Mi teléfono vibró en mi bolsillo, lo vi por un segundo y lo guardé en mi chaqueta.
—¿No vas a contestar? —preguntó Karter.
El teléfono dejó de sonar y en su lugar recibí un mensaje.
—Es mi padre.
—¿Hace cuánto que no le hablas? Debe estar preocupado.
—Eso espero, es lo mínimo que se merece.
—¿Qué pasó ahora?
—No deja de molestarme para que restablezca la contraseña de su email, ya sabes, cosas de padres normales —dije con sarcasmo. La verdad ni siquiera me atreví a leer el mensaje, parte de mi temía que él supiera que me di cuenta del borrado de memoria.
¿Qué estoy pensando? Claro que ya lo sabía. Es un adivino, el mejor adivino.
—No puedo ayudarte si no me dejas, Lume.
—No quiero hablar de eso.
El teléfono sonó de nuevo.
—Deberías contestarle —Comentó Karter al verme silenciar el teléfono—, seguro solo quiere verte o saber como estas, es lo normal.
—No lo veo desde que soy legalmente responsable por mi mismo y pretendo continuar con mi récord.
—Dos años es demasiado tiempo, Lume, ni siquiera yo duro tanto tiempo sin hablar con mi familia.
—¿Acaso te pidió que intercedieras por él?
—Quizás si, quizás no, pero de haberlo hecho no te lo contaria, seria violar el secreto de confesión entre bartender y borracho.
—No sé por qué se llevan tan bien.
—Tenemos intereses en común.
—Espero no sea hablar mal de mi…
Karter rió.
—Ambos nos preocupamos por ti.
—Aunque aceptara verlo de nuevo, eso implicaría regresar a ese lugar.
—Creo que quieres hablar con él y sanar ese rencor que le tienes.
—No lo odio —Repliqué—, Solo decidí una vida diferente a lo que él quería para mi… A la vida que yo quería para mi.
—El negar quiénes somos nos hace infelices. Y a ti te gusta la magia, el nudo infinito, y según escuche, eras bastante bueno, ¡naciste para ser un caballero!
—Moriré si sigo ese camino, Karter, creo que salí a mi madre en ese sentido.
Karter no dijo nada, haciendo crecer un incómodo silencio.
—Nunca me has hablado de ella —dijo intentando romper el silencio.
—Ni pretendo hacerlo —respondí exasperado y cortante, no era la primera vez que evadía ese tema con Karter.
Inmediatamente me arrepentí de haberlo tratado mal, simplemente este no era el momento de hablar sobre eso cuando tenía tanto en mente.
—Perdoname, por favor, estoy un poco perturbado. Es solo que… no se como empezar —Recordé el brillo añil de mis ojos, La voz desconocida que había escuchado y que existía alguna razón desconocida para haber violado mi único tabú—. ¿Dices que evadir quien soy me hará infeliz? ¿qué hay de otros? ¿puedo lastimar a otros por evadir hacer lo que quiero? Es como que… incluso resignándome a esta vida, sigo hiriendo a gente.
—Porque tuerces mis palabras y las haces sonar pesimistas —musito Karter—. ¿Qué pudo ser tan malo, Lume?
—Volví a hacer magia.
Páramos bruscamente, Karter se sorprendió, recobró la compostura y continuó manejando.
—Espere que me dijeras cualquier cosa menos eso. ¡Sabía que notaba algo diferente! —Karter parecía contento— ¿Y bien? ¿Qué hiciste? ¿Cómo te sentiste?
—No lo sé. No recuerdo qué o porqué lo hice, solo sé que lo hice y…
—¿Y?
—hay alguien a quien no recuerdo, siento que debo pedirle perdón.
—¿Eso es todo? ¿Nada más dramático? Pudo ser un sueño.
—No te burles… Y no fue un sueño, estoy seguro, mi cuerpo siente la fatiga. No entiendo bien qué está pasando, Karter.
Él no respondió, mantuvo su vista al frente, reflexionando mis palabras y lentamente, un muro de silencio creció entre nosotros.
Quizás en ese momento debí contarle que sospechaba que mi padre me borró la memoria. Quizás en ese momento debí pedirle que me protegiera como lo hizo antes. Quizás debí tener el valor para pedirle más que no me sacará su vida.
Lume was an extraordinary mage apprentice, ready to join the most important organization of magic users in the world. But his destiny was crueler than his dreams, a horrible accident made him leave that path.
Now, he finds himself lost in a mundane and meaningless life, trying to suffocate his sorrows in sex and alcohol.
Until the day his way of living hurt a friend in such a way that, in order to correct his mistake and to save him, he has to return to magic.
This is a story about forgiveness of oneself, overcoming trauma and restoring the connection with magical thinking.
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