Johann
Yo quiero salvarte de tu oscuridad,
En cambio, debes enseñarme ¿Qué es la felicidad?
Soy un alma rota, que no sabe el significado de amar.
Paula Canyul.
No importó cuánto tiempo buscará no podía encontrar las malditas piedras.
Como un demonio, me sentía como un inútil.
Trataba de pensar como Belial, ese maldito ¿Dónde las había escondido?
Habían pasado unos días desde que la humana permanecía en casa, tenía un problema menos con kelpie cuidando de ella, pero el tiempo estaba pasando y si no lograba sacarla de esta barrera mis planes se irían al diablo.
Era más sencillo comunicarse con ella desde que Kelpie había decidido hablarle, pero el miedo en sus ojos era genuino yo le aterraba, sin embargo, a lado de Kelpie se veía tranquila, Kelpie había logrado ganarse a la humana.
No entendía su comportamiento hacia mí al entrar en su habitación su sonrisa se desvanecía de inmediato y me miraba con cautela.
Pero cuando estaba junto a Kelpie reía y lo alimentaba, la había visto acariciarlo descuidadamente mientras él estaba transformado en cachorro. ella no lo notaba, pero lo tocaba mucho y eso a kelpie le molestaba, pero lo había obligado a obedecerla y complacerla hasta descifrar el poder que se escondía en su sangre y cómo podríamos obtenerlo.
Al principio Kelpie había hecho un berrinche diciendo que odiaba que lo tratara como un perro, pero a las pocas horas y con un poco de comida quedó satisfecho.
No necesitábamos comer, pero había notado que la comida humana nos daba un poco de energía no tanto como la sangre, pero lo suficiente como para buscar las 24 horas sin descanso, aun así, estaba llegando a mi límite.
Necesitaba dormir unas horas para poder recuperar un poco de energía y salir de nuevo.
Entre a su habitación Kelpie se encontraba a su lado durmiendo plácidamente, demasiado cómodo para alguien que se quejaba de ser tratado como un perro.
Ella se movía inquieta estaba tratando de dormir, pero su sueño no era profundo y parecía estar alerta, cerca de su mano tenía el aparato al que ella llamaba celular.
Pude ver que tenía algunos mensajes del chico que había conocido en su escuela y tuve una sensación de amargura, todos se habían acercado a ella tan fácilmente menos yo.
Fue muy sencillo aprender sus costumbres y conocimientos cada noche la tocaba para ayudarla a dormir y podía ver conocimientos y recuerdos.
Desde que la conocí me intrigo, tanto ángeles como demonios teníamos el don que ella poseía al tocar a los humanos, la diferencia era que nosotros podíamos conocer todo de un humano con solo verlo, pero en ella debía tener contacto para saberlo, la primera vez que intenté leer su mente no pude ver a través de ella. no me lo permitió.
Algo me bloqueaba.
Me acerqué lentamente para no asustarla y acaricié su rostro, pero un recuerdo apareció en mis pensamientos como otras noches atrás.
Una niña pequeña se encontraba sentada en un sofá abrazando sus piernas, la casa se veía demasiado grande y solitaria. De pronto un demonio con dos cabezas emergió de las paredes y pude sentir el estremecimiento de la pequeña, sin embargo, no hizo ningún movimiento fingió no verlo y miró fijamente sus pequeños pies.
El demonio se arrastró hacia ella.
Tomó sus cabellos tirándola con fuerza hacia el suelo, pude escuchar los pequeños jadeos de la pequeña y sus pequeños ojos se llenaron de lágrimas.
— Papi, Papi ayúdame Papi. — Empezó a gritar mientras se aferraba a la alfombra del piso.
El demonio empezó a arrastrarla hacia la cocina, sus pequeños dedos se aferraron con tanta fuerza que sus uñas quedaron en la alfombra, sus dedos sangraban y dejaban rastros sobre ella.
— Quiero tu sangre, dame tu sangre. — Decía el demonio con una sonrisa.
— No dejaremos ni una gota. — decía la otra cabeza.
Se veía orgulloso del terror que provocaba a la pequeña.
La niña lloró más fuerte y empezó a murmurar.
— No existen, no existen, mami dijo que no existen. — tenía los ojos cerrados y pataleaba con fuerza.
Sentí una presión en el pecho.
¿Acaso era compasión?
Solo deseaba estar con ella y salvarla, despedazar a este demonio pedazo a pedazo por el trato tan cruel a este pequeño humano.
— Existimos. — contestó el demonio en carcajadas. La levantó de los cabellos hasta su cabeza obligándola a mirarlo, ella no abrió los ojos y solo dejó escapar un murmullo ininteligible.
—Te demostraré que existo. — tomó su pequeño brazo y una de las cabezas mordió con fuerza.
Un grito desgarrador salió de su pecho antes de caer al suelo gimoteando.
El demonio se veía furioso dio unos pasos hacia ella, pero unas llamas azules lo envolvieron y se empezó a desintegrar poco a poco.
— Que me hiciste mocosa, te mataremos, vendremos por ti y te mataremos. — chillaron las cabezas mientras se volvían cenizas.
La niña empezó a perder la conciencia en aquel suelo frío, el último pensamiento que tuvo era que nadie vendría por ella nunca más ya que su madre estaba muerta, llevaba un año muerta.
Regrese al presente asombrado.
Nunca me había metido tanto en sus recuerdos y era como si este me hubiera absorbido por un momento, no había podido dejar de ver lo que había en ese recuerdo hasta que terminó.
