toda Nueva Zelanda de golpe a tal punto que apenas pudieron reaccionar. Los oficiales de policía, bomberos y toda agencia de seguridad cooperaban para poder detener el desastre que se expandía como si fuera un cáncer.
En redes, fue tendencia lo sucedido en las ciudades de nueva Zelanda, eran virales principalmente los videos subidos donde muestran casas, autos incluso edificios en llamas, o comercios siendo asaltados y matando a sangre fría a plena luz del día y sin ninguna clase de tela o mascara que les tapara el rostro, era como si dijeran que no les asustaba ser atrapados, asesinados o tener algún enfrentamiento con las autoridades.
Sin embargo, los videos no rebelaban porque sucedía tales atrocidades en aquella nación, muchos comentarios narraban que fuera alguna clase de golpe de estado, una guerra civil o que criminales encerrados lograron escaparse y empezaron a asesinar.
La información era escasa, gobiernos aliados intentaban saber que estaba pasando o si necesitaban alguna clase de apoyo para detener lo sucedido. La respuesta del gobierno, que aún seguía paralizado por el repentino y sangriento ataque, fue que aún estaban descubriendo la causa, no tenían idea.
Tártaro tenía un simple plan, “distracción”. Todo el desastre requirió que se movilizara la armada hacia las ciudades principales y no estén cerca del campo.
Mientras el gobierno neozelandés y el mundo entero depositaban sus miradas a las tragedias sucedidas en las ciudades principales del país, tártaro se movilizaba por auto hacia donde se supone que se encuentran Cesar y Hina.
La emoción consumía a tártaro, aceleraba, aunque el camino era complicado. La armada llegaba a las ciudades, destrucción que quebrantaba al corazón veía la armada de Nueva Zelanda, pero no podían seguir sorprendidos, la ciudad dependía de cuan rápidos podrían controlar la situación.
Comments (0)
See all