Mi mano seguía sobre su mejilla había dejado de moverse y su rostro empezaba a verse más relajado.
— Ya regresó amo. — me dijo Kelpie quien se levantaba en sus cuatro patas y se inclinaba hacia mí.
— Se ve cansado amo ¿le gustaría que vaya por un humano para que se alimente? —
— El padre de la humana está en su habitación puedo ir por él. — me dijo mientras caminaba hacia la puerta,
— No es necesario. — le dije.
No era buena idea matar a su padre por lo menos no hasta que tuviéramos control sobre ella.
— ¿Quiere probar los bocadillos que me dio? Los escondí bajo la cama. — me dijo orgulloso mientras sacaba bolsas de patatas.
— Si es suficiente con eso. — respondí sentándome en el suelo.
— No debe sentarse en el suelo amo. — me dijo Kelpie con ojos angustiados.
— Es suficiente para mí. — conteste, quería mantenerme a unos centímetros de ella para no hurgar más en sus recuerdos.
— Las has cuidado bien, Kelpie. —
— Kelpie ha cumplido con su deber, la humana no ha dejado la casa y no la dejo sola, Kelpie está haciendo un buen trabajo. — sus ojos brillaban orgullosos.
Acaricie su cabeza.
— SÍ, haces un buen trabajo. — le dije, pero algo me inquietaba.
— No debes formar vínculos con esta humana Kelpie, la necesitamos, pero es solo una herramienta, he estado pensando en mostrar nuestra verdadera forma para apresurar nuestros planes. — dije mientras tomaba la bolsa de patatas.
— Kelpie no tiene vínculos con la humana. — me dijo asustado.
Estaba mintiendo, y lo hacía inconscientemente, él no lo notaba, pero yo veía que empezaba a sentir afecto por ella.
Sus ojos eran como un remolino de emociones cuando la miraba.
— No estoy seguro todavía, pero esto puede apresurar nuestro objetivo. —
— Solo mantenla a salvo e intenta no emocionarte con esto. ¿de acuerdo? —
— Sí amo. — me contestó con un pequeño tono de decepción.
Me levanté del suelo, tenía que encontrar las rocas con los escritos y no iba a descansar hasta encontrarlos, esto era tan complejo y tenía que romper todas al mismo tiempo para no alertar a Belial.
— Cuídala y no dejes que salga, he puesto una barrera para evitar que los illiums entren a esta casa, no tengo el poder suficiente para cubrir esta calle. — le expliqué, ella estaría a salvo siempre que permaneciera aquí.
— Kelpie la protegerá para usted amo. — me dijo mientras se subía a la cama junto a ella.
Otra punzada cruzó mi pecho, aun así, no le di importancia Kelpie la protegería bien, me preocupaba que los recuerdos de kelpie volvieran ya que complicaría un poco mis planes, él era completamente fiel a mí y vivía para complacer todas mis órdenes.
Pero kelpie también fue humano hace mucho tiempo, demasiado tiempo para recordar.
Él mismo me había pedido borrar todo el dolor y sufrimiento, pero su mente había retrocedido a la de un niño.
Los humanos que una vez yo protegí como ángel, por los que caímos y perdimos todo.
Existían humanos que eran como demonios, teníamos que protegerlos de ellos mismos, algunos eran crueles y viles matando a su propia sangre.
Con esos pensamientos salí de la casa y me dirigí a la zona norte, empezaría a buscar dentro de las iglesias y casas de políticos, también debía investigar a su padre tenía algo que no me gustaba, sabía más de lo que demostraba y su actitud era muy sospechosa.
Volé por los alrededores y entre en las iglesias, no podía sentir nada.
¿Dónde demonios estaban?
¿Belial me había descubierto, acaso sabía que la descendiente de Odette estaba en mis manos?
¿Las había escondido en otro lado?
Quería asegurarme y me dirigí a las dos rocas con los escritos malditos que había encontrado y como sospechaba no estaban, desaparecieron ellos sabían que me encontraba en esta ciudad, ahora solo me quedaba regresar con la humana, sentía la rabia burbujear ¿Cómo es que me volví tan descuidado y no asegure los escritos?
Mi poder no estaba completamente restaurado y no podía asegurar la seguridad de la humana, aunque la cubriera con una barrera al momento de sacarla de esta ciudad habría la posibilidad de encontrarme con Belial y perderla.
De nada me servía lamentar la situación, estaba por atardecer nuevamente.
Volé a la casa de la humana, pero su habitación estaba vacía, tampoco se encontraba Kelpie.
Me habían desobedecido, desaparecí y aparecí fuera de su casa tendría que invocar a Kelpie.
Pero antes de hacerlo un auto se acercó y Kelpie apareció junto a mí.
— Me has desobedecido. — dije apretando los dientes.
Estaba furioso por los sucesos ocurridos y Kelpie hacía lo que quería.
— Amo la humana, no estaba quieta tuve que salir tras ella y cuidarla se negó a obedecer sus órdenes, pero Kelpie se aseguró de cuidarla y que nadie nos siguiera. — dijo inquieto.
— Vamos a su habitación pondremos el plan en marcha, los escritos desaparecieron. — mire alrededor tenía razón todo estaba muy tranquilo ella bajó del auto y nos observó.
Pude ver temor en sus ojos eso me molesto, pero desaparecí con Kelpie y entramos a su habitación sabía que ella nos seguiría de inmediato la preocupación por Kelpie se reflejaba en su rostro.
No teníamos tiempo, era hora de continuar con el plan, esperaba no arrepentirme ni asustarla demasiado...
Comments (1)
See all